Ser un oyente bueno y paciente te ayuda a lidiar con muchos de los problemas de la vida y a ver el mundo a través de los ojos de los demás. Enriquece tu comprensión y expande tu capacidad para sentir empatía. También aumenta tu contacto con el mundo exterior al ayudarte a mejorar tus habilidades de comunicación . Las habilidades buenas de oyente pueden proporcionar un nivel más profundo de comprensión acerca de la situación de alguien, y ayuda a saber qué palabras son las mejores para usar o qué palabras se deben evitar. Escuchar (y reconocer) puede parecer simple, pero para hacerlo bien, especialmente cuando surgen los desacuerdos, se necesita un esfuerzo sincero y mucha práctica. Si quieres saber cómo ser un buen oyente, ¡sigue leyendo para empezar!
Pasos
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Ponte en el lugar de la otra persona. Es fácil perderte en tus pensamientos y solo considerar el efecto que el “discurso” de la otra persona tiene en ti. En este caso, tu pensamiento introspectivo bloquea a tu escucha activa. En lugar de que eso ocurra, debes abrir tu mente y ver los problemas desde la perspectiva de la otra persona, y asumir que si hubieras estado en su lugar, habrías divisado una manera de lidiar con el problema con mucha mayor rapidez.
- Recuerda que tienes dos oídos y una boca por una razón. Es más beneficioso escuchar que hablar. Las personas que escuchan más son más observadoras y, por lo tanto, más consideradas, además tienen una mejor comprensión de las cosas. Asegúrate de escuchar en verdad y de no hacer nada más. Quédate en un solo lugar y escucha mientras haces contacto visual para que la persona sepa que estás atento. Incluso si lo que dice te aburre, para esta persona es muy importante que escuches lo que tiene que decir. Si le hablas a tu amigo y él no te presta atención, entonces es obvio que no querrás conversar con él de nuevo, lo que afecta su amistad.
- En lugar de juzgar inmediatamente a la persona que habla o que propone una “solución” de inmediato, solo tómate el tiempo para escuchar y ver la situación desde su perspectiva. Esto te ayudará a escucharla realmente en lugar de formar tus propias opiniones antes de entender por completo la situación en cuestión.
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Evita comparar las experiencias de la otra persona con las tuyas propias. Si bien podrías pensar que lo mejor que puedes hacer para escuchar a esa persona es comparar sus experiencias con las tuyas, esto está lejos de la verdad. Si la persona habla acerca de lidiar con la muerte de un familiar, puedes compartir un poco de tu sabiduría, pero evita decir “Eso es exactamente lo que me pasó…”. Decirlo puede resultar ofensivo o insensible, sobre todo cuando comparas algo realmente serio con tus propias experiencias menos intensas, como al comparar el divorcio de una persona con tu relación de tres meses, lo cual puede generarle un malestar.
- Podrías pensar que esta es la mejor manera de ayudar y de abordar la situación, pero este tipo de pensamiento es en realidad reductivo y puede hacer que la persona piense que no la escuchas en lo absoluto.
- Evita hablar demasiado en primera persona. Este es un indicador claro de que te concentras más en ti que en la situación de la otra persona.
- Por supuesto, si la persona sabe que has tenido una experiencia similar, es posible que te pida activamente tu opinión. En este caso, puedes brindársela, pero ten cuidado de actuar como si tus experiencias fueran exactamente iguales a las suyas.
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No intentes ayudar de inmediato. Algunos creen que, al escuchar, también deben tratar de encontrar una solución rápida y fácil para el problema de la otra persona. En lugar de tener esta actitud, debes aceptar lo que te diga por como es y tomarte el tiempo para pensar en una “solución” cuando la persona hable (solo si en verdad quiere que la ayudes de esta manera). Si comienzas a pensar frenéticamente en todas las posibles soluciones rápidas para su problema, entonces no escucharás de verdad.
- Concéntrate en asimilar todo lo que te diga la persona. Solo después de eso podrás ayudar en verdad.
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Simpatiza. Demuéstrale que te interesa al asentir en los momentos adecuados para que sepa que la escuchas. También di cosas como “Sí” cuando la persona te hable acerca de algo con lo que quiere que estés de acuerdo (puedes saberlo por su tono de voz) o “Guau” cuando te hable acerca de una tragedia o de algo malo que le hicieron. Decir estas palabras le demuestra que no solo la escuchas sino que le prestas atención. Dilas en el momento correcto y con suavidad para que no parezcas prepotente ni entrometido. Intenta apelar a tu lado sensible y consuélala si se siente afligida. Pero, por otro lado, la mayoría de personas no quiere que las compadezcan, así que consuélala pero sin tratar de parecer superior a ella.
