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Tener neumonía puede ser una prueba muy espantosa. Una vez que hayas recuperado tu salud, es importante que fortalezcas tus pulmones, de manera que vuelvas a tomar el control de tu respiración y de tu vida. Desplázate al Paso 1 para leer consejos sobre cómo fortalecer tus pulmones luego de haber sufrido una neumonía.
Pasos
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Practica la respiración profunda. La respiración profunda ayuda a recuperar la capacidad pulmonar perdida. Comienza en una posición sentada o de pie. Coloca tus manos en la cintura y relájate. Inhala la mayor cantidad de aire posible. Cuando alcances la capacidad máxima de tus pulmones, aguanta la respiración por 5 segundos. Exhala la mayor cantidad de aire posible. Asegúrate de exhalar lentamente y de vaciar los pulmones completamente o lo más que tu nivel de salud te permita. [1] X Fuente de investigación
- Repite el procedimiento 10 veces en cada serie. Es recomendable hacer entre 3 y 4 series de ejercicios de respiración profunda durante el día.
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Haz la respiración con los labios fruncidos. Realizar una respiración con los labios fruncidos te ayudará a aumentar la entrada de oxígeno a tus pulmones, mientras reduces la cantidad de dióxido de carbono. Comienza por relajar todo tu cuerpo. Puedes hacer esto en una posición sentada o de pie. Inhala por la nariz por un periodo de 3 segundos. Antes de exhalar, tienes que fruncir tus labios como si fueras a besar a alguien. Exhala por tus labios fruncidos por un periodo de 6 segundos. Inhala y exhala lentamente. No fuerces al aire para que entre y salga de tus pulmones. [2] X Fuente confiable American Lung Association Ir a la fuente
- Repite el procedimiento. La respiración con labios fruncidos se hace cuando el paciente tiene dificultad para respirar. Este ejercicio de respiración debe repetirse hasta que se reduzca esa dificultad para respirar.
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Trata de respirar desde tu diafragma. El diafragma es el músculo que empuja y jala aire hacia adentro y afuera de tus pulmones. Comienza recostándote boca arriba e inclinando tus rodillas. Coloca una de tus manos sobre tu barriga y la otra sobre tu pecho. Toma una respiración profunda. Deja que tu barriga y costilla inferior se levanten mientras te aseguras de que tu cavidad torácica superior no se mueva. Este es el reto que debes lograr en la respiración desde tu diafragma. La inhalación debe durar aproximadamente 3 segundos. Exhala por 6 segundos. Necesitas también fruncir tus labios para controlar mejor tu respiración. [3] X Fuente de investigación
- Repite todo el procedimiento. Al comienzo, este ejercicio podría ser difícil para ti. Sin embargo, una mayor cantidad de práctica y repeticiones de este ejercicio pueden entrenar a tu diafragma y con el tiempo aumentarás tu capacidad pulmonar. Conforme pasa el tiempo, la respiración desde tu diafragma se volverá más fácil.
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Practica la respiración forzada. Al hacer la respiración forzada, ayudas a eliminar las bacterias y las secreciones respiratorias provocando el reflejo de la tos. Siéntate o eleva la cabecera de la cama, si no te puedes levantar. Relájate y prepárate. Para hacer el ejercicio de respiración forzada [4] X Fuente de investigación :
- Paso 1: realiza de 3 a 5 ejercicios de respiración profunda. Combina tu respiración con los ejercicios de respiración con los labios fruncidos y la respiración desde el diafragma. Bota el aire como si estuvieras tosiendo. Una vez que hayas hecho de 3 a 5 ciclos de respiración profunda, abre tu boca pero sin exhalar todavía. Tienes que aguantar tu respiración, apretar el pecho y el abdomen.
- Paso 2: fuerza a que el aire salga de tus pulmones de una manera rápida. Si has hecho esto correctamente, sacarás el reflejo de la tos y las secreciones aflojadas que se encuentran atrapadas en tu tracto respiratorio. Si sale flema, escúpela y repite todo el procedimiento.
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Bebe bastante agua. Bebe 8 vasos de agua, si eres adulto. En el caso de los niños, la cantidad de agua depende del peso corporal. El agua ayuda a que la mucosidad de los pulmones se vuelva más líquida. El agua o los líquidos ayudan a expulsar la mucosidad de los pulmones, de la nariz y de la boca más fácilmente. Esto hace que se mejore la respiración. [5] X Fuente de investigación Farrell JJ, Petrik SC. Hydration and nosocomial pneumonia: killing two birds with one stone (a toothbrush). Rehabilitation Nursing. 2009 Mar-Apr;34(2):47-50, 83.
