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Durante los tiempos de inestabilidad política, es fácil imaginar los peores escenarios. Si bien las armas nucleares son un problema grave, ahondar en el miedo de una guerra nuclear hará que te sientas indefenso y paralizado. Afortunadamente, hay muchas maneras de abordar tus miedos y cuestionar los pensamientos negativos. Coloca tus miedos en un contexto histórico, conversa con un terapeuta o un amigo empático, y tómate un descanso de los medios de noticias. Recuerda que no puedes controlar algo preocupándote de ello.

Método 1
Método 1 de 3:

Poner en perspectiva tu miedo a una guerra nuclear

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  1. Puedes sentir la tentación de tomarte en serio las fanfarronadas de los líderes mundiales, pero lo más probable es que lo que parezca una amenaza de guerra en realidad sea un intento de intimidación. [1]
    • Recuerda que, si bien las amenazas de una guerra nuclear podrían ser beneficiosas a nivel político para los líderes autoritarios, la guerra en sí no beneficiaría a ningún gobierno. Toda nación que iniciara una guerra nuclear recibiría la censura de su propio pueblo y de la comunidad internacional.
    • Ten en cuenta que las fuerzas con poder no quieren que haya una guerra nuclear.
    • Incluso en los gobiernos bajo el control de autócratas, hay muchas personas trabajando para evitar los actos de destrucción a gran escala.
  2. La cultura popular está llena de imágenes de destrucción masiva causada por la explosión de un arma nuclear, pero el radio real de la explosión de una ojiva nuclear solo es un par de kilómetros o millas. La explosión destructiva, así como las cenizas radioactivas resultantes, se limitarán al área alrededor del impacto. Incluso si las ojivas nucleares impactaran en tu país, el daño se limitaría al área del impacto. [2]
    • No hay suficiente poder nuclear como para destruir la vida en el planeta tierra. [3]
    • La explosión de las armas nucleares no es tan poderosa como las fuerzas naturales (p. ej., los huracanes o terremotos).
    • La amenaza de un “invierno nuclear” es muy baja. Se necesitaría cientos de detonaciones simultaneas para bloquear al sol, y el área afectada sería limitada.
  3. Recuerda que, desde la aparición de la energía nuclear, las personas han vivido con el miedo a una guerra nuclear. El miedo a un apocalipsis data de incluso mucho tiempo atrás. Recuerda que el miedo a perder lo que tienes es algo con lo que las personas han tenido dificultades a lo largo de la historia. Podría ser de utilidad que revises las obras de arte de otros momentos del pasado en los que las personas le temían al fin del mundo.
    • Escucha canciones como “Nuclear War” de Sun Ra, y recuerda que él murió sin siquiera presenciar una guerra nuclear.
    • Lee obras como “A Song on the End of the World” de Czeslaw Milosz. [4]
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Método 2
Método 2 de 3:

Recibir ayuda para lidiar con la ansiedad

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  1. La terapia cognitivo conductual puede ayudarte a controlar la ansiedad. Aprenderás a reconocer y cuestionar los pensamientos ansiosos. La TCC te puede ayudar a volverte más consciente de los miedos y las maneras en las que afectan tus pensamientos y la toma de decisiones. [5]
    • La TCC puede ayudarte a desarrollar una visión más realista de la amenaza de una guerra nuclear.
    • Si no tienes un terapeuta, revisa la página web de tu compañía de seguros para encontrar uno en tu red.
    • Muchos terapeutas cobran montos de escala proporcional para clientes cuyo seguro no cubre la terapia.
    • Pídele consejos a tu doctor general para encontrar un terapeuta.
  2. Recurre a la terapia de exposición . No hay una manera de exponerte a una guerra nuclear, pero un experto en la terapia de exposición podrá ayudarte a confrontar poco a poco las situaciones que evites por miedo. Por ejemplo, si el miedo a una guerra nuclear evita que salgas de casa, leas el periódico o viajes, el terapeuta podrá ayudarte a concebir pasos para retomar estas actividades de forma gradual.
    • La terapia de exposición también puede ayudarte a confrontar los pensamientos que te aterran. Con la guía de un experto, podrás analizar los miedos que has reprimido. [6]
    • Si vives en los Estados Unidos, puedes usar el localizador de la APA para encontrar un psicólogo que se especialice en los trastornos de la ansiedad: http://locator.apa.org/
  3. Si la ansiedad controla tu vida, podría ser beneficioso que consideres consumir un medicamento estabilizador del estado de ánimo. Consulta con el doctor sobre los tratamientos médicos a corto plazo, como las benzodiacepinas o las infusiones de ketamina, y medicamentos de venta con receta a largo plazo (como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina). [7]
  4. Ocultar tus miedos puede conducir al aislamiento, la obsesión y la desesperación. Conversa con las personas que quieras y en las que confíes. Elige a los amigos y familiares que sean calmados y no propensos a desarrollar ansiedad. [8]
    • Si tienes un episodio de ansiedad, cuéntaselo a alguien. No te aísles.
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Método 3
Método 3 de 3:

