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Leer en voz alta por periodos largos de tiempo puede ser difícil, pero no imposible. Las cuerdas vocales pueden sobrecargarse fácilmente, lo cual puede llevar a la fatiga vocal o incluso a la pérdida de la voz. Hay muchas situaciones en las que es necesario leer en voz alta durante un periodo prolongado (como cuando das un discurso o haces una presentación, o incluso cuando lees un cuento para dormir a un niño). Con un poco de investigación y de precaución, es posible leer en voz alta sin sobrecargar las cuerdas vocales ni cansar la voz.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Probar estrategias de lectura que eviten la fatiga

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  1. Trata de recordar frecuentemente que debes hacer pausas después de una o dos oraciones, y pausas breves en párrafos o diálogos. Cada vez que veas un signo de puntuación, como una coma, dale al oyente un momento para que reflexione sobre lo que has leído hasta ese momento.
    • Si lees algo mentalmente, puedes saltarte y repasar las palabras sin pensarlo dos veces. Sin embargo, decir algo en voz alta al mismo ritmo que lo lees en tu mente no funciona muy bien. Las oraciones pueden volverse cada vez más rápidas hasta el punto de que tengas que parar y jadear para respirar. No dejes que la prisa por continuar te impida hablar con claridad.
  2. Dale tiempo al oyente de asimilar lo que has dicho y procura darte a ti mismo los intervalos de tiempo adecuados para no confundirte. Puedes pensar que hablas demasiado despacio aunque en realidad parezcas reflexivo y atento.
    • Trata de ir a tu propio ritmo. Si lees un poema corto, puedes ir a un ritmo ligeramente más rápido. En cambio, si lees una novela en voz alta, una lectura demasiado rápida puede tergiversar la acción y confundir al oyente. [1]
    • No te excedas, pues corres el riesgo de aburrir al público. Habla con firmeza, pero con un tono ligero.
  3. Leer en voz alta puede resecar y fatigar las cuerdas vocales. Una forma fácil de evitarlo es tomar pequeños sorbos de agua periódicamente mientras lees. Cada vez que sientas que tienes la garganta seca o que necesites aclararla, haz una pequeña pausa para beber un sorbo de agua. A continuación, reanuda la lectura.
  4. Algunas veces, si te concentras demasiado en hablar bien, puedes empezar repentinamente a respirar de forma irregular o a sentir dolor en la garganta. Este tipo de problemas pueden surgir si estás sentado o de pie con una mala postura o con el pecho en alto.
    • Relajar la caja torácica no significa que tengas que dejar caer los hombros. En cambio, ponlos hacia atrás.
  5. Las inhalaciones deben expandir tanto el pecho como el diafragma. Eso significa que debes respirar desde el pecho y no solo desde el estómago. Sin embargo, procura no pensar demasiado en la respiración, porque puedes empezar a respirar demasiado. [2]
  6. Si deseas practicar de antemano, trata de empezar con un soneto. Estos pueden entrañar problemas debido al ritmo uniforme y a la rima. Sin embargo, son un buen punto de partida, ya que son, por regla general, muy cortos. De este modo, podrás practicar la lectura de un soneto en voz alta y empezar a verificar el ritmo de tu voz, las pausas que hagas, la rigidez de tu voz, etc.
    • A medida que te sientas cómodo leyendo algo corto (como un soneto) en voz alta, puedes aumentar gradualmente el tiempo de lectura escogiendo obras más largas y leyéndolas en voz alta durante periodos más largos. Este método gradual te ayudará a perfeccionar la lectura en voz alta con el tiempo.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Evitar cosas que te conduzcan a la fatiga vocal

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  1. La cafeína deshidratará la garganta, lo cual hará que sea más difícil que tus cuerdas vocales funcionen adecuadamente. El consumo excesivo de cafeína también puede contribuir a la pérdida de la voz si te excedes en el uso de las cuerdas vocales. [3]
    • Trata de tomar agua. Hidratar la garganta tendrá un efecto mucho más beneficioso que deshidratarla con cafeína.
  2. Cualquier tipo de bebida cítrica te deshidratará la garganta y dificultará el buen funcionamiento de las cuerdas vocales. El ácido cítrico también hará que la garganta produzca el tipo de mucosa que puede conducir a la tos y al mal desempeño vocal. [4]
    • Esto incluye la limonada y el jugo de naranja.
    • En vez de eso, trata de tomar jugo de ananá. No tiene el contenido cítrico que tiene el jugo de naranja, pero contiene la inyección de vitamina C que necesitas. El jugo de ananá también puede ser muy relajante para la garganta.
  3. El acto de susurrar contrae las cuerdas vocales y obliga al aire a pasar por esos músculos contraídos. Esto hace que las cuerdas vocales trabajen más y sientan la tensión extra de este trabajo adicional, lo que conduce a una fatiga vocal más frecuente. [5]
  4. El descanso vocal es un factor importante para poder leer en voz alta sin cansar la voz. Si tienes que hablar o leer en voz alta durante largos periodos de tiempo, también tendrás que dejar que tu voz descanse durante periodos prolongados.
    • Evita hablar innecesariamente. No llames a tu madre para conversar largo y tendido justo cuando tengas que leer en voz alta durante un largo periodo de tiempo. Deja que tu voz descanse hasta que debas usarla.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Hacer ejercicios vocales