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Ejercítate regularmente. El ejercicio regular y el entrenamiento físico ayudan a lidiar con enfermedades en los pulmones. En el caso de la mayoría de personas que se ejercitan al nivel del mar, los pulmones saturan la sangre arterial con oxígeno más efectivamente que en el caso de los que no lo hacen. Esto quiere decir que si hay una limitación en la respiración debido al ejercicio a gran altitud o a una exacerbación del asma u otros tipos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, aquellos que se ejercitan activamente podrían tener una ventilación adicional a la que podrían recurrir. [6] X Fuente de investigación Fauci, Et al. (2012). Harrison’s Principles of Internal Medicine Eighteenth Edition. New York: McGraw-Hill Medical Publishing Division.
- Caminar, correr, nadar y montar bicicleta son excelentes maneras para restaurar la fuerza de tus pulmones. Antes de ejercitarte, comienza por estirarte e inclinarte. Cada sesión de ejercicios debería durar de 20 a 30 minutos aproximadamente. Detente si experimentas una dificultad para respirar o si tienes palpitaciones. [7] X Fuente de investigación
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Deja de fumar. Se sabe que fumar es peligroso para la salud. Es peor aún para ti si tus pulmones han sido afectados por neumonía. Uno de los efectos de la nicotina es la restricción de los bronquiolos terminales de los pulmones, lo cual lleva a una resistencia al flujo de aire hacia adentro y afuera de los pulmones. Si ya estás teniendo problemas para respirar, por supuesto que no querrás que tus pulmones se restrinjan incluso más. [8] X Fuente de investigación Kliegman, Et al. (2011). Nelson Textbook of Pediatrics, Nineteenth Edition. Philadelphia: Elsevier.
- La nicotina también paraliza los cilios o las proyecciones parecidas al cabello que se encuentran en las células que cubren las vías respiratorias. Los cilios ayudan a retirar el exceso de líquidos y partículas; al paralizarlos, éstos no podrán ayudar a retirar el exceso de líquido en tus vías respiratorias causado por la neumonía.
- Otro efecto del cigarrillo es la irritación del humo en sí, la cual provoca un aumento en la secreción de líquidos hacia los conductos de tus vías respiratorias.
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Toma tus antibióticos como te ha sido prescrito. Incluso cuando pienses que estás bien, no debes dejar de tomar tus antibióticos a menos que tu médico te lo ordene. Las personas que de pronto dejan de tomar estos medicamentos o que no los toman a tiempo se causan un riesgo por resistencia a los medicamentos. Esto quiere decir que los antibióticos quizás no sean tan efectivos como podrían haber sido si hubieras seguido las indicaciones del médico. [9] X Fuente de investigación Guyton Et al. (2006). Textbook of Medical Physiology Twelfth Edition. Philadelphia: Elsevier Saunders
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Consume suficientes vitaminas y minerales. Una buena nutrición ayuda a combatir enfermedades y una dieta bien balanceada te puede dar las vitaminas y minerales que generalmente necesitas. Como una pequeña ayuda, la ingesta de multivitaminas o una tableta de vitamina C una vez al día podrían ayudar a tu sistema inmunológico.
- Se requieren cantidades adecuadas de vitaminas, tales como la A, el complejo B, la C, la E, el ácido fólico y de metales, tales como el hierro, el zinc, el selenio y el cobre. Estas vitaminas y minerales actúan como antioxidantes y ayudan al sistema inmunológico a combatir enfermedades, especialmente las enfermedades infecciosas como la neumonía.
- El sulfato de zinc es útil para la reepitelización, o la reparación del recubrimiento de tus vías respiratorias.
- Los suplementos de vitamina D y de beta-carotenos también pueden ayudar a tu sistema inmunológico. [10] X Fuente de investigación
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Deja de beber alcohol mientras estés recuperándote. El alcohol puede disminuir los reflejos de estornudos y de tos que se necesitan para eliminar la mucosidad desde los pulmones, interfiere con los antibióticos o con otras medicinas como aquellas que se toman durante un ataque de neumonía.
