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Una teoría explica por qué sucede algo o cómo se relacionan diversas cosas. Es el “cómo” y el “por qué” de un “qué” que se puede observar. Para desarrollar una teoría, tendrás que seguir el método científico. Primero, haz predicciones que puedas medir sobre por qué o cómo funciona algo. Después, prueba tales predicciones con un experimento controlado y concluye de manera objetiva si los resultados confirman o no las hipótesis.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Concebir una teoría

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  1. Busca patrones entre cosas que aparentemente no tienen relación. Explora las causas fundamentales que hay detrás de los eventos cotidianos y trata de predecir lo que sucederá después. Si ya tienes la semilla de una teoría en tu cabeza, observa los temas de esa idea y trata de juntar la mayor cantidad de información posible. Anota los “cómo”, los “por qué” y las relaciones entre las cosas a medida que las juntas. [1]
    • Si no tienes en mente una teoría o una hipótesis, puedes empezar haciendo conexiones. Si caminas por el mundo con una mirada curiosa, es posible que de pronto una idea llegue a ti.
  2. En general, una ley científica es la descripción de un fenómeno que se observa. No explica por qué existe el fenómeno o qué lo causa. La explicación del fenómeno se llama teoría científica. Una idea equivocada común es que las teorías se convierten en leyes si hay suficiente investigación. [2]
    • Por ejemplo: la ley de la gravedad de Newton fue la primera en describir matemáticamente cómo interactuaban entre sí dos cuerpos distintos en el universo. Sin embargo, la ley de Newton no explicaba por qué existía la gravedad o cómo funcionaba. Recién tres siglos después de Newton, cuando Albert Einstein desarrolló su teoría de la relatividad, los científicos empezaron a comprender cómo y por qué funciona la gravedad.
  3. Conoce lo que ya se ha probado, comprobado y refutado. Averigua todo lo que puedas sobre tu tema y determina si alguien ha hecho antes las mismas preguntas. Aprende del pasado para que así no cometas los mismos errores. [3]
    • Utiliza el conocimiento existente para comprender mejor el tema. Esto incluye ecuaciones, observaciones y teorías existentes. Si tratas un fenómeno nuevo, procura basarte en teorías relacionadas que ya se hayan probado.
    • Averigua si alguien ya ha desarrollado tu teoría. Antes de ir más lejos, trata de asegurarte de manera razonable de que nadie más ya ha explorado ese tema. Si no puedes encontrar nada, no dudes en desarrollar tu teoría. Si alguien ya hizo una teoría similar, lee tal trabajo y fíjate si puedes elaborar algo a partir de ahí.
  4. Construye una hipótesis . Una hipótesis es una proposición o conjetura educada que busca explicar un conjunto de hechos o fenómenos naturales. Propón una realidad posible que sea una consecuencia lógica de tus observaciones: busca patrones y piensa en lo que podría causar que esas cosas sucedan. Utiliza una forma “si, entonces”: “ Si (X) es verdad, entonces (Y) es verdad”; o “ Si (X) es verdad, entonces (Y) es falso”. Las hipótesis formales contienen una variable “independiente” y una “dependiente”. La variable independiente es una causa potencial que se puede ajustar y controlar, mientras que la variable dependiente es un fenómeno que observas o mides.
    • Si vas a utilizar el método científico para desarrollar tu teoría, entonces tu hipótesis debe ser medible. No puedes probar una teoría sin números que la respalden.
    • Trata de crear varias hipótesis que puedan explicar tus observaciones. Compara esas hipótesis. Considera dónde se superponen y dónde se separan.
    • Ejemplo de hipótesis: “ Si el cáncer de piel está relacionado a la luz ultravioleta, entonces las personas que tienen una alta exposición a ella tendrán una frecuencia más alta de cáncer de piel”. Otro ejemplo: “ Si el cambio de color de una hoja está relacionado con la temperatura, entonces la exposición de plantas a temperaturas bajas dará lugar a cambios en el color de la hoja”. [4]
  5. Ten cuidado de no confundirlas. Una teoría es una explicación bien probada de por qué existe un patrón, mientras que una hipótesis es solo una razón prevista para ese patrón. Una evidencia siempre respalda a una teoría. No obstante, una hipótesis es solo un resultado posible que se sugiere y puede o no ser verdad. [5]
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Probar hipótesis

