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Limpiar y organizar varios ambientes de una casa puede parecer una tarea abrumadora. Sin embargo, es posible limpiar y reorganizar fácilmente cualquier sala, como tu habitación, sala de estar o cocina. Para ello, esfuérzate por deshacerte de las cosas que ya no precisas. Pon las cosas en orden y guarda los objetos similares en un mismo lugar. Luego, toma los artículos de limpieza ¡y tendrás una habitación limpia y organizada en muy poco tiempo!

Método 1
Método 1 de 3:

Limpiar y ordenar tu habitación

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  1. Quita de tu habitación cualquier objeto que ya no quieras conservar, como una mesa, una cómoda o un escritorio. Echa un vistazo rápido para encontrar elementos que no estén en su lugar o que ya no quieras tener. [1]
    • La habitación debe ser un lugar dedicado al descanso. Muchas cosas acumuladas pueden hacer que el ambiente se vuelva más incómodo y abarrotado, además de perjudicar el sueño.
    • Deshazte de los muebles y los elementos que ya no te sirvan para enfocarte en las cosas que necesitas limpiar y organizar.
  2. Organiza los objetos en tres categorías: tirar, conservar y donar. [2] Toma los productos de limpieza para tener todo cerca.
    • Dependiendo de la cantidad de suciedad del ambiente, es posible que necesites de una a tres bolsas.
    • Usa un plumero y algunos paños sí o sí. Si la habitación en cuestión es alfombrada, usa una aspiradora. Si es de madera, usa una fregona o un plumero húmedo. Si tienes espejos, consigue un limpiador de vidrios y algunos trapos viejos.
  3. Escucha tus canciones favoritas y cántalas mientas bailas y te encargas de los quehaceres. Esta es una excelente estrategia para mantenerte enfocado y disfrutar más el proceso de limpieza y organización.
    • Por ejemplo, puedes bailar chachachá mientras recoges los objetos o te deslizas por el suelo en calcetines.
  4. Recoge todo lo que no esté en su lugar, excepto los muebles o la decoración.
    • Coloca la ropa sucia en el cesto y, antes de seguir limpiando la habitación, mételas en la lavadora. Haz lo mismo con las sábanas, la ropa de cama y las toallas de baño.
    • Si no tienes un cesto para las prendas, usa una bolsa de basura para trasladarlas.
  5. Una vez que hayas recogido las prendas y la basura, concéntrate en los objetos que se encuentren en la parte central de la habitación. Esto te ayudará a enfocarte en la próxima tarea: deshacerte de la basura.
    • Colocar todo en un solo lugar te dará una idea clara acerca de todo lo que tienes para poder empezar a deshacerte de las cosas que ya no necesitas.
  6. Forma pilas separadas para la basura, las donaciones y las cosas que usas o quieras conservar. Una buena idea es usar tres cestos o bolsas para ordenar los objetos.
    • Tira la basura en una sola bolsa. Quizás tengas que deshacerte de cosas que ya no precisas, pero que tampoco puedes donar. Sé honesto contigo mismo y piensa cuándo fue la última vez que has utilizado el objeto en cuestión. Si han pasado más de seis meses, es muy probable que no lo necesites.
    • Coloca los objetos para donar en otra bolsa. Asegúrate de que todo esté en buenas condiciones.
  7. Procura utilizar solo un cesto, bolso o recipiente para guardar las cosas que quieres conservar, pero que no necesitas. Esto te ayudará a mantenerte organizado.
    • Guarda todo lo que quieras conservar (juguetes, animales de peluche, etc.) en un cesto y colócalo en el sótano, debajo de la cama o en un armario.
  8. Ahora es momento de limpiar las superficies despejadas. En primer lugar, encárgate de desempolvar y limpiar cada una de las superficies y desplázate hacia atrás para no tener que ensuciar lo que ya has limpiado.
    • Un trapo o un plumero te permitirán quitar la mayoría del polvo, pero también harán que la suciedad caiga al suelo. No olvides limpiar los ventiladores de techo y las lámparas.
    • Luego, barre para eliminar la suciedad acumulada y aquella que haya caído al suelo. Asegúrate de limpiar las esquinas y debajo de los muebles, en especial de la cama.
    • Una vez que hayas quitado las telarañas, pasa la aspiradora para retirar cualquier resto de suciedad. Luego, trapea la superficie para limpiarla por completo.
  9. Revisa tu armario y cómoda, y luego coloca las prendas en tres pilas. Vuelve a guardar los elementos que hayas quitado.
    • Ordena tu ropa. Haz lo mismo que has hecho con los elementos anteriores: guarda algunos, dona otros, y deshazte de los que ya no necesites. Nuevamente, si hay alguna prenda que no hayas usado en determinada cantidad de tiempo, no la conserves. Tener pocas prendas facilita la organización y la limpieza.
    • Antes de volver a colocar un elemento en su lugar, pregúntate si tiene alguna utilidad. Si no logras pensar en un motivo para conservarlo, deshazte de él. Si no lo usas, pero no concibes la idea de tirarlo, guárdalo.
    • Siempre debes poner las prendas sucias en un cesto. Cuando se llene, será hora de lavar la ropa. Evita que el cesto esté desbordado.
    • Organiza la ropa por tipo (por ejemplo, coloca la ropa interior en un mismo lugar, las camisetas juntas, etc.). Deshazte de las prendas que ya no te gusten o no te queden bien.
  10. 10
    Haz la cama todos los días. Esto solo te llevará un minuto y puede darle el toque final a tu habitación para que luzca genial. Además, te permitirá adoptar un hábito que contribuirá a tener una habitación limpia y ordenada.
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Método 2
Método 2 de 3:

Limpiar y ordenar la sala de estar

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  1. Deshacerte de los elementos que no necesitas es fundamental a la hora de limpiar y ordenar una sala de estar. Prepara tres recipientes o forma tres pilas: conservar, donar, tirar.
    • La sala de estar es un espacio comunal que suele estar colmado de elementos que pertenecen a otras habitaciones, ya sean platos de la cocina o almohadas de la habitación.
    • Observa la sala y deshazte de todo lo que no esté en su lugar. Luego, coloca estos elementos donde corresponda.
    • Coloca el resto de las cosas en tres secciones. Observa todo lo que tienes. Quizás puedas donar o vender todos esos DVD que nunca miras. Tal vez descubras que nunca has usado esa lámpara del rincón y que no la necesitas.
    • No tires los objetos aún. Primero, es importante limpiar todas las superficies.
  2. Quita todos los elementos de las superficies. Esto incluye desde los posavasos hasta objetos más grandes que puedas mover fácilmente.
    • Las superficies limpias y ordenadas facilitan la limpieza, además de ayudarte a organizar las cosas.
    • Coloca cada elemento que puedas quitar (como una mesa o atril) en una de las tres pilas.
    • A la hora de decidir en qué pila poner cada objeto, piensa cuándo ha sido la última vez que lo has usado, además de tener en cuenta su propósito. Procura conservar solo los elementos que más utilices y que sean verdaderamente útiles.
    • No es necesario que te deshagas de cosas como una manta o un objeto decorativo. Sin embargo, evalúa cuántos elementos iguales tienes. Quizás puedas ordenar las mantas y las almohadas en un armario para mantener los espacios limpios.
  3. Los muebles con el doble de capacidad de almacenamiento pueden mejorar significativamente una sala de estar. [3] Busca áreas bajo o dentro de los muebles donde puedas guardar más objetos, y aprovecha los espacios verticales. Por ejemplo, puedes instalar estantes en la pared o percheros para guardar y colgar distintos objetos.
    • ¿La mesa de café está rayada porque las personas apoyan sus pies en ella? ¿Tienes muchos juguetes, mantas, almohadas y otros objetos esparcidos por todas partes? Estos son aspectos a tener en cuenta a la hora de limpiar y organizar los espacios. Las otomanas son muy útiles para guardar los juguetes y las mantas, además de servir como reposapiés, en vez de usar la mesa de café.
    • También puedes comprar cubos organizadores para colocar en las paredes como compartimentos para guardar juguetes, mantas y otros objetos.
    • Si te atreves, incluso puedes instalar estantes flotantes cerca de la parte superior de la pared, hacia el techo, donde podrás guardar mantas, libros o películas que quieras conservar, pero que no uses con mucha frecuencia. De esta forma, quitarás las cosas del camino, pero podrás acceder a ellas fácilmente.
  4. Una vez que tengas todo a la vista, será hora de tirar las cosas que ya no uses ni necesites. Coloca los objetos en una bolsa de basura para tirarlos o donarlos.
    • La sala de estar suele ser el lugar donde se acumulan muchos dispositivos electrónicos viejos. Piensa qué es lo que más usas como entretenimiento. ¿Tienes muchos DVD o cintas VHS, reproductores o equipos de música viejos que ya no uses? En este caso, estos objetos solo estarán acumulando polvo, así que ¡es hora de deshacerte de ellos!
    • Si hay algo que quieras conservar (como algunos DVD), guárdalo en las estanterías flotantes.
    • Quita todo de la sala, excepto los muebles. Lleva las pilas de cosas hacia otro sector de la casa para poder limpiar la habitación. De esta forma, podrás ver qué tan bien luce el espacio sin todo ese desorden.
  5. Los cables suelen acumular suciedad y dar una sensación de desorden general. Revisa todos los cables y asegúrate de que todo lo que esté conectado realmente sirva para algo. Quita todo lo que no esté conectado.
    • Si encuentras algún cable que no sabes para qué funciona, es muy probable que ya no lo necesites. Sin embargo, si encuentras uno y no quieres deshacerte de él, enróllalo y envuélvelo bien con una banda elástica. Luego, guárdalo en una bolsa con cierre junto con el resto de los cables.
    • Agrupa todos los cables que puedas. Por lo general, es posible agrupar los cables del televisor, el equipo de música o la consola de juegos. Toma un sujetador de plástico y agrupa los cables. De esta forma, la sala parecerá más ordenada, y podrás ocultar mejor los cables.
  6. Una vez que hayas reunido los elementos sueltos, limpia todas las superficies y el piso. Primero, desempolva las superficies y límpialas, desde arriba hacia abajo. Luego, barre, pasa la aspiradora y lava con un trapo.
    • Si hace mucho que no limpias los rodapiés , ¡es hora de hacerlo! Esto te ayudará a que la sala luzca mucho más ordenada y limpia.
    • No olvides limpiar el ventilador de techo y las lámparas. Además, asegúrate de quitar el polvo acumulado debajo del televisor, las consolas y los enrutadores de wifi.
    • Barre bien para eliminar cualquier resto de suciedad que pueda haber caído y para deshacerte de la suciedad del piso. Asegúrate de limpiar cada rincón y debajo de los muebles, en especial del sofá y las consolas.
    • Una vez que hayas quitado las telarañas, pasa la aspiradora para eliminar cualquier resto de suciedad. Luego, pasa el trapo para que la superficie quede totalmente limpia.
  7. Coloca los objetos que no quieras tirar en la sala de estar. Agrupa los elementos similares y colócalos en los lugares donde planeas usarlos. Guarda las cosas que sobren (como las mantas o las almohadas) juntas, pero fuera de la vista, ya sea en un cesto o un armario (en el caso de que tengas uno cerca).
    • Si tienes un sofá movible que no esté contra la pared, puedes colocar un estante o cesto detrás para guardar los objetos restantes.
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Método 3
Método 3 de 3:

