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La capacidad de enseñar bien es un arte arraigado a las ciencias prácticas, aplicadas y conductuales. Se ha demostrado que existen técnicas que funcionan mejor que las tradicionales que consisten en charlas o presentaciones de información de manera lineal o secuencial, como leer o escuchar una clase. Un profesor puede recurrir a las imágenes, los mapas e incluso los gestos para enseñar varios conceptos al mismo tiempo, en vez de hacer un trabajo repetitivo de lectura o escritura. Los profesores más exitosos se enfocan más en transmitir múltiples representaciones ampliadas y significativas de la información en las experiencias de aprendizaje y, en general, esto no es muy difícil de aprender. Lee los pasos básicos para convertirte en un buen profesor en las situaciones comunes, desde analizar las necesidades de los estudiantes, desarrollar y facilitar objetivos de aprendizaje significativos para tus planes de lecciones, hasta darle un seguimiento al diseño del aprendizaje y a la retroalimentación con evaluaciones apropiadas.

Parte 1
Parte 1 de 11:

Identificar las necesidades

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  1. Estas habilidades incluyen a leer y tener conocimientos básicos de matemáticas que se utilizan en muchas otras materias. Prioriza lo más importante y piensa cuáles son las habilidades que tus alumnos tendrán que dominar para prepararse para la primaria, la secundaria y para niveles educativos superiores, como así también para sus vidas. Analiza las habilidades que empleas como adulto, como una buena comunicación, incluyendo al cuestionamiento y la audacia al expresarte, y la capacidad de saber buscar lo que necesitas. Planifica y piensa en las distintas formas de desarrollar estas capacidades en tus alumnos. Estas deben ser las habilidades que necesitarán para desarrollarse en distintos ámbitos de la vida. [1]
  2. Incentiva a tus alumnos no solo a utilizar los procesos y procedimientos de enseñanza, sino también a encontrar formas diferentes de tomar la iniciativa y expresarse (de acuerdo a las pautas establecidas, sin ser rebeldes o indisciplinados). Una vez que identifiques las habilidades esenciales, ten en cuenta las complementarias que mejoran la productividad y la calidad de vida. Elogia y valora el uso de habilidades creativas, de resolución de problemas y de creación de oportunidades; y ayúdalos a elaborar preguntas, contestar y proporcionar información durante la clase. [2]
    • Permite que canalicen sus emociones al participar en clases de arte, música y expresión de acuerdo a sus edades. De esta forma, podrán crear y hacer, no solo ser espectadores.
  3. Las habilidades académicas no son las únicas esenciales para el funcionamiento y la realización del ser humano. Recurre a técnicas durante la clase para que los alumnos puedan desarrollar su confianza y superar la timidez o el “pánico escénico” a fin de que puedan mejorar su autoestima con esfuerzo, lidiar con el estrés y la decepción (no solo tomar la salida fácil) y aprender a no estar demasiado a la defensiva. Tus alumnos necesitan aprender a aceptar la realidad sin vergüenza, para lo cual tendrás que incentivar sus esfuerzos de intentarlo nuevamente, sin culpar a los demás por sus dificultades. Precisan encontrar una forma de interactuar, considerar las necesidades de sus compañeros y saber trabajar en equipo.
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Parte 2
Parte 2 de 11:

Establecer objetivos

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  1. Una vez que hayas identificado las habilidades principales que tus alumnos necesitarán para tener éxito en la vida, determina algunas metas según esta información. Por ejemplo, si tienes un grupo de alumnos de jardín de infantes que necesitará leer en algún momento, es importante que los niños conozcan el alfabeto y los sonidos básicos de algunas letras, y que sean capaces de reconocer palabras simples. A la larga, podrás enseñarles ideas más complejas, como que la letra c en carpeta se pronuncia como k ; un ejemplo puede ser cuadrado . Sin embargo, la misma letra en la palabra cielo se pronuncia como s . También puedes enseñarles que la letra l en la palabra lago tiene una distinta pronunciación a cuando aparece repetida, como en la palabra lluvia . De todas formas, no te explayes en este asunto demasiado pronto, dado que la fonética de las palabras puede ser confusa o compleja, dependiendo de sus edades. [3]
  2. Una vez que determines los objetivos generales para las clases, piensa en metas más específicas que te permitan percibir que has alcanzado los primeros. Siguiendo con el ejemplo de los alumnos del jardín de infantes, pídeles que lean y escriban el alfabeto hacia adelante y hacia atrás, y que lean palabras básicas de tres letras. [4]
  3. Una vez que sepas lo que quieres que tus alumnos sean capaces de hacer, identifica las habilidades más pequeñas que serán necesarias para que puedan alcanzar los objetivos mayores. Estos miniobjetivos servirán como hoja de ruta. En el caso de los alumnos del jardín de infantes, un ejemplo puede ser aprender cada letra de manera individual, aprender a identificar los sonidos compuestos y luego comprender cómo suenan juntas.
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Parte 3
Parte 3 de 11:

