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Una convulsión se produce cuando una parte del cerebro recibe un estallido de señales eléctricas repentinas que provoca un cambio en el comportamiento, las sensaciones y la conciencia. [1] Para poder diagnosticarla correctamente, es necesario reconocer sus síntomas, trabajar en conjunto con un médico e identificar las posibles causas y los factores de riesgo. Si tú o un ser querido experimentan una convulsión por primera vez, es importante llamar al servicio de emergencias de inmediato.

Método 1
Método 1 de 3:

Reconocer una convulsión

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  1. Al pensar en un episodio convulsivo, es normal imaginar a una persona convulsionando. Sin embargo, las convulsiones se presentan de distintas maneras según cada persona. Una de las manifestaciones es una mirada ausente que puede durar desde segundos hasta minutos en la que pareciera que la persona estuviera mirando a través de ti. Puede pestañear o no. [2]
    • En ocasiones, esta mirada ausente puede estar acompañada por una pérdida de conciencia.
    • Generalmente, las convulsiones acompañadas por una mirada ausente se denominan crisis de ausencia y son muy comunes en los niños. En muchos casos, no ocasionan problemas a largo plazo.
  2. Otra manifestación de las convulsiones es la rigidez corporal o la incapacidad de mover determinadas partes del cuerpo. Generalmente, esto ocurre en las extremidades, la mandíbula o el rostro y puede estar acompañada por una pérdida del control de la vejiga. [3]
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    Analiza si existe una pérdida repentina de la fuerza muscular. Durante una crisis atónica, la persona puede caer al suelo por la pérdida repentina de la fuerza muscular. Los músculos se vuelven flácidos o débiles y pueden provocar caídas bruscas. Generalmente, estas convulsiones duran menos de 15 minutos.
    • Por lo general, la persona no pierde la conciencia durante estos episodios.
    • Cuando una persona sufre una convulsión atónica, no siempre se caerá. La caída puede afectar solo la cabeza, los párpados o determinada parte del cuerpo. [4]
  4. La actividad convulsiva puede hacer que la persona pierda la conciencia durante unos momentos o unos minutos. En algunos casos, la persona puede desmayarse y perder el conocimiento por completo. [5]
    • Si la persona no se recupera en unos minutos, llama al servicio de emergencias.
    • La pérdida de conciencia puede durar de 10 a 20 segundos y las convulsiones musculares duran menos de dos minutos. Generalmente, estos síntomas son provocados por una convulsión tónico clónica generalizada.
  5. El síntoma más reconocible de estas crisis es el temblor, los espasmos y las convulsiones que pueden ser desde leves y apenas perceptibles hasta violentas y fuertes. [6]
  6. Es muy importante anotar los síntomas similares a las convulsiones, como así también sus duraciones, dado que los médicos generalmente no están presentes durante las crisis y esto puede dificultar un diagnóstico correcto. Cuanta más información puedas proporcionarle al profesional, más fácil será para él poder determinar el tipo de convulsión y la causa probable. [7]
  7. Si tú u otra persona presentan síntomas similares a una convulsión por primera vez, llama a un médico y, preferentemente, dirígete a una sala de emergencias. Si la persona ya ha sido diagnosticada con epilepsia, no siempre será necesario buscar atención médica. [8] Debes buscar ayuda médica inmediata si:
    • la convulsión dura más de cinco minutos;
    • se produce una segunda convulsión inmediatamente;
    • tienes dificultades para respirar después de que la convulsión finaliza;
    • estás inconsciente después de la convulsión;
    • tienes más de 39 °C (103 °F);
    • estás embarazada o has tenido un bebé recientemente;
    • te han diagnosticado diabetes;
    • has sufrido una lesión durante una crisis.
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Método 2
Método 2 de 3:

