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En general, se recomienda que las mujeres embarazadas eviten consumir pescado, debido al alto contenido de mercurio en el mismo y al riesgo de contraer enfermedades transmitidas por los alimentos. Sin embargo, el pescado contiene muchos nutrientes esenciales para el desarrollo adecuado del feto, como los ácidos grasos omega 3. Si tomas algunas precauciones, podrás comer pescado sin ingerir cantidades excesivas de mercurio. Además, si sabes guardar y prepararlo adecuadamente, además de moderar tu consumo, podrás evitar contraer casi cualquier enfermedad transmitida por este tipo de alimentos. [1]

Parte 1
Parte 1 de 2:

Identificar las fuentes seguras de pescado

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  1. Debido a que casi todos los pescados y mariscos contienen mercurio, necesitarás buscar los que menos lo contengan. No debes consumir más de 340 g (12 oz) de pescado bajo en mercurio por semana. Aunque niveles moderados de mercurio no te dañarán gravemente ni a ti ni al feto, es recomendable que solo consumas 3 porciones, cada una de 170 g (6 oz), por mes. Si vas a comer a un restaurante, pídele al mesero que averigüe cuántos gramos contiene el plato antes de comerte el filete entero. [2]
    • Entre los pescados que contienen altos niveles de mercurio se encuentran: el pez espada, el tiburón, la caballa y el atún. No es recomendable que consumas estos tipos de pescados durante el embarazo. [3] Presta atención por si el pescado tiene un sabor metálico, que es un signo de que contiene altos niveles de mercurio.
    • Entre los pescados que contienen niveles moderados de mercurio se encuentran: la merluza negra, el mero, el bacalao, el mahi mahi, el rape y el pargo. [4]
    • Los pescados que contienen bajos niveles de mercurio son los más seguros para las mujeres embarazadas. Entre estos pescados se encuentran: las anchoas, la palometa, el bagre, la platija, el eglefino, el arenque, la perca, el abadejo, el salmón, las sardinas, el lenguado, la tilapia, la trucha, el lavareto y el merlán.
  2. El atún “light” contiene tan solo un tercio del mercurio que contiene el atún blanco en lata. Esto significa que puedes consumirlo sin problemas, pero solo si lo haces en moderación. Una persona puede consumir una lata de atún light cada 3 a 5 días y atún blanco en lata cada 9 a 12 días. [5]
  3. El envenenamiento por mercurio no solo ocurre a causa del consumo de pescado con niveles naturalmente altos de este metal pesado, sino que ocurre también a causa de la contaminación artificial de las aguas (por ejemplo, debido a los desechos de las fábricas y plantas de energía). Siempre revisa las etiquetas en los paquetes de pescado para asegurarte de que provengan de aguas no contaminadas. [6]
  4. El pescado mal almacenado puede contener gérmenes o químicos que pueden poner en riesgo tu salud y la de tu bebé. Aunque muchas pesquerías hacen todo lo posible para almacenar y mantener limpios sus productos, igual debes tener cuidado. Asegúrate de que el paquete tenga una etiqueta de la NOAA, que significa que ha sido inspeccionado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. [7]
    • Solo compra pescado fresco que haya sido refrigerado con hielo recién congelado. El pescado debe mantenerse muy frío para que no se pudra y debe acomodarse de cierta manera para permitir que sus jugos se escurran.
    • Los paquetes de pescado congelado no deben estar abiertos ni dañados, ni tampoco deben tener cristales de hielo en los filetes. Las escamas, en general, son más opacas en los pescados congelados que en los frescos y su carne no es tan firme cuando se los descongela, pero usualmente no es peligroso comerlos si el paquete en el que se encuentran está en buenas condiciones.
    • Evita comprar pescado ahumado que haya sido refrigerado. Esto incluye el salmón, atún y bacalao ahumado. Los pescados ahumados que se encuentran en la sección de refrigerados en el supermercado pueden contener listeria, una bacteria transmitida por los alimentos que causa una enfermedad muy peligrosa para las mujeres embarazadas. A menos que estés segura de que cocinar el pescado por completo en una sopa o cazuela, es mejor que lo compres en lata.
  5. No vas a poder identificar todos los signos del pescado podrido en el supermercado. Cuando llegues a casa, abre el paquete y asegúrate de revisarlo muy bien (que no huela mal o se vea raro). Así no tendrás que pensar en un “plan B” durante la cena si el pescado que compraste está podrido.
    • Asegúrate de que los ojos del pescado sean transparentes y estén un poco hinchados. Esto indica que el pescado está fresco.
    • No compres pescado que tenga un color anormal. Si su carne está amarilla o verde, es muy probable que haya empezado a podrirse. Además, si los bordes del pescado se ven secos u oscuros, esto significa que el pescado ha sido guardado por mucho tiempo y ya no está fresco.
    • La carne de un pescado fresco es firme y debería retomar su forma si la presionas con tus dedos. La piel o escamas en un filete de pescado deben ser brillantes y estar libres de mucosidades. Las agallas deben ser de color rojo.
  6. Algunas comidas pueden contener pescado sin aparentarlo. Siempre asegúrate de preguntar si las ensaladas de huevo o pastas, comidas tradicionales como empanadas o sushi, acompañamientos como el caviar, pastas para untar como el queso crema sabor a salmón ahumado, productos de imitación de mariscos, y otros, contienen pescado. La mayoría de los aderezos para ensaladas a base de aceites, como el aderezo griego, también lo contienen. Cuando vayas a comer a un restaurante, pregúntale al personal cuáles de sus comidas contienen pescado. [8]
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Preparar pescado adecuadamente

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  1. Puedes prepararlo de la misma manera en que prepararías pollo o cerdo. No existe una gran diferencia en la forma en que preparas el pescado en comparación con otros tipos de carne.
  2. Si dejas el pescado sin refrigerar por mucho tiempo, pueden desarrollarse gérmenes muy peligrosos en su carne, que pueden causar enfermedades muy graves en las mujeres embarazadas. Si tienes pescado congelado, no lo descongeles dejándolo airearse en tu encimera. Es mejor que lo mojes con agua fría hasta que se haya descongelado o déjalo en el refrigerador durante toda la noche.
  3. El pescado maloliente es capaz de enfermar hasta a las personas saludables y es extremadamente peligroso para un feto en desarrollo. Los pescados que tienen un olor fuerte, amargo o parecido al amoníaco no deben consumirse. Aunque la mayoría de los pescados emana un cierto olor, solo prepara pescados que tengan un olor suave y fresco.
  4. No consumas ningún producto de mar que no haya sido cocinado completamente. El pescado crudo o mal cocido también puede transmitir enfermedades, las cuales afectan a las mujeres embarazadas mucho más gravemente que a cualquier otra persona. Puedes prevenir la mayoría de estos problemas preparando y cocinando tus alimentos de manera adecuada.
    • Es recomendable cocinar el pescado hasta que tenga una temperatura interna de 63 ºC (145 ºF). Si no tienes un termómetro para alimentos, cocínalo hasta que su carne sea opaca y puedas deshacerla fácilmente con un tenedor.
  5. Utiliza utensilios y platos limpios para servir el pescado cocido. Además, evita mezclar recipientes para prevenir la contaminación de los mismos con los gérmenes transmitidos a través de los alimentos.
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Advertencias

  • Si no sabes cuán seguro es un producto de pescado o no sabes qué tipo de pescado contiene tu plato, no los comas.
  • Si te sientes enferma algunos días después de comer cualquier tipo de pescado o marisco, contacta a un médico inmediatamente.
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