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El épulis es un tumor que crece en el hocico de algunos perros. Por lo general, se forma en las encías cerca de los dientes incisivos y crece fuera de los ligamentos conectivos que mantienen los dientes en su lugar. [1] Aunque los épulis suelen ser benignos, algunos son altamente invasivos y se consideran cancerosos. Incluso los tumores benignos pueden causar dolor y molestias. [2] Existe una tasa alta de éxito en la extirpación y el tratamiento de estos tumores en perros, en especial si se los detecta con anticipación. Conversa con el veterinario sobre el riesgo de tu perro de desarrollar épulis. Debes llevar a tu mascota para que le realicen un examen de inmediato si detectas indicios de un tumor que le crece en las encías.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Identificar un épulis

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  1. Cualquier perro puede ser susceptible a desarrollar épulis. Sin embargo, algunos perros son más propensos que otros, en función de la raza y la edad. Al conocer el riesgo de tu mascota de desarrollar épulis, puedes volverte más proactivo al controlar su salud y detectar cualquier indicio de un crecimiento maligno en su hocico.
    • Las razas braquiocefálicas (de cara corta) son más propensas a desarrollar estos tumores. Esta categoría de razas incluye perros que tienen narices y hocicos muy cortos (por ejemplo, el bóxer y el bulldog).
    • Ambos sexos son igualmente susceptibles a desarrollar épulis. Los principales factores son la edad y la raza.
    • Los perros suelen desarrollar épulis en sus años de mediana edad (por lo general, alrededor de los siete años).
  2. El épulis es un tumor oral, lo que significa que solo afecta al hocico del perro. Sin embargo, existen varios lugares dentro del hocico en los que puede aparecer. Las áreas más comunes se encuentran en los bordes de las encías o entre los dientes. [3]
    • Debido a que el épulis se forma en varios lugares, puede resultar difícil de diagnosticar en casa si no sabes lo que debes buscar.
    • Por lo general, debes detectar algún tipo de crecimiento firme adherido a la encía. Lo normal es que luzca como un cuerpo parecido a un tallo.
    • El épulis casi siempre es del mismo color que el tejido gingival y puede tener una apariencia lisa o rugosa, en función del tipo de tumor.
  3. Existen tres tipos principales de épulis que afectan a los perros. Se diferencian según su composición, apariencia y ubicación en el hocico. [4]
    • Fibroma periférico odontogénico. Anteriormente se le conocía como épulis fibromatoso. Este tipo de tumor se encuentra en los rebordes marginales de las encías con una apariencia generalmente lisa y rosada. [5] Está compuesto de tejido gingival resistente y fibroso. [6]
    • Épulis osificante. Este tipo de tumor tiene una apariencia lisa y pulida debido a la presencia de células óseas mezcladas con tejido fibroso.
    • Ameloblastoma acantomatoso. Estos tumores (que pueden lucir lisos o en forma de heridas) generalmente se ubican en la parte frontal de la mandíbula inferior del perro. Por lo general, se originan en el ligamento que sostiene las raíces de un diente determinado en la mandíbula.
  4. La presencia física de un crecimiento entre los dientes suele ser la pista con la que la mayoría de los dueños identifica la afección de sus mascotas. Existen varios síntomas que comúnmente se observan en perros con épulis. [7] Estos síntomas pueden incluir los siguientes:
    • producción de saliva excesiva y frecuente
    • dificultad para comer
    • apetito reducido
    • mal aliento
    • sangrado del tumor
    • dientes mal alineados que rodean el tumor
    • dificultad para respirar
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Someter al perro a un tratamiento