Trabajar con un médico

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  1. Cada vez que tú u otra persona tengan una convulsión, es importante escribir los detalles del episodio. En ocasiones, el profesional le solicita al paciente que lleve un registro de las crisis antes de examinarlo. Recuerda incluir la fecha y hora de todas las convulsiones, como así también su duración, descripción y cualquier otro factor desencadenante como, por ejemplo, la falta de sueño, el estrés o un daño específico.
    • Si has experimentado una convulsión, pídele información a alguna de las personas que haya estado presente durante la crisis.
  2. Cuando tú o un ser querido manifiestan síntomas inexplicables, es importante visitar a un profesional y llevar toda la información posible para que pueda tener un panorama claro de la actividad convulsiva. [9] Antes de ir a la consulta, asegúrate de tener en cuenta las siguientes indicaciones:
    • Averiguar y respetar las restricciones previas a la consulta. (El médico puede solicitarte que modifiques la dieta o el patrón del sueño).
    • Llevar un registro de todos los cambios en tu estilo de vida y las fuentes de estrés.
    • Escribir todos los medicamentos que estés tomando, incluso las vitaminas.
    • Pedirle a un familiar o amigo que te acompañe a la consulta.
    • Escribir todas las preguntas que quieras hacerle al médico.
  3. Para determinar la causa de la convulsión, el médico escuchará atentamente todos tus síntomas y te realizará un examen físico básico, además de evaluar las condiciones físicas y neurológicas que pueden desencadenar una crisis. [10] La evaluación probablemente incluya los siguientes estudios:
    • Un análisis de sangre para buscar señales de infecciones, padecimientos genéticos y cualquier otra afección asociada al riesgo de desarrollar convulsiones.
    • Un examen neurológico para diagnosticar una enfermedad y posiblemente determinar el tipo de epilepsia. Esto puede incluir un estudio del comportamiento, de las capacidades motoras y de las funciones mentales.
  4. Según los síntomas manifestados, cualquier otro antecedente médico, los resultados de los análisis de sangre y del examen neurológico, el médico puede solicitar otro tipo de estudios. [11] Estos son algunos de los análisis que puede solicitar para detectar una anormalidad cerebral:
    • electroencefalograma (EEG)
    • electroencefalograma de alta densidad
    • tomografía computarizada (TC)
    • resonancia magnética (RM)
    • resonancia magnética funcional (IRMf)
    • tomografía por emisión de positrones (TEP)
    • tomografía computarizada de emisión monofotónica
    • pruebas neuropsicológicas
    • análisis sanguíneo completo para eliminar una infección, anemia, fluctuaciones de la glucosa o trombocitopenia
    • examen de creatina o nitrógeno ureico en sangre para descartar alteraciones electrolíticas, hipoglucemia o uremia
    • nivel de alcohol y drogas en sangre
  5. Identificar la ubicación de las descargas eléctricas cerebrales ayudará al médico a determinar la causa de determinadas crisis. Generalmente, las técnicas de análisis neurológico se realizan en conjunto con otros estudios del cerebro como las resonancias magnéticas o los electroencefalogramas. [12] Estas son algunas de las técnicas de análisis neurológico:
    • mapeo estadístico paramétrico
    • análisis de Curry
    • magnetoencefalografía (MEG)
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Método 3
Método 3 de 3:

Comprender las causas posibles y los factores de riesgo

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  1. Un traumatismo craneal o cerebral (como un accidente automovilístico o una lesión deportiva) pueden causar una convulsión. Si el paciente tiene un historial de traumatismo craneal o cerebral que haya acontecido tanto un día como varios años previos a la crisis, es importante mencionárselo al médico. [13]
    • Otros traumatismos cerebrales tales como un tumor o un accidente cerebrovascular también pueden provocar convulsiones.
    • Un traumatismo craneal desarrollado aún en el vientre también puede desencadenar una actividad convulsiva.
  2. Algunas enfermedades como, por ejemplo, la meningitis, el SIDA o la encefalitis viral se han asociado con un riesgo incrementado de epilepsia. Si el paciente ha sido diagnosticado con una de estas condiciones, es probable que esta sea la causa. Lo ideal es realizar un estudio para confirmar estas enfermedades. [14]
  3. La epilepsia se puede transmitir mediante el ADN. Si existen antecedentes de epilepsia en la familia del paciente, esta podría ser la causa. Es muy importante mencionarle al médico si existen antecedentes familiares de actividades convulsivas. [15]
  4. Algunos trastornos, como el autismo o la neurofibrimatosis, han sido asociados a un mayor riesgo de actividad convulsiva. En algunos casos, estas condiciones del desarrollo pueden no ser diagnosticadas hasta que se presentan las convulsiones. [16]
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    Habla con tu médico acerca de la medicación, los suplementos y los estupefacientes que consumas. Los medicamentos, los suplementos herbales, las drogas y el alcohol pueden tener una conexión con la actividad convulsiva. Los medicamentos recetados y los suplementos herbales pueden reducir el umbral de las convulsiones, por lo cual es importante hablar con tu médico o farmacéutico antes de tomarlos o combinarlos. Además, el uso de las drogas y el alcohol también pueden hacer más propenso al paciente a desarrollar convulsiones.
    • Si es necesario evitar alguna medicación, droga o alcohol, lo ideal es hacerlo bajo la guía de un médico o doctor.
  6. Un 50 % de las personas que tiene epilepsia desconoce la causa probable. Si bien identificarla le ayudará al médico a tratar determinadas formas de epilepsia, esto no es posible en aproximadamente la mitad de los casos. De todas formas, existen numerosos tratamientos disponibles para tratar pacientes cuya causa no ha sido identificada. [17]
  7. Existen algunos trastornos de salud y otros factores que han sido relacionados con un mayor riesgo de desarrollar episodios convulsivos. Si bien estas afecciones no provocan las convulsiones, representan un factor de riesgo que puede aumentar la probabilidad de sufrir ataques. [18] Estos son algunos de los factores de riesgo:
    • edad (las convulsiones son más comunes en niños y adultos mayores)
    • antecedentes familiares de epilepsia
    • lesiones previas en la cabeza
    • antecedentes de derrame cerebral o enfermedades vasculares
    • demencia
    • infecciones cerebrales (como la meningitis)
    • fiebre alta (especialmente en niños)
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Consejos

  • El objetivo es controlar al paciente en menos de los 30 minutos del inicio de la convulsión para evitar daño cerebral.
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Advertencias

  • Un accidente cerebrovascular tiene síntomas similares a las convulsiones, por lo cual es importante llamar al servicio de emergencias de inmediato, especialmente si la persona no tiene un historial de convulsiones.
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