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  1. Tener las cuerdas vocales relajadas ayudará a que tu voz sea más agradable para el público y evitará que se canse por más tiempo. De este modo, podrás hablar o leer en voz alta durante un tiempo más largo. Prueba los siguientes ejercicios para relajar la voz: [6]
    • Si estás de pie, coloca las manos en la garganta y habla con normalidad para que puedas notar cualquier tensión que se produzca al hablar de manera habitual. También presta atención a cualquier tensión en la mandíbula.
    • Abre bien la boca y bosteza. Cuando termines de bostezar, di en voz alta “ejem”, alargando la última sílaba de la frase durante unos segundos. Deja que la mandíbula cuelgue todo lo que pueda con la boca aún cerrada y mueve la mandíbula de un lado a otro sin dejar de tararear con los labios cerrados.
    • Repite el bostezo y el tarareo. Presta atención a la sensación que experimentes en los músculos de la garganta. Deben estar más relajados y menos tensos.
    • Aférrate a esta sensación de soltura y sigue con el ejercicio vocal repitiendo las siguientes palabras: “colgar, dañar, carril, mayor, singular, telar”. Exagera los movimientos de la boca y la mandíbula mientras dices las palabras. Abre bien la boca y deja caer la mandíbula con la mayor soltura posible.
    • Si sientes la garganta cansada, deja de hacer el ejercicio y bosteza una vez más.
    • Masajea los músculos de la garganta con los dedos para ayudar a eliminar cualquier tensión restante.
    • Deja caer la mandíbula y relaja la garganta mientras repites los siguientes sonidos: “na, ne, ni, no, nu”. Alarga la duración de los sonidos.
  2. Los ejercicios de calentamiento vocal son importantes porque ayudan a la voz y a los músculos de la garganta a prepararse para el trabajo que está por hacer, algo así como el calentamiento del cuerpo mediante estiramientos o ejercicios antes de empezar una maratón. Practica los siguientes ejercicios para calentar las cuerdas vocales: [7]
    • Tómate unos minutos para tararear una melodía. Puede ser algo sencillo como “Las ruedas del autobús” o cualquier canción que elijas.
    • Repasa algunas escalas con tu voz, como “do, re, mi, fa, sol, la, si”.
    • Imagina que masticas chicle y realiza los movimientos con la boca y la mandíbula. Mastica lenta y suavemente para soltar los músculos de la mandíbula.
    • Mueve la lengua dentro de la boca. Este ejercicio puede ayudar a soltar la lengua y aliviar parte de la tensión que a menudo se acumula en la parte posterior de la lengua.
  3. Los ejercicios de respiración son importantes para hablar, pues ayudan a fortalecer la base de la voz, la respiración. Realiza los siguientes ejercicios para practicar una mejor respiración: [8]
    • Exhala todo el aire de los pulmones y sigue botando el aire incluso después de que sientas que hayas eliminado todo. Cuando no puedas exhalar más, tu cuerpo automáticamente inhalará. Inhala profundamente y presta atención a cómo entra el aire. Repite este ejercicio tres veces más.
    • Exhala normalmente e inhala una vez como siempre, pero sin que los pulmones se llenen del todo. Aguanta el aire por quince segundos y luego exhala lentamente. Repite este ejercicio varias veces.
      • A medida que sigas practicando este ejercicio durante varias semanas, aumenta gradualmente el tiempo de retención de quince a veinte segundos, y luego a treinta segundos. Incluso puedes llegar a 45 segundos si no es demasiado incómodo para ti.
    • Mientras estés de pie, inhala cinco veces jadeando brevemente con la boca abierta. De este modo, te verás obligado a usar el diafragma. Exhala mediante cinco rápidas bocanadas de aire. Repite este proceso, pero inhalando y exhalando las bocanadas de aire por la nariz.
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