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Le sucede hasta al mejor de nosotros: le das la espalda a la comida “solo por un instante” mientras se cocina en la hornilla, solo para descubrir (al mirar atrás) que la comida y su respectivo utensilio de cocina se han quemado. Las ollas y sartenes quemadas no cocinan uniformemente los alimentos y los utensilios de cocina seriamente dañados pueden constituir un peligro para la salud. Aunque a cualquiera le puede ocurrir un accidente, hay algunos pasos que puedes tomar en cuenta para minimizar las probabilidades de quemar tus ollas y sartenes.
Pasos
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Usa ollas y sartenes de muy buena calidad hechas de materiales pesados. Como dice el dicho, “obtienes lo que pagas”. Los utensilios de cocina baratos están hechos de materiales de baja calidad que no calientan de forma homogénea y como resultado, estas sartenes se queman más rápido. En vez de eso, Invierte en utensilios de cocina de mejor calidad.
- Las ollas y sartenes de tres capas compuestas de acero inoxidable, aluminio, acero inoxidable, son pesadas y duraderas.
- También es fácil evitar que se quemen los utensilios de cocina de hierro fundido, siempre y cuando el hierro esté bien curado de antemano.
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Busca ollas y sartenes con revestimiento antiadherente. Las sartenes antiguas normalmente no tienen una superficie antiadherente, pero muchas de las sartenes modernas están hechas con teflón (un material liso y conductor de calor que permite que la comida no se pegue tan fácilmente).
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Asegúrate de que la hornilla esté limpia. Los residuos de salsas derramadas, almíbares azucarados y otros alimentos se queman si están expuestos directamente al calor de la hornilla. Esto será difícil de limpiar de tu hornilla, pero más concretamente, esto también podría terminar quemando el fondo de las ollas y sartenes. Limpia con un trapo las hornillas y rasca cualquier trozo de comida quemado o atascado, antes de cada uso con el fin de conservar tus ollas y sartenes.
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Limpia con un trapo el exterior de las ollas y sartenes antes de cada uso. Es posible que las sobras o cualquier otro tipo de suciedad se hayan adherido a los costados y el fondo de tus utensilios de cocina durante su almacenamiento. Si estos elementos entran en contacto directo con la hornilla, podrían terminar quemando la parte exterior de la sartén.
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Cura el hierro fundido con mucho cuidado. Si las curas de la forma adecuada, las ollas y sartenes de hierro fundido son prácticamente antiadherentes. La grasa se carboniza en los poros del metal. En consecuencia, la comida no puede adherirse a las sartenes, lo que evita que el metal se queme.
- Cubre la sartén con manteca o grasa de cerdo solidificada. Debes usar grasa sólida. No uses aceite vegetal.
- Coloca la sartén en un horno precalentado a 121 grados Celsius (250 grados Fahrenheit). Deja la sartén en el horno durante 15 minutos.
- Retira la sartén del horno y tira el exceso de grasa líquida.
- Vuelve a colocar la sartén en el horno durante otras dos horas.
- Retira la sartén y luego repite el proceso una o dos veces más para asegurarte de que la grasa se filtre completamente a través de los poros de la sartén.
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Precalienta el aceite en la sartén antes de añadirle la comida. Cualquier sartén, independientemente del material, debe cubrirse con aceite antes empezar el proceso de cocción. Al igual que la manteca sólida, el aceite se filtra a través de los poros del metal cuando está expuesto a altas temperaturas, creando una especie de cubierta antiadherente.
- Vierte aceite suficiente en la sartén para proporcionar una cubierta delgada encima del fondo. Caliéntalo de fuego medio a fuego medio alto.
- Añade la comida solo después de que aparezcan finos hilillos de vapor. El aceite debe estar así de caliente con el fin de crear un filtro en el metal lo suficiente como para evitar que los alimentos se peguen.
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Usa una hornilla que se ajuste al tamaño de la olla o sartén. Esto es importante sobre todo para las cocinas a gas, ya que es más probable que las llamas que alcanzan los costados de la olla o sartén hagan que los líquidos y sólidos se peguen a ellos. Si no tienes una hornilla que se ajuste al tamaño exacto de tu olla, elige una hornilla que sea ligeramente más pequeña, en vez de una demasiado grande.
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Calienta las salsas lentamente. Las salsas para espaguetis, los almíbares azucarados, las salsas a base de queso o lácteos y muchas otras salsas espesas tienen una gran probabilidad de quemarse rápidamente si las calientas demasiado rápido. Lleva estas salsas a ebullición lentamente, comenzando con un fuego bajo a medio en vez de un fuego alto. Solo debes permitir que el líquido hierva el tiempo que sea necesario de acuerdo a las instrucciones de tu receta.
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Revuelve los alimentos con frecuencia. Revolver constantemente es importante, especialmente para evitar que las salsas se adhieran a las ollas, pero también debes revolver y dar vuelta los alimentos sólidos como la carne y las verduras. Cuando la comida se asienta en un lugar por mucho tiempo, es mucho más probable que el lado que da al metal se queme dejando residuos quemados.
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Gira la olla o sartén. Algunas hornillas no distribuyen el calor de forma homogénea, en especial si tienes una cocina vieja y desgastada. Girar las ollas evita que el calor elevado se dirija a un punto por mucho tiempo.
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Prueba con un “supresor de llama”. Un supresor de llama (también llamado difusor de calor) es un plato de metal que se coloca entre la olla y la hornilla. Este controla la distribución del calor, dando lugar a una cocción homogénea y de este modo, evita que la olla se queme demasiado.
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Desglasa de inmediato los alimentos quemados. Incluso si tomas todas las precauciones posibles, en ocasiones podrías terminar quemando la comida. Puedes reducir la probabilidad de que dicha comida queme tus ollas y sartenes desglasando estos utensilios de cocina inmediatamente después de haber terminado de cocinar con ellos.
- Retira las ollas usadas y vacías de la cocina mientras que aún está caliente.
- Añade 1 taza de agua fría a la olla o sartén.
- Vuelve a colocar la olla en la cocina y calienta el agua a fuego medio.
- Usa una espátula de metal para hacer que poco a poco la comida quemada se despegue del fondo. Solo el agua caliente podría ser suficiente en muchos casos, pero una espátula de metal puede ayudarte con los residuos más persistentes.
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Consejos
- Es posible revertir el daño de quemaduras anteriores comprando un limpiador especializado. Los productos de limpieza diseñados para eliminar la decoloración a causa del calor y las marcas de quemaduras no es seguro que funcionen. Además, muchos de ellos contienen químicos fuertes y abrasivos, haciéndolos inadecuados para muchos tipos de utensilios de cocina.
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Advertencias
- Nunca pongas los utensilios de cocina de hierro fundido o de teflón en un lavavajillas automático y evita usar limpiadores abrasivos o lana de acero en dichas piezas. Lavar estas ollas y sartenes con métodos ordinarios podría dañarlos. En consecuencia, es más probable que los alimentos se peguen y se quemen.
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Cosas que necesitarás
- Utensilios de cocina de alta calidad
- Manteca
- Aceite
- Una espátula de metal
- Un difusor de calor o “supresor de llama”
Referencias
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