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Mantente al día con las vacunas. Existen varias vacunas que están disponibles para prevenir la incidencia de la neumonía. Las vacunas neumocócicas y contra la influenza (gripe) son ejemplos de aquellas que pueden recetarse. Algunas vacunas se administran rutinariamente a niños, sin embargo, en ciertas circunstancias, también se pueden recomendar vacunas a adultos. [11] X Fuente confiable Centers for Disease Control and Prevention Ir a la fuente
- Existen dos tipos de vacunas contra la influenza o gripe. Una de ellas es la "vacuna antigripal", la cual contiene un virus muerto de influenza que se administra a un músculo utilizando una jeringa. Se les administra a los bebés mayores de 6 meses, incluyendo a personas saludables y personas con problemas médicos crónicos.
- La otra es la vacuna antigripal en aerosol nasal, la cual contiene virus vivos y debilitados. Debido a que los virus están debilitados, no serán lo suficientemente fuertes como para causar enfermedades, pero nuestro cuerpo podrá producir defensas contra ellas. Se ha aprobado su uso en personas saludables no embarazadas que tienen de 2 a 49 años de edad.
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Cubre tu boca al toser o cuando alguien tosa. Cubrir tu boca cuando toses o cuando alguien más lo hace te ayudará a evitar compartir gérmenes haciendo que sea menos probable que te de neumonía nuevamente. También es importante que te laves las manos siempre que estés cerca a alguien que esté tosiendo o estornudando. [12] X Fuente de investigación
- Entre las formas de cubrirte la boca y la nariz están el uso de pañuelos de papel, la parte superior de tu manga o una mascarilla.
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Lávate las manos regularmente. Podemos obtener y expandir patógenos (microorganismos que causan enfermedades) por nuestras manos, porque las usamos para cubrirnos la boca al toser, girar las perillas de las puertas, manipular alimentos, frotarnos los ojos y sujetar a nuestros hijos. Si uno no se lava, los patógenos se multiplican en nuestras manos y se extienden a todo lo que toquemos. La técnica apropiada del lavado de manos según lo establecido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) está descrita a continuación: [13] X Fuente confiable Centers for Disease Control and Prevention Ir a la fuente :
- Mójate las manos con agua limpia del grifo.
- Aplica jabón y enjabona la parte posterior de tus manos, entre tus dedos y por debajo de tus uñas, frotándote las manos.
- Durante por lo menos 20 segundos, frótate las manos.
- Enjuágate bien las manos con agua limpia del grifo.
- Sécate las manos.
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Limpia completa y regularmente las cosas que tocas con frecuencia. Como se mencionó en el paso anterior, nuestras manos expanden efectivamente los patógenos, así que al limpiar los objetos que generalmente tocamos evitaremos la expansión de enfermedades.
- Entre las cosas que debes limpiar están: las perillas de las puertas, los interruptores de luz y el control remoto.
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Consejos
- Descansa frecuentemente. Cuando uno se está recuperando de una neumonía, es importante que le des a tu cuerpo bastante descanso para que se pueda recuperar.
- Los pulmones se pueden expandir mejor cuando te encuentras en una posición vertical o inclinándote hacia adelante con almohadas sobre tus piernas.
- Los ejercicios de respiración se deben hacer a lo largo del día dándoles más énfasis en la mañana. Los pulmones se saturan por secreciones respiratorias acumuladas durante la noche; por consiguiente, es muy importante realizar ejercicios de respiración al levantarte por la mañana.
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Advertencias
- Si comienzas a tener serias dificultades para respirar, contacta a tu médico inmediatamente.
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Referencias
- ↑ http://www.pdrhealth.com/diseases/pneumonia-in-adults/treatment
- ↑ http://www.lung.org/assets/documents/publications/solddc-chapters/i-p.pdf
- ↑ http://www.cpmc.org/learning/documents/pneumonia-ws.pdf
- ↑ http://www.aurorahealthcare.org/FYWB_pdfs/x26839.pdf
- ↑ Farrell JJ, Petrik SC. Hydration and nosocomial pneumonia: killing two birds with one stone (a toothbrush). Rehabilitation Nursing. 2009 Mar-Apr;34(2):47-50, 83.
- ↑ Fauci, Et al. (2012). Harrison’s Principles of Internal Medicine Eighteenth Edition. New York: McGraw-Hill Medical Publishing Division.
- ↑ http://www.eatmoveimprove.com/2012/01/when-to-start-working-out-after-being-sick/
- ↑ Kliegman, Et al. (2011). Nelson Textbook of Pediatrics, Nineteenth Edition. Philadelphia: Elsevier.
- ↑ Guyton Et al. (2006). Textbook of Medical Physiology Twelfth Edition. Philadelphia: Elsevier Saunders
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