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Cuando tienes que hablar frente a un grupo de personas, ¿te pones nervioso, sudoroso, entras en pánico? Permítete transmitir tu experiencia y tus habilidades a los demás y así contribuir a que el mundo sea un lugar mejor.

  1. Repítete que debes hacerlo, no es tanto una necesidad como una oportunidad para pasarlo bien.
  2. ¿Estás nervioso? ¿Aterrado? ¿Totalmente tranquilo? ¿Indiferente? Sea cual sea la emoción, va a influir en la calidad de tu discurso.
  3. Vas a desarrollar más confianza si haces esto, por el contrario, te vas a sentir menos seguro de ti mismo si te concentras en “cómo te sientes” frente a esta nueva situación. Si temes demasiado exponerlo, entonces el mensaje que tienes no es tan importante, ni para ti ni para los demás.
  4. Obviamente, al hablar con otros individuos, estos habrán llegado a la conclusión de que vas a sacar un beneficio de los demás con este mensaje específico. Por eso mismo te han llamado. No para que te plantes ahí intentando ser alguien que no eres, hablando con palabras que no son tuyas o con un tono que nunca debiste utilizar, intentando ajustarte a una imagen que no eres tú. Tan solo piensa en tus amigos, familia, tus intereses y otras cosas, en lugar de en ese tema cuando estés hablando.
  5. Practica o únete a un grupo de maestros de ceremonias como el “Toastmasters”, o similares, para ganar en confianza y sentirte más cómodo a la hora de hacer presentaciones y hablar en público. Esto es si tienes tiempo, claro. Si no, simplemente practica frente a un espejo, un miembro de tu familia o un amigo. El espejo te ayudará a determinar cómo relajarte y un público de carne y hueso te indicará cómo mejorar, si esto fuera necesario.
  6. No te enfoques en lo que no tienes que hacer. Eso sería como jugar a un juego de pelota y estar pendiente de dónde no está la pelota. Piensa en las cosas que debes hacer.
  7. De cuando en cuando, pasan cosas que te hacen sentir inseguro. Se trata de ser consciente de esto y volver a centrarte en la tarea de extender el mensaje lo mejor que puedas. Tomar conciencia de esto es cuestión de práctica y te ayudará a convertirte en un mejor orador.
  8. Imagina que estás solo e intenta no pensar en los ojos de todos encima de ti. ¿Cómo haces para no mirarlos? Haz que tus ojos vayan de un lado a otro mientras hablas.
  9. ¿Has notado alguna vez cómo muchas personas se suben a un pedestal para dar el discurso y se agarran a él con firmeza? Esto produce una pequeña sensación de seguridad mientras estás siendo el foco de atención. Ya sea un papel, un pedestal, un libro o cualquier cosa, ¡agárrate a eso!
  10. Los “Toastmasters”, por ejemplo, son un grupo muy reconocido por enseñar habilidades oratorias. Si te informas acerca de los grupos locales para aprender oratoria, podrás encontrar aquel que sea adecuado para ti.
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Consejos

  • Hay tres preocupaciones principales en la lista de preocupaciones de los nuevos ponentes y tres respuestas muy simples.
    • ¿No sabes qué decir? Tan solo habla de lo que sabes.
    • ¿No sabes cómo decirlo? Habla como la harías normalmente con una sola persona pero “en la práctica” se trata de un grupo.
    • ¿Qué ocurre si digo algo incorrecto? No seas crítico con nadie nunca, no importa lo condenatorias que sean las pruebas hasta que quede demostrado.
  • Si estás dando un discurso en la escuela, pregúntale a tu profesor o maestro si puedes elegir tú el tema. De ese modo, puedes hablar acerca de algo con lo que estés familiarizado y el discurso saldrá por si solo sin problemas.
  • Confía en ti mismo y será como hablar frente a un grupo grande de amigos.
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Advertencias

  • Intenta no estar nervioso ya que esto puede parecer poco profesional. Prueba a respirar hondo varias veces.
  • No bajes la mirada hacia tus notas. Si bajas la mirada hacia las notas, durante todo el discurso, parecerás un lector público en lugar de un orador público. Esto puede resultar complicado para conferenciantes primerizos, porque pareciera, en esos casos, que todos los de la multitud te miran con malos ojos. Tan solo relájate y confía en que tú eres el que habla y los demás los que escuchan.
  • Si te equivocas, no te paralices, no entres en pánico, ni mires a tu alrededor para comprobar si te han escuchado. Si lo haces, parecerá aún más obvio que te has equivocado. Simplemente, pasa por encima de tu error y continúa.
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