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¿Las personas te dicen que hablas muy fuerte? ¿Acaso esto te molesta a ti o a los demás? ¿Te hace sentir inseguro el sonido de tu voz? Todos quieren ser escuchados, pero levantar la voz no siempre es el mejor método de lograrlo. Si alguna vez eres objeto de miradas críticas en lugares públicos por hablar muy fuerte, entonces este artículo es para ti.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Comunicarte efectivamente sin levantar la voz

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  1. Destierra la competencia de tus conversaciones al ser un oyente activo. Concéntrate verdaderamente en lo que la otra persona dice y evita interrumpirla. Escucha lo que la otra persona dice en lugar de pensar en lo que dirás a continuación. De esta manera, no tendrás la necesidad de levantar tu voz para que suene más fuerte que la de la otra persona, sino que estarás involucrado en la conversación en un campo de juego nivelado. [1]
  2. Haz tu mejor esfuerzo por cambiar los elementos de tu ambiente que podrían incitarte a incrementar el volumen de tu voz. Mientras más ajustes el ambiente para que sea ideal y te permita escuchar lo que dices, tendrás menos necesidad de hablar muy fuerte. [2]
    • Elimina los sonidos exteriores al cerrar las ventanas y las puertas.
    • Muévete más cerca de la persona o personas con las que conversas. Mientras más distancia haya entre tú y tu audiencia, es más probable que tengas la necesidad de levantar tu voz para llenar el vacío.
    • Habla en un cuarto pequeño. Los cuartos grandes opacan el sonido y es probable que sientas la necesidad de hablar más fuerte. La comunicación será más calmada si se realiza en cuartos más pequeños.
  3. Recuerda que tus opiniones son válidas y merecen ser oídas. Si sientes que la otra persona no te escucha, intenta comunicarte asertivamente sin levantar la voz. [3]
    • Háblale a la otra persona desde su punto de vista. Intenta entenderla y hazle saber que entiendes su punto de vista al decir algo como "Entiendo que has estado muy estresado últimamente" o "Sé que estás ocupado ahora, así que seré breve".
    • Permanece positivo cuando hables de manera negativa. Aunque no estés de acuerdo con la otra persona, esto no necesariamente quiere decir que no te caiga bien. Además, no hay necesidad de ser irrespetuoso.
    • Di que “no”. A veces, la solución más simple es decir “no”. Si no parece haber ninguna solución a la vista, puedes terminar la conversación y alejarte en lugar de subirle el tono a la discusión y elevar tu voz.
  4. Al hablar con un grupo de personas, existe una gran urgencia de hacer oír tu voz sobre la del resto o de secuestrar la conversación. Mientras las personas continúen cometiendo estos errores en el grupo, todo el grupo elevará el tono de su voz. [4]
    • Espera la oportunidad de ser oído en lugar de levantar tu voz para opacar la de alguien más.
    • Usa el lenguaje corporal para indicar que te gustaría tomar la palabra. Intenta levantar un dedo, asentar con la cabeza o sacudir la cabeza.
    • Cuando te cedan la palabra, deja tu punto en claro rápidamente antes de que alguien más te interrumpa.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Entrenar tu voz