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  1. Si crees que has detectado un épulis en tu perro, es imprescindible que programes una cita con el veterinario lo más pronto posible. Solo un veterinario puede diagnosticar definitivamente un crecimiento como el épulis, e incluso puede realizar pruebas para determinar si es benigno (inofensivo) o maligno (un cáncer que puede resultar agresivo o diseminarse hacia otras partes del cuerpo).
  2. Como parte de la visita, el veterinario le realizará un examen físico general a tu mascota además de una serie de pruebas médicas en el mismo tumor. Además, el veterinario realizará análisis de sangre para evaluar la salud general de tu perro. Por lo general, esto se realiza para detectar cualquier otro problema médico subyacente que pueda complicar el plan de tratamiento que recomiende el veterinario. [8]
    • El veterinario debe realizar una biopsia del tumor o una aspiración para determinar si el tejido es maligno. Este procedimiento consiste en hincar con una aguja para extraer células del ganglio linfático y del tumor.
    • Durante el procedimiento, el veterinario puede tomar una radiografía del hocico del animal. Este es un tipo de imagen de rayos X que se utiliza para determinar la profundidad del tumor en las encías del perro.
    • El veterinario también puede tomar una radiografía del tórax para verificar si el tumor se ha diseminado hacia los pulmones. Esta radiografía también se puede utilizar para evaluar la capacidad del perro de recibir anestesia, en caso de que esta sea necesaria para el tratamiento.
    • En lugar de una radiografía (o además de ella), el veterinario puede realizar una tomografía computarizada para verificar si el cáncer se ha diseminado hacia los pulmones y, si es el caso, determinar su extensión.
  3. Si tu perro se somete a un tratamiento, existe una buena probabilidad (alrededor del 95 %) de que se recupere por completo. Sin embargo, si se deja parte del tumor, o si este es maligno y el cáncer se disemina, el perro puede tener un pronóstico diferente para su recuperación. Solo el veterinario puede evaluar la mejor opción de tratamiento y realizar la extirpación del tumor.
    • En función del tamaño del tumor, es probable que el veterinario pueda tratar a tu perro solo con radioterapia. [9]
    • Se requiere una cirugía para la mayoría de los casos de épulis.
    • Cuando el tumor se extirpa quirúrgicamente, el veterinario que realiza la cirugía debe extirpar todos los tejidos hasta el ligamento periodontal donde se haya originado el tumor.
    • Algunas cirugías requieren la extracción de los dientes afectados, que por lo general también incluyen uno o más dientes circundantes. [10] Además, es probable que el veterinario tenga que extraer el hueso para asegurarse de que el tumor no vuelva a crecer. [11]
    • Los tumores extensos pueden requerir la extracción de parte de la mandíbula afectada. Esta es una decisión que el veterinario tiene que tomar en cada caso en particular.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Ayudar a que tu perro se recupere

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  1. El propósito de este elemento es evitar que el perro se rasque la herida con sus patas, ya que esto puede retrasar el proceso de curación e incluso causarle una infección. Tu mascota tiene que utilizar el collar de 10 a 14 días (o durante el periodo que recomiende el veterinario). [12]
    • Es probable que el veterinario te proporcione el collar isabelino junto con las instrucciones que necesites para mantener la salud de tu perro durante el período de recuperación.
    • Si el veterinario no lo especifica, debes consultarle por cuánto tiempo tu perro debe utilizar el collar.
  2. Después de la cirugía, es probable que tu perro tenga cierta capacidad limitada para utilizar el hocico. Por lo general, esto mejora con el tiempo, pero debes ofrecerle alimentos blandos durante al menos dos o tres semanas después de la cirugía. [13]
    • Puedes utilizar alimentos enlatados suaves que tu perro pueda masticar con facilidad. Si la comida enlatada no es una opción, puedes remojar las croquetas secas en agua para que se ablanden.
    • En función de la extensión de la cirugía y si se ha extraído parte de la mandíbula, es probable que tu perro necesite una sonda para alimentarse durante este periodo.
  3. Después de la cirugía, debes asegurarte de que tu perro descanse lo suficiente. Las restricciones de actividad deben durar aproximadamente de dos a cuatro semanas, en función de las recomendaciones del veterinario. Durante este periodo, tu perro debe tener una actividad limitada para permitir que la incisión (y cualquier otra herida quirúrgica) se cure. [14]
    • No debes ofrecerle a tu perro juguetes masticables, cuero sin curtir o pelotas hasta que las heridas se curen por completo. En algunos perros, este procedimiento puede tardar hasta cuatro semanas.
  4. Es probable que tengas que llevar a tu perro para que le realicen un examen posoperatorio de control antes de que el veterinario pueda determinar si es seguro que deje de utilizar el collar isabelino. Además, el veterinario evaluará la herida para verificar si ha sanado bien. Algunos perros experimentan complicaciones menores que pueden requerir procedimientos adicionales, aunque estos serían significativamente menos graves que la cirugía.
    • La descomposición de la incisión es algo común que implica un deterioro en el lugar de la cirugía.
    • Algunos perros incrementan su producción de saliva después de este tipo de cirugía. Por lo general, esto es algo temporal, pero puede persistir en algunos perros.
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