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Tal vez te parezca difícil cambiar de maceta una planta porque temes dañarla retirándola de forma incorrecta de su vieja maceta o temes no trasplantarla de forma adecuada y así causarle la muerte. Pero si sabes cómo preparar una nueva maceta, retirar la planta de su vieja maceta y prepararla para la nueva, esta tarea se volverá mucho más fácil.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Preparar la nueva maceta

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  1. Si vas a cambiar tu planta a una nueva maceta, elige una con 2,5 a 5 cm (1 a 2 pulgadas) de diámetro y profundidad mayor que la maceta actual.
    • Si optas por una maceta con dimensiones superiores a las recomendadas, las raíces deberán crecer en la maceta antes que la planta misma pueda empezar a crecer. Es decir, la planta necesita desarrollarse hacia abajo antes de poder hacerlo hacia arriba. [1]
  2. Al momento de seleccionar una nueva maceta, asegúrate de que incluya agujeros de drenaje para permitir el escape del exceso de agua. Aun si optas por una maceta del tamaño adecuado, no querrás que el agua se asiente en el fondo y haga que se pudran las raíces. [2]
  3. Es esencial desinfectar las macetas viejas antes de volver a usarlas, puesto que pueden acumular minerales u otros desechos que perjudican el crecimiento de la planta. Por ejemplo, las sales minerales pueden deshidratarla e impedir su florecimiento. Otros residuos pueden albergar organismos causantes de enfermedades. [3]
    • Para desinfectar la maceta, sumérgela en una solución compuesta de una parte de lejía con 9 partes de agua al menos por 10 minutos. Colócala en una solución de agua y detergente para platos y luego enjuágala.
    • Si deseas limpiar los depósitos minerales y los residuos de una maceta de acero, restriégalos con lana de acero o un cepillo de cerdas de alambre. Las macetas de plástico solo requieren una esponja para restregar. Puedes raspar los depósitos restantes con un cuchillo.
    • Una vez limpia la maceta, enjuágala con agua y luego remójala hasta que esté lista para usarla.
  4. Si has decidido usar una maceta de terracota para el trasplante, debes sumergirla en agua por unas cuantas horas antes de empezar con el proceso. La terracota es muy porosa y, por ende, absorbe el agua con facilidad. No querrás que la maceta robe el agua de la planta. [4]
  5. Si bien son importantes los agujeros de drenaje en una maceta, también debes asegurarte de que estos no dejen escapar la tierra. Cúbrelos con algo que permita el paso del agua, como una toalla de papel o un filtro para café.
    • Usar un material poroso como la toalla de papel o el filtro para café sobre los agujeros de drenaje permitirá el paso del agua para que la planta no se ahogue, pero a la vez hace más lento este proceso de modo que la tierra pueda absorber el agua y ayudar a la planta. [5]
  6. La planta necesita una base de tierra por debajo, de modo que las raíces tengan algo en lo que crecer.
    • No llenes en exceso la maceta antes de introducir en ella la nueva planta. Si bien las raíces necesitan algo en lo que crecer, también es necesario que estén bien abajo en la maceta a una distancia suficiente para que no sobresalgan de la parte superior. [6]
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Preparar la planta