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  1. De acuerdo con el método científico , tu teoría se debe poder probar. [6] Desarrolla una manera de probar si cada hipótesis es verdad. Asegúrate de realizar la prueba en un ambiente controlado: trata de aislar el evento y la causa propuesta (la variable dependiente e independiente) de cualquier cosa que pueda complicar los resultados. Sé preciso y ten cuidado con los factores externos.
    • Asegúrate de que tus experimentos se puedan repetir. En la mayoría de los casos, no es suficiente demostrar una hipótesis simplemente una vez. Tus compañeros deben poder recrear el experimento por sí mismos y obtener los mismos resultados.
    • Haz que tus compañeros o asesores revisen tu procedimiento de prueba. Pídele a alguien que revise tu trabajo y que confirme que tu lógica es sólida. Si trabajas con socios, asegúrate de que todos den su opinión.
  2. Dependiendo de tu campo de estudio, es posible que sea difícil realizar experimentos complejos sin acceso a determinados equipos y recursos. Los equipos científicos pueden ser costosos y difíciles de conseguir. Si estás inscrito en una universidad, habla con algún profesor e investigador que pueda ser capaz de ayudarte.
    • Si no estás en la escuela, considera buscar a los profesores o estudiantes graduados de una universidad local. Por ejemplo, ponte en contacto con el departamento de Física si deseas explorar una teoría de Física. Si te enteras de que una universidad lejana está haciendo bastante investigación emocionante en tu campo, considera enviarles un correo electrónico a pesar de la distancia.
  3. Nuevamente, los experimentos se deben poder reproducir: otras personas deben poder elaborar una prueba de la misma manera en que tú lo hiciste y obtener el mismo resultado. Mantén un registro exacto de todo lo que hagas en tu prueba. Asegúrate de mantener toda la información.
    • Si estás en una academia, debes saber que hay archivos que almacenan la información en bruto que se recolecta en el proceso de investigación científica. Si otros científicos necesitan encontrar tu experimento, ellos podrán consultar esos archivos o pedirte tu información. Asegúrate de poder brindar todos los detalles.
  4. Confronta tus predicciones entre sí y con los resultados de tus experimentos. Busca patrones. Pregúntate si los resultados sugieren algo nuevo y considera si hay algo que olvidaste. Ya sea que los datos confirmen o no la hipótesis, ten cuidado con las variables ocultas o “exógenas” que puedan haber influido en los resultados.
  5. Si los resultados no apoyan tu hipótesis, rechaza la predicción como incorrecta. Si puedes demostrar la hipótesis, entonces la teoría estará a un paso más cerca de poder confirmarse. Documenta siempre tus resultados con el mayor detalle posible. Si no puedes reproducir un procedimiento de prueba y sus resultados, este será mucho menos útil.
    • Asegúrate de que los resultados no cambien cada vez que hagas el experimento. Repite las pruebas hasta que estés seguro.
    • Muchas teorías se abandonan después de que un experimento las refuta. Sin embargo, si tu teoría nueva explica algo que las teorías anteriores no pueden, entonces puede ser un avance científico importante.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Aceptar y ampliar una teoría

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  1. Determina si tu teoría es válida y asegúrate de que tus resultados experimentales se puedan repetir. Si aceptas la teoría, no debes poder refutarla con las herramientas e información que hay a tu disposición. No obstante, no trates de hacer girar tu teoría como un hecho absoluto.
  2. Probablemente acumularás bastante cantidad de información en tu búsqueda para probar tu teoría. Cuando estés seguro de que puedes repetir tus resultados y de que tus conclusiones son válidas, trata de plantear tu teoría de una forma en que las demás personas puedan estudiar y comprender. Establece tu proceso en un orden lógico: primero, escribe una “sinopsis” que resuma tu teoría; después plantea tu hipótesis, el procedimiento experimental y tus resultados. Trata de plantear tu teoría en una serie de puntos o argumentos. Finalmente, termina el documento con una explicación de tus conclusiones.
    • Explica cómo definiste tu pregunta, el enfoque que tomaste y cómo lo probaste. Un informe adecuado llevará al lector por cada pensamiento y acción relevante que te condujo a la conclusión.
    • Considera tu audiencia. Si quieres compartir tu teoría con tus compañeros de tu campo, escribe un documento formal que explique los resultados. Considera la posibilidad de presentar tu trabajo a una revista académica. Si deseas hacer que tus hallazgos estén a disposición del público en general, trata de plantear tu teoría en algo más digerible; por ejemplo, un libro, artículo o video.
  3. En la comunidad científica, las teorías por lo general no se consideran válidas hasta que hayan sido revisadas con compañeros. Si presentas tus conclusiones a una revista académica, otro científico puede decidir hacer una revisión con compañeros, es decir, probar y replicar la teoría y el proceso que presentaste. Así se confirmará la teoría o se dejará en el limbo. Si la teoría sobrevive a la prueba del tiempo, otros científicos finalmente podrían tratar de ampliar tu idea aplicándola a otros temas.
  4. Tu proceso de pensamiento no debe finalizar después de que compartas tu teoría. De hecho, es posible que el acto de escribir tus ideas te obligue a considerar los factores que ignoraste. No tengas miedo de seguir las pruebas y de revisar tu teoría hasta que te sientas completamente satisfecho. Esto puede significar hacer más investigación, más experimentos y más documentos. Si tu teoría es lo suficientemente amplia en su alcance, es posible que no siempre puedas desarrollar completamente las implicaciones.
    • No tengas miedo a la colaboración. Puede ser tentador mantener tu soberanía intelectual; sin embargo, podrías ver que tus ideas adquieren vida nueva cuando las compartas con compañeros, amigos y asesores.
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Consejos

  • Prueba una cosa a la vez. Si tratas de hacer un experimento muy amplio, es posible que contamines tus resultados.
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