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Cuando experimentas una decepción por algo que ha ocurrido en el trabajo, como que te hayan pasado por alto para un ascenso o que no te hayan reconocido por un gran proyecto que has completado, puede ser un sentimiento muy frustrante y desmoralizador. Hablar con tu jefe puede ser una forma saludable de defenderte en el trabajo. El hecho de que sea tu jefe no significa que no puedas tener conversaciones sinceras sobre cómo te afectan las cosas en el trabajo y qué necesitas para seguir adelante y ser un empleado sano y productivo.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Procesar tus sentimientos

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  1. Una vez que estés lejos de tu trabajo, permítete estar enojado, triste, frustrado, resentido, ansioso o cualquier otra emoción que puedas sentir. Tómate unas horas para estar disgustado en lugar de intentar minimizar tu experiencia o fingir que no ha sucedido. [1]
    • Si estás tan molesto que eres incapaz de seguir trabajando, intenta tomarte un descanso. Ve a dar un paseo, da una vuelta en auto o llama a un amigo, e intenta desahogarte durante 15 minutos antes de volver a terminar tu jornada laboral.
  2. A veces, los sentimientos superficiales (sobre todo, los de ira) pueden amenazar con desbordarse. Tómate el tiempo necesario para analizar tus sentimientos y ver qué hay debajo de tu reacción inicial. Esto puede ayudarte a entenderte mejor, lo que hará más fácil pensar en tener una conversación tranquila con tu jefe. [2]
    • Por ejemplo, imagina que tu jefe te ha rechazado para un viaje especial de trabajo, a pesar de que has dedicado mucho tiempo y esfuerzo a la presentación del viaje. Tu reacción inicial puede ser de enfado, confusión o dolor, e incluso puedes sentirte tentado a hablar más de la cuenta o dejar el trabajo en el acto.
    • Debajo de tus emociones superficiales, también puedes sentirte infravalorado. Puede que sientas que tu jefe no aprecia o no ve el trabajo que has hecho. Puede que te preguntes si deberías haber hecho algo diferente.
    • Trabaja en añadir el "porque" a tus emociones para ayudarte a entenderlas. "Me siento herido porque mi trabajo va a ser presentado por otra persona" o "me siento enfadado porque he dado mucho a la empresa y no me siento apreciado".
  3. Cuando finalmente hables con tu jefe, querrás estar tranquilo y con la cabeza fría; al fin y al cabo, lo que buscas es tener una conversación que, con suerte, mejorará su relación. Desahogarte con un amigo sobre tu enfado, confusión o decepción es una buena manera de validar tus emociones sin dejar que te perjudiquen profesionalmente. [3]
    • Tu amigo puede tener un gran consejo o ser capaz de dar la opinión de alguien de fuera, si es algo a lo que estás abierto.
  4. Intenta preguntarte en qué podía estar pensando tu jefe al tomar una determinada decisión. Considera que puede haber fuerzas externas, como un presupuesto o nuevas prácticas de contratación, que estén afectando la política de la empresa. [4]
    • Tener una perspectiva diferente puede ayudarte a pensar en cómo puede sonar la conversación con tu jefe.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Prepararte para la reunión

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  1. Pídele a tu jefe que se reúna contigo a una hora concreta en lugar de intentar hablar cuando tenga unos minutos libres. Tener un tiempo dedicado para una conversación les dará a ambos el espacio que necesitan para hablar y escuchar. [5]
    • Ten en cuenta la personalidad y las preferencias de comunicación de tu jefe y sus horarios. Si siempre va corriendo a buscar a sus hijos por la tarde, quizá una reunión a primera hora de la mañana funcione mejor.
    • Puedes decir algo así como "Hola, Roberto, ¿tienes tiempo para una reunión este miércoles? Me gustaría hacer un seguimiento contigo sobre mi última revisión de rendimiento".
  2. Trabajar tu decepción y tus emociones de antemano ayuda a evitar estos estallidos de emoción, que pueden hacer que tu jefe te tome menos en serio. Recuerda que pueden tener diferentes perspectivas sobre la misma situación, pero tienes que mantener la calma para comunicarte eficazmente. [6]
    • No puedes controlar la respuesta de tu jefe, pero puedes asegurarte de comunicarte con claridad y pedir lo que necesitas.
  3. Recuerda que el tiempo de tu jefe es valioso, al igual que el tuyo. Debes ir al grano y evitar los rodeos o las actitudes demasiado personales. Intenta ser lo más objetivo y claro posible, y evita quejarte, lamentarte o comparar. [7]
    • Por ejemplo, si estás lidiando con una dura revisión de desempeño, puedes decir algo así como "La semana pasada, en mi revisión de rendimiento, me has dicho que mi trabajo no ha estado a la altura. Me sorprendió y me decepcionó escuchar esto porque no había recibido ningún comentario negativo sobre mi proyecto más reciente. Si hay algún problema con mi trabajo, en el futuro me gustaría saberlo en el momento para poder abordar la cuestión y ser un miembro productivo de nuestro equipo. ¿Podemos hablar de cómo puedo mejorar para que esto no siga siendo un problema?".
    • Puedes intentar escribir lo que planeas decir o hacer viñetas para consultarlas durante la reunión. Tener este tipo de conversaciones puede ser difícil, y podrías olvidar lo que quieres decir en el momento.
  4. Si vas a la reunión esperando que tu jefe te calle o no te escuche, puede que te resulte más difícil comunicarte. En lugar de obsesionarte con cómo podría salir mal la conversación, opta por pensar en cómo podría salir bien. [8]
    • Si te encuentras reproduciendo finales horribles en tu conversación, detente, reconoce tus pensamientos y reformúlalos. Intenta pensar algo así como "¿Y si todo se resuelve?".
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Tener una conversación tranquila

