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Todos los días tomas decisiones en cuanto al trabajo, la escuela, la vida y el futuro. Algunas veces, puede parecer abrumador tener tantas responsabilidades distintas. Aprende a tomar decisiones concienzudamente recopilando la información necesaria, dándote tiempo para pensar y evaluando la situación a largo plazo. Cada decisión puede tener costos y beneficios. Al mejorar tus habilidades de toma de decisiones te sentirás más preparado para los problemas, pues ya los habrás previsto. Es posible que te sientas más relajado en cuanto a las decisiones que tomes mediante la búsqueda de apoyo.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Usar el pensamiento racional

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  1. Comprende los factores que intervienen en el problema o la situación. Habla con las partes involucradas o investiga qué información adicional puedes necesitar para tomar una decisión informada. Evita tomar una decisión basada en información limitada. [1]
    • Piensa críticamente acerca de cuál es la información importante que se requiere para tomar una decisión. Dales prioridad a los fragmentos más importantes de información. Por ejemplo, imagina que planifiques qué hacer después de la preparatoria. Piensa en los intereses que tienes, el desempeño escolar, las finanzas y la familia, los cuales pueden ser factores en la decisión que tomes.
    • Tómate un tiempo para recopilar información en vez de basar la decisión en muy poca.
    • Haz una lista de las preguntas que desees que responda la sesión de recopilación de información para mantener la búsqueda enfocada.
  2. Si estás involucrado demasiado emocionalmente en el problema, puedes tener el juicio nublado. Evita actuar impulsivamente y, en vez de eso, recurre a un pensamiento racional y minucioso. Enfócate en los hechos de la situación y no en tu ego, las diferencias de personalidad o los deseos impulsivos. [2]
    • Lo más probable es que tomar decisiones estando ansioso, estresado o molesto conduzca a resultados negativos. [3]
    • Aprende a dar un paso atrás cuando sepas que es posible que actúes emocionalmente. No te sientas presionado a tomar una decisión. Aprende a decirles a los demás algo como "Quiero asegurarme de que estoy tomando una decisión informada. Necesito dar un paso atrás y pensar en el asunto más claramente".
  3. A menudo, es posible que te sientas urgido a tomar decisiones. Algunas veces, esas son decisiones importantes que requieren una mayor reflexión y un análisis más cuidadoso. No te sientas obligado a tomar una decisión antes de que estés listo.
    • Por ejemplo, imagina que tus amigos te invitan a un viaje nocturno de mochileros el fin de semana, pero que ya has hechos planes para ayudar a tu familia con algunas tareas domésticas importantes y todavía tienes que terminar la tarea escolar. Asegúrate de tomarte el tiempo para reflexionar en las otras responsabilidades antes de decir que "sí".
    • Dependiendo de la situación, generalmente es bueno que te tomes al menos algunas horas o más para tomar decisiones que puedan alterar el día o la semana. Sin embargo, si la decisión afecta tus planes a largo plazo, algunos días o más te darán más tiempo para procesar la situación.
  4. A menudo, puedes estar tan enfocado en los problemas a corto plazo que no ves la situación desde una perspectiva a largo plazo. Es muy probable que tener esta visión reducida tenga un impacto negativo a largo plazo.
    • Por ejemplo, imagina que te acaban de pagar. Deseas salir y divertirte con los amigos, pero al mismo tiempo quieres ser capaz de ahorrar para comprarte un coche en el futuro. Piensas en lo divertido que puede ser ir a fiestas o conciertos, pero luego te das cuenta de que no puedes ir a fiestas cada fin de semana y ahorrar al mismo tiempo.
    • Piensa en los riesgos posibles de no pensar a largo plazo. Es posible que no puedas comprar un coche cuando lo necesites o que te enfrentes a gastos inesperados y no tengas el dinero para afrontarlos. [4]
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Evaluar las opciones