Limpiar y ordenar tu cocina

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  1. Los espacios muy abarrotados hacen que una cocina luzca desorganizada y desordenada. Coloca cada objeto en su lugar, ya sea en las alacenas o el armario. [4]
    • Instala un salpicadero arriba de las encimeras. En lugar de guardar el café, el azúcar, el aceite para cocinar y cualquier otra cosa que esté en la encimera, instala varillas o rieles para colgar las canastas, cajas o latas. De esta forma, la cocina se verá más ordenada y será más sencillo limpiarla.
    • También puedes instalar un estante flotante para guardar los condimentos y despejar las encimeras.
    • Guarda en una alacena los electrodomésticos que no uses todos los días. Si no usas la tostadora diariamente, guárdala para despejar la encimera.
    • Limpia a medida que cocinas. Mantener el orden en la cocina es mucho más sencillo si evitas que se acumulen cosas. A la hora de cocinar, asegúrate de lavar y guardar los ingredientes, las ollas, las cacerolas y los utensilios una vez que termines de usarlos.
    • Vuelve a colocar los condimentos e ingredientes en su lugar cuando ya no los necesites. Si utilizas algún recipiente para mezclar los ingredientes, lávalo o colócalo en el lavavajillas ni bien termines de usarlo.
    • Lava los platos inmediatamente después de comer. Si no has podido lavar las cosas durante la preparación de la comida, encárgate de hacerlo después de comer. En vez de dejar que los platos se acumulen con el paso de los días, ten en cuenta que esto te llevará menos tiempo y te permitirá organizarte mejor.
  2. Revisa los armarios y los cajones, y tira todo lo que no uses.
    • Si tienes seis espátulas y solo usas tres, tira las tres restantes.
    • Revisa el fondo de las alacenas y tira las tazas de café que ya no uses. Cuantas más tazas, vasos y utensilios tengas, más fácil será que comiencen a acumularse.
    • Comprueba el estado de los recipientes plásticos y los electrodomésticos viejos. Asegúrate de que tengan todos sus componentes. En el caso de que les falte una pieza o una parte, deshazte de ellos. Tira los recipientes sucios y los electrodomésticos que no uses.
    • Deshazte de otros artículos varios, como paquetes de cátsup, polvos y cubiertos de plástico.
  3. Los elementos similares deben guardarse juntos para una mejor organización. Los vasos y las tazas deben estar cerca. Los platos y los recipientes deben ir juntos. Guarda los cubiertos con los utensilios de cocina.
    • Guarda los objetos cerca de donde sueles utilizarlos. Una buena idea es colocar los platos y los vasos cerca del fregadero y el lavavajillas. Esto te ayudará a estar al día con la limpieza.
    • Coloca las tapas de los recipientes plásticos en un envase grande y apila todos los recipientes de modo que queden uno arriba del otro.
  4. Quita todo el contenido de las alacenas y el refrigerador. Tira la comida rancia o en mal estado. Antes de volver a guardar las cosas, asegúrate de limpiar bien ambas áreas con agua y un desinfectante. Esto te permitirá eliminar las manchas y las bacterias.
    • No uses lejía o cualquier otro producto químico abrasivo para limpiar el refrigerador, dado que podría contaminar los alimentos. En cambio, usa limpiadores suaves, como agua y detergente, o una solución con una parte de agua y una parte de vinagre blanco.