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  1. Utiliza un lenguaje corporal abierto. Practica mantener una expresión neutral. Mantén los puños abiertos, la cara relajada y evita encorvar los hombros o cruzar los brazos. [9]
    • Evita tocarte la cara o jugar con el cabello, ya que estos movimientos pueden comunicar inseguridad.
  2. Decir algo genérico como "Últimamente he estado frustrado en el trabajo" no va a ayudarte a ti y a tu jefe a tener una conversación constructiva. Precisa cuál ha sido la experiencia que te ha hecho sentirte decepcionado. [10]
    • Por ejemplo, di algo como "Cuando me contrataron, me dijeron que tendría la oportunidad de trabajar desde casa varios días a la semana. Cuando he intentado implementar esa práctica, han hecho oídos sordos".
  3. Exprésale la emoción (por ejemplo, ira, confusión, ansiedad) y por qué la has sentido. No te dejes llevar por la emoción en sí; haz lo posible por mantener la calma. Pero está bien que le hagas saber a tu jefe que estás molesto o enfadado o lo que sea que estés sintiendo. [11]
    • Puedes decir algo como "Estoy decepcionado por no haber sido elegido para ir al viaje a Lima. Trabajé mucho en ese proyecto, así que me sentí invisible y poco apreciado cuando se anunció quién iría".
  4. Aquí es donde puedes pedir claridad, dar ideas sobre cómo comunicar mejor o decirle cómo puede ayudarte a ser un mejor trabajador. Tu jefe no puede leerte la mente, así que tienes que pedir lo que necesitas. [12]
    • Puedes decir algo como "Necesito una aclaración sobre esta parte de mi trabajo. ¿Puedes darme más información sobre por qué ha habido un retraso en esto?".
    • O "He dedicado mucho tiempo a ese proyecto y estaba orgulloso de mi trabajo. Entiendo que había que hacer algunos ajustes, pero también necesitaba oír que se habías notado mi esfuerzo".
  5. Una vez que hayas dicho lo que tenías que decir, siéntate y espera. Cuando tu jefe responda, haz lo posible por escuchar de verdad. No lo interrumpas para defenderte o discutir sobre algo. Escucha con respeto y presta atención lo que dice. [13]
    • Con suerte, tu jefe responderá positivamente y agradecerá que hayas abierto un canal para una conversación más genuina.
    • Si lo necesitas, responde a las preguntas que tengas o haz otras.
  6. Guardar un registro de las formas en las que te sientes perjudicado no mejorará tu situación y solo te hará infeliz en el trabajo. Después de afrontar el conflicto y expresar tu decepción, haz lo posible por dejarlo pasar. [14]
    • Si las experiencias que estás teniendo con tu jefe son crónicas, puede que tengas que pensar si tu trabajo es o no el adecuado para ti.
  7. Lo ideal es que te reúnas con tu jefe en persona. Sin embargo, en algunas situaciones puede ser útil tener un registro escrito en el que expreses tu preocupación y decepción por algo que ha ocurrido en tu trabajo. Si escribes un correo electrónico, asegúrate de ser claro, tranquilo y directo. [15]
    • Recuerda que tu jefe no podrá leer tu lenguaje corporal o tu tono como lo haría si te reunieras en persona.
    • Por ejemplo, un correo electrónico sobre la decepción por haber sido rechazado para un trabajo reciente podría ser algo así: "Juan, me he enterado de que a Raquel le han ofrecido el nuevo puesto de dirección a principios de esta semana. Me decepcionó la noticia, sobre todo porque habíamos hablado de que yo ocuparía ese puesto en mi última revisión. ¿Hay algo que debería hacer de forma diferente para asegurarme de que se me tenga en cuenta para futuros ascensos en la empresa? Estoy deseando saber cómo puedo mejorar mi trabajo y seguir siendo un miembro valioso de nuestro equipo. Cordialmente, Victoria".
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Consejos

  • Todo trabajo conlleva decepciones; tu responsabilidad es asegurarte de tomar esas decepciones y trabajarlas para que no sigan afectándote negativamente.
  • Evita cosas como compararte con otros o quejarte de un compañero de trabajo. Aunque tus puntos pueden ser válidos, parecerá que te estás quejando.
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