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La acción de morder o mordisquear es una conducta normal en la mayoría de los cachorros, sobre todo cuando están conociendo su lugar en la familia o cuando empiezan a salirles los dientes. Sin embargo, esto debe frenarse para evitar que se vuelva un mal hábito, el cual podría continuar hasta la edad adulta. Cuando el perro es adulto, el problema es mucho más grave y debe tratarse de una forma totalmente distinta que cuando se le enseña a un cachorro. Las mordeduras de perro pueden lastimar mucho a una persona, según la situación y el tamaño del perro.

Método 1
Método 1 de 2:

Enseñarle a un cachorro a no morder

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  1. Cuando los cachorros son muy pequeños, empiezan a conocer su lugar en la jerarquía de su camada o nueva familia. Las mordeduras o mordiscos son una forma de probar los límites. La reacción de lo que muerden les indica lo que es y no es aceptable en su mundo.
    • A los cachorros les gusta jugar y divertirse. Cuando tienen a su alcance las manos o los dedos de los humanos, les parecen juguetes grandes. Para jugar, usan mucho la boca, así que se puede deducir que su primera reacción cuando ven una mano o un dedo mientras juegan será morderla.
    • Cuando les están saliendo los dientes, los cachorros pueden sentirse incómodos. Para aliviar el dolor en las encías, colocan la boca sobre los objetos y los presionan. Esto también puede aliviarse con un juguete o con una masticación adecuada.
  2. Evita los juegos que incluyan agitar las manos cerca de su rostro o en el suelo frente a él, además de los que estimulen la agresión, como el juego de tirar de la cuerda. Estas acciones les provocan a los cachorros la gran tentación de usar la boca.
    • Cuando el cachorro te muerda, ya sea cuando juegues con él o debido a que le estén saliendo los dientes, quita de inmediato la mano o los dedos de su boca y grita “Ay” con mucha fuerza. Aunque quizás quieras gritarle “¡No!” o “¡Perro malo!”, será mejor que evites decirle algo directamente a él.
    • Por lo general, sin importar las palabras salgan de tu boca, al cachorro solo le interesa el hecho de que le hablas, lo cual significa que le prestas atención. Esto puede motivarlo a seguir con la conducta que provocó esta reacción en ti.
  3. Cuando los cachorros son muy pequeños y aún están con sus madres y hermanos, aprenden cuando un mordisco o una mordida es muy fuerte debido a la reacción que provocan. Aunque la madre puede regañarlos, algunas veces físicamente, si muerden con mucha fuerza a uno de sus hermanos, la reacción suele ser un grito fuerte y dejan de jugar de inmediato. Mediante este proceso, aprenden qué tanto es demasiado y cuánta fuerza es demasiada fuerza. Puedes usar este mismo principio para enseñarle a no morder.
    • Cruza los brazos, aparta la vista del cachorro, e ignóralo durante 5 o 10 segundos. En ciertos casos, quizás sea necesario que salgas de la habitación. Esta medida después de una mordida le hará entender al cachorro que cuando te muerde, se acaba la diversión y la hora de jugar. [1]
  4. Vuelve a mostrarle afecto. Si sigue mordiéndote, debes ignorarlo otra vez, interrumpir el juego y salir de la habitación si es necesario. Esto le demostrará que no recibirá ninguna atención cuando se comporte de esta forma.
    • Si le están saliendo los dientes, dale un juguete adecuado que pueda masticar para estimular el desarrollo de buenos hábitos para masticar y morder. Aunque no le estén saliendo los dientes, también es útil mostrarle qué cosas sí puede masticar. Como sucede al enseñarle cualquier conducta nueva, debes ser constante para que los resultados sean permanentes.
  5. Las distintas actitudes o el lenguaje corporal que le muestres al cachorro o perro podrían potenciar sus buenas o malas conductas. Por ejemplo, si lo ves o le hablas mientras ladra para atraer tu atención, reforzarás esa mala conducta. En cambio, si le prestas atención y le hablas cuando esté tranquilo y juegue con gentileza, reforzarás su buena conducta. Mantente atento a tu forma de actuar con él y a su reacción ante esas acciones. Si lo haces bien, lograrás que el cachorro te respete y te ame. Incluso aprenderá que sin importar lo mucho que le guste morderte, no eres un juguete masticable. [2]
  6. Algunas veces, las señales son muy sutiles y una persona desprevenida podría pasarlas por alto. Estas señales pueden durar varios meses o incluso años antes de que el perro muerda. Un ejemplo sería un perro que ha tolerado durante un tiempo a un niño tosco, antes de sorprender a todos y morderlo.
    • Algunas señales sutiles de advertencia que un perro puede mostrar antes de una mordida, incluyen, entre otras, levantarse y alejarse de una persona, voltear la cabeza hacia el lado contrario de una persona, mostrar una mirada de súplica o bostezar cuando alguien se acerca.
    • Algunas señales más evidentes incluyen, entre otras, las orejas hacia atrás, el pelaje levantado a lo largo del cuello o la espalda, los labios curvos mientras muestra los dientes, un contacto visual directo, gruñidos y ladridos. [3]
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Método 2
Método 2 de 2:

Enseñarle a un perro adulto a no morder

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  1. Uno de los motivos más comunes por los que un perro tiende a morder es el miedo. Este miedo no se debe necesariamente a un mal trato o a que haya sido víctima de abusos. El miedo, en sí, se debe a una socialización inadecuada a medida que el cachorro se convirtió en adulto. [4]
    • Por supuesto, el perro se siente cómodo y es amigable contigo y con tu familia, porque son las personas que están en su entorno la mayor parte de los días y las noches. Las personas y los animales a quienes no conoce tienden a aparecer y a alejarse de una forma más esporádica, lo cual suele provocarle miedo al perro.
  2. Existen distintas razones por las que un perro siente la necesidad de morder, las cuales incluyen una tendencia protectora, dolor, impulso de caza, instintos maternos, o simplemente instintos asociados con la raza. [5]
    • Algunos factores que provocan una tendencia protectora incluyen las situaciones en las que tu perro trata de protegerte a ti, proteger un plato de agua o comida, su espacio personal o su premio o juguete favorito.
    • Las mordeduras relacionadas con el dolor pueden producirse cuando el perro no quiere que lo toquen por una de muchas razones. Es posible que sea un perro de edad avanzada y sufra dolores de artritis, tenga una herida o lesión que esté protegiendo, o quizás una persona distraída lo pisó mientras caminaba.
    • Las mordidas motivadas por un impulso de caza suelen deberse a cualquier cosa que inicie una persecución para el perro, lo cual incluye a los corredores, los ciclistas, los autos o los animales que pasen cerca.
    • Los instintos maternos de una madre primeriza pueden ser feroces y fuertes algunas veces. Respeta el espacio y la manipulación de una nueva madre y sus cachorros en los momentos cuando la intervención humana sea necesaria.
    • Los perros que tienen experiencia en el pastoreo o son de una raza que pastorea tienen una mayor tendencia a seguir sus instintos naturales para juntar en manada a los animales o a las personas, mediante mordeduras y mordiscos en las piernas y los tobillos.
  3. Esto te permite exponer al perro a situaciones que podrían provocarle miedo, únicamente a niveles bajos que es probable que pueda tolerar. Durante esta exposición, debes encargarte de mantenerlo en un estado de felicidad mental. Por lo tanto, en lugar de que se enfoque y sienta miedo o tenga alguna otra reacción ante la situación, debe enfocarse en ti y en el premio o juguete especial que tienes preparado para él. El propósito general de este método es ayudarle al perro a entender que puede tener un estado mental positivo incluso en las situaciones extrañas o atemorizantes.
    • Pídele a alguien que te ayude a trabajar con tu perro. Cuando entrenes al perro junto a una “persona desconocida y nueva”, pídele a tu ayudante que ignore cualquier conducta temerosa que el perro muestre y que te vea a ti. Asegúrate de darle a la persona extraña algunos premios deliciosos que pueda ofrecerle al perro con frecuencia y rapidez para lograr que se enfoque en la parte agradable de la situación. Si le entrega los premios al perro de una forma muy lenta, podría darle el tiempo suficiente para volver a decidir que la situación es atemorizante. Por supuesto, recuérdale a tu ayudante que no debe moverse con mucha rapidez o de una forma amenazante, ni debe hacer ruidos fuertes para no asustar al perro.
  4. El segundo método consiste en entrenar al perro para que reemplace su conducta temerosa con algo divertido y más adecuado. A esto se le conoce como contracondicionamiento operante. El propósito de esta clase de entrenamiento es reorientar la atención del perro hacia ti mientras sigue algunas órdenes básicas, como seguirte de cerca, sentarse o tumbarse. Estas son algunas órdenes que se basan en recompensas y que, por lo general, le indican que recibirá un delicioso premio o amor y afecto de tu parte cuando realice lo que le pidas. Esto produce una vinculación positiva con una situación atemorizante.
    • No olvides que debes tratar de mantener feliz al perro durante el entrenamiento. Finaliza la sesión y aleja al perro de la situación después de 10 o 15 minutos, o antes de que te quedes sin premios. [6]
  5. Los estímulos positivos funcionan muy bien para entrenar a un cachorro o perro adulto, sin importar la conducta que quieras enseñarle. Asegúrate de hacerle elogios cuando muerda los juguetes adecuados y cuando juegue sin morderte.