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Recuerda lo que te dijo. Una parte importante de ser un buen oyente es asimilar realmente la información que te da esa persona. De esta manera, si te cuenta sus problemas con su mejor amigo y nunca lo has conocido, al menos puedes recordar su nombre para que puedas referirte a él de esa manera, dando a entender que estás mejor informado de la situación. Si no recuerdas ningún nombre, detalle o evento importante, entonces no parecerá que la escuchas.
- No hay problema si no tienes una memoria excelente. Sin embargo, si detienes la conversación constantemente para pedirle que te aclare algún punto o si te olvidas de todas las personas mencionadas, entonces no parecerás muy buen oyente. No necesitas recordar cada detalle mínimo, pero tampoco querrás que la otra persona piense que tiene que repetir lo que dice un millón de veces.
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Hazle un seguimiento a la conversación. Otra parte importante de ser un buen oyente es que debes hacer algo más que solo escuchar a la persona, tener una conversación con ella y nunca volver a pensar en el tema. Si en verdad quieres demostrar tu preocupación, entonces debes preguntarle acerca de la situación la próxima vez que estén a solas o incluso enviarle un mensaje de texto o llamarla para ver la manera en la que progresa. Si se trata de algo serio como un divorcio inminente, una búsqueda de trabajo o incluso una enfermedad, puede ser bueno demostrar que te importa al comunicarte con esa persona aun cuando no te lo haya pedido. Sin embargo, si no quiere que se lo preguntes constantemente, no lo hagas, acepta su decisión pero dile que siempre estarás ahí para apoyarla.
- Esa persona podría sentirse conmovida por el hecho de que hagas el esfuerzo de pensar realmente en ella más allá de la conversación y que incluso te comuniques con ella para saber cómo le va. Esto lleva tus habilidades de escucha al siguiente nivel.
- Por supuesto, existe una diferencia entre hacer un seguimiento y fastidiar a la persona. Si te habló acerca de cómo piensa renunciar a su trabajo, probablemente no quiera que le envíes un mensaje de texto a diario preguntándole si ya lo hizo o pondrás una presión innecesaria en la situación, lo que la estresará en lugar de ayudarla.
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Ten en cuenta lo que no debes hacer. Saber lo que debes evitar cuando intentas ser un buen oyente puede ser casi tan útil como saber qué hacer. Si quieres que esa persona te tome en serio y piense que eres respetuoso, entonces estos son algunos aspectos generales que debes evitar:
- No la interrumpas a la mitad de una idea.
- No la interrogues. Por el contrario, hazle preguntas con delicadeza y solo cuando sea necesario (por ejemplo, entre momentos de calma cuando no hable).
- No trates de cambiar el tema, incluso si te sientes incómodo.
- Evita decir “No es el fin del mundo” o “Te sentirás mejor en la mañana”. Esto solo minimiza los problemas de la persona y la hace sentir mal.
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Mantente en silencio al principio. Podría parecer obvio y trillado, pero uno de los mayores obstáculos para escuchar es resistir la tentación de expresar los pensamientos impulsivos. Del mismo modo, muchas personas expresan falsamente su empatía al compartir sus propias experiencias similares. Ambas respuestas “intuitivas” pueden ser útiles, pero generalmente son demasiado usadas y, por último, abusadas.
- Haz a un lado tus propias necesidades y espera pacientemente a que la otra persona desarrolle sus pensamientos a su propio ritmo y a su propia manera.
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Garantízale tu confidencialidad a esa persona. Si te cuenta algo muy privado o importante, debes dejar en claro que eres alguien de confianza que puede mantener la boca cerrada. Dile que puede confiar en ti, que lo que diga se quedará entre los dos y que siempre cumples tu palabra. Si la persona no está segura de si realmente puede confiar en ti, entonces habrá menos probabilidades de que se sincere. En este caso, no debes forzarla a que se abra, ya que eso la hará sentir incómoda o enfadada.
