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Cuando se trata de plantar un jardín de tomates, la preparación adecuada de la tierra es la clave para cultivar plantas saludables que produzcan tomates jugosos y sabrosos. Debes comenzar por labrar el área escogida para cultivar tu jardín. Luego, prueba la tierra para verificar el contenido de nutrientes y los niveles de pH y puedas agregar el compost y los fertilizantes necesarios para crear el medio de cultivo óptimo para tus plantas. Una vez que hayas modificado el contenido de nutrientes de la tierra, puedes plantar tus tomates separándolos de forma adecuada, colocando estacas para ayudarlos a que se sostengan y regándolos para ayudarlos a asentarse dentro de la tierra.

Método 1
Método 1 de 3:

Labrar la tierra

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  1. Al escoger un área para tu jardín de tomates, asegúrate de que reciba suficiente luz solar para permitir que las plantas crezcan y produzcan frutos. Evita ubicar el jardín al lado de un edificio o debajo de un árbol que pueda bloquear la luz solar en ciertas partes del día. [1]
    • Busca un área que cuente con un drenaje decente y no se inunde cada vez que llueve.
  2. Utiliza una pala o un arado cincel para excavar la tierra donde planeas ubicar el jardín para que sea más adecuado para las plantas de tomate. Excava lo suficientemente profundo como para eliminar cualquier hierba o planta y sus sistemas de raíces de la parte superior de la tierra. [2]
    • Espera hasta que el suelo esté seco antes de comenzar a excavar.
  3. Debes buscar palitos, raíces rotas o cualquier otro tipo de escombro mientras excavas la tierra. Saca todo lo que no sea tierra de la parcela de tu jardín. [3]
    • Puedes utilizar una azada para raspar la tierra en busca de palitos o escombros que puedas retirar.

    Consejo: extrae cualquier sistema de raíces de pastizales o plantas que se encuentre por encima de la tierra para que no vuelvan a crecer en el jardín.

  4. Puedes utilizar las manos o una azada para dividir terrones duros y ablandar la tierra. Los terrones grandes de tierra dura pueden dificultar que las raíces de las plantas penetren en el suelo cuando las plantes. [4]
    • Utiliza un rastrillo para tamizar la tierra y romper cualquier terrón grande.
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Método 2
Método 2 de 3:

Ajustar el pH y agregar nutrientes

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  1. Es importante que conozcas el nivel de pH de la tierra, ya que diferentes plantas se desarrollaron mejor bajo diferentes niveles de pH. También es útil que te informes acerca de los niveles de nutrientes para que sepas lo que necesitas agregar a la tierra para ayudar a que las plantas de tomate se desarrollen. Utiliza un kit de prueba comercial para recolectar y analizar una muestra de la tierra donde planeas plantar tus tomates. [5]
    • Los tomates se desarrollan mejor en tierras ligeramente ácidas, con un nivel de pH óptimo entre 6,2 y 6,8. La tierra que presenta un nivel por debajo de 6,0 es demasiado ácida como para que las plantas de tomate se desarrollen.
    • Es necesario un equilibrio uniforme de nitrógeno, fósforo y potasio para que las plantas de tomate produzcan muchos frutos saludables. Si se aplica demasiada cantidad de 1 solo nutriente, esto puede afectar la salud de las plantas.
  2. Si el pH de la tierra se encuentra por debajo de 6,2, debes mezclar las cáscaras de huevo trituradas en una proporción de ½ kg (1 libra) por cada 9,3 m 2 (100 pies cuadrados). Si cuentas con tierra con un pH superior a 6,8, debes volverla más ácida. Prepara una mezcla de agua y café frío en partes iguales en una regadera y aplícala a la tierra. [6]
    • Por ejemplo, si tienes un jardín de tomates de aproximadamente 2 m 2 (20 pies cuadrados), debes mezclar alrededor de 100 g (0,2 libras) de cáscaras de huevo.
    • Voltea la tierra y mézclala después de aplicar las cáscaras de huevo o la mezcla de café.
    • Vuelve a probar la tierra para verificar si el nivel de pH oscila entre 6,2 y 6,8 antes de sembrar las plantas de tomate.
  3. La tierra necesita contar con una proporción uniforme de nitrógeno, potasio y fósforo para las plantas de tomate. Si presentas una baja cantidad de nitrógeno, debes agregar una fuente natural. Luego, vuelve a probar la tierra para asegurarte de que los niveles sean uniformes. Combina la fuente de nitrógeno con la capa superior de tierra y el compost mezclándolo con una pala. [7]
    • Las fuentes naturales de nitrógeno incluyen harina de alfalfa, harina de sangre, harina de plumas y harina de pescado.
    • También puedes agregar fertilizantes de nitrógeno artificiales como nitrato de amonio o sulfato de amonio.
  4. La harina de hueso es una excelente fuente orgánica de fósforo que puedes agregar a la tierra para elevar los niveles de dicho nutriente. Mezcla la harina de hueso con la tierra y luego vuelve a probarla para asegurarte de que los niveles sean iguales a los de nitrógeno y potasio. [8]
    • Los fertilizantes de fósforo artificial incluyen roca fosfórica y superfosfato.
    • Puedes conseguir fertilizantes de harina de hueso y fósforo en tiendas de suministros para jardines, viveros y a través de internet.
  5. Si necesitas elevar tus niveles de potasio para que se igualen a los de nitrógeno y fósforo de la tierra, agrega un poco de ceniza de madera o polvo de granito y mézclalo con la capa superior. Después de combinar la tierra, vuelve a probarla para asegurarte de que los niveles sean uniformes. [9]
    • Puedes utilizar sulfato de potasio o arena de roca como fertilizantes artificiales que elevarán el contenido de potasio de la tierra.
    • Busca cenizas de madera, polvo de granito o fertilizantes de potasio artificiales en viveros locales, tiendas de mejoras para el hogar o a través de internet.
  6. Sin importar qué fertilizantes o nutrientes planees agregar a la tierra para prepararla para las plantas de tomate, debes agregarlos a la capa superior que labraste para tu jardín. Mezcla bien el compost o los nutrientes con la tierra para que las raíces de las plantas puedan comenzar a absorberlos en cuanto las siembres. [10]
    • Voltea la tierra con la pala para ayudar a combinar los nutrientes, el compost y la tierra.
  7. Si la tierra carece de nutrientes, puedes agregar un fertilizante de liberación continua que proporcione los nutrientes que las plantas de tomate necesitan. Los fertilizantes artificiales son menos naturales y orgánicos, pero aumentan rápidamente el contenido de nutrientes de la tierra. Mezcla el fertilizante con la capa superior de tierra y compost. [11]
    • Escoge un fertilizante que tenga una proporción uniforme de potasio, fósforo y nitrógeno para tus plantas de tomate.
    • Puedes conseguir fertilizantes en tiendas de suministros de jardinería, viveros o a través de internet.
    • Los fertilizantes populares de liberación continua incluyen Miracle-Gro, Tomato-tone y Fox Farm Tiger Bloom.
    • Agrega el fertilizante artificial de acuerdo a las instrucciones del envase. Los diferentes fertilizantes presentan diferentes concentraciones y métodos de aplicación.
  8. El compost agregará una pequeña pero continua cantidad de nutrientes y ayudará a la tierra a retener el agua y evitar que las raíces se sequen. Cubre la parte superior de la tierra con una capa de compost de 2 cm (1 pulgada) y luego mézclalo con la tierra. [12]
    • El compost también ayudará a que cualquier fertilizante que agregues permanezca en la tierra hasta que las plantas de tomate lo necesiten.
    • Puedes conseguir compost en tiendas de suministros para jardines, viveros o a través de internet.

