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Las personas tímidas por naturaleza o aquellas que sufren ansiedad social pueden tener una gran dificultad a la hora de conversar con los demás. Por más que logres hablar en un contexto social, la timidez puede dificultar la proyección de voz para que los demás puedan oírte. Aprende a sentirte más seguro, a proyectar tu voz y a aliviar el estrés para sentirte más cómodo al hablar fuerte y claro.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Proyectar tu voz

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  1. Si eres una persona tímida, una buena idea es pararte o sentarte con una postura que promueva la seguridad en ti mismo para aumentar tu autoestima. Algunas posiciones incluso pueden ayudarte a mejorar la proyección de la voz, pero lo ideal es escoger cualquier opción (sentado o de pie) que te haga sentir cómodo y seguro. [1]
    • Si escoges estar parado, coloca un pie apenas por delante del otro y apoya el peso del cuerpo en el pie de atrás. Mantén el cuello recto, la cabeza en alto, los hombros hacia atrás y el torso apenas inclinado hacia adelante.
    • Si escoges estar sentado, mantén la espalda recta e inclínate un poco hacia adelante. Apoya los codos y antebrazos sobre la mesa, y mira directamente a la persona con quien quieres hablar.
  2. Si no estás acostumbrado a hacerlo, una buena idea es concentrarte en la respiración. Al regularla correctamente y mantener una postura erguida, podrás abrir el pecho para que te resulte más sencillo emitir una voz más dominante y fuerte.
    • Inhala rápida y silenciosamente, y exhala lento justo antes de comenzar a hablar.
    • Al inhalar, relaja la zona abdominal. Mantén los hombros y el pecho lo más quietos posible.
    • Haz una pausa al final de la oración, justo antes de perder el aliento. Luego, inhala para que la próxima frase suene más natural.
  3. Si la idea de hablar fuerte y alto te hace sentir muy nervioso, quizás sea más fácil comenzar a hablar con un tono más cómodo. Pasa un tiempo conversando con el volumen que te haga sentir bien, y luego haz un esfuerzo por incrementarlo gradualmente. [2]
    • Recuerda que es mejor hablar bajo y suave que no hablar en absoluto.
    • No te apresures por comenzar a elevar el tono de voz. Lo importante es que te sientas cómodo mientras te “preparas”. Luego, haz un esfuerzo por hablar más fuerte.
  4. Muchas personas hablan rápido cuando se sienten nerviosas o ansiosas. Sin embargo, esta velocidad puede perjudicar la claridad de tus palabras. Además, podrías terminar trabándote o perdiendo la línea de pensamiento. [3]
    • Grábate y practica hablar más fuerte para escuchar la velocidad y claridad de tu discurso.
    • También puedes pedirle ayuda a un amigo para proyectar mejor la voz. Él podría decirte si es necesario cambiar el volumen, el tono o la velocidad.
  5. Si quieres ser parte de una conversación, es importante que seas capaz de escuchar lo que las otras personas digan. No pierdas mucho tiempo planeando qué es lo que te gustaría decir, y enfócate en lo que los demás estén diciendo. [4]
    • Haz contacto visual con la persona que esté hablando y presta atención a sus palabras.
    • Reacciona de manera apropiada. Sonríe cuando alguien diga algo divertido, frunce el ceño ante algo triste y asiente con la cabeza para demostrar atención.
  6. Quedarte esperando a que alguien te invite a ser parte de una conversación podría demorar bastante. Quizás te resulte difícil, pero hacer algún comentario relacionado es lo único que les permitirá saber a los demás que estás interesado en participar. [5]
    • No interrumpas a los demás. Aprovecha las pausas para hacer algún comentario.
    • Di algo relevante y relacionado con el tema en cuestión que contribuya a lo que los demás estén diciendo. Por ejemplo, puedes decir "Estoy de acuerdo con lo que ha dicho Carlos, pero también creo_______".
  7. Controlar el volumen de la voz puede ayudarte a hablar de forma audible y clara. Procura estar atento a cómo suena tu voz, además de ser consciente de lo que dices. También puedes practicar con un amigo o con la ayuda de un grabador. [6]
    • En vez de usar un tono de voz monótono, procura variar el tono, la intensidad y el ritmo de las palabras.
    • Comienza con un tono más neutro, y luego sube o baja el volumen, si fuera necesario.
    • Presta atención al volumen. Si bien es importante que hables fuerte para que los demás puedan escucharte, asegúrate de regular el volumen para no molestar a nadie.
    • Haz una pausa después de decir algo importante, y pronuncia las palabras lenta y claramente para que todos puedan comprender lo que dices.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Lidiar con los síntomas físicos de la timidez y la ansiedad