- Por supuesto, cuando le digas que lo que te cuente se mantendrá en secreto, debes hablar con sinceridad, a menos que hayan circunstancias que te impidan mantener tu palabra, como en el caso de que la persona quiera suicidarse y estés muy preocupado por ella. Sin embargo, si no puedes ser totalmente digno de confianza, entonces nunca serás un buen oyente.
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Actúa de manera alentadora cuando hables. Es importante hablar de manera empática en intervalos apropiados durante la conversación para que la otra persona no piense que no la escuchas en lo absoluto. Es útil “resumir y replantear” o “repetir y alentar” los puntos principales. Esto ayudará a que la conversación sea fluida y hará que la persona se sienta menos cohibida de hablar. Esto es lo que debes hacer:
- Repetir y alentar: repite algunas cosas que dijo la otra persona y, al mismo tiempo, proporciona comentarios positivos a modo de estímulo. Por ejemplo, podrías decir “Puedo ver que no te agradó tener que cargar con la responsabilidad. A mí tampoco me hubiera gustado”. Sin embargo, utiliza esta técnica con cuidado. De vez en cuando, emplea un tono empático a modo de impulso, porque si exageras demasiado, darás la impresión de ser condescendiente.
- Resume y replantea: es muy útil resumir tu comprensión de lo que te dijo la otra persona y replantearlo con tus propias palabras. Esto le reafirma que has escuchado realmente lo que dijo y que lo has “comprendido”. También le brinda una oportunidad para corregir suposiciones e ideas equivocadas sobre lo que entendiste.
- Asegúrate de dejar la puerta abierta con frases como “Podría estar en un error, pero…” o “…corrígeme si me equivoco”. Esta técnica es especialmente útil cuando te frustras o piensas que tu capacidad para escuchar flaquea.
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Realiza preguntas significativas y motivadoras. Evita investigar o poner a la otra persona a la defensiva. En lugar de eso, opta por usar las preguntas como un medio por el cual pueda comenzar a formular sus propias conclusiones acerca de los problemas surgidos. Esto puede ayudarle a tomar sus propias conclusiones sin parecer sentenciosa o demasiado contundente. Estas son algunas cosas que debes tener en cuenta:
- Una vez que hayas demostrado tu capacidad empática para escuchar, es momento de pasar a la escucha motivadora: redefine las preguntas que hagas. Por ejemplo, “No te agradó cargar con la responsabilidad. Pero no puedo entender por qué te echan la culpa en lugar de simplemente pedirte que no lo hagas de esa manera”.
- Formular la pregunta de esta manera la da a la otra persona una necesidad de responder directamente a tu falta de entendimiento acerca de algo. En el proceso de respuesta, esta persona debe comenzar a pasar de una respuesta emocional a una más lógica y constructiva.
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Espera a que la persona se abra. En el proceso de estimular una respuesta constructiva, un oyente activo debe ser muy paciente y permitir que la otra persona adquiera el flujo total de sus pensamientos, sentimientos e ideas. Al principio, puede comenzar de a pocos y desarrollar el flujo total podría tardar un tiempo. Si presionas demasiado pronto y haces muchas preguntas personales e inquisitivas, es posible que obtengas el efecto opuesto a lo esperado y podría hacer que la persona se ponga a la defensiva y se sienta renuente a compartir cualquier información.
- Sigue teniendo paciencia y poniéndote en el lugar de la otra persona. A veces es útil imaginar la razón por la que dicha persona ha llegado a esa situación.
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No la interrumpas con tus sentimientos o pensamientos acerca de lo que dice. En lugar de eso, espera a que te pida tu opinión antes de interrumpir el flujo de su discurso. Para poder escuchar activamente, es necesario que el oyente deje de lado sus propias opiniones temporalmente y que espere pacientemente el momento adecuado en la conversación. Cuando esta se interrumpa, brinda un resumen o una serie de opiniones empáticas.
- Si interrumpes demasiado pronto a esa persona, se frustrará y no podrá asimilar completamente lo que digas. Estará ansiosa por terminar de contar su parte y causarás una molestia y distracción.
- Evita dar consejos directos (a menos que te los pidan). En lugar de eso, permite que la persona te hable acerca de la situación y saque sus propias conclusiones. Esto los fortalece a ambos. Es el rumbo que tiene más probabilidades de conducir a un cambio beneficioso y de autocomprensión para ambos.