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  1. La planta saldrá con mayor facilidad de la vieja maceta si el cepellón está húmedo. Debes regarla unas horas antes de cambiarla de maceta. Así la ayudarás a mantenerse saludable incluso si pierde una o dos raíces durante el trasplante. [7]
    • El cepellón es la parte de la planta que se extiende dentro de la maceta actual. Consta de raíces y tierra, y suele conservar la forma de la maceta después de sacarla. [8]
  2. Pon tu mano sobre la parte superior de la maceta y coloca el pulgar y el dedo índice alrededor del tallo de la planta. Luego pon la maceta de lado y mueve suavemente la planta hacia adelante y atrás hasta que salga. [9]
    • Si la planta no sale tras intentarlo varias veces, usa un cuchillo para cortar el borde de la tierra y vuelve a intentarlo. [10]
    • En caso de romperse algunas raíces, no te preocupes porque de todos modos será necesario podar el cepellón.
  3. Para asegurarte de que la planta se adapte a su nueva maceta, debes retirar parte del viejo cepellón para exponer las raíces frescas a la nueva tierra de la nueva maceta. Corta las raíces que cuelgan por debajo del cepellón y haz 3 o 4 ranuras en la parte inferior del cepellón hasta un tercio hacia arriba. [11]
    • Si el cepellón es negro o tiene un olor, es probable que la planta sufra de algún tipo de enfermedad micótica, lo que indica que no podrás salvar la planta ni cambiarla de maceta.
    • También puedes recortar las raíces especialmente gruesas en los costados del cepellón. [12]
  4. Una vez que hayas podado el cepellón y expuesto las raíces saludables, desenreda algunas de las restantes. De este modo, les darás a las raíces un mayor contacto con la nueva tierra de la nueva maceta. Esto estimula el crecimiento de las raíces hacia arriba en vez de alrededor del cepellón. [13]
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Cambiar de maceta la planta

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  1. 1
    Añade algo de tierra a la maceta. Este es el primer paso para darle a la planta un lugar para asentarse. Asegúrate de que la parte superior del cepellón no esté a menos de 2,5 cm (1 pulgada) por debajo del borde de la maceta, de modo que no se inunde al regarlo. Puedes medirlo para verificarlo. [14]
  2. Mientras la introduces en su nueva maceta, céntrala mirándola desde arriba y asegurándote de que no esté más cerca de un lado de la maceta que de los demás lados. También debes verificar que esté derecha. Mientras miras la planta de un lado, gira la maceta y asegúrate de que la planta no esté inclinada en una sola dirección. [15]
  3. Una vez que la planta esté en su nueva maceta, debes colocar tierra en la maceta alrededor del cepellón. No te excedas; la línea de tierra debe ser 2,5 cm (1 pulgada) por debajo de la parte superior de la maceta. [16]
    • Puedes añadir la tierra de dos formas. Una es solo verterla alrededor y por encima del cepellón. La otra es verterla y luego presionarla. Esta última es la mejor opción para una planta bien asentada, ya que ayudará a mantener la planta estable y uniforme.
  4. Una vez que esta se encuentre en su nueva maceta y que hayas llenado la maceta con tierra, debes regarla. Esto les permitirá a las raíces absorber los nutrientes de la tierra y garantizará que la planta se adapte a la nueva maceta.
    • Es probable que necesites añadir más tierra para llenar las zonas vacías una vez que riegues la nueva planta y que la tierra se asiente. [17]
    • Además, es mejor mantener la planta lejos del sol y del exceso de humedad después de trasplantarla. Tampoco la fertilices de inmediato.
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Consejos

  • Si trasladas la planta a la misma maceta, debes limpiarla con agua jabonosa caliente para eliminar las bacterias antes de continuar con los demás pasos descritos anteriormente.
  • Sabrás que tu planta necesita un cambio de maceta si las raíces salen por la parte superior de la tierra o por los agujeros de drenaje en la parte inferior de la maceta. Si no observas ninguna raíz, pero la planta parece haber dejado de crecer, lo más probable es que tenga las raíces anudadas. Esta es una clara señal de que es necesario trasplantarla para permitir más espacio para el crecimiento de las raíces.
  • Las plantas jóvenes que aún están en crecimiento necesitan un cambio de maceta una vez al año para mantener su crecimiento y salud en general. En el caso de las plantas más grandes, debes trasplantarlas cada 2 años.
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Advertencias

  • No cortes las raíces saludables a menos que vayas a podarlas con el fin de mantener la planta del mismo tamaño o convertirla en una miniatura (como ocurre con el Bonsái).
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