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Es probable que no lo sepas, pero las mariquitas son buenas mascotas, ya que son adorables, silenciosas, fáciles de atrapar y no ocupan demasiado espacio. Aunque estos hermosos insectos son más felices deambulando libremente, puedes configurarles fácilmente un hábitat cómodo en tu propia casa. Todo lo que necesitas es un contenedor cerrado grande, y lleno de ramitas y piedras para replicar su entorno natural, y suficiente alimento y agua para satisfacer sus necesidades básicas. Es una buena idea que liberes a las mariquitas cautivas de nuevo en la naturaleza para que puedan hibernar y aparearse para producir una nueva generación.

Método 1
Método 1 de 2:

Alojar y alimentar a la mariquita

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  1. Los terrarios en miniatura y las cajas para insectos están diseñados solo para este propósito, pero también puedes utilizar un contenedor de plástico grande para almacenar alimentos, o incluso la caja en la que originalmente atrapaste a la mariquita. A las mariquitas les encanta volar y explorar, por lo que cuanto más espacio puedas proporcionarles, mejor. Lo ideal es que el contenedor que utilices tenga alrededor de 0,093 m 2 (1 pie cuadrado) o más grande. [1]
    • Puedes utilizar un cepillo de cerdas suaves para sacar a la mariquita del contenedor temporal y colocarla en su nuevo hogar. [2]
    • Asegúrate de que haya agujeros en el hábitat lo suficientemente grandes como para dejar que el aire ingrese sin dejar que las mariquitas se escapen.
  2. Alinea el fondo del contenedor con materiales recolectados del hábitat natural de la mariquita (por ejemplo, césped, hojas, ramitas y piedras pequeñas). Puedes organizar los elementos de cobertura a lo largo del contenedor como desees. De esta manera, si la mariquita se asusta, contará con un lugar a donde ir para tener un poco de privacidad. [3]
    • Si no logras conseguir una buena estructura natural, también puedes arreglártelas con algunos pedazos pequeños de cartón plegado. [4]
    • La cubierta que agregues se duplicará como una divertida carrera de obstáculos que le ayudará a tu mariquita a hacer ejercicio.
  3. Remoja de 2 a 3 pasas en agua durante un par de minutos para ablandarlas antes de dejarlas en su hábitat. También puedes cortar la mitad de una hoja de lechuga en trozos pequeños y dejar que tu mariquita pueda pastar. Otra opción es mezclar una gota de miel del tamaño de una moneda de diez centavos con 2 o 3 gotas de agua dentro de la tapa de una botella. [5]
    • Para no alimentar en exceso a tu mariquita, planea alimentarla solo una o dos veces al día.
    • Ten en cuenta que las mariquitas comen demasiado para su tamaño, por lo que, si deseas cuidar varias de ellas a la vez, debes suministrarles alimento suficiente como para mantenerlas satisfechas. [6]
    • Los pulgones constituyen un alimento básico para las mariquitas en la naturaleza. Si planeas mantener a la mariquita por más de una o dos semanas, se recomienda que atrapes o compres algunos pulgones para mantenerla feliz. A menudo, puedes conseguir un suministro listo de pulgones en los mismos tipos de plantas donde atrapaste a la mariquita.
  4. Debes humedecer bien el papel o la esponja. Luego, escurre la mayor parte del exceso de agua. Las mariquitas no beben demasiado, así que este elemento debería ser suficiente para calmar su sed durante unos días. [7]
    • Revisa su fuente de agua cada dos días y cámbiala o vuelve a humedecerla si se siente seca al tacto.
    • Trata de no dejar agua estancada en el hábitat. Dado que las mariquitas son demasiado pequeñas, podrían ahogarse con facilidad incluso en un estanque pequeño. [8]

    Alternativa: puedes llenar una botella de aerosol con agua limpia y rociar a diario las paredes del hábitat. Esta delgada capa de humedad es todo lo que las mariquitas necesitan para mantenerse hidratadas. [9]

  5. Las mariquitas pueden sentirse bastante cómodas en el interior, pero su verdadero hogar se encuentra en el mundo exterior. Es probable que algunas mariquitas no la pasen tan bien como otras en cautiverio, ya que pueden esconderse de manera constante, volverse ansiosas o inactivas, o manifestar otros signos de estrés. Por difícil que sea, lo mejor que puedes hacer es devolver a tu mascota a su entorno preferido una vez que la hayas cuidado por un tiempo. [10]
    • Está bien si conservas a tu mariquita durante un poco más de tiempo, siempre y cuando continúes proporcionándole agua, alimento y espacios adecuados para jugar y esconderse.
    • Trata de liberar a tu mariquita al final del verano cuando aún hace calor. De lo contrario, puede resultarle difícil conseguir alimento y refugio. [11]
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Método 2
Método 2 de 2:

Atrapar mariquitas

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  1. A menudo, puedes encontrar mariquitas aferradas a las hojas, las briznas y otros tipos de vegetación. Les gustan especialmente las áreas cálidas y húmedas como los campos, los claros, los jardines y las parcelas de cultivo. Tan solo asegúrate de conseguir permiso antes de buscar mariquitas en la propiedad de un extraño. [12]
    • El mejor momento para buscar mariquitas es a finales de la primavera o a principios del verano, cuando las plantas comienzan a florecer.
    • A medida que el clima comienza a enfriarse, las mariquitas con frecuencia buscan calor debajo de las piedras, dentro de los árboles huecos y alrededor de las aberturas de las casas y otras estructuras. [13]
  2. La mayoría de las veces, atrapar una mariquita es tan sencillo como alcanzarla y sacarla de su escondite. Una vez que la tengas en la mano, colócala en la palma de la mano y forma un “cuenco” con los dedos para evitar que se escape. [14]
    • Si te preocupa lastimar a tu mariquita, también puedes apoyar la mano sobre la superficie junto a ella y esperar a que se arrastre encima.
    • Las mariquitas son criaturas pequeñas y delicadas, así que debes tener cuidado de no estrujarlas, apretarlas o agarrarlas con demasiada fuerza.
  3. Toma una pequeña red para atrapar mariposas y deslízala lentamente a lo largo de los bordes de los pastos altos o las hojas de las plantas con flores para liberar a las mariquitas. Si este procedimiento no funciona, sostén la red debajo de árboles frondosos y agita o golpea las ramas para atrapar a los insectos que caigan.
    • Si no cuentas con una red, otra opción es utilizar un paraguas invertido o una lona para recoger los insectos y los escombros que barres o bates en el follaje grueso.
  4. Cuelga un pedazo de bambú, un tubo de cartón o un tubo PVC en algún lugar fuera de la casa y esparce un puñado de pasas húmedas en su interior. La fruta atraerá a las mariquitas del entorno circundante y el tubo les proporcionará un lugar para vivir, jugar, aparearse y relajarse. [15]
    • Puedes convertir prácticamente cualquier objeto con forma de tubo en un comedero para mariquitas, incluidos frascos de vidrio y latas de aluminio usadas para alimentos. Si deseas que tu comedero pueda resistir la lluvia y otras condiciones climáticas, debes escoger un material más duradero como bambú, PVC o metal.

    Consejo: un comedero bien confeccionado puede funcionar como un hogar perfecto para las mariquitas, ya que les proporciona alimento y refugio, y les permite entrar y salir cada vez que lo deseen. [16]

  5. Apoya una plancha de madera contrachapada o cartón, una tumbona o una superficie plana similar contra una de las paredes exteriores de la casa y extiende un paño blanco sobre ella. Conecta un reflector pequeño (o una luz ultravioleta) frente a la plancha cubierta y déjalo encendido durante unas horas después del anochecer. Cuando las mariquitas comiencen a reunirse sobre la tela, simplemente trasládalas a un pequeño recipiente de recolección. [17]
    • Puedes conseguir un reflector portátil económico o una luz ultravioleta en una ferretería local o un centro de mejoras para el hogar por tan solo 10 dólares.
    • La luz ultravioleta hará que las mariquitas curiosas salgan de su escondite, al igual que las polillas y otros insectos.
  6. Una vez que hayas logrado atrapar una o más mariquitas, debes transferirlas a un pequeño recipiente ventilado hasta que logres preparar un refugio más adecuado. No te olvides de hacer agujeros en la parte superior del recipiente para que tu mariquita pueda respirar.
    • Las cajas de cartón para alimentos que cuentan con rebordes de cierre hermético constituyen una excelente vivienda temporal para las mariquitas.
    • No dejes a tu mariquita en su contenedor de captura durante más de unas cuantas horas. Si se sobrecalienta o pierde oxígeno, puede morir.
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Consejos

  • Busca pulgones para alimentar a las mariquitas en la parte inferior de las hojas, los tallos de las plantas y los árboles con flores. Los pulgones son insectos pequeños semitranslúcidos que generalmente son de color verde claro, aunque también pueden ser blancos, amarillos, rojos, marrones o negros.
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Advertencias

  • Los envases de vidrio no se consideran hábitats apropiados para las mariquitas. El vidrio tiende a retener el calor y podría matar a tus mascotas si se calienta demasiado.
  • Las picaduras de mariquita pueden provocar picazón e irritación en menor grado, por lo que puede ser más seguro que utilices una rama, un cepillo o una herramienta similar para recoger y transportar a estas criaturas si deseas evitar molestias.
  • Lávate siempre las manos después de manipular a tus mariquitas. Los insectos segregan un líquido maloliente cuando se asustan o se sienten amenazados, y en algunos casos se sabe que portan enfermedades.
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Cosas que necesitarás

Alojar y alimentar a la mariquita

  • un contenedor cerrado grande
  • césped, hojas, ramitas o papel picado
  • piedras, palitos, conchas marinas y otras estructuras naturales
  • pasas, lechuga o miel
  • papel absorbente o una esponja
  • un terrario pequeño o una caja para insectos (opcional)
  • un cepillo de cerdas suaves (opcional)
  • cartón (opcional)
  • botella de aerosol (opcional)
  • pulgones (opcional, como alimento)

Atrapar mariquitas

  • una caja o un frasco ventilado
  • una red para atrapar mariposas (opcional)
  • un paraguas o una lona de plástico (opcional)
  • un pedazo de bambú, un tubo PVC o un tubo de cartón (opcional, para crear el comedero)
  • una plancha de madera contrachapada, una tela blanca y un reflector o una luz ultravioleta (opcional, para crear una carpa liviana)

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