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Establecer una rutina de alimentación frecuente es importante para la salud y el bienestar de tu compañero canino. Las horas de comer no son solo oportunidades diarias para reforzar y extender el entrenamiento del perro, también son una ocasión para que el perro te vea como un proveedor, en vez de como un sirviente. Tómate un poco de tiempo para comprender la nutrición canina, establece un procedimiento de alimentación y realiza los ajustes necesarios. Tu mascota feliz, obediente y saludable, te recompensará por los esfuerzos realizados.

Parte 1
Parte 1 de 4:

Definir la hora y el lugar

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  1. Esto hará que se sienta a salvo y seguro. Escoge un sitio que sea fácil de limpiar, como el piso de la cocina o un tapete de plástico en la esquina de la habitación. Asegúrate de que esté lejos de la mesa de tu comedor.
    • Si el perro ha llegado recientemente, considera la posibilidad de empezar a alimentarlo con la mano para que te reconozca de manera directa como el proveedor de la comida. [1]
  2. Es mejor no dejar que “merodee” dejando la comida afuera para que la coma cuando quiera. Tener una rutina fija será de gran ayuda para su metabolismo, pues se ajustará a su horario de alimentación. Además, el hecho de que el perro pueda prever que le darás la comida a la misma hora todos los días hará que tenga expectativas y confianza. [2]
    • La frecuencia con la que debas alimentar al perro dependerá de su edad y de sus necesidades nutricionales, además de su horario. Puedes alimentar a un cachorro hasta cuatro veces al día. A los perros adultos que tienen niveles más bajos de actividad y porciones más pequeñas de comida se les puede alimentar una vez al día.
    • Si es posible, la mayoría de los perros adultos deben comer dos veces al día, una vez por la mañana y otra por la noche. Repartir las comidas en dos porciones iguales separadas por un margen de 8 a 12 horas ayudará a los perros adultos a digerir adecuadamente los alimentos y a controlar el hambre.
    • Para controlar la ansiedad por separación, evita darle de comer inmediatamente después de que vuelvas. Si asocia tu aparición con la gratificación instantánea de la comida, será más probable que se ponga ansioso con tu regreso.
    • Para evitar los riesgos de sufrir indigestión o el trastorno estomacal peligroso conocido como "hinchazón", no alimentes al perro inmediatamente antes o después de hacer ejercicio. [3]
  3. Dale acceso a su comida solo por una cantidad determinada de tiempo para que aprenda a comerla en cuanto se la sirvas y a no ser quisquilloso con la misma. Retira el tazón en cuanto hayan transcurrido 15 o 20 minutos, independientemente de la cantidad de comida que quede en el recipiente. [4]
    • Hacerlo te ayudará a consolidarte como proveedor y controlador de la comida, lo cual te pondrá a cargo de tu mascota y no al revés. También ayudará a optimizar otros elementos de la rutina, como sacarlo a hacer sus necesidades, pues podrás dejarlo salir media hora después de cada comida.
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Fomentar la buena conducta a la hora de comer

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  1. Los perros domésticos proceden de los depredadores, por lo que aún les gusta “luchar” por su comida. Puedes usar la hora de la comida como una oportunidad para formar un vínculo con el perro y para reforzar el entrenamiento esencial haciendo que se siente para esperar la orden antes de comer. Empieza pidiéndole que se “siente” mientras preparas su comida y bajas su plato.
    • Para establecer esta rutina, haz que el perro se siente. Pon el tazón de comida en el suelo, alzándolo nuevamente cada vez que se levante. Cada vez que te permita acercarte al suelo con el plato antes de levantarse, recompénsalo con un bocadillo. Trata de hacer que el plato llegue al suelo poco a poco sin que se levante. [5]
    • Con el tiempo, el perro sabrá sentarse y esperar la comida sin que le ordenes que lo haga.
  2. Una vez que el perro sea capaz de sentarse y esperar por su plato de comida, el siguiente paso es lograr que espere para comer hasta que tú (el proveedor de la comida) le des permiso.
    • Una vez que el plato de comida esté en el suelo, dile “quieto” a medida que te levantes. Sigue diciéndole que se quede quieto hasta que haya desviado su atención de la comida y la haya dirigido hacia ti. En cuanto lo haga, dale permiso para comer con una orden como “adelante”, “come” o “a comer”.
    • La primera vez que establezcas esta rutina, quítale el plato de comida si va a buscarlo sin pedir permiso. Luego de que aprenda a mirarte y a esperar la orden, puedes seguir aumentando el tiempo que debe concentrarse en ti a fin de afianzar el control de sus impulsos.
    • Enseñarle a un perro a esperar por su comida le permitirá aprender que no recompensarás la conducta exigente o agresiva respecto de la comida. También supone una lección general en cuanto al control de los impulsos que puede mejorar su adiestramiento y su buena conducta en general.
  3. Ahora que el perro se ha ganado la comida, deja que la disfrute en paz. Tratar de tocar al perro o su plato de comida mientras come puede estimular el estrés, la ansiedad o la conducta agresiva. [6]
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Ajustar la rutina del perro