    • También puedes darle un premio pequeño que no contenga muchas calorías cuando se comporte según lo esperado.
    • También es fundamental que los entrenamientos sean congruentes. Asegúrate de que el perro entienda que las manos, y los dedos de las manos y de los pies están siempre prohibidos, y motiva a las personas que visiten tu casa para que respeten e impongan estos mismos límites con el perro o cachorro. [7]
  6. Enseñarle a tu perro las órdenes básicas con un método basado en recompensas no solo lo encaminará hacia el éxito, sino que también aprenderá a buscar que lo guíes en muchas situaciones. Esto ayudará a reducir las dificultades que tenga para controlar sus impulsos, las cuales podrían estar provocando las mordidas. A medida que avance en el entrenamiento, exponlo poco a poco a situaciones distintas y que podrían ser atemorizantes, mientras empleas los métodos descritos para reorientar su atención.
    • Ten paciencia, sé constante y termina cada sesión de una forma positiva. Todos los perros son distintos y aprenden a su ritmo. Si te dedicas a entrenar a tu perro, te sorprenderás con la rapidez que puede aprenden a crear asociaciones positivas en las situaciones atemorizantes. Por supuesto, esto reducirá las probabilidades de que quiera morder.
  7. Nunca debes usar el castigo físico como una forma de actuar después de una mordida del perro o cachorro. Este puede malinterpretar los golpecitos en la nariz y verlos como una acción juguetona. Además, esto podría provocar más mordidas. Si golpeas a un perro o eres demasiado rudo con él, también lo motivarás a morder más. El castigo físico podría herir al perro o cachorro y arruinar la relación que tengas con él. Evita a toda costa este tipo de disciplina. [8]
  8. Si en algún momento te encuentras en una situación en la que el perro podría morderte a ti o a alguien que esté cerca, recuérdate a ti mismo o a la persona en quien haya puesto la mira que mantenga la calma. Los perros pueden detectar el miedo y la ansiedad. No trates de gritar ni de patear al perro, ya que estas acciones pueden aumentar su temor y agresividad. [9]
    • Evita el contacto visual directo e indícale a cualquier persona involucrada que se pare con una ligera inclinación hacia el perro, de modo que cada persona sea un objetivo más limitado. No dejes de vigilar al perro mientras lo haces. Esta conducta le indicará que no eres una amenaza para su espacio ni para su seguridad en ese momento. También le dará la sensación de que no te asusta.
    • Cuando una amenaza deja de ser un motivo de preocupación para el perro, tiende a perder el interés y la situación se vuelve mucho más fácil de manejar.
  9. Puede ser difícil entrenar a un perro para que se sienta cómodo en todos los aspectos de su vida. Desafortunadamente, a veces el deseo de morder está tan arraigado en su personalidad que supera las capacidades de entrenamiento del dueño. Si te sientes confundido y no logras avanzar en tus esfuerzos por entrenarlo, consulta con un entrenador profesional o un especialista en comportamiento canino antes de tomar alguna decisión que no puedas deshacer.
    • En estos casos, quizás sea necesario tomar algunas medidas extremas, como reubicar al perro en otro hogar, llevarlo a un refugio o, en una situación muy extrema, la eutanasia.
    • En general, los dueños tranquilos hacen resaltar las características de tranquilidad de sus compañeros caninos. Ten esto en cuenta cuando juegues con el perro, le presentes a nuevas personas o animales, lo lleves a nuevos lugares, y cuando disfrutes de su compañía en la comodidad del sofá de la sala. Esto inspirará una mentalidad de tranquilidad en el perro, y le hará saber que le darás mucho más amor y afecto cuando esté tranquilo y juegue de forma amable con los que estén a su alrededor.
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Resumen del artículo X

Si quieres enseñarle a tu perro a no morder, determina si muerde por miedo o dolor para que puedas tratar esos problemas primero. Además, evita los juegos agresivos como el juego de tira y afloja con una cuerda y evita también agitar tus manos cerca de su cara mientras juegas con él. Lo mejor es adiestrar a un perro con técnicas a base de premios y órdenes básicas para enseñarle a controlar sus impulsos. Recuerda ser constante y reforzar positivamente el adiestramiento con mucho cariño y felicitaciones. Si quieres consejos para adiestrar cachorros, ¡sigue leyendo!

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