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A pesar de lo importante que es evitar una pelea física, a veces estas son inevitables. Hay algunas personas que se rehúsan a solucionar los conflictos mediante la comunicación verbal. No obstante, si no sabes lo que haces, podrías lastimarte más de lo que te hiera tu oponente. Podrías estar respondiendo a un acosador, defendiendo a un amigo o protegiéndote de un criminal; en cualquier caso, sigue estas reglas simples para ganar una pelea a puñetazos.

Método 1
Método 1 de 3:

Pelear con técnica

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  1. Tu pie no dominante debe estar adelante. Eleva las manos a la altura del cuello e inclina el cuerpo lejos del atacante. Esto controlará la distancia entre tu oponente y tú, y cubrirá tu cabeza y órganos vitales. [1]
    • Protégete el rostro con las manos y mantén tu boca cerrada y el mentón hacia abajo. Esto protegerá los huesos más delicados del rostro, como tu nariz.
    • Mantén las piernas separadas y las rodillas un poco dobladas. Esto te dará más equilibrio. El atacante no deberá ser capaz de tumbarte.
    • No te pares con los pies planos. Asegúrate de poder moverte con facilidad en cualquier dirección, pero evita hacer movimientos hacia atrás siempre que sea posible.
  2. Cierra los puños de forma apropiada para no romperte las muñecas ni los dedos. Encoge los cuatro dedos con firmeza hacia tu palma y mantén el pulgar suelto a un lado de la mano. Tus uñas deben desaparecer parcialmente y las articulaciones de los dedos deben estar metidas. Luego dobla el pulgar sobre las articulaciones del primer y el segundo dedo. [2]
    • Mantén los dedos y los pulgares unidos con firmeza.
    • Mantén la muñeca firme y recta. No la dobles hacia abajo, arriba, adentro o afuera.
  3. Estos son los dos nudillos más fuertes de la mano. Aprieta los puños justo antes de hacer contacto con cada golpe y mantén la muñeca firme, recta y estable. [3]
    • Debes girar la muñeca, de modo que el pulgar y la palma de la mano apunten hacia el suelo.
    • Relaja el puño luego del momento del impacto y entre los golpes para mantener tus músculos en buen estado. Si el dedo meñique se suelta, el puño estará demasiado suelto.
    • Es probable que puedas golpear con más fuerza si usas la mano dominante, pero no olvides usar la no dominante cuando puedas, para que tu oponente tenga más dificultades al predecir tus movimientos.
  4. En el caso de los golpes en el rostro, mantén la boca cerrada, aprieta los músculos del cuello y la mandíbula, y mueve la cabeza hacia el lado. Es mejor que el oponente te golpee la frente dura si no le atina a tu rostro. Para recibir un golpe en el cuerpo, aprieta los músculos del estómago y trata de girar para que los golpes te caigan a los lados en lugar del estómago u otros órganos importantes. [4]
    • Sin importar lo talentoso que seas para pelear, es probable que tu oponente pueda conectarte algunos golpes.
    • No te distraigas con el impacto, el miedo o la furia al recibir un golpe. [5]
  5. Si bajas las manos, expondrás el rostro a tu oponente. Es más probable que esto ocurra cuando empieces a cansarte o si te distraes al centrarte solo en atacar. Siempre mantente en guardia, con una postura suelta y no tensa. [6]
    • Al observar el pecho o el mentón de tu oponente, a veces podrás ver que sus hombros se mueven antes de lanzar un puñetazo.
    • No olvides meter los codos cerca del cuerpo para protegerte los riñones.
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Método 2
Método 2 de 3:

Usar una estrategia durante la pelea

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  1. A pesar de que te parezca extraño, los estudios demuestran que resoplar puede aumentar la fuerza que tu cuerpo puede generar en ráfagas breves. Se requiere esfuerzo y concentración para pelear de forma eficaz. Tratar de permanecer en silencio al mismo tiempo te distraerá. [7]
    • Estos ruidos también te servirán para intimidar o distraer a tu oponente.
    • Si necesitas intervención externa, un mayor ruido podrá captar la atención de los transeúntes que podrían ayudarte.
  2. Si tu oponente es más fuerte, alto y agresivo, tendrá que haber más distancia entre ustedes para anular las ventajas de su alcance. No obstante, si es más lento o bajo, acercarte hará que puedas cansarlo con más facilidad. [8]
    • Mientras más habilidoso sea tu oponente, mayor será la distancia a la que debas pelear con él. Mantente apoyado sobre los dedos de tus pies para poder esquivar sus golpes.
    • Mientras más rápido seas moviendo los pies, mayor será la medida con la que compenses tus propias debilidades y aproveches las de tu oponente. Si tu atacante no sabe qué dirección tomarás, tendrá más dificultades para golpearte o derribarte.
  3. Los puntos blandos (como la nariz, el rostro, los riñones, el estómago y las sienes) también son fantásticos para conectar golpes que incapaciten a tu oponente de forma temporal. Los puñetazos en la garganta son muy eficaces, pero solo deben usarse en las situaciones de vida o muerta, ya que pueden colapsar la tráquea de la persona. [9]
    • Luego de esquivar un puñete, las personas suelen bajar la guardia por una fracción de segundo que puedes aprovechar.
    • Si tu oponente deja su estómago desprotegido, lánzale un puñetazo un poco ascendente para golpear su plexo solar, lo cual puede noquearlo.
  4. Para ello, mantén al atacante lejos de ti golpeándole los tobillos y las rodillas con las piernas, y luego párate impulsándote con las manos. Si estás en el suelo, tu movilidad se verá gravemente afectada y tendrás dificultades para defenderte, salvo que seas un experto en llaves. Los ataques de tu oponente también serán más fuertes si provienen de arriba.
    • Presta especial atención a protegerte la cabeza si te derriban al suelo.
    • No bajes la guardia al levantarte, ya que seguirás muy vulnerable.
    • Cuando estás en el suelo, corres un mayor peligro no solo por tu oponente, sino también por algún otro aliado que tenga cerca.
  5. Según la gravedad de la situación, no dudes en protegerte a través de todo medio necesario. Patear al atacante en la ingle, presionarle los ojos, jalarle el cabello o las orejas, y darle codazos en el rostro puede darte una oportunidad para escapar a un lugar más seguro. Sin embargo, este tipo de movimientos pueden lesionar gravemente a tu oponente. Ten por seguro que pelear de forma “sucia” es una manera inapropiada de usar la fuerza. [10]
    • Las patadas en la cabeza pueden causar la muerte con facilidad.
    • Si alguien te asfixia, trata de doblarle y romperle los dedos para liberarte.
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Método 3
Método 3 de 3:

Prevenir los conflictos peligrosos

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  1. Identifica quién se comporta de forma extraña, como las personas que invaden el espacio personal de los demás de forma reiterada, ya que podrían ser posibles asaltantes. Memoriza todas las formas en las que puedes escapar de un área con rapidez, por si una situación se intensifica de un momento a otro. Presta atención a tu visión periférica al mover los ojos a tu alrededor, lo que te ayudará a anticipar los obstáculos de antemano. [11]
    • Tu visión periférica es el límite exterior de la misma, lo que ves indirectamente al mirar las cosas.
    • Si practicas estos comportamientos, esto te ayudará a ver la violencia antes de que ocurra y te dará tiempo para preparar una respuesta si necesitas una.
  2. Las señales que lo indiquen pueden comprender a las fosas nasales dilatadas, el exceso de malas palabras, una mandíbula tensa, las pupilas dilatadas y el rostro pálido. Cuando el atacante empiece a experimentar la adrenalina, su comportamiento se volverá más difícil de predecir. Prepárate para defenderte sin importar lo que parezca hacer. [12]
  3. Conversa con el posible atacante y trata de hacer que se calme o considere apropiado tener una tregua. Si tienes el don del habla, este es el momento en el que puedes usarlo. Mantente en guardia mientras negocies. [13]
    • Di algo como “No quiero que ninguno de los dos salga lastimado. ¿Podemos tratar de solucionar las cosas hablando?'”.
    • También puedes preguntar “¿Cuál es el problema? ¿Hay alguna manera en la que pueda ayudar?”.
    • No digas algo como “Cálmate amigo” y “Tranquilízate”, ya que esto puede aumentar la tensión.
  4. El principal objetivo de una pelea debe ser protegerte, no lesionar a la otra persona. Si crees que corres un grave peligro, trata de escapar sin alertar a la otra persona. Sin importar si te ves involucrado en un altercado físico o no, tu oponente no podrá dañarte una vez que te hayas ido.
    • Hay pocas ocasiones en las que pelear evita los problemas futuros, pero por lo general ganarás todas las peleas que apacigües o evites por completo.
    • Conoce tus limitaciones. Ir al hospital con la nariz rota podría hacer que no valga la pena la “reputación” que obtengas por permanecer en una pelea en la que pierdes.
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Consejos

  • Si tu oponente trata de patearte, sujeta su pie y empújalo hacia adelante o hacia atrás para derribarlo.
  • Si el atacante se desorienta, dale varios golpes en una sucesión rápida.
  • Presta atención a tu entorno. Si la pelea no va a tu favor, podrás darle la vuelta al usar el entorno contra tu oponente.
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Advertencias

  • Toda pelea en la que te metas puede tener consecuencias graves y que incluso pueden cambiar tu vida. Solo pelea si es totalmente necesario.
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