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Al igual que sus compañeros humanos, los gatos pueden ser diabéticos. Si a tu amado felino se le ha diagnosticado diabetes recientemente, puede que te sientas nervioso o abrumado ante la idea de tener que administrarle inyecciones de insulina. Afortunadamente, administrarle insulina a un gato no es un proceso difícil o complicado, y no es demasiado doloroso o desagradable para la mayoría de los gatos. Ayuda al gato diabético aprendiendo a almacenar y manipular la insulina, a desarrollar una buena rutina de inyección y a administrar una inyección correctamente.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Almacenar y manipular la insulina

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  1. La insulina vendrá con instrucciones detalladas acerca del almacenamiento y el manejo apropiados. Asegúrate de familiarizarte con estas instrucciones y habla con el veterinario si tienes alguna pregunta.
  2. La insulina puede deteriorarse y volverse ineficaz si se expone al calor. Es mejor almacenarla en la puerta de la refrigeradora (en donde las temperaturas son más estables). [1]
    • Si la insulina está turbia o descolorida, entonces ha estado expuesta al calor o ha caducado, deséchala y usa un frasco nuevo.
  3. Haz rodar el frasco 2 o 3 veces para que el contenido se mezcle uniformemente. Nunca agites la insulina, pues eso puede hacer que se formen burbujas. [2]
  4. Quita el protector de la aguja del extremo de la jeringa. Pon el frasco de insulina boca abajo y desliza la aguja en el tapón de goma de la parte superior del frasco. [3]
  5. Jala el émbolo para llenar la jeringa con la cantidad de insulina que el veterinario te haya indicado como la dosis adecuada para el gato. Presiona el émbolo para inyectar la insulina en el frasco y, a continuación, vuelve a introducir la insulina en la jeringa por segunda vez. Esta medida ayudará a reducir las probabilidades de que se formen burbujas de aire en la jeringa, lo cual puede dificultar la tarea de medir la dosis con precisión. [4]
    • Revisa dos veces la jeringa para asegurarte de tener la dosis correcta. El veterinario debe darte instrucciones claras sobre cuántas unidades o mililitros debes administrarle al gato.
  6. Una vez que hayas comprobado que tienes la dosis adecuada de insulina en la jeringa, guarda el frasco en la refrigeradora y coloca la jeringa en un lugar seguro (por ejemplo, en el mostrador de la cocina, en el botiquín del baño o en algún otro lugar fresco y estable en el que esté fuera del alcance de las mascotas y los niños pequeños) hasta que estés listo para administrarle la dosis al gato.
    • No dejes la insulina en la jeringa por mucho tiempo, pues puede adherirse al plástico.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Crear la rutina de inyección

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  1. El veterinario puede indicarte que administres al gato una inyección una o dos veces al día. Lo mejor es administrarle las inyecciones aproximadamente a la misma hora todos los días. Las inyecciones de insulina se deben administrar inmediatamente después de que el gato haya comido. Esta medida evitará que el nivel de azúcar en la sangre del gato descienda a un nivel demasiado bajo.
  2. Es mejor no inyectarle la insulina mientras coma, porque eso puede hacer que se sienta nervioso e inseguro durante la hora de la comida. Deja que el gato termine de comer sin molestarlo.
    • Pregúntale al veterinario qué hacer si el gato se salta una comida o si vomita inmediatamente después de comer. Puede recomendarte que le pongas una dosis reducida en estas situaciones.
  3. Acaricia o acicala al gato unas cuantas veces para calmar su ansiedad y háblale con una voz apacible y reconfortante. Puedes tratar de ofrecerle un bocadillo pequeño y saludable, como un trozo de pollo cocido sin condimentar, mientras lo preparas para la inyección. [5]
    • Si el gato tiende a forcejear o a entrar en pánico mientras le pones la inyección, puedes pedirle a otra persona que te ayude a sujetar o a distraer cuidadosamente al gato durante la administración de la inyección.
  4. Si tienes la certeza de que el gato permanecerá tranquilo cuando le pongas la inyección, puedes colocarlo en tu regazo. Sin embargo, hay menos riesgo de que el gato y tú salgan lastimados si lo colocas en una superficie plana y elevada, como una mesa. [6]
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Inyectar la insulina

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  1. Una vez que tengas al gato en posición y listo para recibir la inyección, toma la jeringa que has llenado con la dosis adecuada de insulina. Quita la tapa de seguridad de la aguja y sostén la jeringa con la mano dominante (es decir, si eres derecho, sostén la jeringa con la mano derecha). [7]
  2. Escoge un pliegue pequeño de piel a lo largo del lomo, los hombros, el costado del pecho o el abdomen del gato. Tira suavemente de la piel del gato hacia arriba para que se forme una especie de tienda de campaña. [8]
    • Evita inyectar la insulina en el mismo sitio varias veces, pues eso puede provocar la acumulación de tejido cicatricial o la aparición de granulomas. [9]
  3. Trata de no empujar la aguja de manera que atraviese el pliegue de la piel, el pulgar o el dedo que sostiene la piel del gato. Mantén el pulgar en el émbolo a medida que insertas la aguja. [10]
  4. Presiona el émbolo con el pulgar y saca inmediatamente la aguja cuando hayas terminado. [11]
    • Es posible que tengas que jalar un poco el émbolo antes de poner la inyección para asegurarte de no haber pinchado un vaso sanguíneo. Si entra sangre en la jeringa cuando jales el émbolo, retira la aguja y pon la inyección en otro lugar.
    • Vuelve a colocar la tapa de seguridad en la aguja tan pronto como hayas terminado de poner la inyección.
  5. Felicita al gato con una voz suave y acarícialo delicadamente. También puedes ofrecerle un bocadillo pequeño, como un pedazo de pollo cocido.
  6. Coloca la aguja con la tapa puesta en un contenedor a prueba de pinchazos. Es posible que puedas conseguir un contenedor especialmente diseñado para “objetos punzantes” en el consultorio del veterinario o en la farmacia local. Pregúntale al veterinario o al servicio local de eliminación de desechos sobre los procedimientos adecuados de eliminación en el área en la que vives. [12]
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Consejos

  • Calienta ligeramente la insulina entre los dedos una vez que esté en la jeringa e inmediatamente antes de inyectarla. La insulina fría arde. Si la calientas un poco, será una experiencia más agradable para el gato.
  • Pídele al veterinario la aguja más fina y corta posible para ponerle la insulina al gato. Las agujas más pequeñas son menos dolorosas para tu mascota.
  • Asegúrate de tener las jeringas adecuadas para el tipo de insulina del gato. Hay varios tipos. Llama al veterinario si tienes alguna pregunta o inquietud con respecto a las jeringas.
  • Por lo general, el gato sentirá menos dolor en el abdomen, especialmente si es gordo.
  • Mantén un registro de las inyecciones diarias del gato marcándolas en un calendario o una agenda tan pronto como termines de poner cada inyección.
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Advertencias

  • Nunca cambies la dosis de insulina del gato o dejes de administrársela sin consultar con un veterinario.
  • Lleva al gato al veterinario o al centro veterinario de emergencias si exhibe síntomas de hipoglucemia u otras conductas inexplicables.
  • Presta atención a los signos de un trastorno potencialmente letal llamado hipoglucemia (bajos niveles de azúcar en la sangre), el cual puede producirse si el gato no ha comido antes de una inyección o si le pones una dosis incorrecta. Los síntomas pueden incluir cambios de apetito, desorientación, debilidad, temblores o convulsiones.
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