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Hay una forma para que cambies los malos hábitos de tu esposo, ya sea que fume o se muerda las uñas. Ayudarle a luchar contra sus malos hábitos y ser su animadora personal contribuirá en gran medida a ayudarle a seguir con su vida. Si bien es cierto que es imposible esperar que haya un cambio de la noche a la mañana, puedes hacer muchas cosas para comenzar a ayudarle. ¡Te enseñaremos!

Parte 1
Parte 1 de 4:

Tratar el tema

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  1. ¿Cuántas veces te has notado que estabas jugando con tu cabello o que te movías nerviosamente sin si quiera saberlo? Por ello, es posible que el mal hábito de tu esposo sea subconsciente. Hazle saber que te molesta. Pregúntale si sabe que lo hace.
    • Desde luego, hay ciertos hábitos que son más delicados que otros. Ambos están casados por una razón, así que si no se lo dices tú, ¿con quién más podría tener la comodidad de discutir este asunto? Tu esposo no tendría por qué sentirse ofendido, con tal de que estés calmada y seas gentil tratando el tema. Puedes hacer que sea una conversación corta para solo mencionar su mal hábito. Puedes decirle: "Hon, ¿te das cuenta que te muerdes las uñas? Eso me molesta".
    • Muéstrale los efectos secundarios de su mal hábito y por qué le pides que deje de hacerlo. Dile cómo afecta tu vida y qué sucederá en el futuro a razón de su mal hábito. Es posible que tu esposo necesite un poco de convencimiento.
  2. Los malos hábitos no se presentan por ninguna razón. Normalmente, estos se deben al aburrimiento o al estrés. ¿Tu esposo fuma tanto después del trabajo que parece ser una chimenea? ¿Hace sonar sus nudillos mientras ve la televisión? Tienes que averiguar el por qué tiene ese hábito. Esa es la única forma de poder detenerlo.
    • Tendrás que ser muy observadora si tu esposo dice que no sabe a qué te refieres. Fíjate en lo que hace en diferentes horarios del día, mientras realiza diferentes actividades y cuando demuestra diferentes emociones. Identifica cuál es la razón de su hábito.
  3. Todas las personas tenemos malos hábitos. Demuéstrale que comprendes cuán difícil es deshacerte de uno y que no esperas que suceda un milagro de la noche a la mañana. En especial si se trata de tener que comer menos o hacer ejercicio. ¡Eso es difícil!
    • No hagas que se sienta como un niño. Lo último que quiere sentir tu esposo es que lo estás castrando. No conseguirás nada con regaños. Lo único que conseguirás es que se sienta disgustado y sea más testarudo con su forma de actuar. Asegúrate de que tengan una conversación y que ambos estén escuchando.
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Convencer a tu esposo

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  1. No se llama "mal hábito" por gusto. Es posible que sepa que es malo para él, pero tendrías que indicárselo de todas formas. Aclárale bien las razones, ya sea que se trate de su salud, bienestar o estética. Algunas veces, los humanos necesitamos que nos saquen de nuestro estado de negación.
    • No seas juiciosa con su mal hábito. Tu esposo no verá tus buenas intenciones si solo le dices "Pero el cigarro te va a matar". En lugar de ello, demuéstrale que estás siendo lógica y sensata. Dile: "Sabes cuán terrible es fumar y qué efectos negativos tendrá en tu cuerpo y en las personas que están a tu alrededor". De esta forma, tu esposo no se enojará.
  2. Es posible que tu esposo sepa que su mal hábito es malo para él, pero es posible que no sepa qué efecto tiene en ti. Hazle saber cómo afecta a tu salud, energía, bienestar o estado anímico. Es posible que no sepa cuánto te molesta o cuánto afecta negativamente a tu vida. ¡En especial si has tratado muy amablemente el tema!
    • ¡Sé honesta! Es fácil decir "El hecho de que te muerdas las uñas me molesta la vida", pero en realidad no lo dices en serio. En lugar de ello, dile "Cuando te muerdes las uñas me da una mala sensación, la cual es muy incómoda. Además, ¡tú mismo dices que te duele!". De esta forma, tu esposo estará más dispuesto a responderte.
  3. Desde luego, ¡tendrías un mejor estado anímico! Además, podría haber una segunda razón para dejar ese hábito si le das un premio a cambio. El hecho de que tu esposo conozca los beneficios y las desventajas podría ser bueno. Por ello, trata de señalarle ambos, no solo uno.
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Comenzar con el cambio