Desarrollar tu plan de clases

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  1. Crea un bosquejo del plan de enseñanza para alcanzar tus objetivos educativos; la escuela podría solicitar que cada profesor prepare un programa del curso u otro documento similar. Ahora que ya has elaborado la ruta o el esquema de enseñanza, elabora un plan de clase que especifique claramente cómo atravesar cada etapa del año lectivo. Planifica y escribe todas las habilidades que tus alumnos deberán dominar para alcanzar dichos miniobjetivos. [5]
  2. A la hora de elaborar tu plan de clases, considera los estilos de aprendizaje. Cada estudiante aprenderá de manera diferente y, si quieres que todos tengan las mismas oportunidades, tendrás que adaptar las clases. En caso de ser posible, usa recursos visuales, sonoros y manipulativos; actividades físicas; y materiales escritos junto a las lecciones centradas en los estudiantes para facilitar, presentar, moldear y proporcionar prácticas guiadas y tareas para el hogar periódicas para cada materia.
  3. Si estás en un área donde puedes abordar distintas materias, como Ciencia y Matemáticas, o Idiomas e Historia, aprovecha esta oportunidad. De esta forma, los alumnos comprenderán cómo se aplica la información en la práctica y en situaciones del mundo real. Después de todo, la vida misma no está dividida por materias. Busca formas de colaborar con otros profesores para brindarles a los alumnos clases completas e integradoras.
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Parte 4
Parte 4 de 11:

Captar la atención de los alumnos

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  1. Presenta tantos recursos visuales como sea posible durante tus clases. Esto no solo aplica a Estudios Sociales, Matemáticas, Biología, Física, Química y Ciencias Sociales. Los profesores de Estudios Sociales y distintas clases de ciencias pueden usar gráficos, tablas, mapas, globos terráqueos, fotos, películas y líneas de tiempo (en especial en las ciencias humanas, como la historia y los estudios de los gobiernos). Ciertamente, las clases de Matemáticas incluyen agrupar, reconocer patrones cambiantes en las secuencias de los números, pistas y formas contextuales. La modelación matemática incluye a las fórmulas, las representaciones gráficas, los diagramas, las tablas y el "mapeo de datos" a través de distintos tipos de recursos. Piensa cómo reunir, organizar y presentar la información para que los alumnos comprendan cómo se utilizan dichos datos en todas las materias, y para que tengan una experiencia más concreta múltiple y no lineal con respecto a la aplicación o el uso de la información, las visualizaciones, las imágenes y los ejemplos de los temas que estés enseñando. Los conceptos más complejos son más difíciles de imaginar, pero puedes tener un cuadro, una imagen, una técnica o una fórmula comprensible para que los alumnos estén comprometidos con el material, en vez de desconcentrarse por no poder seguir una clase lineal y teórica.
  2. Por lo general, nunca es bueno pasar más de 15 minutos seguidos dando una clase teórica. Por lo tanto, incluye actividades de escritura y lectura para que tus alumnos estén más activos y concentrados en sus materiales, además de participar en el proceso de aprendizaje. Para ello, proporciónales oportunidades prácticas, como actividades de aprendizaje (no las llames juegos), debates entre los compañeros o un espacio para las preguntas y las respuestas (ya sea que tú o ellos las hagan).
  3. ¿Cómo? Piensa en distintas formas de incorporar preguntas, respuestas y discusiones durante la clase. Por ejemplo, puedes crear un sistema en el que todos se pongan “manos a la obra”. Esto evitará que los alumnos se distraigan mientras el resto participa. [6]
    • Un método consiste en colocar los nombres de los alumnos escritos en un palito de helado dentro de un jarro. Saca un nombre al azar para que el alumno haga una pregunta o tenga que responder una.
    • Espera a que el alumno responda. Cuenta hasta cuatro para recordar que debes esperar al recurrir a las preguntas abiertas que todos puedan ofrecerse a preguntar o responder. Resiste la urgencia de responder tu pregunta o completar sus respuestas. Permite que los temas importantes surjan de ellos. En vez de apresurarte por ayudarlos, permite que respondan de manera deliberada, sin asustarlos al presionarlos o demostrar qué tan inteligente eres. Impresionarlos con tus conocimientos expertos solo los desmotivará.
    • Ciertos comportamientos en clase (como guardar silencio cuando lo ordenas, prepararse para ir a almorzar o guardar o tomar otro tipo de libro o material) pueden utilizarse para crear un marcador con notas positivas o negativas que impliquen recompensas o “sanciones” para todo el grupo.
  4. Dado que el objetivo del aprendizaje es desarrollar habilidades para usarlas en el mundo real, deberás relacionar dichas capacidades y la información dada en las clases con la vida de los estudiantes y las cosas que los afectarán en el futuro. Los alumnos jamás deben cuestionar por qué tienen que aprender el material de estudio y, si no se te ocurre ningún ejemplo del mundo real, no deberás enseñarlo.
    • Las habilidades de matemáticas deben relacionarse con tareas como pagar las cuentas, obtener una buena hipoteca, como así también con las actividades laborales futuras, como la elección de un sector, como los futuros que implican cada vez más tecnologías y, por supuesto, inspirar sueños de ingeniería y arquitectura, etc. Las habilidades relacionadas con el idioma o la lengua pueden emplearse para redactar historias, libros, informes comerciales, cartas personales y empresariales, currículums, cartas de presentación o propuestas de subvenciones. Las habilidades de las distintas ciencias se pueden utilizar para comprender los motores eléctricos, los dispositivos electrónicos, el sistema solar y el universo, las sustancias químicas, la reparación de fregaderos atascados y la evaluación de enfermedades. Las habilidades de historia y estudios sociales se pueden emplear para comprender la civilización, la comunidad y los gobiernos, además de determinar los valores políticos y las decisiones de voto. Las habilidades de sociología podrían utilizarse para ayudar a familias hipotéticas, los niños futuros, los amigos o los extraños.
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Parte 5
Parte 5 de 11:

Permitir la exploración independiente

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  1. El objetivo no es solo que sean más activos o que tomen un poco de sol (¡aunque estas son cosas muy positivas!). El hecho de ir a la escuela no consiste en desarrollar habilidades con el único fin de aprobar los exámenes. Lo importante es enseñarles a tus alumnos a adaptarse, crecer y vivir mejor en el mundo real. Sácalos del aula y pon sus habilidades en práctica al recopilar información, ir a la biblioteca para llevar a cabo una investigación, etc. Haz que los alumnos entrevisten a un profesional para aprender más de sus carreras o habilidades.
    • Prueba dar una clase de Ciencia en la playa para identificar los animales y las plantas o las características geológicas. Dicta una clase de Literatura en un ensayo de teatro para que los alumnos observen cómo las elecciones del diálogo y los cambios afectan la percepción de los hechos y los personajes. Dicta una clase de Historia al entrevistar a residentes de un hogar de ancianos o una clase de Sociología al entrevistar presos.
  2. Permite que elaboren interpretaciones creativas de las tareas y que formulen preguntas y tomen otros caminos. Déjalos guiar su propio aprendizaje para que puedan aprender mejor y conservar el interés en lo que hacen.
    • Por ejemplo, en un experimento de laboratorio donde se ponen ratones en laberintos, si un alumno pregunta repentinamente qué pasaría si se colocaran espejos en el laberinto, permite que lo haga. No es necesario que cumplas una tarea al pie de la letra para que los alumnos obtengan conocimientos valiosos.
  3. El éxito promueve (o genera) el éxito. Permite que tus alumnos creen nuevos diseños y objetos. Proporciónales actividades generales con objetivos específicos para que creen su propio método para alcanzar dichas metas. Esto les permitirá crear diseños de aprendizaje relevantes y métodos personales que se adecúen a sus intereses y estilo de aprendizaje, lo que hará que se involucren con la tarea, además de fomentar el progreso diario (es decir, el éxito).
    • Por ejemplo, puedes dar una clase de Lengua que consista en que los alumnos escriban cierta cantidad de palabras con respecto a un tema amplio y particular. Sin embargo, diles que la manera en que presentarán esas palabras dependerá de ellos. Quizás hagan una historieta, escriban una canción o un ensayo, escriban y presenten un monólogo, hagan un cartel o una presentación, etc. Permite que escojan una forma relevante de expresarse y conectarse con sus intereses.
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Parte 6
Parte 6 de 11:

Reforzar el aprendizaje

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  1. Mientras los alumnos realizan sus tareas en clase o utilizan otros métodos de estudio independiente, camina por el aula y participa en sus actividades. Pregúntales cómo va todo. No les preguntes únicamente cuál es el problema, sino también qué es lo que sienten que comprenden bien. Busca respuestas elaboradas, que no sean simplemente “estoy bien” o “todo bien”. Incluso puedes pedirles que te expliquen lo que están haciendo o lo que hayan entendido de la tarea.
  2. Después de una tarea, evalúa el desempeño general de la clase. Identifica los problemas comunes existentes o potenciales para luego abordarlos. Habla acerca de los motivos por los que es fácil cometer errores y enséñales a identificar los problemas. Ayúdalos a resolverlos o a adoptar un mejor abordaje. Comprender un problema más allá de “esto está bien y esto está mal” hará que los alumnos desarrollen habilidades más sólidas para solucionar los problemas en el futuro.
  3. No enseñes un tema a principio de año y jamás vuelvas a discutirlo. Relaciona constantemente los materiales nuevos con las habilidades establecidas en clases anteriores. Esta estrategia permitirá reforzar y afianzar las habilidades adquiridas por los alumnos, así como aprender un idioma requiere estudiar todos los días.
    • Por ejemplo, en una clase de idiomas acerca de cómo redactar ensayos argumentativos, repasa las habilidades aprendidas anteriormente acerca de los trabajos narrativos al discutir cómo se pueden utilizar historias en los ensayos argumentativos para que sean más emocionales o cómo la voz o el tono pueden afectar la percepción de la información del lector.
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Parte 7
Parte 7 de 11:

Evaluar el progreso

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  1. ¿Alguna vez has tenido que dar un examen demasiado fácil como para reprobar o que abarque únicamente el material visto en los últimos tres días de clase, en vez de los conceptos aprendidos durante todo el semestre? Estas experiencias te ayudarán a comprender por qué es tan importante hacer pruebas equilibradas según el material que sea apropiado para la importancia del examen. Además, distribuye el material de modo que no afecte negativamente la calificación de los alumnos. No todo el mundo tiene un buen rendimiento en este tipo de situaciones.
  2. Las pruebas tradicionales pueden ser un método muy impreciso de evaluar el dominio de un alumno con respecto a un material. Algunos estudiantes muy inteligentes y exitosos pueden obtener calificaciones pésimas, mientras que los que no tienen buenas habilidades para absorber los contenidos pueden obtener calificaciones excelentes. Elabora otros métodos que no ejerzan demasiada presión en los alumnos para que tengan éxito de maneras muy específicas. [7]
    • Considera la evaluación educativa, más que la auditiva. Diles a tus alumnos que elaboren un escenario del mundo real en el que podrían usar las habilidades aprendidas y pídeles que redacten un ensayo o preparen una presentación donde expliquen cómo manejarían la situación. Este ejercicio les permitirá reforzar sus habilidades y les dará la posibilidad de demostrar que no solo han comprendido el material, sino que también han entendido su importancia.
  3. Sin dudas, hablar en público es una habilidad importante. Sin embargo, no todos la adquieren al estar expuestos. Trabaja con tus alumnos para que den presentaciones completas para evaluar su aprendizaje del material y para que adquieran la capacidad de hablar en público. Una vez que hayan dominado las presentaciones más fáciles, podrás pedirles que den presentaciones completas para evaluar su rendimiento.
    • Puedes hacer que den una presentación individual solo para ti (uno por uno), mientras el resto trabaja en una tarea escrita que no requiera mucha ayuda, más allá de una introducción y un ejemplo. Esta presentación puede abordarse como una entrevista, lo cual hará que sientan menos vergüenza y desarrollen habilidades para dar una presentación de manera mucho más eficiente que si tuvieran que dar un informe amplio. También será una oportunidad para que les realices preguntas y evalúes qué tan bien han organizado y aprendido a aplicar el material dictado. [8]
    • También puedes hacer que den una presentación para sus compañeros más adelante. La misma puede ser individual con sus compañeros (tal como lo han hecho contigo) o frente a un grupo de compañeros en un proceso organizado. Pídeles a los alumnos que preparen una lista de preguntas con anticipación, lo cual también servirá como experiencia de aprendizaje, y será una forma de demostrar que han comprendido el material y evaluado las presentaciones de sus compañeros.
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Parte 8
Parte 8 de 11:

Premiar el éxito y ver los errores como oportunidades

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  1. Crea una lista de recompensas aceptables por un desempeño excelente, ya sea para los alumnos individuales o para toda la clase, y permite que las escojan en grupo. Esto te permitirá asegurarte de que dicha recompensa realmente sea un incentivo, en vez de algo que les hayas impuesto que no los motive a esforzarse más.
  2. Construye el crecimiento individual en momentos de inspiración a través de una experiencia tranquila y animada, una organización deliberada y, en ocasiones, a través de experimentos interesantes. No consideres los errores como un fracaso, sino como una oportunidad para dar un paso más allá. No digas cosas negativas como “¡Mal!”. En cambio, puedes decir “Oye”, “Eso estuvo cerca”, “Mmm… si, esa es una idea”, “¿A alguien se le ocurre alguna otra idea?” o “¿Quién ha probado otra forma?”. No consideres los errores de los alumnos como una tragedia o un fracaso. No lo muestres de esa manera ni permitas que los estudiantes lo vean así. Diles y demuéstrales que se trata de una "experiencia de aprendizaje para ver cómo se pueden alcanzar los resultados correctos o incorrectos". Muéstrales cómo hacerlo correctamente y pídeles que lo intenten de nuevo. Recuerda que las habilidades adquiridas a partir de la prueba y el error son mucho más sólidas que cuando un alumno obtiene la respuesta correcta por suerte, por adivinar o por medios que no comprende del todo bien.
  3. Estimula a todos los alumnos a dedicarse más a los estudios para contribuir con el éxito de todo el grupo. Los ambientes tradicionales de aprendizaje suelen crear un sistema en el que los estudiantes con un bajo rendimiento sienten celos de aquellos que no tienen dificultades (la estigmatización de los “ratones de biblioteca” por comparaciones envidiosas). El objetivo es crear un ambiente para que los estudiantes puedan trabajar como un grupo que no estigmatice a quienes tengan un mayor éxito. Algunos estudiantes veloces y muy inteligentes pueden ayudar a los demás al dar un buen ejemplo, ser pacientes e incentivar a aquellos que no sean tan rápidos. En ocasiones, los estudiantes más lentos y deliberados son como camiones grandes, mientras que otros son como autos deportivos, pero los primeros atraen menos comentarios mordaces, sin ser vistos como “cerebritos”. Recompensar al grupo hará que los estudiantes sean adultos más funcionales y los preparará para trabajar en ambientes laborales reales, donde desarrollarse como líderes y trabajadores "fuertes" permitirá que el equipo cumpla con los plazos y alcance los objetivos de productividad.
    • Por ejemplo, crea un sistema en el que, por cada alumno que obtenga una calificación excelente, todo el grupo recibirá una recompensa, como algún punto o crédito adicionales. También puedes hacer una encuesta para ver qué quisieran recibir como premio. Esto fomentará el trabajo en equipo para alcanzar mejores resultados, además de unir a los estudiantes con un mayor rendimiento con sus compañeros.
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Parte 9
Parte 9 de 11:

Cuidar las necesidades emocionales de los alumnos

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  1. Reconoce y valora a los alumnos de manera individual por las cualidades que los conviertan en seres humanos únicos y maravillosos. Fomenta dichas cualidades. Además, asegúrate de que cada estudiante sienta que tiene algo para ofrecer o contribuir. Esto les permitirá mejorar su confianza y los ayudará a encontrar su propio camino en la vida.
  2. Aunque solo hagan esfuerzos pequeños y esporádicos, tienen que recibir un reconocimiento y una valoración por su trabajo. Diles que han hecho un buen trabajo de manera individual, pero hazlo con sinceridad. No seas condescendiente, sino agradecido. Si se han esforzado mucho, prémialos. Un estudiante que haya mejorado sus notas podría ganar el derecho a obtener un “puntaje adicional” por la cantidad formidable de trabajo necesario para lograr dicho trabajo.
  3. Es muy importante que respetes a tus alumnos. No importa si son estudiantes graduados trabajando en una tesis de doctorado o alumnos de jardín de infantes; trátalos como seres humanos inteligentes y capaces. Respeta sus ideas, emociones y vidas que van más allá de la clase. Trátalos con dignidad y te tratarán igual.
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Parte 10
Parte 10 de 11:

Pedir una retroalimentación

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  1. Esta es una estrategia útil para conocer su percepción (que a menudo, será muy astuta) con respecto a las cosas que están bien o mal en la clase. Puedes preguntarles directamente o a través de un cuestionario anónimo para conocer sus ideas acerca del rendimiento de las clases.
  2. También puedes pedirles una retroalimentación a los padres. Quizás hayan notado una mejora en las habilidades de sus hijos, en su nivel de confianza o en sus capacidades para socializar. También es posible que hayan observado que estas áreas han empeorado. Contar con esta perspectiva externa te ayudará a asegurarte de que las mejoras que observes dentro de la clase se manifiesten fuera de ella, además de conocer los posibles problemas que quizás no estés percibiendo.
    • También puedes aprovechar esta oportunidad para incentivar a las familias de los alumnos a participar de manera más activa en las actividades escolares, ya sea a través de un voluntariado u otro medio.
  3. Si eres un profesor de una escuela, habla con el director o un profesor con más experiencia para que visiten tu clase y la observen. Tener una perspectiva externa puede ser de gran ayuda, pero recuerda estar abierto a las críticas.
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Parte 11
Parte 11 de 11:

Seguir aprendiendo

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  1. Lee las publicaciones y los ensayos de conferencias más recientes para estar al día con los métodos más innovadores y las ideas nuevas con respecto a las técnicas de enseñanza. Esto te ayudará a estar actualizado.
  2. Toma clases en la facultad o universidad locales para mantener tus habilidades frescas. De esta forma, recordarás las técnicas que hayas olvidado o las estrategias que suelas pasar por alto.
  3. Presta atención no solo a los que sean conocidos por sus excelentes capacidades, sino también a aquellos que tengan dificultades para enseñar. Comprende los motivos por los que las cosas salen bien o salen mal. Toma notas y emplea lo aprendido en tus clases.
  4. Al final del día, clase o ciclo de enseñanza, reflexiona acerca de lo que has hecho en clase. ¿Qué es lo mejor que has hecho? ¿Qué es lo que no has hecho del todo bien o que podrías mejorar? ¿Qué es lo que no deberías repetir?
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Consejos

  • Muestra entusiasmo, brinda tu opinión, sonríe y aprende a disfrutar y amar la enseñanza. Un profesor que se preocupa por el material y el crecimiento y la mejora de sus alumnos hará que todo sea más interesante, entretenido y atractivo para los alumnos que un profesional que solo se dedique a recitar y “enumerar” hechos.
  • El aula no es el único lugar de aprendizaje. Tus habilidades deben motivar a los estudiantes a aprender de distintos ámbitos de la vida, como visitar un sendero natural o realizar ejercicio en el parque infantil; aprendiendo acerca del trabajo, las habilidades y la disciplina necesarios para las diferentes profesiones (prestar atención a los detalles y escuchar de manera activa sin aburrirse).
  • También tendrás que aprender a calificar un ensayo correctamente si enseñas por una cantidad significativa de tiempo.
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Advertencias

  • Evita los métodos muy mecánicos, como leer las lecciones diarias en forma de discurso con respecto al material del curso. En cambio, haz que los estudiantes participen al preguntar y discutir o llevar a cabo ciertas actividades.
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