    • Almacena los alimentos de manera estratégica. En las alacenas, guarda todos los cereales juntos. Coloca los tentempiés en otro sector. Lo ideal es que tengas un espacio para los alimentos saludables, y otro para los bocadillos o aperitivos. También puedes separar los alimentos por comida. Por ejemplo, coloca lo que corresponda al desayuno en la parte superior, el almuerzo en la mitad, y la cena en la parte de abajo.
    • Pon la leche y otros líquidos perecederos dentro del refrigerador, no en la puerta. Al abrir la puerta varias veces al día, los líquidos podrían derramarse, y el aire caliente podría echarlos a perder más fácilmente.
    • Agrupa los alimentos de colores similares, y guarda la carne en el estante de abajo. Las carnes suelen derramar líquidos, por lo que es una buena idea colocarlos abajo para que no contaminen otras comidas.
  5. Ahora es momento de limpiar las superficies despejadas, las hornallas y el piso. En primer lugar, quita el polvo y lava cada superficie. Luego, barre, pasa la aspiradora y pasa el trapo.
    • No olvides limpiar la parte superior de las alacenas. Recuerda que, al quitar el polvo, una parte de la suciedad podría caer el suelo. Por lo tanto, comienza desde arriba hacia abajo.
    • Luego, barre bien para eliminar cualquier resto de suciedad que pueda haber caído al suelo. Asegúrate de limpiar todos los rincones y debajo de los electrodomésticos, como el refrigerador, el lavavajillas y el horno.
    • Una vez que hayas quitado las telarañas, pasa la aspiradora para recoger cualquier resto de suciedad. Luego, pasa el trapo para terminar con la limpieza. No olvides limpiar el fregadero y las alacenas.
  6. La cocina es un lugar muy transitado de la casa. Dedicarle unos minutos diarios te permitirá mantener todo limpio y ordenado.
    • Limpia las hornallas y la cocina después de cocinar para evitar la acumulación de suciedad. Limpia regularmente las alacenas que se encuentren arriba o al lado del horno, dado que estas áreas suelen ensuciarse con polvo, grasa y salpicaduras de comida.
    • No te acuestes sin antes lavar los platos.
    • Revisa las fechas de vencimiento todos los días. Antes de acostarte, revisa el refrigerador y asegúrate de que no haya comida en mal estado. Esto te permitirá tener un refrigerador limpio y ordenado.
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Consejos

  • Asegúrate de que las donaciones se encuentren en buen estado.
  • Recuerda limpiar la habitación una vez al mes, y cambiar la ropa de cama cada dos semanas. Si no tienes tiempo, hazlo todos los domingos.
  • No dejes que los objetos y las prendas se acumulen. Si comienzas a tirar la ropa al suelo, ¡entonces es hora de limpiar!
  • Haz que la limpieza sea parte de tu rutina diaria. Incluso 5 minutos de limpieza diaria te ayudarán a mantener las salas ordenadas. Concéntrate en una sala por día. Esto quizás te lleve más tiempo al principio, pero, con una rutina constante, pronto lograrás limpiar todo en algunos pocos minutos.
  • Sé coherente y constante a la hora de guardar los objetos. Por ejemplo, guarda las llaves siempre en el mismo lugar.
  • En caso de ser necesario, tómate una pausa durante la limpieza de la casa. Sin embargo, asegúrate de que no dure más de 30 minutos. Si descansas durante mucho tiempo, es poco probable que tengas ganas de retomar los quehaceres.
  • Aplica estos métodos con cualquier sala de la casa.
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