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La mayoría de los padres y tutores pasan por un momento en el que están indecisos entre querer que sus hijos sigan siendo bebés para siempre pero también preguntándose cuándo serán lo suficientemente independientes como para hacer cosas por sí mismos. En particular, las madres tienden a adoptar un rol de responsabilidad más grande para con los niños, uno que a menudo no puede pasar de hacer todo a esperar más de los niños. Continuar haciendo todo para un niño dificulta el crecimiento emocional y atrasa la independencia.

En realidad, a toda edad, los niños intentan obtener su propia independencia, y a la vez, se encuentran un poco o incluso muy asustados de la separación que implica dicha independencia. Es importante que los padres y tutores fomenten las transiciones a una independencia mayor, gradual pero genuinamente, a medida que los niños crecen. Tu rol es el de aliviar el miedo, mostrar lo que es posible y dar una sensación de seguridad de que, sin importar lo que tus hijos intenten, los estarás acompañando.

Método 1
Método 1 de 3:

Modela independencia

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  1. Al enseñarle a tus hijos sobre la independencia, primero recuerda ser independiente tú mismo. Existe un equilibrio saludable necesario en todas tus relaciones que te ayuda a mantener tu propia independencia e individualidad. Si puedes resistir estar por tu cuenta, tus hijos aprenderán esto de ti.
    • Surgirán problemas si eres un padre o tutor demasiado pesado. Por ejemplo, el llamado “padre helicóptero” (“helicopter parent”) es uno que no puede soportar estar separado del niño sino que está encima de cada una de sus acciones, para “estar ahí” y para “garantizar seguridad”. Esto suele provenir de la ansiedad o de preocupaciones propias, y generalmente se requerirá una búsqueda espiritual personal para superarlo. Es posible que los niños sujetos a tal crianza crezcan ansiosos y que le teman a la independencia. Haz tu mejor esfuerzo para manejar tus miedos propios y para no pasárselos a tus hijos.
    • Fíjate en el modelo que le estás mostrando a tus hijos en cuanto a tu relación principal con tu esposo(a) o pareja. Los comportamientos codependientes, complicados o sumisos con el otro cuidador pueden enviar a los niños señales inútiles, que a su vez también pueden enseñarles a tener miedo de estar separados. Por tu propio bien y el de los niños, deben superarse tales comportamientos.
  2. Ayúdales a tus hijos a ver que es aceptable y, en ocasiones deseable, estar solo a veces, disentir pacíficamente con la opinión de otro o querer tiempo personal.
    • Apunta a mostrar el modelo de un conflicto sano en frente de tus hijos. Mientras que gritar y culpar no forman parte de la crianza de un niño, discutir por algo que importa de modo calmo y moderado es algo que todo ser humano necesita aprender como una habilidad útil. Y habrá momentos en los que meterás la pata. En lugar de pretender que nunca sucedió, discúlpate siempre. Si el niño es lo suficientemente grande, también explícate.
  3. Un ejemplo puede ser algo tan simple como esforzarte para abrir un frasco, pero no rendirte, y luchar para abrirlo sin ayuda. Llámale la atención sobre la experiencia diciendo algo como: “¡Mira, mama se esforzó mucho, no se rindió y lo logró!” Tu hijo verá entonces que intentas conseguir las cosas por tu cuenta, y que lo logras muy seguido.
    • Algunos niños tienden a rendirse rápido. Es incluso más importante modelar la perseverancia con estos niños, y alentarlos a que lo sigan intentando. No critiques sus esfuerzos; en su lugar, fomenta su crecimiento a través de intentos repetidos. Eventualmente, prevalecerá el éxito en una tarea, con un aprendizaje repetido y con tu apoyo.
    • Cuando falles en algo, modela un comportamiento de superación. Este es tan importante como el autobombo para el éxito. Enséñales a través de tus acciones que al fracaso no solo se puede sobrevivir, sino que es un estímulo para hacer otra cosa o incluso volver a intentarlo basándose en las lecciones aprendidas.
    • Recuérdales a tus hijos que si alguna vez sienten que no pueden hacer las cosas por si solos, tú estás allí y los vas a ayudar. De todos modos, recuerda que esta ayuda puede ir desde la ayuda física a simplemente ofrecer aliento verbal porque sabes que la tarea particular que tienen en frente es factible y que se beneficiarán mucho si la hacen solos.
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Método 2
Método 2 de 3:

Ayuda a desarrollar la independencia

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  1. Presta mucha atención a sus gustos y aversiones. Busca oportunidades para hablar con ellos sobre lo que están haciendo o con lo que están jugando. Detecta las formas en las que pueden mejorar sus juegos mediante cambios simples que puedan hacer ellos mismos. Estos cambios pueden ser tan fáciles como agregar un libro para hacer una rampa para un auto de juguete o dónde colocar sus pies cuando aprenden a pedalear sus bicicletas.
  2. Tu hijo aprenderá que su opinión es importante para ti. Seguir sus sugerencias ayuda a hacer crecer la autoestima nutrida internamente y saludable del niño (en lugar del impulsor del crecimiento impuesto externamente que es ineficaz). Por lo tanto, es tu trabajo fomentar las sugerencias de tu hijo y hacer que sea un recurso valioso para la tarea a mano.
    • Di algo como: “me alegra tanto que hayas pensado en poner el pan en esta cesta. Esto hará que la cena sea mucho más fácil”.
  3. Es mucho más fácil para los niños y si vamos al caso, para todos, identificar y querer ayudar con cosas por las que se preocupan y con las que están familiarizados. Incluso si a veces signifique que tengas que volver y “limpiar realmente” las áreas de las que les pediste que se hagan cargo, transmitir las expectativas de la responsabilidad por las cosas personales vale el esfuerzo extra.
    • Cuando hayan terminado con su comida, asegúrate de alentarlos a poner sus platos en un lugar adecuado (el fregadero o el lavavajillas dependiendo de tu familia).
    • Si quieres que limpien sus habitaciones, comienza con objetivos alcanzables, como preguntarles dónde van los libros y dejarlos que sigan guardándolos. El objetivo es mostrarles que les confías la toma decisiones pequeñas e independientes en lo que respecta a sus propias pertenencias. Este consejo también se puede extender a la higiene personal.
    • La colaboración en la casa puede empezar desde una edad tan temprana como los 3 años. Primero ponles tareas pequeñas, y luego aumenta los desafíos a medida que el niño crece.
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Método 3
Método 3 de 3:

Pon y afloja límites

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  1. Deja que tus hijos elijan dónde quieren estar dentro de los límites ya establecidos y qué desean hacer. Esto puede incluir una variedad de opciones estructuradas y seguras. Este es un tiempo en el que no tienen que compartir nada ni hablar con nadie sino simplemente aprender a entretenerse independientemente. Si lo presentas con entusiasmo de tu parte, un niño lo puede ver como emocionante.
    • Un ejemplo podría ser: “es tiempo para ti y puedes sentarte en el sofá o en la mesa y leer un libro, dibujar o hacer rompecabezas”. Estar solo tiende a verse como algo negativo porque se utiliza con mucha frecuencia como “tiempo fuera” o “vete solo a tu habitación”. Desgraciadamente, esto simplemente confunde al niño que está creciendo que asocia la soledad con la maldad. Si fomentas el tiempo a solas como un buen momento, puedes darte espacio rápido cuando realmente necesites un descanso, y no tendrá repercusiones negativas.
    Esta es una oportunidad de presentar la idea de estar solo como un aspecto positivo en el aprendizaje de habilidades de autoconfianza y de la vida en general, y no como un castigo.
  2. Ayuda a tus hijos a ver al aburrimiento como una reacción sana, una que les enseña a buscar dentro de sí mismos y encontrar soluciones. No es tu prioridad aliviar el aburrimiento de un niño. Tu prioridad es proporcionar un entorno de hogar seguro en el que un niño explore su imaginación y descubra formas de resolver el aburrimiento personalmente. Si le quitas esa opción constantemente, puede ser más difícil para dicho niño calmarse y buscar medios internos para aliviar el aburrimiento, posiblemente dejando la puerta abierta a comportamientos riesgosos. Date un respiro y permítete aburrirte también.
  3. A medida que tus hijos crezcan, espera más independencia de ellos y dales más tiempo desestructurado. Tu confianza en tus hijos contribuirá mucho a ayudarlos a madurar sanamente, y verán su independencia como un privilegio, no algo a lo que temerle.
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Consejos

  • Recuerda que al enseñar independencia, no estás enseñando egoísmo. Todos necesitamos amor, respeto, confianza y seguridad, y estas cosas pueden alcanzarse a través del contacto social con sus familiares y amigos.
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