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  1. Toma en cuenta que las recomendaciones en cuanto al tamaño de las porciones se basan en promedios. Tendrás que monitorear el peso y el nivel de actividad del perro para asegurarte de que la porción sugerida y el consumo calórico sean apropiados para sus necesidades.
    • Ajusta el tamaño de las porciones según sea necesario para mantener el peso ideal del perro. Si sube kilos adicionales, disminuye lentamente su porción diaria. Si baja de peso, auméntala gradualmente.
    • Recuerda que también puede ser necesario modificar la cantidad de comida del perro en función de los cambios en su entorno (como el clima invernal), la edad, la salud o el nivel de actividad.
  2. Si deseas o debes cambiar cualquier elemento de la rutina de alimentación del perro, como la cantidad o el tipo de comida, hazlo gradualmente. Esta medida ayudará a que su metabolismo y su aparato digestivo se adapten sin problemas a los cambios. [7]
    • Por ejemplo, si deseas empezar a darle una comida nueva al perro, empieza mezclándola con la antigua. Aumenta lentamente la proporción de la comida nueva en el lapso de una semana antes de dársela sola.
    • No es necesario cambiar la comida del perro solo para variar. El perro estará encantado de comer la misma comida todos los días, de modo que solo debes cambiarla si su bienestar o su etapa de vida lo requieren. Si le va bien con una comida determinada (es decir, tiene un nivel de energía y un estado físico buenos, un pelaje brillante y un sistema digestivo sano), sigue dándosela.
  3. Es una buena idea premiar al perro, pero lo mejor es limitar los bocadillos a un 5 % del consumo total de alimentos. Los bocadillos para perros no son necesarios para lograr una nutrición canina completa y equilibrada, de modo que es mejor que solo constituyan una parte reducida de la dieta de tu mascota. [8]
    • Los bocadillos y los refrigerios pueden aportar una variación controlada a la dieta del perro. Sin embargo, darle muchos bocadillos hará que sea más propenso a comer en exceso y que sea menos probable que coma sus comidas habituales.
    • Si realizas un adiestramiento con muchas recompensas, es posible que quieras introducir temporalmente más bocadillos en la dieta del perro. Puedes darle hasta un 20 % de bocadillos en un día, pero asegúrate de ajustar el consumo total de alimentos en consecuencia. Es preferible dejar los bocadillos para las recompensas de alto nivel y usar las croquetas (cuando tenga hambre) como recompensa ordinaria.
    • Toma en cuenta que los bocadillos pueden llenar más a los perros pequeños. Para un perro pequeño, tan solo dos bocadillos pueden constituir la ración de comida de medio día.
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Alimentar bien al perro

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  1. Las croquetas secas que dicen explícitamente que ofrecen una nutrición canina completa y equilibrada son las mejores. Escoge una que se ajuste a la edad, el peso y el nivel de actividad del perro. Pregúntale al veterinario qué tipo de alimento es el ideal para tu mascota.
    • Al menos el 10 % de la dieta de un perro adulto promedio debe estar compuesta por proteínas; al menos el 5,5 % debe estar compuesta por grasas. Los carbohidratos pueden abarcar hasta la mitad del consumo calórico del perro. [9]
    • La comida húmeda para perros puede ser recomendable en el caso de ciertos problemas de salud, como las infecciones del tracto urinario. Sin embargo, a la mayoría de los perros les va igual de bien o mejor con las croquetas secas, que suelen ser más baratas, más densas desde el punto de vista nutricional y mejores para la salud dental canina que las alternativas enlatadas. [10]
  2. A la hora de comer, sírvele al perro una porción controlada de una comida seca "completa y equilibrada" que corresponda a su edad, peso y nivel de actividad. Consulta con el veterinario cuál es el consumo calórico diario sugerido para tu mascota. [11]
    • También puedes usar las indicaciones impresas en el envase de la comida para perros como punto de partida a fin de determinar el tamaño adecuado de la porción.
    • Aunque pueda parecer más fácil como dueño de una mascota, no se recomienda la alimentación basada en la libre elección. Puede ocasionar fácilmente problemas de peso en tu mascota, pues es más difícil hacer un seguimiento de la cantidad que consume cuando dejas que se alimente "en función de sus deseos".
  3. El perro estará mucho menos motivado a comer su propia comida si le das "comida para humanos". Darle las sobras de la mesa puede conducir a desequilibrios nutricionales y a la obesidad, además de recompensar su conducta pedigüeña. [12]
    • La comida para humanos suele ser poco saludable y a veces incluso venenosa para un perro. Incluso la comida común y aparentemente saludable, como pasas, uvas, cebollas o setas, puede ser perjudicial para un perro. La cafeína y el chocolate pueden ser letales. [13]
    • Haz que el perro se mantenga muy alejado de la mesa en un lugar designado durante la hora de la comida para evitar que pida comida. Aliméntalo después o al menos a una hora distinta a la tuya para que sepa que tiene que esperar su turno.
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Consejos

  • Habla con el veterinario si el perro no come su comida. La falta de apetito puede ser un indicio de que algo anda mal.
  • Evita, en la medida de lo posible, complementar las comidas del perro con cosas como pollo o queso. Puedes enseñarle sin querer a dejar de comer su comida habitual.
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