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Si te encanta el sabor de los gombos, espera hasta que sea su temporada alta para apartar algunas vainas frescas para congelar. Estarás agradecido contigo mismo por pensar con anticipación cuando quieras saborear gombos que crecen en verano durante los meses oscuros de invierno. Solo asegúrate de congelarlos con una técnica adecuada: realiza el método de blanqueo, córtalos en trozos y congélalos rápidamente antes de almacenarlos. Si no lo haces, tal vez tengan una textura blanda cuando los descongeles. Ve al primer paso para aprender una técnica adecuada para congelarlos.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Preparar y blanquear los gombos

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  1. No congeles gombos que no estén maduros o que ya no estén en su época de madurez, ya que su sabor y textura no serán agradables cuando los descongeles más adelante. Elige aquellos que se hayan formado por completo y que tengan un color brillante sin magulladuras o manchas blandas.
    • Si es posible, consigue gombos frescos. Esto te permitirá congelarlos antes de que empiecen a deteriorarse, lo cual permitirá que tengan un mejor sabor más adelante.
    • Si no los has cultivado por ti mismo o no puedes conseguirlos de una chacra, cómpralos en un mercado agrícola o en una tienda que suela reabastecer sus productos con regularidad. Es mejor que no elijas gombos que hayan estado por varios días sobre un estante.
  2. Enjuágalos para retirar la tierra y los desperdicios con un chorro constante de agua fresca. Sujeta las verduras con cuidado, retirando la suciedad con las manos con pequeños masajes en lugar de restregando. Debido a que los gombos son frágiles, pueden magullarse si los sujetas bruscamente.
  3. Poda las puntas de los gombos con un cuchillo afilado. No saques los extremos superiores que cubren las células de semillas. Solo corta los tallos. Si expones las células, esto causará que las verduras se descompongan rápidamente cuando realices el método de blanqueo.
  4. Vierte el agua en una olla grande y hiérvela a fuego alto. Con esto realizarás el método de blanqueo.
  5. Llena un recipiente con hielos y agua. Deberás colocar los gombos en él inmediatamente después de blanquearlos para evitar que se cocinen en exceso.
  6. Coloca los gombos en el agua hervida. Si los trozos son muy grandes, deberán hervir por 4 minutos. Blanquéalos solo por 3 minutos si son pequeños. Después de que sea hora, sácalos del recipiente con una cuchara con ranuras.
    • Si hay trozos grandes y pequeños, ordénalos antes de blanquearlos. Blanquea los trozos pequeños por 3 minutos y los trozos grandes por 4 minutos. Hacerlo por separado preservará la textura de cada uno.
    • El método de blanqueo mata las enzimas que causan que sigan madurando y que, tarde o temprano, se pudran. Por lo tanto, esto ayudará a preservar su color, sabor y textura. Si no los blanqueas antes de congelarlos, los gombos estarán blandos y sosos cuando los descongeles.
  7. Como regla general, debes enfriar las verduras blanqueadas durante el mismo tiempo que pasaron hirviendo. Si blanqueaste los trozos pequeños por 3 minutos, debes enfriarlos por 3 minutos también. Si blanqueaste los trozos grandes por 4 minutos, deben pasar el mismo tiempo enfriándose.
  8. Coloca los gombos en una bandeja o tabla para cortar, y deja que se sequen antes de continuar.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Congelarlos para guisos y estofados

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  1. Planifica con anticipación para qué quieres utilizarlos. Si vas a usarlos en guisos, córtalos horizontalmente en pedazos. Si los vas a usar como guarnición o relleno, córtalos en tiras. Deja las semillas intactas.
    • Si quieres freírlos, es mejor empanarlos antes de congelarlos. Sigue los pasos de la siguiente sección.
  2. Esparce los trozos en una sola capa y asegúrate de que ninguno se toque.
  3. Coloca la bandeja en el congelador, y congélalos por una hora o hasta los trozos estén firmes y ligeramente helados. No los dejes descubiertos en el congelador por más tiempo, ya que el frío podría afectar su textura.
  4. Llena cada bolsa con los trozos hasta dejar 2,5 cm (1 pulgada) de espacio en la parte superior. Cierra la bolsa, dejando suficiente espacio en la parte superior como para fijar una pajilla allí. Retira el aire del interior de modo que la bolsa se comprima alrededor de los gombos. Luego, retira la pajilla y sella la bolsa.
    • Si retiras el aire, los gombos no se pudrirán tan rápidamente.
    • Si tienes una envasadora al vacío, la máquina sacará todo el aire por ti.
    • Considera etiquetar las bolsas con la fecha en que las empaquetaste.
  5. Puedes agregarlos en los guisos, las sopas y los estofados sin descongelarlos primero. De hecho, es mejor cocinarlos de inmediato en lugar de descongelarlos. Mientras más los manipules, será más probable que queden blandos.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Congelarlos para freír

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  1. Córtalos con un cuchillo afilado, formando pedazos que freirás de manera uniforme.
  2. Se suelen freír empanados con harina de maíz o una mezcla de esta y harina. Está bien si las cubres con pura harina de maíz o con una mezcla de harina de maíz con una pizca de sal y pimienta. Cualquiera que sea la mezcla que elijas, debes empanar cada pedazo de gombo y retirar el exceso.
    • No uses una masa húmeda para empanarlos antes de congelarlos, ya que no resistirán bien cuando los congeles con el tiempo.
  3. Coloca los trozos en una bandeja para hornear en una sola capa. Luego, colócala en el congelador por una hora. Sácala cuando los trozos estén lo suficientemente firmes como para mantener su forma. [1]
  4. Llena cada una con los gombos hasta dejar 2,5 cm (1 pulgada) de espacio en la parte superior. Cierra la bolsa, dejando suficiente espacio en la parte superior como para fijar una pajilla allí. Retira el aire del interior de modo que la bolsa se comprima alrededor de los gombos. Luego, retira la pajilla y sella la bolsa.
  5. Cuando estés listo para usarlos, pon a calentar aceite vegetal o de cacahuate en una olla grande. Deja que el aceite se caliente lo suficiente como para chisporrotear cuando introduzcas los pedazos cubiertos de harina de maíz en la olla. Coloca los pedazos directamente en el aceite caliente, y cocínalos hasta que se vuelvan crujientes y tengan un color marrón dorado. Aderézalos con sal y pimienta para servirlos.
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Consejos

  • Solo debes congelar los gombos jóvenes y blandos. Es posible no tengan tan buen sabor después de congelarlos si son viejos, ¡lo cual no mejora al colocarlos en el congelador!
  • Asegúrate de etiquetar y colocar la fecha en las bolsas para congelar.
  • También puedes intentar freírlos en lugar de sancocharlos. Para hacerlo, coloca 2 cucharadas de aceite (30 ml) por cada 500 g (1 lb) de gombo en una sartén profunda. Fríelos por 5 minutos, revolviendo con cuidado con una cuchara de madera. Retíralos del aceite y deja que se enfríen. Luego, colócalos en las bolsas para congelar, retira el aire, séllalas y congela los gombos.
  • Puedes congelarlos hasta por un año. [2]
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Cosas que necesitarás

  • un cuchillo
  • una olla grande
  • un colador, una cesta para freír y una cuchara con ranuras
  • un recipiente para colocar el agua helada
  • una bolsa para congelar que se pueda sellar

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