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Quizás tengas el hábito de decir todo lo que se te ocurra y hagas enojar a los demás o hieras sus sentimientos sin siquiera tener la intención de hacerlo. Quizás el problema no sea tu lengua suelta sino la de otra persona a quien conozcas y que te importe. Independientemente de que quien tenga que controlar lo que dice seas tú o alguien más, se puede contribuir a controlar una lengua suelta aprendiendo a pensar en lo que se dice y en el impacto que tiene.

Parte 1
Parte 1 de 4:

Aprender control verbal

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  1. Tranquilízate . En algunos casos, las personas tienden a meter la pata cuando se ponen nerviosas. De hecho, según ciertas investigaciones, es más probable que uno meta la pata verbalmente cuando de por sí se encuentra en una situación estresante en extremo. [1] Por tanto, puedes contribuir a controlar tu lengua suelta si te tranquilizas.
    • En caso de que sean los nervios los que te hagan decir cosas de las que te después te arrepientas, puedes respirar hondo varias veces para ayudar a tranquilizarte.
    • Visualiza que el encuentro sale bien. Imagínate lo tranquilo que estarás y el control que tendrás sobre ti mismo y tu lengua.
  2. Antes de hablar, haz una pausa de 10 segundos. De esta forma, tendrás tiempo para considerar si lo que vas a decir es una buena idea. [2] En caso de que de todas formas consideres que es una buena idea después de que hayan pasado estos 10 segundos, puedes proceder. Asimismo, si haces una pausa, la conversación podrá continuar sin tu comentario, lo cual hará que un comentario grosero posiblemente sea irrelevante para entonces.
    • En algunos casos, alguien estará esperando que respondas, por lo que una pausa de 10 segundos podría ser incómoda. Por tanto, debes considerar tus palabras durante por lo menos 3 segundos antes de responder.
    • Usa este tiempo para pensar en algo más apropiado que podrías decir en su lugar.
    • No olvides también hacer una pausa de 10 segundos antes de publicar, comentar o responder a algo en línea. [3] Ten cuidado de no publicar algo de lo que puedas arrepentirte más adelante.
  3. Tómate un momento para considerar de qué manera tus palabras podrían afectar a la otra persona y a la situación en general. [4] Utiliza tu empatía y hazte las siguientes preguntas: "¿Cómo me sentiría si alguien me dijera eso?", "¿Cómo es probable que este comentario haga que la otra persona se sienta?". Una forma de aprender a guardarte tus palabras es dándote cuenta de la vergüenza y los daños que podrían ocasionar.
    • No olvides que las palabras pueden lastimar. Las personas recordarán la forma como las hiciste sentir, incluso si te perdonan. Es posible que no digan nada en el momento, pero tu relación con ellas podría dañarse.
    • ¿Realmente quieres molestar a esa persona? Y, si es así, ¿por qué? Lastimar a una persona con tus palabras, aunque te haya hecho enojar, no es la mejor forma de abordar la situación, sino que, en realidad, podría intensificar el problema.
    • La negatividad engendra más negatividad. No ganarás nada con quejarte o echar abajo a alguien.
  4. En algún momento, todos han tenido algún pensamiento negativo o mezquino sobre alguien o sobre alguna situación, lo cual es natural, ya que uno puede pensar lo que quiera. Esto solo se torna un problema cuando conviertes tus pensamientos en palabras que lastiman a los demás. Piensa lo que quieras, pero solo di lo que sea apropiado para así controlar tu lengua.
    • Cíñete al consejo "Si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada".
    • En caso de que no se te ocurra nada positivo que decir, tan solo puedes sonreír con educación, asentir y cambiar de tema con sutileza.
    • Por ejemplo, si una amiga te dice que se hizo un cambio de imagen y no puedes pensar nada más que decirle que el que parece un payaso, no lo hagas. En cambio, debes sonreír, asentir y decir algo como "¿Qué fue lo que te hizo cambiar de imagen?".
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Reparar los daños después de un incidente

