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Si tienes riñones anormales o un problema hepático, es posible que tengas que aprender cómo comer menos proteínas de tal manera que los metabolitos de nitrógeno tóxicos, el amoniaco o la urea no se acumulen en tu sistema y dañen tu bienestar general. Al reducir las proteínas, básicamente ayudas a reducir el trabajo de los riñones y el hígado y le quitas estrés innecesario a tu cuerpo. Solo debes comenzar una dieta baja en proteínas cuando te lo indiquen y bajo la supervisión de un doctor.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Identificar las fuentes de proteína en tu dieta

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  1. Si tienes problemas con tu hígado o tus riñones, por ejemplo si te han diagnosticado insuficiencia renal crónica, es posible que te indiquen reducir tu consumo de proteínas. Cuando tu cuerpo procesa la comida, se forma el residuo, la urea. Si tienes problemas con tus riñones, es posible que la urea no circule como debería. Una acumulación de dichos residuos puede ser muy dañino para tu salud. [1]
    • Al reducir la cantidad de proteínas que consumes, disminuirás el trabajo de tus riñones.
    • Pero recuerda que las proteínas son una parte esencial de tu dieta y solo debes cambiar a una dieta baja en proteínas cuando te lo indiquen y bajo la supervisión de un doctor.
  2. El primer paso para comer menos proteínas es entender claramente dónde y cómo consumes proteínas en primer lugar. Consumimos dos tipos de proteínas, proteínas con alto valor proteínico y con bajo valor proteínico. La proteína animal tiene alto valor proteínico. Es importante que consumas suficiente de esta para mantener tu cuerpo sano. Este tipo de proteína normalmente produce menos residuos que las proteínas con bajo valor proteínico debido al equilibrio de aminoácidos. [2]
    • El pollo, el pavo, el pescado, la carne roja, los huevos y el cerdo son alimentos con alto valor proteínico.
    • Los lácteos también tienen un alto valor proteínico, pero también contienen una gran cantidad de fósforo. Debido a esto, es posible que debas reducir la cantidad de productos lácteos que consumes. [3]
  3. Las proteínas de vegetales y plantas son conocidas por tener bajo valor proteínico ya que contienen menos aminoácidos esenciales que las de alto valor proteínico. [4] Los ejemplos de este tipo de proteínas incluyen cereales, pan, nueces, pasta, arroz, fideos y frijoles secos. [5]
    • A veces las proteínas con alto valor proteínico, ricas en aminoácidos, son conocidas como proteínas completas y las de bajo valor proteínico como proteínas incompletas. [6]
    • Siempre revisa las etiquetas en los envases de comida para saber acerca del contenido de proteínas.
  4. Una vez que sepas las principales fuentes de proteínas y sus respectivos valores puedes comenzar a analizar tu dieta y descubrir dónde y cómo consumes proteínas. Si tienes un problema con tu hígado o tus riñones que requiera que reduzcas tu consumo de proteínas, siempre debes realizar esta evaluación con un nutricionista o un doctor que pueda aconsejarte sobre cómo encontrar el equilibrio correcto. Puedes usar herramientas en línea para tener una idea aproximada. [7]
    • Nunca debes eliminar las proteínas de tu dieta por completo. La cantidad que necesitas reducir en tu consumo dependerá de tu condición particular.
    • Las cantidades que necesitas consumir cambiarán con el tiempo así que necesitas mantener un estrecho contacto con tu doctor para asegurar que tu dieta ayude a tu condición. [8]
    • La dieta aún tendrá que satisfacer tus necesidades nutricionales diarias, así que no es solo eliminar cosas al azar.
  5. Tu doctor y tu nutricionista determinarán exactamente cuántas proteínas necesitas comer si tienes un problema hepático o renal diagnosticado. Variará según cada caso, pero para problemas renales es posible que te indiquen consumir solo 200 ml de leche, así como una porción de proteína al día. Esta porción puede ser equivalente a 25 g de carne (incluyendo pollo y pavo), 40 g de pescado, 1 huevo, 25 g de queso, 25 g de soya o 75 g de tofu, lentejas o garbanzos. [9]
    • Para los hombres adultos (19 a 50) sin problemas renales, se recomienda 55,5 g al día.
    • Para las mujeres de la misma edad es 45 g.
    • Los hombres entre 11 y 14 normalmente necesitan 42,1 g y las mujeres ligeramente menos de 41,2 g.
    • Los hombres de 15 a 18 años deben consumir 55,2 g al día y las mujeres, 45 g. [10]
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Reducir las proteínas en tu dieta