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  1. Los viejos hábitos no desaparecen, se tienen que reemplazar. Comienza a cambiar el postre por una fruta si quieres que coma menos. Ofrécele otras actividades que requieran de sus manos para que se entretenga si quieres que deje de hacer sonar sus nudillos. De esta forma, tu esposo se sentirá menos despojado y angustiado.
    • Por lo general, querrás que tenga un hábito que guarde relación con su antiguo mal hábito. En lugar de que haga sonar sus nudillos, puede empuñar su mano. En lugar de mover su pierna, puede tensionarlo. En lugar de que coma una bolsa de papas, puede comer zanahorias pequeñas. De esta forma, será más fácil ir dejando su mal hábito, ya que el hábito nuevo que tendrá no será tan contrastivo.
  2. Él necesita saber que estás de su parte y que estás dispuesta a hacer sacrificios. ¡Es mejor si se trata de algo que puedan hacer juntos! Será más motivador. ¿Has hecho tu rutina de ejercitación sin un compañero? La compañía hará que sea una actividad positiva, pero también pondrá presión.
    • Pregúntale si hay algo que puedan hacer juntos para que deje de tener ese hábito. Es posible que tu esposo necesite comer más saludablemente, y tú tendrás que dejar de comer chocolate. Por cada paso que dé tu esposo, tú harás lo mismo.
  3. Es imposible pedirle a tu esposo que deje de fumar hoy, que salga a correr 10 kilómetros, que deje su estilo de vida y que automáticamente tenga un buen hábito. Los cambios no suceden así. Hazle saber que estarás feliz con que por el momento solo fume un cigarro, con que su merienda después de la cena sea una manzana, en vez de una galleta, con que haga sonar sus nudillos antes de dormir si realmente lo quiere hacer. Deja que lentamente deje de tener su mal hábito.
    • Las personas se rinden cuando ven que la montaña se ve muy alta de escalar. Comiencen con pasos pequeños; el impulso se creará a partir de allí. Motívalo a dar pasos más grandes cuando esté de acuerdo con fumar menos cantidad de cigarrillos o con comer menos calorías. Tu esposo debe dar un paso a la vez.
  4. Es fácil decir "Sí, sí. Dejaré de beber alcohol mañana" y luego corres a beber la cerveza que está en la refrigeradora. Comienza a hacerlo de inmediato, deshazte de todas las latas de cerveza. ¡Con la ayuda de tu esposo, claro está! Asegúrate de tener una actitud positiva. ¡Este es el principio del cambio!
    • Esta acción marcará oficialmente el inicio de un camino nuevo. Sin este, es fácil olvidarse del objetivo. ¿Alguna vez te has ido a dormir, teniendo la idea de comenzar a hacer dieta mañana, lo cual recuerdas cuando tienes una papa frita en la boca al día siguiente? ¡No dejes que eso suceda!
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Hacer que se mantenga encaminado

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  1. Pregúntale acerca de su progreso. Vigílalo cuando estén en casa. Hazle saber que tienes una vista incisiva en su éxito y no en su fracaso. Con una actitud positiva, solo tendrás que verlo convertirse en una persona mejor. ¿Para qué más son las esposas?
    • Fíjate si puedes comentarles a sus amigos o empleados acerca del hábito que trata de dejar de tener si todo lo anterior no es suficiente. Cuando estas personas estén conscientes de este hecho, tu esposo sentirá la presión de no caer en la tentación. De igual forma, ¡podrías hacerle un seguimiento!
  2. No te sientes en el sofá con un balde de pollo frito, pidiendo el control remoto si quieres que tu esposo deje de ser un holgazán y que coma mejor. Esto es una actitud descortés. Tienes que ser un ejemplo para tu esposo.
    • Es mejor si eres siempre consistente. Haz un sacrificio aunque quieras ir a rechinar la cama, salir a cenar, etc. No debes hacer nada que interfiera en su cambio. ¡Tampoco puedes comerte todo el pastel!
  3. Coloca un calendario en la pared para que los dos puedan verlo. Cada día que tu esposo haga un avance, escribe una "X" grande con rojo. Después de una semana, tendrá una gran cadena que quizás no querrá romper. Tener una prueba concreta de nuestros esfuerzos es más motivador que solo saberlo.
    • Trata de tener un programa de sesenta días. ¿No bastará con veintiún días? No. [1] Es posible que necesite dos meses para que asimile el cambio. Sin embargo, el tiempo dependerá del hábito. Por ejemplo, no habrá problemas si quieres que beba más agua, pero el tiempo sí variará si quieres que escale una montaña.
  4. ¡Más vale que este trabajo arduo sea provechoso! Siéntate a hablar con tu esposo y discutan qué es lo que querrá como premio. No habrá ningún problema si es que no pide tener una hora para fumar, hacer sonar sus nudillos, comer un pastel, o cualquiera que sea el mal hábito que trata de dejar de tener. ¡Se lo merece!
    • Tener sesenta días es bastante. Puedes darle algunos premios pequeños en ciertos momentos significativos. Por ejemplo, puede ser cada dos semanas. ¡También puedes escribirlo en el calendario!
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Consejos

  • La paciencia en una virtud. Pregúntate si estás dispuesta a comprometerte a ayudarle o a olvidarle. Él es humano, después de todo.
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Advertencias

  • Nunca lo obligues. Esto podría poner en problemas a tu relación.
  • No lo insultes por sus malos hábitos en frente de otras personas.
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