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Ya sea terminar tu tarea, llamar a un viejo amigo, postular a la universidad o perseguir un sueño de toda la vida, es posible que lo encuentres difícil de hacer. La procrastinación suele basarse en emociones como el miedo y la baja autoestima, fomentando la evasión e incluso reforzando tus dudas sobre lo que vales y tus habilidades. [1] Para convencerte a ti mismo de actuar y superar la procrastinación, necesitarás algunas estrategias. Es hora de empezar a creer en ti mismo, sacar provecho de tu potencial interior y convencerte de actuar.

Método 1
Método 1 de 3:

Cambiar tu mentalidad

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  1. Estos pensamientos suelen desencadenar resultados negativos. [2] Es posible que te subestimes al menospreciar tus habilidades o talentos innatos hasta el punto de condenar tus esfuerzos incluso antes de intentarlo, creando así un círculo vicioso y automático de fracaso. Concéntrate en pensamientos positivos. Parte del proceso es aprender a reconocer qué ocasiona tu negatividad para “dejarla ir” y reemplazar el pensamiento negativo con uno positivo. En lugar de preocuparte por una tarea, pregúntate qué te preocupa. ¿Se trata del miedo al fracaso? ¿Pérdida de control? Una vez que identifiques la fuente, podrás controlar mejor tu reacción. [3]
  2. Todos fracasamos. Más que eso, nos equivocamos todo el tiempo. En efecto, las personas más exitosas se equivocan más porque asumen más riesgos y aprenden de los fracasos anteriores. Piensa en Abraham Lincoln, quien fracasó como propietario de un negocio, se declaró en bancarrota dos veces y perdió 26 campañas antes de lograr una carrera política. Piensa en Thomas Edison, cuyos maestros le dijeron que era “demasiado estúpido para aprender algo” y quien fue despedido de sus dos primeros trabajos por “no ser productivo”. [4] Lograr metas importantes en la vida requiere “desaprender” nuestro miedo al fracaso. Una forma de hacerlo es probar cosas nuevas (yoga, pintura o música) y, entrenar a tu cerebro y no recurrir al fracaso para superarlo.
  3. Al mismo tiempo que aceptas tus errores, adopta la actitud de nunca decir que no lograrás tus metas. Theodore Roosevelt dijo una vez que “Nada en este mundo vale la pena a menos que requiera esfuerzo, dolor y dificultad”. [5] Recuerda que se supone que un logro se consiga con dificultad y que no tendrás éxito tan fácilmente. Ten una expresión de valentía cuando te cueste algo o falles.
  4. Siempre habrá alguien en el mundo que sea más inteligente, más exitoso, tenga más logros y sea más popular que tú. Juzgarte por su nivel es desesperanzador, y solo disminuirá tu motivación y te hará sentir insuficiente. Reconoce que estos sentimientos provienen de ti mismo (tú haces la comparación y creas la sensación de deficiencia). Nadie “hace” que te sientas de esa manera. Intenta razonar de esta manera. Del mismo modo, puedes planear estratégicamente dejar de hacer estas comparaciones. Por ejemplo, siéntate en la parte frontal de la clase si el yoga te hace sentir demasiado avergonzado de tu cuerpo. Simplemente no mires a tus compañeros de clase. [6]
  5. Las personas exitosas se atreven a asumir riesgos sin importar lo que los demás piensen. Es probable que te reprimas por miedo a no encajar, o que tus compañeros duden de ti, te miren de reojo o te digan que fracasarás. Es posible que tengan razón. No obstante, ¿si se equivocan? Una manera de controlar este tipo de pensamientos es crear una jerarquía. Haz una lista de las personas cuyas opiniones signifiquen mucho para ti: tu familia, tus padres y tu cónyuge. Luego, ordena la lista de forma descendiente de acuerdo a la importancia. Tu jefe y tus amigos deben importar un poco menos que tu familia; y tus colegas, menos aún. Para el momento en que llegues a los conocidos y extraños, verás que su opinión no debería importarte mucho. [7]
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Método 2
Método 2 de 3:

Aprovechar tu potencial interno

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  1. ¿Qué es lo que quieres hacer? ¿Estás pensando en ir a la universidad? ¿Tienes como meta mudarte a una ciudad grande o patentar una invención? Examina tus metas. Conoce cuáles son y cómo alcanzarlas. Intenta escribir tus pensamientos en un papel. ¿Cuáles son exactamente tus metas? ¿Cuándo quieres alcanzarlas? ¿Cómo piensas hacerlo? Asimismo, crea una línea de tiempo razonable. Esto hará que tus planes sean concretos y te dará la energía necesaria. [8]
  2. Si estableces expectativas bajas, normalmente esperarás tener un resultado más bajo por tus esfuerzos. Los buenos resultados provienen de expectativas más grandes, sueños más ambiciosos y riesgos más altos. Por ejemplo, es posible que estés contento de entrar en una universidad de nivel medio; no obstante, ¿por qué no apuntar más alto? Podrías conseguir un lugar en una escuela de gran nivel o incluso obtener una beca. ¿Quién sabe? Inténtalo. Los riesgos son mínimos en comparación con la posible recompensa. Al mismo tiempo, mantén tus expectativas dentro de los límites razonables. El sueño que quizás tuviste de niño de convertirte en presidente, atleta profesional o actor famoso probablemente no funcionará ya que muy pocas personas pueden lograrlo. [9]
  3. La rutina te puede estar manteniendo lejos de cosas grandes. Es fácil quedarse atrapado en una rutina, un espacio mental donde te sientes cómodo, seguro y desestresado. No obstante, podría ser una trampa también. El riesgo y el estrés son dos cosas que nos pueden ayudar a crecer. Si bien permanecer en tu zona de confort podría significar que tengas un rendimiento estable y constante, dejar esa zona te da la oportunidad de hacer cosas nuevas y creativas, y alcanzar nuevas metas. Intenta cambiar la relación que tienes con la “incomodidad”. En lugar de verla como algo que tienes que evitar, toma la incomodidad como un requisito previo para crecer. De esta forma, es posible que tu comodidad sea la señal de una rutina desgastada. [10]
  4. ¿Cuánto tiempo pasas aprendiendo o ampliando tu mente? ¿Notas que se trata de un hábito que la gente exitosa tiene? ¿Sabes que el conocimiento es poder? Intenta desarrollar nuevas ideas y habilidades como otra manera de evitar ser conformista en la vida. Dedica un tiempo para mejorar cada día, aunque solo sea una hora. Considéralo como algo espiritual y mental. Lee libros buenos, lee el periódico, escucha audios inspiradores, interésate en ideas y ten curiosidad por el mundo.
  5. Recuerda los éxitos pasados en lugar de los fracasos. Utiliza un diario para marcar y celebrar las cosas que salieron como querías de modo que puedas tener un registro real. Si bien debes vivir en el presente en lugar de en el pasado, recuerda tus logros de vez en cuando como una manera de permanecer motivado. [11]
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Método 3
Método 3 de 3:

Darte incentivos

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  1. Escribe tus metas y razones para seguir trabajando en ellas en un papel. Es posible que una estudiante de biología se canse y se desanime fácilmente de sus estudios. Recordar por qué ella está en la escuela (porque quiere crear medicamentos que salven vidas o ser maestra como la que la inspiró por primera vez) es una fuerte motivación. Pega tus metas en la pared de tu oficina, la computadora, o el espejo del dormitorio o del baño. Mantenlas en un lugar donde las recuerdes a diario. Esto te mantendrá enfocado y sin salirte del camino. [12]
  2. Tener una meta grande y específica puede ser más motivador que una serie de metas más pequeñas. No obstante, al mismo tiempo, es posible que tu meta principal a veces parezca lejana o una tarea increíblemente grande. No te dejes abrumar. Se sabe que este tipo de pensamiento acaba con la motivación y hace que la gente abandone sus proyectos. Cambia las reglas del juego cuando te sientas de esta manera. Por ejemplo, si estás escribiendo una novela, deja a un lado el panorama general por un rato, y trabaja en el capítulo actual o en revisar 20 páginas al día. Concentrarte en tareas pequeñas y concretas te ayudará a hacer un progreso y a terminar lo que has comenzado.
  3. Los procrastinadores crónicos a veces necesitan más incentivos concretos. Establece metas sobre tu desempeño y recompénsate cuando las logres. Estas pueden ser pequeñas o grandes. Disfruta de un breve descanso una vez que hayas terminado algún trabajo. ¿Aprobaste tus exámenes de fin de año? Eso requiere una recompensa mayor: tómate un fin de semana para celebrar con tus amigos. Intenta usar incentivos que te motiven a continuar.
  4. Detente y piensa. ¿Qué es lo mejor que puede suceder si sigues con tus planes? ¿Qué sería definitivamente lo peor? Si realmente estás comprometido con una meta, recuerda cuánto puedes ganar al continuar o cuánto puedes perder potencialmente si fallas. Compara los dos. ¿Qué ocurre si postulas a un puesto de trabajo en el campo de tus sueños, que es arquitectura? ¿Qué es lo peor que puede pasar si no sale como quieres? En la mayoría de los casos, el peor de los escenarios se reduce a tener miedo (miedo al fracaso, rechazo o arrepentimiento), mientras que el pronóstico promete beneficios muy tangibles. [13]
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