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Activar almendras es esencialmente remojarlas en agua durante unas horas, después de lo cual puedes comerlas crudas o cocinarlas. Al hacerlo, las almendras comenzarán a brotar, lo cual hará que las encimas dentro de las almendras se descompongan. En su estado de germinación, todas las proteínas, vitaminas, minerales y ácidos grasos se activan, lo que significa que tu cuerpo puede absorberlas a todos y aprovechar al máximo esta sabrosa comida, ya sea que solo la comas como refrigerio o las añadas a un plato más grande. Las almendras inactivadas, ya sean crudas o tostadas, contienen inhibidores enzimáticos que evitan que tu sistema digestivo extragia todos sus valiosos nutrientes.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Remojar las almendras

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  1. En caso de que no se vendan almendras crudas en tu supermercado local, puedes buscarlas en una tienda local de alimentos saludables. Es posible comprar almendras crudas ya sea orgánicas o no orgánicas. [1]
    • Ten cuidado de que no tengan sal ni estén tostadas.
  2. El tazón que uses debe tener el tamaño suficiente como para que quepan las almendras y el agua que las cubra. La cantidad de almendras que quieras activar determinará si deberás usar 2 o 4 tazas. [2]
  3. Debes verter una cantidad suficiente de agua en el tazón como para que todas las almendras queden sumergidas en 4 cm (1,5 pulgadas) de agua. Luego, incorpora al tazón entre media y una cucharada de sal marina y, con una cuchara, revuelve las almendras con la sal y el agua. [3]
    • La sal ayuda a desactivar los inhibidores de enzimas.
  4. Usa un paño limpio para cubrir el tazón y luego resérvalo en el mostrador. Deja remojar las almendras toda la noche o bien de 7 a 12 horas. [4]
  5. Después de que las almendras hayan terminado de remojarse, escúrrelas vertiéndolas en un colador. Sujeta el colador bajo agua corriente para así enjuagar la sal y otros residuos de las almendras. [5]
  6. Es posible consumirlas crudas sin tostarlas, aunque, si prefieres el sabor y la textura crujiente de las almendras deshidratadas, puedes deshidratarlas ya sea en el horno o en un deshidratador. [6]
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Deshidratar las almendras

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  1. Llena el fondo de un tazón pequeño con sal, azúcar con canela, condimento cajún o una de tus mezclas secas favoritas. Revuelve las almendras en la mezcla seca hasta que queden cubiertas de manera uniforme. [7]
  2. Forra una bandeja para horno con papel vegetal y luego vierte sobre él las almendras, esparciéndolas de manera uniforme sobre la bandeja. [8]
    • Las almendras deben quedar completamente apoyadas sobre el papel vegetal y no unas sobre otras.
  3. En caso de que la configuración más baja para la temperatura de tu horno sea de más de 65 °C (150 °F), debes hornearlas a la configuración más baja durante entre 8 y 10 horas. Sabrás que las almendras están listas cuando su sabor sea seco o cuando la parte central esté seca y no húmeda y suave. [9]
    • Antes de almacenar las almendras, debes tener cuidado de que estén completamente secas, ya que, si no es así, les crecerá moho aunque las guardes en un recipiente hermético.
  4. Configúralo a 65 °C (150 °F) y dispón las almendras en una sola capa sobre las bandejas del deshidratador. Luego, deshidrátalas durante entre 12 y 24 horas o bien hasta que queden crujientes. [10]
    • No es necesario forrar las bandejas del deshidratador con papel vegetal.
  5. Debes dejar que se enfríen hasta alcanzar la temperatura ambiente durante alrededor de una hora y luego colocarlas en un frasco de conserva o en un recipiente hermético de plástico o de vidrio. Guárdalas en la alacena durante un mes. [11]
    • Asimismo, es posible guardarlas en el refrigerador durante hasta 6 meses.
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