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Todos tienen una historia, y como cristiano, una de las historias más poderosas que puedes compartir es el testimonio personal de tu fe. Como cualquier otra narrativa, un testimonio escrito efectivo tiene que seguir una cierta estructura.

Método 1
Método 1 de 4:

Primera parte: Antes de empezar

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  1. Tu testimonio es una potente herramienta que puedes utilizar cuando estés dando la palabra a personas que no son cristianas. Puesto que el propósito principal es honrar a Dios y expandir su reino, el primer paso lógico es orar al Espíritu Santo para que te guíe antes de comenzar a escribir.
  2. Ten una idea de lo que debes incluir leyendo el testimonio efectivo que otra persona haya escrito. Puedes utilizar un ejemplo contemporáneo o buscar un ejemplo en la Biblia.
    • Uno de los mejores ejemplos que puedes leer en la Biblia es el testimonio de Pablo. Para leer su testimonio, anda a Hechos 22 y Hechos 26.
    • También debes preguntarte si hubo algún testimonio escuchado o leído antes de tu conversión que te haya impactado. Si es así, recuerda los detalles de ese testimonio y determina lo que lo hizo tan poderoso desde tu punto de vista.
  3. Para ser específicos, recuerda tu vida y actitudes antes de entregar tu vida a Cristo. Pregúntate qué cosas eran importantes para ti y qué argumentos tuvieron el mayor impacto en tu decisión final de conversión. Tratar de incluir estos elementos en tu propio testimonio.
    • Más concretamente, pregúntate acerca de los obstáculos que enfrentaste y cómo te sentiste cuando estabas solo con sus pensamientos. Recuerda qué fue lo que te hizo querer un cambio y cualquier otro intento que hiciste para cambiar antes de tu conversión.
  4. Antes de escribir el testimonio real, es buena idea hacer un esquema o resumir cada sección de tu testimonio. Como regla general, tu testimonio se debe dividir en tres partes: tu vida antes de Cristo, tu decisión de convertirte al cristianismo y tu vida después de la conversión.
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Método 2
Método 2 de 4:

Segunda Parte: Definición del problema

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  1. La primera parte de tu testimonio debe incluir información de lo que era tu vida antes de aceptar a Cristo. Céntrate en lo negativo. Es posible que hayas sido materialmente rico o adinerado; puedes mencionar eso, pero tienes que dejar absolutamente en claro que a tu vida le faltaba algo importante. Al hacer esto, debes sembrar el interés de saber qué era eso que te faltaba, al igual que cómo en tu pasado luchaste con el pecado.
    • Usa información específica en lugar de caer en la generalización. En lugar de decir: "Era materialmente rico pero carecía de algo espiritual", explica el lujo en el que vivías diciendo: "Era el jefe en una empresa exitosa y tenía un salario de seis cifras". Al decir esto, debes mostrar al lector que había un problema evidente diciendo: "Era tan cruel que mi familia me dejó y me sentí tan vacío por dentro que ahogaba mis problemas con alcohol todas las noches".
  2. Como dice el refrán, "Cuando más oscura esta la noche, más cerca está el alba". Si tu vida llegó a su punto más bajo antes de convertirte, describe este punto bajo en particular. Explica la situación con la mayor eficacia posible.
    • Si no tienes un momento específico de oscuridad antes de entregar tu vida a Cristo, está perfectamente bien. No tienes que hacer que tus circunstancias parezcan más dramáticas de lo que eran. Basta con describir tu vida pasada con la mayor claridad posible, incluyendo tantos detalles como sea posible de tu infelicidad y tu deseo de buscar algo más. A partir de aquí, pasa directamente a la historia de tu conversión.
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Método 3
Método 3 de 4:

Tercera parte: Describir la solución

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  1. Este es el punto principal de tu testimonio por lo que necesitas ser específico. Describe el momento exacto en el que recibiste a Cristo en tu vida. No es necesario describir tu conversión en términos místicos o lenguaje florido. Por el contrario, una simple declaración sobre el día y la hora en la que se produjo suele ser más eficaz.
    • Piensa en tu momento de conversión como un "pero entonces" en la historia de tu vida. Hasta este punto, has descrito una vida a la que le faltaba un propósito, esperanza, alegría, o algún otro tipo de significado. Cuando escribas el momento de tu conversión, escribe "pero entonces... esto y lo otro pasó y cambió mi vida para mejor". Todo el tono negativo de tu testimonio cambia a positivo en ese momento.
    • Como con tu historia "pasada", tienes que ser específico al describir los detalles que te llevaron a la conversión. Haz una lista de eventos específicos, lugares y personas, según corresponda. Por ejemplo, si tu primo Benjamín o tu amiga Susy, que no veías hace tiempo, te introdujeron al mundo del cristianismo después de encontrarte con él en el supermercado o después de un reencuentro del colegio. Incluye toda esta información en tu historia. Evita las declaraciones generalizadas como: "Un pariente lejano me invitó a la iglesia un día"." [1]
  2. Recuerda que tu testimonio debe centrarse en Dios, quien fue quien te salvó. Evita frasear el momento de tu conversión haciéndolo parecer que fuiste tú quien te salvaste.
    • Como norma general, no te centres en cuán "bueno" eras antes de tu conversión o cuán "santas" tus obras llegaron a ser después. Da un paso atrás y pregúntate si alguna información que has escrito te glorifica más a ti que a Dios. Si es así, reformúlala o borra esa parte.
  3. Con el fin de ver lo verdaderamente beneficiosa que fue tu conversión, es necesario contar a los lectores potenciales cómo ha mejorado tu vida desde el día de tu salvación. Menciona cualquier problema actual que tengas, pero mantén el tono positivo en toda esta sección.
    • Describe cualquier cambio específico que has experimentado internamente gracias a la influencia de Cristo en tu vida. Explica cómo ha variado tu motivación ahora en comparación a la motivación que tenías antes. [2]
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Método 4
Método 4 de 4:

Cuarta parte: Prácticas adicionales de escritura para recordar

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  1. En esencia, toda tu historia de vida podría ser una forma de testimonio por sí misma. Sin embargo, el objetivo es evitar escribir mucha información cuando redactas un testimonio con la intención de compartirlo con personas que no sean cristianas. Trata que este sea de aproximadamente 500 palabras (más/menos 100 palabras). Esta cantidad no tiene por qué ser estrictamente respetada, pero es una recomendación para tener en cuenta a medida que escribes.
    • Otra forma de verlo es considerando el tiempo que te tomaría o tomaría a otra persona leer tu testimonio escrito. El tiempo objetivo que se desea es de 3 minutos. Cualquier tiempo menor no incluye suficientes detalles, pero si el tiempo es mayor, podría comenzar a prolongarse.
  2. Para ser más precisos, usa un lenguaje que todos puedan entender en lugar de combinar palabras y frases limitadas a una audiencia de iglesia. Si usas un lenguaje religioso, las personas que no son cristianas, a quienes tratas de llegar con tu testimonio, no podrán seguir la lectura con normalidad.
    • Un "término de iglesia" no tiene por qué ser complicado. Por el contrario, la mayoría de los términos que intencionalmente debes evitar son términos aparentemente simples; aquellos términos que forman parte de tu vocabulario luego de tu conversión.
    • Algunos términos comunes de iglesia son: nacer de nuevo, salvado, perdido, evangelio, pecado, arrepentirse, convertido, y condenado.
    • Solo utiliza estos términos si tienes la intención de explicarlos. A menudo, es posible que te resulte mejor sustituir completamente el término por su definición. Por ejemplo, en lugar de decir "perdido", di que tu vida estaba "yendo en la dirección equivocada", o que estabas "separado de Dios". En vez de decir "nacido de nuevo", usa una frase más descriptiva, como "nacimiento espiritual" o "renovación espiritual”. [3]
  3. Este aspecto es muy importante si esperas que tu testimonio llegue a lectores que tengan al español como su lengua materna. Los modismos generalmente no se traducen ni se transfieren bien de cultura a cultura, por lo que los oyentes extranjeros podrían confundirse al oírlos.
    • Incluso si sabes que los que leerán tu testimonio son hablantes nativos del español, es buena idea evitar el uso de demasiadas expresiones idiomáticas. Cuando usas demasiados modismos para dejar en claro un punto, es posible que accidentalmente no digas algún detalle o información más específica que en realidad ayudarían más en la redacción de tu testimonio. Considera lo siguiente: ¿decir "estaba destrozado" transmite más significado que describir las circunstancias de una carrera sin sentido, familia rota, o elecciones de vida egoístas, o es cierto lo contrario?
    • Las expresiones idiomáticas pueden ser frases como "Nadie le daba bola" o "Tenía un hueco en el alma". Cuando te sientas tentado de usar una de estas frases, opta por algo más directo como, "A nadie le importó " o "Me sentía incompleto espiritualmente".
  4. Si bien es necesario utilizar un lenguaje que aprecie una persona que no es cristiana, también hay que mencionar a Dios varias veces a lo largo de tu historia de salvación. Una de las maneras más efectivas de hacer esto es contar partes de tu testimonio con palabras extraídas directamente de la Biblia.
    • Utiliza uno o dos versos, como máximo, y solo entrelaza las historias en caso de que se relacionen directamente con tu experiencia. La palabra de Dios es una herramienta poderosa, pero la idea aquí es hacer que tu testimonio sea lo más personal posible. Si te confías solo en la escritura mientras escribes tu testimonio, no tendrás lugar para tus propias palabras.
  5. Haz que tu experiencia de conversión sea solo tuya y de Dios. Puedes mencionar a alguna persona que fue vital para acercarte a Dios; pero en última instancia, los comentarios que hagas de otras personas deben ser generales y breves.
    • En particular, se debe evitar mencionar las iglesias o denominaciones por nombre y debes dejar de lado cualquier declaración que describa negativamente a una iglesia, organización cristiana o miembro de la comunidad cristiana. [4]
  6. Tal vez crees que tu testimonio es bastante simple, con eventos aburridos y te tienta exagerar los detalles para que sea más impresionante. Del mismo modo, si tu vida aún no está completamente bien, es posible que también sientas la tentación de hacer que tus circunstancias actuales suenen mejor de lo que realmente son. Resiste la tentación de mentir acerca de tu historia, incluso si tus motivos parecen buenos. Solo un testimonio claro, 100% verdadero puede transmitir la verdad de tu fe adecuadamente.
  7. Mantén el tono de tu escritura informal y evita el discurso formal. El punto es que la gente pueda conectar y relacionarse con tu historia a un nivel personal. Al hacer esto, debes hacer que los lectores se vean comprometidos a nivel personal desde un principio.
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