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Tranquiliza a la persona. Sin importar cuál sea la conclusión de la conversación, permite que sepa que te has sentido feliz de escucharla y de ser un buen oyente. Deja en claro que estás dispuesto a tener una conversación más a fondo si es necesario, pero que no la presionarás en lo absoluto. Además, reafírmale tu intensión de mantener la conversación en secreto. Incluso si la persona se encuentra en una situación terrible y decir algo como “Todo va a estar bien” parece completamente fuera de lugar, aún puedes tranquilizarla diciéndole que estarás ahí para escucharla y ser de ayuda.
- Incluso puedes tocar su mano o su rodilla, poner tu brazo a su alrededor o darle otro toque reconfortante. Haz lo que sea apropiado para la situación. No querrás sobrepasar los límites cuando se trata de tocarla.
- Ofrécele tu ayuda con cualquier solución si tienes la capacidad, el tiempo y la experiencia para eso. Sin embargo, no desarrolles falsas esperanzas . Si el único recurso que puedes brindar es continuar siendo un oyente activo, déjalo en claro. De por sí, esta es una ayuda sumamente valiosa.
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Cuando des algún consejo recuerda hacerlo de manera neutral y sin basarte en tus propias experiencias. Piensa en lo que es mejor para la persona en cuestión en lugar de en lo que hiciste a pesar de que pueda ser de ayuda.Anuncio
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Haz contacto visual. El contacto visual es importante cuando escuchas. Si das la impresión de que no tienes interés y de que estás distraído, es posible que tu amigo nunca se vuelva a abrir contigo. Cuando alguien te hable, concéntrate directamente en sus ojos para que sepa con certeza que estás asimilando cada palabra que diga. Incluso si el tema no es de tu interés, al menos respétalo y escucha realmente lo que tiene que decir.
- Enfoca los ojos, los oídos y tus pensamientos únicamente en esa persona y conviértete en un buen oyente. No te concentres pensando en lo que dirás después, en lugar de eso, mantén toda tu atención en lo que te dice (no olvides que se trata de ella, no de ti).
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Dale a esa persona toda tu atención. Si quieres ser un buen oyente, es importante que crees un espacio físico y mental propicio. Elimina todas las distracciones y bríndale toda tu atención a la persona que tiene algo que decir. Apaga tus dispositivos de comunicación (entre ellos los teléfonos celulares) y realiza la conversación en un lugar sin distracciones. Una vez que estén frente a frente, tranquiliza tu mente y ábrete completamente a lo que tenga que decirte.
- Elige un lugar libre de distracciones o de otras personas que puedan llamar tu atención. Si van a una cafetería, asegúrate de enfocarte en quien habla, no en los personajes interesantes que entran y salen por la puerta.
- Si van a conversar en un lugar público, como en un restaurante o en un café, evita sentarte cerca del televisor encendido. Incluso si estás determinado a darle toda tu atención a esa persona, puede ser tentador darle un vistazo rápido al televisor, sobre todo si están dando tu programa favorito.
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Alienta a la persona utilizando tu lenguaje corporal. Asentir con la cabeza le indicará que entiendes lo que dice y la alentará a continuar. Adoptar posturas, posiciones y movimientos corporales que sean similares a los de ella (imitación) le permitirá relajarse y abrirse más. Intenta mirarla directo a los ojos. Hacerlo no solo le demuestras que la escuchas, sino que también tienes un interés auténtico en lo que dice.
- Otra forma de usar el lenguaje corporal para estimular a la persona es girar el cuerpo hacia ella. Si lo giras en la dirección contraria, podría parecer que tienes ganas de irte. Por ejemplo, si cruzas las piernas, hazlo en dirección hacia el que habla en lugar de hacia el otro lado.
- Tampoco cruces los brazos sobre el pecho, ya que con esta postura parecerás poco amigable o escéptico, aun si en verdad no te sientes así.
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Escucha activamente para expresar tu interés. La escucha activa implica todo el cuerpo y el rostro tanto de ti como de la otra persona. Puedes estar en silencio mientras dejas en claro que prestas atención a cada palabra que te dice. Así es como puedes sacar el mayor provecho de la situación al ser un oyente activo:
- Tus palabras : si bien no necesitas decir cosas como “Ya veo” o “Correcto” cada cinco segundos para evitar que la conversación se torne aburrida, puedes decir alguna frase alentadora de vez en cuando para demostrar que prestas atención.
