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¿Tienes miedo de dar un discurso o le temes mucho a hablar en público? Podrás disminuir tu nerviosismo si te preparas un poco con anticipación. Primero conversa con grupos de personas con la frecuencia que puedas. Practica tu discurso con amigos y familiares. Establece una conexión con tu público y no temas cometer algunos errores. Si usas tu energía adicional antes de un discurso, esto también será de utilidad para concentrarte.

Método 1
Método 1 de 3:

Disminuir el estrés de antemano

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  1. Reúne a un grupo de personas en las que confíes para que te brinden comentarios constructivos y sólidos. Debes invitar a personas que conozcas y que tengan experiencia hablando en público. Da tu discurso frentes a estas personas y luego dales un tiempo para que te hagan preguntas y te brinden comentarios. Repite este proceso con otros grupos de personas y compara los comentarios que hayas recibido. Haz todo cambio necesario y sigue practicando. [1]
    • Piensa en las personas que conozcas y que sepas que dan discursos o hacen presentaciones con frecuencia. Pídeles que te brinden comentarios y consejos conforme te prepares.
    • Si practicas de esta forma, esto también será de utilidad para no sentirte nervioso cuando hables frente a grupos de personas. Hazlo con la frecuencia necesaria y se convertirá en un hábito y nada de lo cual preocuparse.
    • También puedes unirte a un grupo local (como Toastmasters o uno similar en tu región) para practicar tus habilidades. Incluso puedes asistir a un curso de oratoria en una universidad o un centro de recreación de tu localidad. [2]
  2. Por cada vez que practiques tu discurso, menciona una vez más la introducción. Concéntrate mucho en sentirte cómodo durante los primeros 30 a 60 segundos en los que hables. Repasa la introducción en tu mente cada noche antes de irte a dormir. Esto hará que sea menos probable que te trabes a la hora de dar tu discurso. [3]
    • Ten en cuenta que tu nivel de ansiedad disminuirá de forma considerable luego de culminar los comentarios de tu introducción, y esto te ayudará a relajarte durante el resto de la conversación.
  3. Consigue una cámara pequeña y busca una habitación que se parezca a aquella en la que hablarás. Configura tu cámara y grábate dando todo tu discurso. Intenta recrear el escenario final con la mayor exactitud posible, sin contar al público. Incluso será de utilidad que te vistas tal como lo harás para ese día. Luego regresa a casa y revisa la grabación para determinar en qué puedes mejorar. [4]
    • Por ejemplo, podrías notar que hablas demasiado rápido al inicio del discurso. Esto puede solucionarse tan solo concentrándote en disminuir la velocidad en una etapa temprana.
  4. Trata de tener acceso al espacio que usarás para dar tu discurso. Si conoces la habitación, esto hará que te sientas más cómodo para el momento en el que debas hablar. Camina por la habitación y toma asiento para conocer la perspectiva de un miembro del público. Ve al frente y observa si habrá un podio que puedas usar y si tienes que hacer algunos ajustes para la altura o el movimiento. [5]
    • Es de mucha importancia que revises los aparatos electrónicos, como la computadora y las pantallas de proyección, así te cerciorarás de que funcionen de forma apropiada y sean compatibles con todo equipo que lleves. [6]
    • Si no puedes revisar bien el espacio con anticipación, llega un poco antes de tu discurso y revisa todo en ese momento.
  5. Si notas que tus nervios te dejan paralizado frente al público, podrías tener que reservar una cita con un terapeuta. Juntos podrán determinar si sufres del trastorno de ansiedad social (TAS), el cual podría requerir terapia y medicamentos. Asimismo, un terapeuta podría ponerte en contacto con un grupo de apoyo. [7]
    • Si la ansiedad social no es tu problema, el terapeuta también puede ayudarte a superar una posible fobia a hablar en público. Un terapeuta o un patólogo del habla también podrían tratar los trastornos del lenguaje inducidos por hablar en público, si crees que este es tu problema.
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Método 2
Método 2 de 3:

Tener la mente tranquila y sentirse seguro

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  1. Aprende lo más que puedas sobre tu tema, ya sea leyendo más libros o hablando con expertos. Mientras más sepas de tu tema, menor será la probabilidad de que tartamudees cuando hables de él. Si tartamudeas, estarás mejor preparado para improvisar o brindar información hasta retomar el punto en el que te habías quedado. Asimismo, estarás más preparado para responder preguntas, si fuera necesario. [8]
    • Tan solo procura no confiarte mucho y no desviarte demasiado de lo que habías preparado. Esto puede hacerte lucir incluso más nervioso y agotado.
  2. Si el tema te importa, el público lo notará y será más probable que te escuchen. Si puedes escoger el tema, escoge uno que te interese y que consideres importante. Si sientes que los nervios se intensifican, piensa en la relevancia de tu mensaje, sin importar si cometes algunos errores. [9]
  3. Piensa cómo sería la presentación ideal cuando practiques y justo antes de subir al escenario. Visualízate dando tu discurso y sorprendiendo al público. Incluso podrías decirte algo como “¡Puedes hacerlo!” o “¡No puedo esperar para hablarles sobre mi tema!”. [10]
    • Algunas personas incluso notan que repetir “¡Sí!” varias veces es de mucha utilidad para disminuir los nervios. [11]
    • Toma un respiro profundo y piensa en tu orador favorito. Podrías imaginar a Abraham Lincoln dando un discurso en el campo de batalla. Inspírate en su desenvoltura e intenta imitarlo cuando subas al escenario. [12]
    • No obstante, debes tener en cuenta que no todos los discursos sucederán tal como los hayas visualizado, y no hay ningún problema con ello. El objetivo de este ejercicio es ayudar a mejorar tu seguridad. No puedes predecir la respuesta del público, y no debes creer que podrás hacerlo.
  4. Invita a tus amigos, familiares y colegas a tu presentación. Antes de empezar a hablar, determina en dónde están sentadas las personas que conoces. También puedes llegar 5 minutos antes de tu discurso y conocer un poco al público. Luego, incluso podrás hacer referencia a estas personas mencionando sus nombres durante tu presentación. [13]
    • Si notas que te quedas paralizado, busca una cara conocida y centra la mirada sobre ella. Mantén esta postura conforme sigas hablando. Prosigue cuando sientas que los nervios disminuyen.
  5. Todos cometemos errores, pero las personas no notarán cada uno de ellos. Si tartamudeas al pronunciar una palaba, corrígete con rapidez y continúa. Si olvidas mencionar una parte de tu presentación, decide con rapidez si vas a regresar a ese punto o si vas a continuar. Evita llamar la atención a tus propios errores. [14]
    • Si cometes un error, no pidas disculpas. ¡Tú eres el único que conoce tu discurso! Tan solo prosigue y guarda las disculpas para cuando bajes del escenario.
    • Recuerda que nadie espera que des un discurso perfecto. Es más, el público suele ser comprensivo con el tartamudeo leve y otros errores humanos, e incluso los consideran adorables. No entres en pánico si tartamudeas. En lugar de ello, tan solo concéntrate en retomar tu discurso.
  6. Cuando subas al escenario, busca un punto focal sobre las cabezas de las personas en la última fila. Sigue mirando hacia ese punto hasta que te sientas relajado. Luego mueve la mirada con lentitud por la habitación hasta encontrar otro punto focal breve.
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Método 3
Método 3 de 3:

Reflejar una tranquilidad física y seguridad

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  1. Si intentas mantener toda la energía nerviosa de tu cuerpo, podrías ponerte nervioso en el escenario. En lugar de ello, da una caminata rápida antes de tu presentación. También puedes doblar los dedos de los pies o incluso hacer saltos de tijera. Libera el exceso de energía y así tu cuerpo se tranquilizará. [15]
  2. Debes respirar profundo antes de tu discurso y durante el mismo. Incluso podrías pensar en tu interior y exterior para inhalar y exhalar. Si notas que aguantas la respiración, exhala con lentitud y sigue hablando. Emplea las pausas en tu presentación como una oportunidad para restablecer tu respiración. [16]
    • Quizás también tengas que revisar con rapidez cómo se siente tu cuerpo. Cierra los ojos, inhala profundo y concéntrate en toda área en la que sientas que tensas los músculos. Inhala profundo e intenta suavizar la tensión al exhalar. [17]
  3. Conversa sobre el código de vestimenta con el organizador de tu discurso o el profesor de tu clase. Serás el centro de atención, por lo que deberás vestirte igual que el público o incluso mejor. También puedes considerar a tu vestimenta como tu armadura y tratar de visualizar que te sientes más fuerte si la usas durante tu discurso.
    • Pruébate tu atuendo antes de dar tu discurso, así garantizarás que todo te quede bien y que te sientas cómodo. Esto es de utilidad para no arreglarte la ropa de forma incómoda durante tu discurso.
  4. Mantén tu espalda erguida y párate lo más recto posible. Echa los hombros hacia atrás y no te encorves. Desciende el mentón para revisar tus apuntes si lo necesitas, pero luego mantén la cabeza levantada. [18]
    • Identifica los comportamientos de nerviosismo, como golpear con los dedos o jugar con un bolígrafo. Si practicas mucho, esto te ayudará a identificar estas acciones y eliminarlas antes del día del discurso. [19]
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Consejos

  • Ten en cuenta que el público querrá oírte y sentirá interés por lo que tengas que decir. Ellos querrán que te vaya bien. [20]
  • Bebe un vaso con agua aproximadamente de 15 a 30 minutos antes de subir al escenario. Esto te mantendrá hidratado y evitará que se te reseque la boca, el cual es un signo común del nerviosismo. [21]
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Advertencias

  • Si te sientes nervioso, asegúrate de hablar con lentitud. No apresures tus palabras. [22]
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