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  1. Muchas personas sufren resequedad en la boca y garganta seca ante momentos de miedo, lo cual dificulta hablar correctamente. Si eres una persona tímida o ansiosa, ten un vaso o una botella con agua a mano para beber antes de hablar. [7]
    • Evita la cafeína y el alcohol si estás nervioso o ansioso. La cafeína puede estresarte aún más, y el alcohol puede llevar a la dependencia.
  2. La timidez y el miedo suelen generar estrés y reprimir la energía. En el caso de que estés demasiado tenso como para hablar fuerte y claro, una buena idea es aliviar el estrés acumulado. Pide permiso para ir al baño y usa este momento a solas para estirar el cuerpo y mover los músculos antes de regresar a la conversación. [8]
    • Estira el cuello hacia adelante, hacia atrás y hacia ambos lados.
    • Estira la boca, abriéndola al máximo.
    • Apóyate contra una pared y estira los músculos isquiotibiales y luego los aductores (la ingle) al separar las piernas e inclinarte hacia ambos lados.
    • Párate a unos 60 cm (dos pies) de la pared y haz cinco flexiones rápidas.
  3. Muchas personas que sufren timidez, miedo o ansiedad extremos pueden experimentar síntomas físicos desagradables, como frecuencia cardíaca acelerada, respiración superficial, mareos y pavor. Independientemente de cuáles sean los síntomas físicos, la respiración profunda te ayudará a calmarte y sentirte menos ansioso o temeroso. [9]
    • Inhala lento a la cuenta de cuatro. Respira profundo utilizando el diafragma (bajo las costillas), en vez del pecho.
    • Contén el aire en el diafragma durante cuatro segundos.
    • Exhala lento a la cuenta de cuatro.
    • Repite varias veces hasta sentir que el ritmo cardíaco y la respiración regresan a la normalidad.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Calmar la mente

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  1. Si eres una persona tímida o nerviosa, es posible que experimentes pensamientos negativos de miedo durante los momentos de pánico. Estos pueden parecer muy reales, pero es posible romper ese ciclo de dudas y timidez al alejarte un poco y desafiar dichos pensamientos. [10] Hazte las siguientes preguntas:
    • ¿A qué le tienes miedo? ¿Ese miedo es realista?
    • ¿Tus temores están basados en la realidad o los estás fabricando o exagerando?
    • ¿Cuál sería el peor resultado de todos? ¿Sería tan malo o podrías lidiar con él y recuperarte?
  2. Una vez que logres romper el ciclo de pensamientos de inseguridad, una buena idea es reemplazarlos por algo más positivo y esperanzador. Recuerda que tienes la capacidad de cambiar la forma en que piensas, lo que, a su vez, puede modificar la forma en que te sientes. [11]
    • Libera la timidez y el nerviosismo al repetir "La timidez y el miedo son sentimientos. Si bien pueden hacerme sentir mal, puedo lidiar con mis emociones hasta que pasen".
    • Intenta pensar "Soy una persona inteligente, amable e interesante. Puedo ser tímido, pero los demás tienen interés en escuchar lo que quiero decir".
    • Recuerda que has experimentado timidez o nerviosismo en el pasado, y las cosas han salido bien. Piensa en aquellas situaciones en las que has tenido éxito o has superado tus miedos para empoderarte.
  3. Esto te permitirá liberar endorfinas y aliviar el estrés y la ansiedad. Si sabes que tienes que enfrentar una situación que implique interacciones sociales y quieres hablar más fuerte para salir de tu zona de confort, tómate un momento antes para hacer algo divertido y relajante. [12]
    • No es necesario tener mucho tiempo o hacer un gran esfuerzo para incorporar un momento de placer en tu día. Incluso dar una breve caminata, escuchar música relajante o leer un libro interesante son cosas que ayudan a calmar y relajar la mente.
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Consejos

  • Recuerda ser una persona segura, no arrogante.
  • Confía y cree en ti mismo.
  • Nunca cruces los brazos. En cambio, colócalos en las caderas o relajados al costado del cuerpo. Las personas que cruzan los brazos no demuestran mucha apertura para dialogar, mientras que los brazos abiertos pueden indicar que estás dispuesto a conversar con los demás.
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Advertencias

  • No hagas tu primer intento con un grupo grande de personas, o con aquellas que no te respeten. Practica con un grupo pequeño de personas con quienes te sientas cómodo.
  • Hablar muy alto todo el tiempo o interrumpir a tus interlocutores pueden ser una actitud grosera y desagradable.
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