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  1. Para toda decisión que tomes, ya sea que compres un producto en una tienda, planifiques tu carrera o tomes decisiones vitales, es importante que evalúes los costos y los beneficios de cada una. Si sopesas las ventajas y las desventajas de la situación, es probable que te sientas más en control de tus decisiones.
    • Piensa en la manera en que la decisión puede afectarte financiera, profesional, emocional o físicamente.
    • Por ejemplo, imagina que te gusta comprar frecuentemente ropa nueva porque hace que te sientas bien, pero que las compras semanales representan un tercio de tus ingresos. Evalúa los costos financieros y los beneficios personales de comprar frecuentemente ropa nueva.
    • En el caso de una decisión importante, es posible que debas escribir las ventajas y las desventajas de la decisión. Por ejemplo, imagina que pienses cambiarte de carrera, esta decisión puede requerir más trabajo y más tiempo de evaluación.
  2. Al tomar una decisión, considera la posibilidad de ordenar las prioridades de mayor a menor. Trata de comprender qué es lo que más te importa en esta situación. Piensa en poner responsabilidades como tener un ingreso u obtener buenas calificaciones como prioridades mayores y, al mismo tiempo, mantén un equilibrio al pasar tiempo con amigos y familiares.
    • Por ejemplo, imagina que tratas de decidir si vas a asistir a la fiesta de cumpleaños de un pariente cercano, pero sabes que debes entregar un proyecto importante el lunes. Habías hecho planes para ir a la fiesta, pero sientes que quizás no puedas hacer el trabajo si vas.
    • Aprende a dar prioridad a lo que pueda ayudarte a largo plazo. Si no terminas el proyecto, puedes obtener una calificación baja o no aprobar la clase. Piensa en si eso supera los beneficios de seguir con los planes de ir a una fiesta de cumpleaños.
  3. Piensa en las alternativas probables de cada situación. Es posible que pienses que la única opción es una manera o la otra, y que eso es todo. Evita pensar en blanco o negro comprendiendo todas las alternativas, incluyendo las maneras de dejar de lado algunas cosas.
    • Observa cómo cada situación puede tener muchas alternativas posibles. Imagina que hay un plan A, B y C. Si bien algunos planes parecen más probables que otros, es importante que pienses cuidadosamente en cada opción.
    • Por ejemplo, imagina que trates de decidir si comprar un coche nuevo. Tienes la mira puesta en una marca y un modelo específicos. Pero luego empiezas a preocuparte por cómo pagarlo. En vez de decidir simplemente entre tu coche actual o el que deseas, piensa en alternativas como comprar un tipo de coche distinto que tenga un precio más bajo o un coche que se adapte mejor a las necesidades de tu familia. Si tu coche actual funciona, también puedes pensar en ahorrar para el coche que quieres en vez de pedir un préstamo.
  4. Ten un plan de contingencia para que no te tomen por sorpresa. Estar preparado para los posibles problemas o situaciones que puedan surgir hará que estés menos estresado. Si bien es posible que los problemas no se produzcan, es mejor preverlos que ignorarlos. [5]
    • Planificar con anticipación es parte esencial de tomar mejores decisiones. Puedes sentirte más seguro cuando las cosas salen como las planificaste.
    • Haz planes para el "peor escenario posible" con respecto a una situación. Por ejemplo, imagina que pienses hacer un viaje este invierno y reservar el vuelo. Cuando planifiques el viaje, trata de hacer un plan de contingencia para lo que pueda ocurrir si pierdes el vuelo, si el vuelo se retrasa demasiado o si se cancela el viaje. Si piensas con anticipación, eres menos propenso a sentir frustración en medio de un problema.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Buscar apoyo y consejo

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  1. Evita pensar que eres el único responsable de una decisión, especialmente en el trabajo, en el hogar familiar o en un ambiente de equipo. Muchas decisiones se toman con la opinión de más de una persona. Ayuda a los demás a sentirse más seguros al tomar decisiones para aliviar la presión que puedas sentir. [6]
    • Algunas decisiones no solo te afectan a ti. En esos casos, es importante tener la opinión de varias personas.
    • Asegúrate de que los demás se sientan incluidos en el proceso de toma de decisiones. Considera la posibilidad de asignar diversas tareas a personas que puedan ayudar a reunir información o a planificar con anticipación en caso de que surjan problemas. Si recurres a otras personas, puedes ayudarles a mejorar sus habilidades de toma de decisiones.
    • Ya sea que seas un gerente en el trabajo, un padre o un líder de un proyecto grupal, es importante que ayudes a los demás a desarrollar la confianza para que tomen mejores decisiones. Cuando tomes una decisión importante respecto de un proyecto, asegúrate de pedir la opinión de los demás.
  2. Pregúntales a otras personas en las que hayas confiado en el pasado. Considera también la posibilidad de buscar expertos o personas que puedan brindar una aclaración en cuanto a una situación complicada. Evita ignorar la sabiduría de otras personas que hayan pasado por situaciones similares o que puedan tener la mente lúcida a la hora de pensar. [7]
    • Si has tenido problemas para tomar una decisión, habla con amigos y familiares de confianza. Escoge a personas que te hayan brindado consejos sensatos y útiles en el pasado. Aunque digan lo que no deseas oír, piensa cuidadosamente en las ventajas y desventajas de lo que dicen.
    • Dependiendo de la decisión que tomes, puede ser necesario que busques el consejo de un experto, especialmente si es una decisión financiera importante, un problema médico o un asunto legal. Busca profesionales que puedan darte una opinión objetiva de la situación.
  3. Si sigues sintiéndote abrumado o agobiado a causa de las decisiones en cuestión, busca formas de alejarte. Es importante que cuides la mente y el cuerpo, especialmente durante situaciones estresantes. [8]
    • Descansa un poco. Considera la posibilidad de tomarte el día libre o un descanso de algunas horas del trabajo, la escuela o la familia. Busca un lugar en el que puedas aclarar tus pensamientos y en el que te sientas cómodo.
    • Haz una actividad que disfrutes y que ayude a que te distraigas de los retos que te esperan. Haz algo relajante, como ejercitarte, ver una película, leer un libro o salir con amigos.
    • Vuelve al problema después de un descanso breve. Fíjate si tienes la mente más despejada. Al fortalecerte, tanto en el cuerpo como en la mente, te sentirás más preparado para enfrentarte a las decisiones difíciles.
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