- Tu expresión : mira con interés y cruza miradas con la otra persona de vez en cuando. No la abrumes al mirarla intensamente, pero refleja amabilidad y una actitud receptiva con respecto a lo que escuchas.
- Lee entre líneas : siempre mantente alerta a las cosas que no se hayan mencionado y a las señales que puedan ayudarte a estimar los verdaderos sentimientos del que habla. Observa sus expresiones faciales y corporales para tratar de recopilar toda la información posible, no solo de las palabras. Imagina qué tipo de estado mental te habría provocado tales expresiones, lenguaje corporal y volumen.
- Habla con aproximadamente el mismo nivel de energía que la otra persona. De esta manera, sabrá que recibes el mensaje y que no hay necesidad de repetirlo.
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No esperes que esa persona se abra inmediatamente. Sé paciente y mantén tu disposición a escucharla sin darle ningún consejo.
- Intenta repetir lo que dice para confirmar su significado exacto. A veces, las palabras pueden significar cosas diferentes. La mejor manera de confirmarlo y evitar malentendidos entre ambos es repetir lo que dice la otra persona para que se dé cuenta de que la escuchas y para que los dos compartan la misma idea.
- Considera las circunstancias. Si es una persona sensible, no seas muy "duro".
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Consejos
- Solo porque alguien te cuente sus problemas no significa necesariamente que quiera o que necesite que soluciones algo. A veces, solo quiere que lo escuchen.
- Evita repetir las oraciones palabra por palabra. Hacerlo puede ser irritante.
- Cuando observes a la persona que habla, mírala a los ojos. Esto le demuestra que estás completamente enfocado en ella y no distraído con otras cosas. Suaviza los ojos y evita las miradas de incredulidad. Siéntete cómodo con lo que te dice, en tanto te sea posible.
- Ten en cuenta que a veces necesitamos escuchar “entre líneas”, pero hay ocasiones en las que necesitamos asimilar las cosas por cómo son y seguir el flujo de lo que nos cuenta la otra persona.
- Si piensas en lo que vas a decir después mientras la otra persona está hablando, significa que no la escuchas. Has apagado tu capacidad para ayudar.
- Evita trivializar. Evita los comentarios como “Miles de personas tienen este problema, así que no te preocupes por eso”.
- Mientras más difícil se haga escuchar, más importante es hacerlo.
- Ser un buen oyente es una de las habilidades más importantes que debes tener si quieres avanzar en tu carrera y desarrollar relaciones significativas con los demás.
- Nunca des consejos “increíbles” (a menos que te lo pidan). Las personas solo quieren a alguien que las escuche, no a alguien que les dé lecciones.
- A partir de ahora escucha a la persona que te habla y a tus alrededores. Te impresionarás por lo que oigas. Solo observa a los demás y escucha lo que digan y hagan. Aprenderás mucho con tan solo escuchar.
Advertencias
- Si formulas una respuesta antes de que la otra persona haya terminado de hablar, significa que en realidad no la escuchas. Procura esperar hasta que haya terminado de hablar para hacer un comentario. Despeja tu mente, ponla en blanco y comienza de nuevo.
- Incluso si la historia que la persona te cuenta es “muy extensa” como para permanecer interesado, haz tu mejor esfuerzo para sacudirte la cabeza y escuchar lo que dice. Podrías no saberlo pero es probable que te aprecie mucho por escuchar lo que tiene que decir. Hacerlo fortalece el vínculo de la relación que tienen.
- Haz contacto visual. Si no ves a la persona a los ojos, podría pensar que no la escuchas. *No solo asientas, ya que pensará que estás demasiado distraído como para prestar atención y que en realidad no estás escuchando.
- Evita hablar demasiado en el momento en que la otra persona te cuente algo muy importante para ella. Así ´pensará que puede confiar en ti lo suficiente como para contarte algo valioso para ella y si le faltas el respeto de alguna forma o te comportas como si no te interesara (incluso si no lo haces a propósito), pensará que no puede decirte nada más y eso podría perjudicar su amistad o reducir las posibilidades de ser amigos. Si el tema es muy importante para ella, quizás quieras emplear algunos comentarios que se relacionen a sus emociones faciales y tratar de estar de acuerdo.
- Si no entiendes lo que la otra persona dice, asiente con la cabeza y muéstrale que te importa, ya que lo que espera es que escuches lo que tiene que decir.