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Ser amable es una cualidad maravillosa, pero es posible exagerar. Resulta que ser más asertivo es, en realidad, estupendo para tu salud mental, porque te lleva a reducir el estrés y la ansiedad. Te sentirás más seguro y feliz si te centras en tus propias necesidades en lugar de complacer a los que te rodean. Puedes seguir siendo una buena persona mientras das prioridad a los límites y a decir lo que piensas.

Método 1
Método 1 de 3:

Priorizarte

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  1. Esto puede ser difícil, así que ten paciencia si no te nace de forma natural. La realidad es que priorizarte es bueno para ti. Puede reducir el estrés, lo que proporciona muchos beneficios para la salud física y mental. Permítete enfocarte en tus necesidades, incluso cuando parezca difícil. [1]
    • Puedes intentar darte una pequeña charla de ánimo. Di "Es bueno cuidarme. Me doy permiso para hacerlo". Puedes decirlo en voz alta o simplemente pensarlo.
  2. Si siempre estás haciendo cosas por los demás, no podrás centrarte en ti mismo. Está bien establecer límites sanos con las personas de tu vida, incluyendo a la familia, los amigos y los compañeros de trabajo. Explícalos de forma clara y calmada para expresarte con claridad. Recuerda que no es malo poner límites. ¡Es saludable! [2]
    • Quizás tengas un amigo que está pasando por un momento muy duro y está siendo demasiado dependiente de ti. Puedes seguir apoyándolo sin dejar de priorizar tus necesidades. Puedes decir "Me ha gustado pasar más tiempo contigo últimamente, pero me estoy retrasando con otras cosas. A partir de ahora, solo podré salir una vez a la semana".
    • Podrías decirle a tu jefe "Estoy realmente comprometido con el éxito de este proyecto, pero no voy a poder responder los correos electrónicos después de las siete de la tarde".
  3. Es posible que recibas algunas críticas de personas que no están acostumbradas a tus nuevos límites. Intenta explicarles que simplemente estás haciendo lo mejor para ti. Si eso no funciona, intenta limitar tu contacto con ellos. Esto puede ser difícil con personas cercanas, pero es importante practicar la amabilidad contigo mismo. [3]
    • Esto puede ser muy difícil de hacer con miembros de la familia o en entornos profesionales. Si no puedes dejar de interactuar con ellos, sigue siendo asertivo. Con suerte, acabarán entendiendo el mensaje.
  4. Aunque estés preparado para dejar de ser tan amable con los demás, eso no significa que debas dejar de serlo contigo mismo. De hecho, deberías centrarte en tus puntos fuertes y evitar criticarte. Cuando tengas un pensamiento negativo, reconócelo y déjalo pasar. Sustitúyelo por algo positivo. Puede ser difícil al principio, pero pronto se convertirá en un hábito. [4]
    • Si te encuentras pensando "Vaya, tal vez fui demasiado duro con Carlos", sustitúyelo por "Estoy haciendo un buen trabajo al ceñirme a mis nuevos límites".
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Método 2
Método 2 de 3:

Ser una persona más asertiva

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  1. A veces la gente puede aprovecharse de ti si no expresas tus opiniones con claridad. Para evitarlo, tómate tu tiempo para saber qué quieres decir. Para practicar lo que podrías decir en un escenario típico, dilo en voz alta para ti mismo. También puedes escribir una tarjeta con tus puntos principales por si te pones nervioso durante la conversación. [5]
    • Por ejemplo, quizá tu pareja siempre elige lo que haces los fines de semana. Practica decir "En realidad, me gustaría elegir la película esta vez. Y tengo un nuevo restaurante que me gustaría que probáramos". Esto puede hacerte menos pasivo y ayudarte a defenderte.
  2. Procura incluir la palabra "yo" cuando trates de que los demás te entiendan. Esto te ayudará a transmitir lo que quieres decir sin que el otro se sienta a la defensiva. No querrás que parezca que lo culpas de algo. Puedes seguir siendo amable sin ser demasiado amable. [6]
    • En lugar de decir "Nunca lavas los platos", puedes decir "Siento que he estado lavando los platos todas las noches. Te agradecería que los lavaras esta semana".
  3. No solo tus palabras son importantes cuando intentas ser asertivo. Párate derecho para proyectar confianza y autoridad. Mantén el contacto visual y asiente con la cabeza para enfatizar tu punto. [7]
    • También puedes sonreír si te apetece, pero, si te sientes frustrado, no hace falta que sonrías.
  4. Puede ser realmente desesperante tener que ser más asertivo si no estás acostumbrado. Antes de decir lo que tienes que decir, tómate un momento para inhalar larga y profundamente y exhalar lento. Respirar lentamente puede ayudarte a sentirte más tranquilo. [8]
    • Si puedes, tómate unos minutos a solas antes de tener una conversación difícil o importante. Esto te dará tiempo para hacer varias rondas de respiración profunda.
  5. Ser asertivo significa defenderte y ser claro. Asegúrate de hablar con firmeza, pero con amabilidad. Recuerda que el hecho de que alguien no esté de acuerdo contigo no significa necesariamente que esté equivocado. Si la situación no tiene que tener una resolución inmediata, está bien acordar que no se está de acuerdo. [9]
    • Por ejemplo, quizá estés discutiendo con tu pareja sobre qué ver en la televisión. Expresa tu opinión, pero no dejes que se convierta en una gran discusión.
    • Ponte firme cuando sea necesario. Si estás muy convencido sobre algo importante (como tu salud o situación vital), es el momento de ser más asertivo.
  6. Es muy duro tener que cambiar tu estilo de comunicación. Si te sientes ansioso o te cuesta hablar por ti mismo, no pasa nada. Date permiso para sentirte así y reconoce que hacer cambios puede llevar tiempo. [10]
    • Intenta decirte "Estoy haciendo lo mejor que puedo, y con el tiempo, sé que mejoraré en esto".
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Método 3
Método 3 de 3:

Decir que no cuando lo necesitas

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  1. Cuando quieras decir que no a algo, dilo con claridad y firmeza. Aunque sea tentador, intenta no disculparte. Recuerda que no estás haciendo nada malo al rechazar una petición. No pasa nada por decir que no, y no hace falta que des una razón. Ser claro y directo ayudará al otro a entender tus intenciones, así que es bueno para ambos si puedes intentar hacerlo. [11]
    • Puedes decir "No voy a poder ayudarte con eso en este momento" o "Me temo que no puedo hacerlo esta noche".
    • Di algo como "Me gustaría ayudarte, pero definitivamente no puedo comprometerme a varias horas. ¿Qué tal si solo vengo una hora y hago lo que pueda en ese tiempo?".
    • También puedes ofrecer una alternativa si te resulta factible. Por ejemplo, podrías decir "No voy a poder ir a tu fiesta este fin de semana. ¿Quizás podríamos quedar para tomar un café la semana que viene?". [12]
  2. Puedes probar esto cuando quieras aceptar algo, pero realmente no tienes el tiempo o los recursos para decir que sí. En estas situaciones, ofrece un acuerdo para quitarte algo de presión. Recuerda que solo debes hacerlo si realmente quieres decir que sí. [13]
  3. Está bien ofrecer un simple "no", pero puede haber ocasiones en las que quieras o necesites dar una explicación. Si ese es el caso, puedes ofrecer una razón muy simple y breve. [14]
    • Puedes decir "No, voy a estar fuera de la ciudad". Otra opción es "No, mi agenda está llena". No tienes que ser específico para dejar claro tu punto de vista.
  4. En realidad, es importante que se acostumbren a escuchar un "no" de vez en cuando. Al fin y al cabo, lo oirán fuera de tu casa y cuando crezcan. Aunque te haga sentir culpable, di a tus hijos "no" cuando hagan peticiones poco razonables o sobrepasen los límites. [15]
    • Puedes ofrecer una explicación como "No, no puedes merendar porque estamos a punto de cenar" o puedes usar el viejo recurso "Porque lo digo yo".
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Consejos

  • Intenta llevar un diario para registrar tus progresos. También es una buena forma de ordenar tus emociones a medida que realizas los cambios.
  • ¡No olvides que está bien ser amable!
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