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Hacer preguntas es fundamental para la comunicación. No obstante, muchas personas no siempre hacen el tipo correcto de preguntas y, como resultado, omiten muchos detalles importantes. Afortunadamente, hacer preguntas, como cualquier otra actividad, es una habilidad que se puede cultivar. Ver el mundo que hay alrededor de ti de una forma más clara empieza por tener una comprensión de lo que buscas cuando intercambias el tipo de información que te lleva a descubrimientos reales. Antes de hacer una pregunta, vale la pena que pienses en lo que esperas conseguir y en la forma en que puedes presentarla a fin de llegar a la información que te falta.

Método 1
Método 1 de 3:

Asegurarte de que tus preguntas tengan peso

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  1. Muchas personas dudan en hacer preguntas porque temen que eso les haga parecer desinformados. No obstante, cuando pides una explicación o aclaración, solo aumentas tu comprensión. Piensa en las buenas preguntas como si fueran herramientas para darle sentido al mundo que te rodea. [1]
    • Si te avergüenza hacer una pregunta delante de los demás, considera hacerlo a través de una forma no personal (por ejemplo, por correo electrónico) o espera un momento cuando puedas hacerlo de forma privada.
    • Hacer las preguntas correctas en el momento correcto es una característica de los líderes fuertes. [2]
  2. Antes de plantear una pregunta, considera qué esperas conseguir al preguntar. ¿Recolectas información a fin de tomar una decisión importante o buscas una opinión sobre algo que has hecho? Pensar en qué quieres lograr exactamente te ayudará a perfeccionar tu línea de preguntas, lo cual dará lugar a respuestas más satisfactorias. [3]
    • Pregúntate algo como “¿Qué esperas aprender al hacer esta pregunta?”. Esto te ayudará a formular la pregunta de una forma más efectiva.
  3. Es posible que haya determinado momentos en los que sea mejor mantener tus preguntas para ti. Podría ser que la pregunta pueda causarte confusión o indignación o que la pregunta sea una cuya respuesta puedas averiguar por ti mismo con las claves de contexto correctas. Reflexiona sobre tu pregunta con detenimiento y considera, si fuera el caso, lo que añadirá a la conversación. [4]
    • Si la pregunta que estás por preguntar es una con la que no te sentirías cómodo de hacerte a ti mismo, podría ser mejor que no la hagas.
    • Las preguntas obvias o redundantes pueden distraer del panorama general y podrían hacer que parezca que no prestas atención.
  4. No todos tienen los mismos sentimientos, experiencias o pericias. Si la respuesta que recibes es de alguna utilidad para ti, debe provenir de una fuente autorizada. Dirige tu pregunta a alguien que piensas que podría ofrecer los conocimientos que buscas o que tenga una conexión directa con el tema sobre el que preguntas. [5]
    • No le preguntarías a tu cónyuge cómo tratar la bronquitis aguda, así como tampoco le preguntarías a tu doctor cómo puedes ser un mejor oyente durante una discusión.
    • Al dirigir tus preguntas de forma sensata, puedes hacer que la conversación sea más enriquecedora para ambas partes.
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Método 2
Método 2 de 3:

Hacer preguntas más efectivas

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  1. Por lo general es mejor hacer tu pregunta mientras todavía está ahí fresca en tu mente. De esta forma, no te la olvidarás ni sentirás timidez al preguntarla después. También se te dará la oportunidad de aclarar información importante antes de pasar a otras inquietudes.
    • En la mayoría de los casos, puedes simplemente levantar la mano o esperar una pausa en la conversación para hacer tu pregunta.
    • Si no estás en una situación de hacer una pregunta de inmediato (por ejemplo, ya es muy tarde en la noche o estás a mitad de una presentación), toma nota de la pregunta para que puedas plantearla en la primera oportunidad que tengas. [6]
  2. Lo ideal es que la escribas de una forma en que indiques la información que te falta. Es posible que sepas qué es una determinada cosa, pero que no sepas cómo funciona o por qué es importante. La forma en que elabores la pregunta puede determinar el tipo de respuesta que obtengas. [7]
    • Mantente alejado de la jerga complicada o de los términos técnicos muy complicados. Apunta a hablar de una forma en que cualquier persona pueda comprender.
    • Evita influenciar en tu oyente con tus propios juicios. En vez de preguntar algo como “¿No es cierto que David es un candidato excelente?”, trata de ser más neutral con una pregunta como “¿Qué piensas sobre la propuesta del Sr. Sánchez?”. [8]
  3. No uses muchas más palabras de las que sean estrictamente necesarias para articular la pregunta. Si divagas demasiado o si agregas muchas calificaciones u otros detalles superfluos, tu oyente puede fácilmente marearse con la información. En aras de la claridad, cada pregunta debe reducirse a una idea o tema central. [9]
    • Si tienes que tocar varios temas, hazlo en una pregunta de seguimiento. [10]
    • En general, es mejor ajustarte a las oraciones breves en las que no andes con rodeos. De lo contrario, es posible que tu oyente se vea obligado a adivinar el significado.
    • Incluso una pregunta muy difícil de plantear como “¿De qué forma podemos crear una sociedad más tolerante?” puedes redactarla de una forma simple y directa.
  4. A medida que recibas una respuesta, sé respetuoso y enfócate en lo que dice la persona sin interrumpirla. Deja que termine de explicar la respuesta antes de presentar una refutación o de hacer una pregunta relacionada. Es posible que su repuesta pueda aclarar toda incertidumbre que sientas. [11]
    • Mantiene el contacto visual, asiente u ofrece un acuerdo oral de forma periódica para hacer saber a la persona que la escuchas. [12]
    • Ese no será el momento para interrumpir con preguntas u opiniones. Después de todo, lo importante de preguntar era averiguar algo que todavía no sabías.
  5. La respuesta que recibas podría plantear más preguntas o dar pistas para nueva información. Una vez que hayas hecho la pregunta inicial puedes aproximarte más a fin de tener una idea más clara de las opiniones que se transmiten. Dale a la otra persona la oportunidad de explicar su punto de vista con más detenimiento o pasa la conversación de decir datos a dar soluciones prácticas. [13]
    • Puede ser ventajoso abordar el tema desde diferentes ángulos. Si tu pregunta es “¿Cuál es el obstáculo más grande al afrontar este proyecto?, la siguiente podría ser “¿Cómo puedes resolver el problema de una forma más rápida y eficiente?”. [14]
    • Limita las preguntas posteriores a medida que las brindes. Empieza por presentar un punto de vista del tema y luego avanza hasta los detalles esenciales.
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Método 3
Método 3 de 3:

Plantear preguntas en diversas situaciones

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  1. Si hay algo que necesitas saber, preguntar de forma directa es con frecuencia la mejor forma de averiguar la respuesta. Tu pregunta podría ser tan simple como “¿A qué hora es?” o tan compleja como “¿Cómo se produce el ARN ribosómico?”; no obstante, en cualquier caso, estarás mejor una vez que preguntes. [15]
    • Llegar a la respuesta correcta de inmediato será más útil en situaciones en las que tu habilidad para tener éxito dependa de tener todos los datos, por ejemplo, cuando estudies para un examen o cuando necesites indicaciones.
    • Desarrollar el hábito de hacer preguntas reflexivas todos los días es uno de los primeros pasos a fin de llegar a ser una persona que aprende durante toda la vida. [16]
  2. Algunas veces, nuestras ideas más llamativas son el resultado de las observaciones de otras personas. Siempre que puedas, alienta al oyente a darte su lectura de un suceso o problema particular. Preguntar a alguien cómo se siente le permite compartir su perspectiva única, lo cual podría llamar tu atención sobre algo que antes no habías considerado. [17]
    • Pensar y hacer preguntas inclusivas que hagan que las personas que están cerca de ti se sientan involucradas es fundamental a fin de desarrollar camaradería, ya sea que se trate de un compañero de trabajo o de un conocido. [18]
    • Estos tipos de preguntas también tienen un efecto positivo en las relaciones porque muestran que te importa lo que tiene que decir la otra persona.
  3. Trata de no limitar tu preguntas a un conjunto de opciones prescritas (“¿La medicina holística es algo bueno o malo?”). Es mejor mantenerlas abstractas para hacer espacio a una amplia variedad de respuestas posibles. Las indicaciones abiertas son útiles para provocar conversaciones profundas que tengan el potencial de llevar a logros esclarecedores. [19]
    • Mientras que la pregunta “¿Te gusta mi pintura?” invita a dar una respuesta simple como “Sí” o “No”, otra pregunta como “¿Qué piensas sobre la exposición?” invita al oyente a elaborar sus impresiones con libertad. [20]
    • Hacer preguntas abstractas reta al oyente a sacar sus propias conclusiones en vez de estar guiado hacia una respuesta convencional.
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Consejos

  • No temas plantear tus preguntas cuando se te ocurran. Mientras más preguntes, más aprenderás.
  • Muéstrate listo para aceptar respuestas con una mente abierta. Si eres obstinado o si tratas la respuesta con desinterés, no te beneficiarás de lo que se dice en la conversación.
  • Familiarízate con las seis palabras comunes en una pregunta (“quién”, “qué”, “cuándo”, “dónde”, “por qué” y “cómo”) y utiliza una que sea la más adecuada para la situación.
  • Asume que sabes menos de lo que piensas. Es posible que descubras que estabas desinformado respecto a un determinado tema.
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Advertencias

  • Evita hacer preguntas que se puedan interpretar como groseras o insultantes. Es posible que distancien al oyente, lo cual solo perjudicará tus posibilidades de alcanzar un punto de comprensión mutua.
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