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Expresar sentimientos al escribir una ficción puede ser difícil. Requiere empatía, un buen vocabulario y la capacidad de describir emociones convincentemente en una amplia variedad de escenarios. Añadir profundidad emocional a la escritura hace que la prosa sea más cautivadora y significativa.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Identificar las motivaciones y los sentimientos del personaje

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  1. Este simple ejercicio mental es esencial para saber qué es lo que el personaje siente, cómo se pueden manifestar esos sentimientos y cómo transmitirlos a otros personajes de la obra y al lector.
    • La empatía (la capacidad de comprender los sentimientos de los demás) es el elemento esencial para expresar las emociones con palabras. Debes tener una idea de qué es lo que hacen los personajes y por qué para poder describirlos de forma vívida. [1]
  2. Conocer (o crear) la personalidad y la historia de los personajes puede ayudarte a expresar sus sentimientos.
    • ¿Buscan venganza o quizás perdón? ¿Son incesantemente optimistas? Esto influirá en la elección de las palabras para la narración de la historia.
    • Para lograrlo, puedes hacer una historia de fondo o escribir notas sobre la personalidad del personaje. Tenlas a la mano en una página aparte o una tarjeta de notas . El nivel de detalle depende de la importancia del personaje para la historia. El protagonista requerirá más detalles que un personaje secundario. Sin embargo, debes conocer las motivaciones de cada personaje y cómo interaccionan entre sí, independientemente de la importancia del personaje.
    • Por ejemplo, las notas de personaje para un detective de carácter recio pueden incluir información como “Quedó huérfano a una edad temprana y tiene debilidad por los niños”, “se resiste a la intimidad emocional”, “sufre secretamente de TEPT” o “es experto en disimular su miedo mientras trabaja”. [2]
  3. Tener al menos una idea de cómo progresará y terminará la historia te permite atribuir las emociones adecuadas, en los momentos adecuados, a los personajes.
    • No es necesario tener todos los detalles definidos antes de escribir, pero los giros de la trama y los acontecimientos importantes pueden tener una mayor resonancia emocional si puedes planificar el viaje emocional del personaje paralelamente al físico.
  4. La forma en que decidas presentar la historia, generalmente en primera o tercera persona, afectará de forma drástica al tipo de perspectiva que tenga el lector y, por lo tanto, a las emociones de las que pueda ser consciente.
    • La narración en primera persona, en boca del protagonista, ofrece buenas oportunidades para la introspección del narrador, pero limita inevitablemente el conocimiento del lector sobre los pensamientos y los sentimientos de los demás personajes a lo que perciba el protagonista.
    • “Miré fijamente al sospechoso, buscando algún indicio de debilidad. Estaba desesperado. Necesitaba una confesión, y rápida, si quería encontrar a la chica desaparecida antes de que fuera demasiado tarde”. En este caso, el narrador solo puede adivinar lo que piensan y sienten otros personajes.
    • La narración en tercera persona ofrece más flexibilidad y el lector puede enterarse de tanto como desees. Puedes decidir que el lector solo sepa lo que hace el protagonista o puedes ampliar esta información tanto como quieras. Solo debes ser coherente.
    • “El detective Slade observó cuidadosamente al sospechoso, desesperado por encontrar algo que pudiera aprovechar para obtener una confesión. El sospechoso se sentó, con una expresión pétrea, decidido a no dar a la policía nada que pudiera usarse en su contra”. En este ejemplo de narración en tercera persona, el lector tiene una “omnisciencia limitada”, es decir, es consciente hasta cierto punto de los pensamientos y los sentimientos de otras personas además de los del protagonista.
    • Una vez que hayas elegido un punto de vista, desarrolla los sentimientos y el estado emocional de los personajes, enfocándote en lo que el lector percibirá.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Buscar las palabras para describir los sentimientos y las emociones