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  1. Debes admitir que dijiste algo impertinente, aunque solo lo admitas para ti mismo. Evita simplemente restarle importancia y seguir adelante. El primer paso para reparar los daños que ocasione tu lengua suelta es admitir que no debiste decir lo que dijiste.
    • Considera qué es lo que provocó esas palabras y qué es lo que podrías haber hecho de forma diferente.
    • Por ejemplo, podrías pensar "Vaya, su actitud realmente me hizo enojar. Me puse a la defensiva y estallé. Podría haberme tranquilizado antes de responderle".
    • Evita esperar a que alguien más te corrija. En su mayoría, las personas suelen saber si su comentario se pasa de la raya antes de que alguien se lo menciona. Debes responsabilizarte tú mismo por tus palabras.
    • Podrías decir "No tenía la intención de que lo que acabo de decir sonara tan severo" para reconocer que te equivocaste.
  2. En caso de que sepas o incluso pienses que hiciste un comentario ofensivo, grosero o que haya lastimado a alguien, debes disculparte de manera sincera lo más pronto posible. [5] Si lo haces en ese momento, esto significará más para aquellos a quienes hayas ofendido que si lo haces más adelante.
    • Reconoce lo que hayas dicho y de inmediato di algo como "Lo siento. Eso estuvo fuera de lugar. Estoy trabajando para controlar mi lengua, pero lo que te dije no tiene excusa. Haré lo posible por asegurarme de que no vuelva a suceder".
    • Quizás lo más apropiado sea hacer a un lado a la persona en cuestión y disculparte en privado, aunque esto dependerá de lo que hayas dicho y el contexto. Si lo haces, también tendrás la oportunidad de explicar un poco más lo que dijiste y por qué, además de explicarle que estás trabajando para controlar tu lengua.
    • En caso de que hayas hecho el comentario en línea a una persona en específico, debes borrarlo de ser posible y enviarle un mensaje privado en el que te disculpes por tus palabras.
  3. En el caso de las situaciones en las que tus palabras hayan afectado a más de una persona o muchas personas se hayan enterado de lo que hayas dicho, quizás sea necesario que hagas una disculpa pública. De esta forma, no solo repararás los daños que les hayas hecho a esas personas con tus palabras sino que también recibirás una lección de humildad, lo cual ayuda a controlar tu lengua suelta.
    • Por ejemplo, en caso de que hayas hecho un comentario grosero ante un grupo de personas, deberías dirigir tus disculpas a todo el grupo en lugar de a cada persona.
    • En el caso de los comentarios ofensivos en línea, lo apropiado es hacer una disculpa pública, sobre todo si sabes que varias personas vieron tu comentario.
  4. Como dice el viejo dicho, lo hecho, hecho está. Debes tomarte un tiempo para pedir disculpas sinceras, pensar en lo que hayas dicho y por qué, en la forma en la que puedas comportarte de manera distinta en el futuro y luego seguir adelante. Si reflexionas sobre el incidente, te disculpas y luego sigues adelante con lo que hayas aprendido de la situación, esto puede serte útil para controlar tu lengua en circunstancias similares en el futuro. [6]
    • Fíjate el objetivo de hacerlo mejor la próxima vez. Debes planificar restablecer la pausa de 10 segundos antes de hacer un comentario hasta que consideres que hayas mejorado en cuanto a evaluar a tu público.
    • Durante un tiempo, esfuérzate por tener particular cuidado con lo que digas en presencia de la persona en cuestión o en situaciones similares.
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Considerar los efectos

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  1. Si das rienda suelta a tu lengua y dices obscenidades en el trabajo, esto podría dar como resultado que te ganes una reprimenda formal o incluso que te despidan. [7] Antes de decir cualquier cosa inapropiada que se te ocurra, debes pensar en tu futuro profesional.
    • Al momento de brindar la retroalimentación, no olvides introducir una crítica entre dos comentarios positivos (por ejemplo, "Está claro que te esforzaste mucho en esto y sería aún mejor si añadimos un poco más aquí. Con esta añadidura, demostraríamos las excelentes posibilidades que mencionaste anteriormente").
    • Ten cuidado de hacer la pausa de 10 segundos durante las reuniones u otro tipo de discusiones grupales.
    • Evita bajar la guardia en la sala de descanso y dejar que el escenario informal dé rienda suelta a tu lengua. No chismees, hables mal de los demás, digas obscenidades, etc., ya que aún estás en el trabajo.
  2. Según ciertos estudios, las personas que utilizan con frecuencia obscenidades, insultos y sarcasmo al hablar se consideran menos inteligentes, maduras y capaces para manejar situaciones estresantes. [8] Debes considerar qué reputación quieres tener y asegurarte de evitar que tu lengua suelta lo obstaculice. Habla de una forma que demuestre tu inteligencia, madurez y habilidades para la resolución de problemas.
  3. [9] En algunos casos, las cosas que dices cuando das rienda suelta a tu lengua podrían molestar a tus seres queridos o hacer que tu pareja cuestione si quiere seguir en una relación contigo. Puedes ayudarte a controlar tu lengua si consideras los efectos de tus palabras y el hecho de que podrías poner en peligro tus relaciones.
    • Por ejemplo, ¿tus palabras y tono severos hacen que tu pareja sienta que no la respetas o que no te importa?
    • ¿Tus parientes te han dicho que dices cosas que hieren sus sentimientos?
    • En caso de que no estés seguro, puedes preguntarles a tus seres queridos si tu lengua suelta los afecta y de qué forma.
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Hacer cambios de largo plazo