    Consejo: escoge un compost que incluya minerales como polvo de granito y corteza compostada que ayudará a que las plantas de tomate se adapten a la tierra.

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Método 3
Método 3 de 3:

Plantar los tomates

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  1. Un par de semanas antes de plantar los tomates, puedes comenzar a aumentar la temperatura de la tierra para que las plantas tengan menos impacto cuando las siembres. Coloca una capa de plástico negro sobre la tierra labrada para que pueda absorber el calor del sol y calentar la tierra. Luego, retira el plástico cuando estés listo para sembrar las plantas de tomate. [13]
    • Ancla el plástico negro en las esquinas con rocas, ladrillos o cualquier otro objeto lo suficientemente pesado como para mantenerlo en su sitio.
    • Puedes conseguir rollos de plástico negro en tiendas de mejoras para el hogar, viveros o a través de internet.
  2. Debes dejar suficiente espacio alrededor de cada planta para que puedas regarlas y extraer la maleza que crece. Alinea las plantas en hileras que se ubiquen a aproximadamente 130 cm (50 pulgadas) de distancia unas de otras para que puedas abrirte paso con más facilidad por el jardín al cosechar, regar y eliminar la maleza. [14]
    • Asegúrate de que las hileras queden uniformes para que sean más fáciles de regar y acceder.
  3. Al enterrar gran parte del tallo de las plantas de tomate, les permitirás volverse más fuertes y más capaces de formar nuevos sistemas de raíces a medida que se adaptan a la tierra nueva. Excava un pequeño agujero en la tierra, coloca la planta en su interior y cubre el tallo de manera que solo quede ⅓ de la planta expuesta. [15]
    • Evita apilar la tierra alrededor del tallo. En cambio, debes excavar un agujero lo suficientemente profundo como para cubrir la planta.
  4. Las plantas de tomate necesitan un sistema de soporte para evitar que se encorven. Para evitar dañar las raíces de las plantas más adelante, es mejor colocar estacas en el suelo al sembrar los tomates. [16]
    • Utiliza una estaca de 2 x 2 cm (1 x 1 pulgada) que tenga una altura de 120 cm (4 pies).
    • Introduce la estaca al menos de 15 a 20 cm (de 6 a 8 pulgadas) de profundidad en el suelo.
    • No es necesario que amarres las plantas a las estacas hasta que sean más grandes.
  5. Cuando termines de sembrar todas las plantas en la tierra, debes regarlas de inmediato para ayudarlas a asentarse. Utiliza un rociador ligero o una regadera para no doblar ni derribar ninguna de las plantas con el agua. Debes regar a profundidad todo el jardín. [17]
    • Evita saturar o inundar el jardín. Agrega suficiente agua para remojar la capa superior de tierra.

    Consejo: si una planta queda más expuesta después de regarla, debes agregar más tierra para asegurarte de que ⅔ del tallo queden cubiertos.

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Cosas que necesitarás

  • plantas de tomate
  • una pala o un arado cincel
  • un kit de prueba para tierra
  • un rastrillo o una azada (opcional)
  • compost
  • una estaca de jardín de 2 x 2 cm (1 x 1 pulgada) por planta
  • un rollo de lámina de plástico negro

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