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La diferencia entre salir airoso de un enfrentamiento y terminar en los titulares del periódico reside en cuán bien preparado estés para protegerte en una mala situación. Teniendo en mente esta información, sabrás qué se puede hacer durante y antes de un ataque. Supera a tu enemigo con creces y déjalo arrepentirse de haberte atacado.

Existen varios tipos de confrontaciones:

  • La "preparación", la discusión que lleva a la pelea.
  • El "duelo", un encuentro arreglado para resolver una disputa entre dos partes en conflicto o el atacante.
  • La reyerta, usualmente ocurrirá luego de que las amenazas verbales se hayan agotado y alguien de el primer golpe.
  • Las emboscadas suelen ser premeditadas: uno o más asaltantes atacan cuando sienten que es el  momento justo, usualmente luego de distraer a la víctima con una pregunta como “¿Tienes la hora?”
Método 1
Método 1 de 5:

Preparación

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  1. Ningún ataque es igual a otro, así que piensa qué podrías hacer si fueras atacado desde diferentes ángulos o en diferentes situaciones (con mucha gente, solo, con más de un asaltante, de noche o de día, con el o los asaltantes armados o no, según el tamaño o las intenciones del mismo, etc.)
    • Habiendo pensado estas cosas de antemano, ya no será tan fácil sorprenderte y atemorizarte cuando suceda en la realidad.
  2. Poder consultar a un experto y ensayar situaciones potenciales te ayudará mucho. Intenta aprender algún tipo de arte marcial.
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Método 2
Método 2 de 5:

Confrontaciones

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  1. Si te encuentras en una situación incómoda, intenta salir de ella. En una situación social incómoda, puede ser tan simple como decirte a ti mismo con seguridad: “¡Aléjate ahora!”. Toma todos los caminos, figurados o reales, hacia la no-confrontación. El contacto físico debería ser tu última línea de defensa, aunque a veces sea la única posible.
  2. Tanto de derecha a izquierda como de adelante hacia atrás, de modo que tus pies formen una diagonal entre sí (una típica posición de lucha en artes marciales). Esto disminuirá las posibilidades de que te golpeen o derriben.
  3. alto/bajo, fornido/delgado, hombre/mujer. Observa sus manos. Si estuviera por atacarte con sus manos, las tendría afuera. Pero, si estuviera escondiendo un arma, las tendría ocultas, o al costado del cuerpo.
    • La mejor táctica en cualquier confrontación es CORRER.
  4. Un simple paso para saber si una confrontación cruzó el límite de los intercambios verbales es cuando la persona comienza a invadir tu espacio personal. Para delimitarlo, establece una cerca.
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Método 3
Método 3 de 5:

Defenderse de un ataque frontal

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  1. Si el atacante intenta golpearte o agarrarte por delante, pon tus manos en tu frente en un gesto del tipo “¡En la cara no!”, y con tus brazos pegados al cuerpo. Esto puede parecer una posición de defensa, pero te servirá de ventaja, porque tu oponente bajará la guardia. Además, esta posición te protege la cara y las costillas, dos lugares que seguramente tendrás que defender.
  2. Desde tu posición de “¡En la cara no!”, cuando estés cerca de tu atacante, levanta los codos hacia las costillas inferiores de tu atacante, o justo por debajo de sus pectorales. Estas son áreas muy sensibles, y pueden causar mucho dolor.
  3. Si el torso de tu asaltante está lejos de ti, pero aún te encuentras en peligro (por ejemplo, si tu oponente te está ahorcando), ataca sus piernas. Esto resulta especialmente efectivo con atacantes grandes, porque cuanto más grandes son, más tensión tienen sobre sus pies y rodillas. No pegues una patada a lo Karate Kid; mejor, patea sus canillas como en el fútbol (con el empeine). Ésta es una patada rápida y dolorosa. Además, si sus piernas están lo suficientemente cerca, levanta tus rodillas hacia el interior de su pierna (el nervio femoral), el exterior de la pierna, la rodilla o la ingle. Esto derribará a tu oponente y podría dejarlo fuera de combate, ya que con sólo 12 ó 15 libras de presión se puede romper una rodilla.
  4. Si tu oponente tiene la cabeza al alcance (lo que suele ser el caso cuando atacas sus piernas), te convendrá atacarla. Intenta meterle el dedo en los ojos, o presionárselos, ya que nadie puede resistir esto, no importa cuán grande sea.  Aplaudir sobre las orejas puede aturdir, y si se lo hace muy bien, romper los tímpanos. Golpear los pómulos puede dejar moretones o huesos rotos. Golpear la nariz causa derrames de sangre y ceguera temporal.
  5. En algunos casos también te convendría atacar el cuello del atacante (usualmente está libre cuando la cabeza también lo está). Para asfixiar a alguien eficazmente, no hagas la típica de Hollywood, con las manos alrededor del cuello. Mejor pon tu dedo pulgar y dedos alrededor de su tráquea (más fácil de encontrar en los hombres con una gran nuez de Adán).  Además, en su cuello, justo debajo de su tráquea , hay un hueco. Conduce, busca y hunde tus dedos sobre este hueco, y él o ella sentirá un intenso dolor, y probablemente caiga.
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Método 4
Método 4 de 5:

Ataque por detrás

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  1. Si un atacante intenta sorprenderte por detrás para asfixiarte, presiona su antebrazo contra tu clavícula en vez de intentar apartarlo (lo cual no funciona). Pon una mano sobre su codo (sobre el antebrazo) y una mano debajo de él (de modo que tus manos queden a ambos lados del codo). Luego, con un movimiento seguro y fuerte, da un paso y balancea todo tu cuerpo hacia un lado, como si tu brazo fuera la bisagra de tu cuerpo (actuando como una puerta vaivén). Esto hará que escapes de su llave, y dejará su cabeza, costillas y piernas libres para que contraataques. Además, ten en cuenta que tu atacante está detrás de ti, y sus canillas están justo detrás de tus piernas, listas para que las patees y rastrilles.
  2. Si el atacante intenta levantarte desde atrás, baja tus caderas rápida y violentamente, como si te desplomaras sobre un sofá. Esto dificultará el agarrarte, y te dará unos segundos más para esquivar y atacar a tu oponente (patea sus canillas).
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    Usa tus talones. Si el atacante intenta asfixiarte envolviendo sus brazos alrededor de tu cuello, adelanta el talón, como si acabaras de patear una pelota de fútbol, y rápida y FUERTEMENTE, abátelo contra su pierna, entre su tobillo y su media pierna. Esto, si se hace con suficiente fuerza, quebrará su pierna.
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Método 5
Método 5 de 5:

Otras situaciones potenciales

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  1. Si te caes, intenta caer sobre tu atacante. Mientras caigas, mantén en punta todas las partes puntiagudas de tu cuerpo (tus rodillas y codos) y apunta a la ingle, las costillas o el cuello de tu atacante.
  2. Si tu atacante está luchando contigo en el suelo y te sujeta debajo suyo, toma su cuerpo desarticulando las articulaciones de sus brazos, o clava una mano al suelo. Luego, pon una pierna firme sobre el suelo, empuja hacia afuera, y balancea tus caderas por sobre él. Así caerás sobre tu oponente, lo cual debería hacerse fuertemente de forma puntiaguda.
  3. Si el oponente te ataca con un arma, debes saber dónde es efectiva. Si tiene un cuchillo, intenta mantenerte fuera del alcance de las puñaladas. Si tiene una pistola, no descartes correr en zigzag. Además, ten en cuenta que el atacante pone mucho en su arma, lo que lo puede dejar descubierto para agarrar o sujetar la mano del arma o hacer otro ataque.
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    Escapa en cuanto tengas la oportunidad. Si encuentras una oportunidad para escapar sin riesgo, tómala. Asegúrate de estar a salvo de tu oponente cuando decidas dejar de defenderte.
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Consejos