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  1. Puedes ayudarte a controlar tu lengua suelta determinando los momentos y las razones por las cuales se suelte y reconociendo cuáles son las situaciones en las que es probable que ocurra. Considera las razones por las cuales decir algo grosero o mezquino sea tu primera reacción y si tu lengua se suelta en determinadas situaciones o en presencia de determinadas personas.
    • ¿Esta es una reacción natural para ti? ¿Es simplemente que no eres bueno para comunicarte? ¿Es algo con lo que siempre hayas tenido dificultades?
    • ¿Tu lengua se suelta si estás en presencia de una o más personas en particular? Por ejemplo, ¿tienes un colega molesto que haga que quieras regañarlo en todo momento?
    • ¿Lo que quieres es atención? ¿Te has dado cuenta de que esta es una forma de hacer que los demás te presten atención, para bien o para mal?
    • ¿Ocurre con mayor frecuencia si estás nervioso, estresado o a la defensiva? Por ejemplo, ¿metes la pata cuando estás en una situación incómoda o en un aprieto?
  2. En ocasiones, podemos decir cosas de las que nos arrepentimos debido a la desinhibición causada por el alcohol. Debes tomar en cuenta si este constituye un factor que suelta tu lengua. De ser el caso, debes limitar tu consumo o evitarlo del todo cuando te encuentres en situaciones en las que te preocupe tu lengua.
    • Por ejemplo, en caso de que sepas que el alcohol te baja las inhibiciones lo suficiente como para que digas algo de lo que después te arrepientas, lo mejor podría ser consumir únicamente una bebida en la fiesta de tu empresa o bien no beber del todo. Esto hará que no tengas que preocuparte por decir algo que podría ofender a tu jefe o hacer que te despidan.
  3. En muchos casos, las personas que continuamente ofenden a los demás dedican mucho tiempo a hablar y muy poco a escuchar. Para controlar tu lengua suelta, puedes tomar una decisión consciente de escuchar realmente cuando alguien hable y no pensar en lo que puedes responderle.
    • Si escuchas a la otra persona, podrías obtener alguna pista en cuanto a los temas que podrían ser delicados y que deberías evitar.
    • En lugar de responder, podrías hacerle una pregunta abierta a la persona, como "Entonces, ¿qué hiciste?" o "¿Cómo te sientes al respecto?".
  4. Si vas a hablar con alguien que no forme parte de un círculo unido, evita hablar de finanzas, raza, romance, religión, política, etc., ya que estos temas tienen una relación estrecha con las creencias y los valores de las personas. Es posible que tu lengua suelta haga enojar a las personas y las ofenda en gran medida.
    • En caso de que sean otras personas quienes estén hablando de estos temas, simplemente mantente al margen de la conversación. En lo posible, puedes cambiar de tema a uno más seguro.
    • Si es que es imperativo que hagas un comentario, no olvides hacer una pausa de 10 segundos para pensar en lo que vayas a decir y su posible impacto.
    • Recuerda que, si dices algo en broma o de manera sarcástica, podría interpretarse como un comentario discriminatorio.
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Consejos

  • Ten paciencia contigo mismo. Si bien tendrás ciertos deslices con tu lengua, llegarás a controlarla si sigues trabajando en ello.
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