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  1. Coloca una mano en la parte superior de tu estómago y la parte inferior de tu caja torácica. Inhala aire hacia esta área e intenta hacer que tu mano se eleve con la respiración. Esto dirigirá el aire al lugar correcto en lugar de impulsar la voz desde tu nariz, pecho o boca. Forzar la respiración desde estos puntos puede causar ruidos fuertes y molestos. [5]
    • Una vez que el aire haya ingresado a tu diafragma, intenta vocalizar desde el lugar donde reposa tu mano.
  2. Tener tensión en tu cuello puede causar que fuerces el sonido por tu garganta. Por ello, debes relajar tu garganta para relajar así tu voz. Coloca una mano en tu cuello y habla normalmente para evaluar la tensión en tu garganta. [6]
    • Deja caer tu mandíbula lo más que puedas y suelta un gran bostezo. Libera el aire lentamente con un suave sonido. Repite este paso varias veces hasta que empieces a sentir que tu garganta se relaja.
    • Una vez que tu garganta esté relajada, continúa dejando caer tu mandíbula y luego exhala diciendo palabras como “hiel y ley”.
    • Masajea tu cuello a lo largo del proceso si sientes que se pone tenso.
  3. Esto te ayudará a ser oído, así como a oír tu propia voz mejor. Hablar con el mismo volumen suele tener un efecto sobre el oyente y causa que este se desconecte del hablante. Esto podría causar frustración y tentar al hablante a hablar mucho más fuerte. Experimenta variando con la intensidad del volumen. [7]
    • Crear una variedad en el volumen de tu voz te permitirá estar más consciente de tu volumen, así como ver el efecto que este causa en tu oyente.
    • Intenta hablar casi susurrando.
    • Habla con una voz baja hasta que alguien te pida subir el volumen.
    • Intenta incrementar el volumen únicamente en la palabra que deseas enfatizar. “¡Esa pizza fue la MEJOR!”.
  4. Puede resultar difícil escucharte a ti mismo. Lo ideal sería contratar a un entrenador para ser quien te escuche. Esta persona podrá evaluar tu volumen y tus necesidades y luego darte algunos ejercicios que te ayudarán a controlar mejor tu voz. Si esta no es una opción para ti en este momento, pídele a un amigo que te brinde su opinión. [8]
    • Los entrenadores de voz pueden guiarte a través de ejercicios de respiración, así como ayudarte a experimentar con diferentes tonos y volúmenes de tu voz.
    • Si has estado practicando solo, pregúntale a tu amigo si ha notado una diferencia. Asimismo, dale permiso para interrumpirte cuando levantas la voz. Cuando tu amigo te señale que lo estás haciendo, no te enojes. Recuerda que solo intenta ayudarte.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Identificar el problema

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  1. Existen dos formas en las que el sonido llegan al oído interno: a través del aire y a través del hueso. Por lo general, los sonidos que oyes al hablar son una combinación de estas dos formas. Algunas personas son más sensibles a una o a la otra. [9]
    • Escuchar una grabación de ti mismo elimina el sonido conducido por los huesos, ya que no existe vibración proveniente de las cuerdas vocales. Esta es la razón por la que tu voz suena diferente cuando escuchas una grabación de ti mismo.
    • Intenta usar audífonos para eliminar el sonido conducido por aire.
    • Algunas anormalidades del oído interno pueden causar una sensibilidad adicional ante la transferencia de sonido a través de los huesos hasta el punto en el que puedes oír los sistemas automáticos del cuerpo, tales como respirar o mover los ojos.
    • Averigua si eliminar una de estas modalidades de transferencia afecta significativamente tu audición.
  2. Hablar muy fuerte puede ser una señal de pérdida de la audición. Otras señales de pérdida de la audición neurosensorial son la dificultad para oír cuando existe mucho ruido de fondo y no poder entender con claridad lo que los demás dicen. Si experimentas estos síntomas, consulta con tu doctor y haz que revisen tu audición. [10]
  3. Por lo general, las personas con cargos de poder han sido entrenadas para hablar fuerte y con autoridad, pero esta característica también se da naturalmente en aquellas personas a quienes se les ha conferido o que piensan tener un cargo de poder. [11]
    • ¿Dónde te colocarías a ti mismo en un rango de poder?
    • ¿Qué efecto tiene esto sobre las personas que te rodean?
    • ¿Te beneficiaría reducir tu intensidad vocal para comunicarte mejor y en el mismo nivel de otros?
  4. Algunas personas hablan fuerte porque piensan que no se les escucha. Otra reacción ante este sentimiento es repetir tus frases continuamente. Si haces alguna de estas cosas, la causa de hablar fuerte podría estar relacionada con tu necesidad de hacer que se escuchen tus pensamientos. [12]
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