  • Si alguien te ataca, tú tienes razón, y la otra persona está equivocada. Su motivación probablemente sea tu dinero, tus posesiones o tu cuerpo, mientras que la tuya es la supervivencia. Tienes un derecho humano básico a defenderte a ti y a tus seres queridos. Pero recuerda, el primer medio de autodefensa ¡es el escape! En una corte, si llegara a eso, puedes justificar tus acciones como “defensa propia” SOLO si aprovechaste todas las oportunidades posibles de evitar la confrontación y cada oportunidad de escapar. Si queda claro que tenías una oportunidad de escapar sin peligro y no lo hiciste, entonces ya no se considera defensa propia, sino desorden público y agresión. Eres responsable de tomar una acción APROPIADA. Ser atacado no es motivo para matar o lisiar, si podrías haber hecho algo razonablemente menor para defenderte.
  • En una situación de defensa propia, toma una actitud de “yo no”: no te permitas ser el que aparezca en el periódico al día siguiente. Esto comienza antes de la pelea, ya que los violadores y atracadores más experimentados eligen a sus víctimas no por lo que llevan puesto o quiénes son, sino cómo actúan. Si te sientes seguro, no te convertirás en su blanco.
  • Aprende a controlar tanto el miedo como la adrenalina, ya que son las causas más usuales de los errores al comienzo de una situación de pelea. Cuando alguien te asalte, no sólo sentirás temor, sino que te llenarás de adrenalina. Si es sólo lo uno o lo otro (preferentemente, adrenalina) estarás bien. Para aquellos de ustedes que tengan miedo escénico u otra fobia paralizante: la adrenalina combinada con el miedo paralizará sus músculos, y todo su conocimiento, experiencia y motivación se perderán.
  • Si tienes la oportunidad, habla con tus amigos acerca de cómo podría uno defenderse en una situación peligrosa. Si es posible, ensaya situaciones potenciales y por dónde atacar el cuerpo de alguien, así como qué parece funcionar más y qué menos.
  • Si crees que estás por entrar en un “mal barrio” o un lugar donde podría suceder un ataque, ten un gas pimienta contigo. Podría ser un salvavidas invaluable. Nunca lleves contigo un arma potencialmente mortal , como un arma de fuego o un cuchillo, ya que podrías convertir un atraco en una lucha a muerte, especialmente si el asaltante está armado.
  • Amenazar a un asaltante con un arma blanca o de fuego es una mala idea, excepto que temas por tu vida. No vale la pena ir a la cárcel por homicidio, voluntario o involuntario, o hacerte matar por una cartera.  Recuerda que el asaltante probablemente sea más fuerte y más experimentado en la lucha que tú; si no, no te habría elegido.
  • Si se trata de algún tipo de situación doméstica, te estarás preguntando qué tan mala puede ser como justificar que te defiendas. Según las leyes, cualquier contacto injustificado es un ataque. No importa si él o ella “sólo” te empujó; es un ataque, igualmente puede ser peligroso, y aún mereces defenderte.
  • Mantén la calma. No entres en pánico si alguien es hostil. Eso hará que el atacante sospeche que eres débil.
  • Bajo ninguna circunstancia actúes duramente. Hacer esto probablemente enfurezca a tu oponente, o le haga creer que debe actuar más duramente, y la única forma de que lo haga será golpeándote sangrientamente.
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Advertencias

  • No te pelees por cosas triviales como desacuerdos en un bar por cervezas/chicas/equipos deportivos. Sé mejor que los demás y aléjate. Eres más que eso.
  • Cumple con las demandas del atacante. Normalmente, sólo tomarán lo que quieren y se irán. Si intentas resistirte, corres el riesgo de que además te hieran, o algo peor. Estas técnicas sólo deberían usarse si es imposible evitar una pelea, por ejemplo, si el atacante parece estar listo para golpearte incluso antes de exigir algo.  Sobrevivirás más seguramente si simplemente cedes a sus demandas. Cuando tengan tu cartera, cancela todas tus tarjetas de crédito, informa el robo a la policía inmediatamente, y luego vive el resto de tu vida: tres cosas muy importantes que no puedes hacer si intentaste luchar con un asaltante armado.
  • En muchos casos, puedes terminar la situación inmediatamente dándole tu cartera al asaltante. Ésta es una elección lógica, especialmente si te amenazan con un arma o un cuchillo. Tu vida vale mucho más que el dinero y las tarjetas que llevas contigo. Arroja la billetera bien lejos, y sal corriendo.
  • Este plan no cubre todas las situaciones posibles; es más bien una visión general de lo que puedes esperar. De ningún modo estarás totalmente seguro/a; sin embargo, luego de leer y comprender estos consejos, tendrás una mejor composición mental si surge una situación de este tipo. Por sobre todo, recuerda que tú tienes razón y puedes decidir no ser la víctima.
  • Lleva un arma únicamente si tienes suficiente entrenamiento para usarla en forma legal y efectiva. El arma que empuñes podría ser usada contra ti.
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