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  1. Una forma de reducir la cantidad de proteínas es cambiar sutilmente la manera en la que preparas tu comida. Por ejemplo, si vas a prepararte un sándwich de pollo, en lugar de llenarlo de pollo, solo usa unas cuantas rodajas finas. Añade mucha lechuga, tomates y ensalada para equilibrar de tal manera que aún tengas un sándwich satisfactorio. [11]
    • Añadir vegetales a huevos o carnes molidas puede reducir significativamente la cantidad general de proteínas en una comida o un aperitivo.
    • Puedes añadir fibra a la sopa incluyendo proteínas con bajo valor proteínico como arroz. En sopas de crema reduce la leche y usa un sustituto con menos proteínas. [12]
    • Favorecer estas proteínas de bajo valor proteínico sobre las de alto valor proteínico es una buena forma de reducir tu consumo pero asegurándose de que continúes con una dieta balaceada.
  2. Como parte de tu estrategia para reducir las proteínas con alto valor proteínico, tendrás que reducir la cantidad de carne que comes. Esto no necesariamente significa eliminarla por completo, sino más bien reorganizar tu comida de tal manera que la carne sea un acompañamiento más pequeño en lugar del alimento más importante de la comida. Puedes tratar de incorporar más días sin carne a tu semana. [13]
    • Considera volverte vegetariano dado que muchas fuentes de proteínas a base de plantas tienen mucho menos proteínas que las fuentes animales.
    • Siempre debes tratar de reemplazar las calorías que habrías consumido de la carne con otro alimento. Por ejemplo, come más vegetales o granos para compensar la reducción de carne. Usa vegetales y granos enteros como relleno y recuerda consumir grasas saludables que no contengan altos niveles de proteínas (como aceite de coco, aguacate, etc.).
    • Si te gusta el queso, prueba una cantidad más pequeña de un queso más fuerte de tal manera que aún sientas el sabor pero en una dosis más pequeña e intensa. [14]
  3. Puedes crear nuevas versiones de tus recetas favoritas para hacer que tengan menos proteínas. Un ejemplo es hacer una versión baja en proteínas de una ensalada de pollo. Una receta normal podría tener 3 tazas de pollo cocido cortado, con ¼ de taza de apio, 1 taza de manzanas rojas, ¼ de taza de pecanas y 3 cucharadas de mayonesa.
    • Puedes hacer que tenga menos proteínas cambiando las proporciones de los ingredientes.
    • Cambia a 1 ½ tazas de pollo y eleva la cantidad de apio a 1 taza para compensar. [15]
  4. Existe un riesgo de consumir calorías insuficientes cuando reduces tu consumo de proteínas. Cuando hayas planeado tu dieta con tu doctor o nutricionista, habrá tomado esto en cuenta y es posible que te haya recomendado incluir algunos potenciadores de calorías. Estos podrían incluir grasas saludables, como aceite de oliva, aderezos de ensaladas y aceite de girasol.
    • Evita añadir demasiados carbohidratos a las comidas para aumentar las calorías. Las grasas saludables son un buen potenciador de calorías y proporcionan beneficios sorprendentes al cuerpo.
    • Puedes añadir miel, mermelada y otros edulcorantes a tus alimentos y bebidas para aumentar tu consumo de calorías.
    • Si eres diabético asegúrate de consultar con tu doctor antes de incluir estos potenciadores azucarados. [16]
  5. Los niveles elevados de sodio pueden dificultar que tu cuerpo controle la presión arterial y los niveles de líquidos. Esto será particularmente importante si tienes problemas hepáticos o renales. Los alimentos procesados normalmente tienen un alto contenido de sal, lo que significa que tienen un alto contenido de sodio. Los vegetales frescos son una mejor opción. Si tienes alguna duda, pídele consejos o aclaraciones a tu doctor o nutricionista. [17]
  6. Tu dieta baja en proteínas será diseñada por expertos específicamente para ti y tu condición de salud y es importante que te ciñas a ella. La dieta recetada para ti será una que equilibre la necesidad de reducir tu consumo de proteínas con alto valor proteínico, dándote a la vez los nutrientes, los minerales y las calorías que necesitas.
    • Si tienes que reducir tus proteínas, el doctor podría recetarte suplementos nutricionales para ayudarte a asegurar todos los nutrientes que necesitas. [18]
  7. A menos que tu doctor te indique reducir tu consumo de líquidos, asegúrate de seguir bebiendo mucha agua a lo largo del día. El agua ayudará a mantenerte hidratado así como comer menos aperitivos. A veces confundimos la sed con hambre y comemos cuando deberíamos beber agua.
    • Comer menos aperitivos puede hacer que sea más fácil reducir tu consumo de proteínas. Generalmente se recomienda beber 1 a 2 litros de agua al día. [19]
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Consejos

  • Complementa tu dieta con los minerales que eliminarás al reducir o eliminar las proteínas. Estos incluyen aminoácidos, tiamina, niacina, vitamina B2 y hierro.
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Advertencias

  • Solo se debe llevar a cabo una dieta baja en proteínas con el asesoramiento de un doctor o nutricionista.
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