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Los estudiantes necesitan sentirse cómodos y seguros a fin de aprender de manera efectiva. Como educador, necesitas manejar tu aula de tal forma que crees este tipo de entorno. Así, un plan de gestión del aula es una estrategia que creas e implementas para ayudarte a obtener y mantener el control del aula, así como para redirigir y lidiar con los comportamientos negativos. Independientemente de que enseñes en preescolar, escuela primaria, escuela secundaria o universidad, sabrás cómo responder cuando te enfrentes a interrupciones en tu entorno de aprendizaje.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Crear un plan

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  1. Muchos planes de gestión del aula empiezan con la filosofía de motivación del maestro. Básicamente, establece lo que piensas sobre la educación y la forma en que los estudiantes deben aprender. Puedes hablar sobre el entorno que quieres crear y la forma en que piensas crearlo, tanto a nivel físico como emocional. [1]
  2. Tu escuela tendrá determinadas consecuencias e incluso ciertas recompensas ya establecidas. Puedes y debes utilizar este sistema como base del tuyo. Construye a partir de tales políticas y procedimientos e incorpora tus propias políticas, procedimientos y reglas a fin de crear un entorno positivo en el aula para tus estudiantes.
  3. La mayoría de los planes de gestión tienen algún tipo de refuerzo positivo. Por ejemplo, puedes hacer que los niños ganen pegatinas o estrellas a fin de obtener cierta recompensa. Estos tipos de planes ayudan a motivar a los estudiantes a mantenerse en la tarea. [2]
  4. No todos los niños se sentirán motivados por la misma recompensa. Si decides hacerlo, puedes tener un sistema en el que cada niño escoja su propia recompensa. [3]
    • Por ejemplo, algunos niños podrían disfrutar de la recompensa de trabajar en grupo, mientras que otros niños pueden disfrutar de escoger su propia actividad durante un tiempo. Otros niños podrían preferir algún tipo de premio. Encontrar lo que motiva a cada niño puede ayudar a alentar todos los tipos de personalidad. [4] También puedes hacer planes según el nivel de edad, ya que lo que motiva a un niño de segundo grado es posible que no motive a un estudiante de secundaria.
    • Un maestro identifica estos seis grupos como los principales motivadores: elogios, poder (ayudar al maestro), proyectos (decidir qué actividad de aprendizaje puede hacer), personas (jugar afuera, trabajar en grupo), prestigio (reconocimiento frente a la escuela), premios y elogios (afirmación del maestro). [5]
  5. Si bien el refuerzo positivo es la mejor forma de lidiar con el comportamiento en el aula, también necesitarás consecuencias para las acciones negativas. Estas consecuencias deben ser progresivas, es decir, cada una debe ser más severa que la anterior. [6]
    • Cíñete a las consecuencias que te son fáciles de aplicar, es decir, no debes tener que detener todo para aplicarlas. Con frecuencia es mejor empezar con una advertencia, ya que todos los niños cometen errores. [7]
    • Puedes pasar a otras consecuencias, tales como un tiempo fuera, un reporte o una carta que envíes a casa. Por ejemplo, puedes empezar con una advertencia, pasar a un reporte y luego enviar una carta a casa. Otra posibilidad es que muchos de los reportes equivalgan a una carta que envíes a casa.
  6. Por ejemplo, tal vez cada niño puede empezar de nuevo cada día con las consecuencias. También podrías hacer que las consecuencias se prolonguen durante una semana. [8]
    • En el caso de las recompensas, por lo general se deben conservar durante el año entero, lo cual significa que los niños seguirán ganando recompensas en todo el año. Así, una vez que un niño gane una recompensa, debes dejar que pase a obtener la siguiente. Puedes hacer que las recompensas mejoren poco a poco o simplemente dejar que cada pequeño objetivo beneficie a los niños.
  7. Las reglas deben ser lo suficientemente simples como para que los niños las comprendan. Deben ser directas y tener poca o ninguna incertidumbre. También debes ser capaz de aplicarlas con facilidad. [9]
  8. Haz que las reglas sean básicas. Si las redactas con detenimiento, podrás cubrir mucho espacio con solo unas cuantas. Por ejemplo, una regla podría ser “Respeta el aula, a tus compañeros y a tu maestro”, ya que esto incluirá ser amable con los demás niños, no responderle al maestro y no destruir el aula. [10]
    • Mantén reglas breves y sencillas. Tener cuatro o cinco reglas es mejor que tener diez. [11]
    • Las reglas deben dar instrucciones sobre lo que se debe hacer, no sobre lo que no se debe hacer. Por ejemplo, “Mantén las manos quietas” es mejor que “No toques a los demás”. [12]
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Implementar el plan

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  1. Empieza a desarrollar relaciones con los estudiantes al ser amigable y conocerse mutuamente. Comparte las reglas, recompensas y consecuencias de tal modo que sepan desde el principio cómo esperas que se comporten. Establece también una rutina. Una rutina permite que los estudiantes sepan qué esperar cada día en la clase. Si bien alejarte de la rutina de forma periódica puede ser efectivo en los días especiales, hacerlo con frecuencia provoca que los estudiantes no estén preparados.
  2. Haz que los padres de tus estudiantes se unan al plan al establecer tus reglas básicas. También puedes informarles sobre los sistemas de recompensas y consecuencias. De esta forma ellos sabrán qué esperar durante el año.
  3. Es importante que también sigas las reglas del aula. Por ejemplo, demuestra que respetas las ideas de cada estudiante. Así les harás saber que pueden confiar en ti.
  4. Es posible que la parte más importante de cualquier plan de gestión del aula sea ser coherente con la forma en que lo implementas. Esto significa aplicar las reglas, incluso cuando no quieras hacerlo, ya que los niños llegarán a entender que hablas en serio en el aula. [13]
  5. Si ves que a un niño le va bien, demuéstrale que lo notas al decírselo en voz alta o sonreírle. Si ves que un niño empieza a portarse mal, sacude la cabeza, frunce el ceño o haz un ruido de reprobación si no estás listo para darle una advertencia. [14]
    • Otra forma de reforzar el comportamiento es señalar dónde conservas el sistema de recompensas, ya sea si lo muestras públicamente o no. [15]
  6. Escribe un modelo de carta si una de tus consecuencias es enviar una carta a casa. De esta forma lo tendrás a la mano cuando lo necesites. Mantenlo simple y sé directo. [16]
    • Esta carta no debe expresar enojo. Más bien, debe exponer lo que pasó en el aula de una forma directa. [17]
    • Debes tener espacios en blanco para el nombre del niño, lo que hizo el niño y la fecha. Puedes dejar los espacios en blanco en la computadora o imprimir el modelo de carta de la forma en que lo llenes a mano, lo que te resulte más fácil.
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Consejos

  • Pide consejo a un colega con experiencia. Es posible que entienda la población estudiantil con la que trabajas y que pueda ayudarte a poner en marcha un plan de gestión del aula adecuado.
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