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  1. Esta medida te ayudará a identificar sinónimos (para evitar la repetición) y antónimos (para proveer contraste).
    • Repetir las mismas palabras puede ser decepcionante para los lectores y, lo que es más importante, puede no expresar del todo los sentimientos que deseas transmitir. Tener acceso a una amplia variedad de opciones de vocabulario te permite tener la flexibilidad de contar la historia con estilo. Tu personaje puede ser “feliz”, “alegre”, “optimista”, “juguetón”, “efusivo” o cualquier otro sinónimo.
    • Los antónimos (es decir, las palabras opuestas) también son útiles para describir sentimientos. Busca maneras de usar antónimos indirectos para ampliar tu vocabulario. Por ejemplo, el antónimo de “feliz” es “triste”, mientras que un antónimo indirecto puede ser “deprimido”, “nostálgico” o incluso un coloquialismo como “cabizbajo”. [3]
    • Asegúrate de usar un diccionario además de un diccionario de sinónimos. Tendrás que asegurarte de que la palabra se adecúe al significado y al contexto determinados. Por lo general, es mejor no usar la palabra más elaborada posible. En vez de eso, escoge una que sea apropiada y que se adecúe al lector.
  2. Proveen el contexto esencial y las modificaciones respecto a lo que el personaje hace, dice o piensa.
    • Los adverbios, descriptores que modifican a los verbos y que suelen terminar en “mente”, proporcionan un contexto útil para explicar cómo lleva a cabo una acción el personaje. “Jane tira la puerta” no aclara la motivación. Añadir un adverbio aclara las cosas de manera eficaz. “Julia tiró la puerta accidentalmente”. [4]
  3. Si no sabes por dónde empezar, puede ser útil buscar una palabra que se aproxime a lo que deseas y, a partir de ahí, puedes recurrir a un diccionario de sinónimos para ampliar la información. [5]
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Usar las acciones y los detalles para mostrar las emociones

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  1. Haz que la narración cobre vida usando la acción, la descripción de los personajes y otros contextos.
    • Toma en cuenta que las emociones y los sentimientos no son la misma cosa. Las emociones ocurren en el momento y son temporales, mientras que los sentimientos se desarrollan a lo largo del tiempo y son duraderos. Por ejemplo, el enojo suele ser una emoción, mientras que la desesperanza normalmente es un sentimiento. [6]
    • El contexto enfatizará los sentimientos y las emociones del personaje, en vez de hacerlos torpemente explícitos. No le digas al lector que “Sam estaba nervioso”. Muéstrale que “Sam se paseaba de un lado a otro en la sala de espera, deteniéndose solo para limpiarse la frente. Levantaba la vista rápidamente cada vez que se abrían las puertas, preguntándose cada vez si sería el médico con alguna noticia”.
  2. Esta puede ser una manera particularmente eficaz de demostrar cómo se siente un personaje, sobre todo si escribes en primera persona, en donde el narrador no es consciente de sus pensamientos.
    • “Tom estaba molesto” es mucho menos convincente que “Tom apretó los puños y la mandíbula, y parecía estar luchando por reprimir el impulso de golpear a alguien”. [7]
  3. Evita usar la voz pasiva . El lenguaje activo expresa mejor las acciones y las emociones.
    • Las construcciones que usan la voz pasiva, las cuales se estructuran con los verbos “ser”, a menudo no dejan claro el origen de una acción. En ocasiones, eso puede ser conveniente; sin embargo, por lo general, el lenguaje activo permite una mejor lectura. “La pelota fue pateada”. ¿Quién pateó la pelota? Usa la voz activa, con adverbios, para transmitir las acciones y las emociones. “Sergio pateó salvajemente la pelota”.
    • “El regalo para mi madre fue comprado el mismo día de su cumpleaños” es una oración demasiado ambigua. En vez de eso, emplea verbos activos. “Marta, el día anterior, tuvo mucho trabajo que hacer y no pudo comprar el regalo para mi madre a tiempo. Tuvo que escogerlo rápidamente el mismo día de su cumpleaños”. [8]
  4. Las personas muestran sus emociones a través de la expresión, la postura y muchas otras formas físicas, así que asegúrate de incluir el lenguaje corporal en la página.
    • Describe cosas como las expresiones faciales, la transpiración, los temblores o los espasmos, y la postura. Estos elementos suelen dar una forma física a emociones que son evidentes en los medios visuales, pero que requieren una atención cuidadosa para transmitirlas por escrito.
    • Puedes crear tu propia herramienta de escritura creando una lista de sentimientos y emociones. A continuación, enumera las conductas, los gestos y las posturas asociados a esos sentimientos y emociones. Puedes usar esta lista como una hoja de referencia.
    • Por ejemplo, puedes mostrar disgusto con términos como “asco”, “estremecimiento” o “mohín”, o picardía con términos como “codazo”, “guiño” o “levantar las cejas”. [9]
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Consejos

  • Haz que alguien más revise el trabajo. Esta persona puede ayudarte a identificar si el sentido y las descripciones emocionales son claros.
  • No exageres. Una prosa ampulosa y excesivamente descriptiva puede confundir o aburrir al lector. Trata de mantener su interés.
  • Si tienes dudas, sé sutil. Te ayudará a evitar el pecado capital de los diálogos cursis.
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