Vivir con la ansiedad sobre la guerra nuclear

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  1. Si expresas el miedo con palabras, esto puede ayudarte a olvidar ciertas ansiedades, identificar los pensamientos distorsionados y entrar en razón. Dedica 20 minutos al día a anotar tus pensamientos en un diario. Indica la gravedad de tu preocupación y qué ha hecho que te preocupes. Vuelve a leer lo que has escrito y responde a todo lo que parezca ilógico. [9]
    • Por ejemplo, si notas que has escrito “Estoy aterrado de salir de casa porque temo que ocurra una aniquilación nuclear, y solo quiero quedarme dentro y escuchar la radio”, puedes cuestionar este pensamiento escribiendo “No puedo controlar lo que ocurre en el mundo escuchando la radio. Solo puedo controlar mi propio día”.
    • Anota todo pensamiento positivo o resolución que se te ocurra. Por ejemplo, podrías escribir “Saldré todos los días, incluso si solo voy a caminar por la manzana”.
  2. Si las preocupaciones no te permiten pensar en otras cosas, programa de 15 a 30 minutos del día para centrarte en ellas. Cuando los pensamientos sobre la guerra te invadan la mente, repítete “No puedo pensar en ello ahora. Pensaré en ello a las 5:45 p. m.”. [10]
    • ¡Asegúrate de cumplirlo! Siéntate y experimenta las preocupaciones durante el tiempo asignado. Cuando termines, olvídalas.
  3. Es fantástico mantenerse informado, pero revisar demasiado los medios de comunicación puede exacerbar tus ansiedades. Controla las maneras en las que las noticias llegan a ti. Considera leerlas solo una vez al día o una vez a la semana, o no hacerlo en lo absoluto si en verdad perturba tu estado de ánimo. En lugar de ello, exponte a noticias positivas y limita la exposición a películas y programas de televisión alentadores o cómicos.
    • Si recibes muchas de las noticias mediante las redes sociales, considera desconectarte de ellas.
    • Desactiva las alertas de noticias automáticas en tu teléfono y computadora.
  4. En lugar de dejar que el miedo te paralice, adopta un enfoque proactivo. Participa en los esfuerzos contra la guerra y en favor del desarme nuclear. Escríbeles cartas a tus representantes. Participa en organizaciones que actúen en contra de las guerras. Vota por candidatos experimentados con habilidades en diplomacia internacional. [11]
    • Únete a marchas y asiste a reuniones para escribirles cartas a los políticos. La compañía de otras personas con tus mismas inquietudes puede ser reconfortante.
    • Esto solo funciona con las personas que, al igual que tú, tratan de equilibrar sus miedos y seguir adelante con su vida. No pases tiempo con personas que te hagan sentir ansiedad o paranoia.
  5. Practica la plenitud mental . La plenitud mental es la práctica de ralentizar los pensamientos, de modo que puedas vivir el presente. Esta te ayudará a olvidar los miedos del futuro y te centrará en el presente, y en tu propio cuerpo. Este último será el ancla a la que puedes regresar para conseguir estabilidad cuando tengas miedo. [12]
    • Para empezar, verifica tus cinco sentidos. Nota lo que ves, tocas, hueles, saboreas y escuchas.
    • Inhala y exhala con lentitud. Nota lo que sientes al inhalar y exhalar. Siente las maneras en las que tu cuerpo reacciona a la respiración.
    • Tensa los músculos con lentitud y relájalos, empezando con los dedos de los pies y ascendiendo por el cuerpo.
    • Si experimentas un momento de mucha ansiedad, mueve los dedos de los pies.
  6. 6
    Reconoce que los miedos podrían ser más internos que externos. Tus miedos sobre una guerra nuclear podrían indicar que tienes miedos subyacentes más profundos que no guardan ninguna relación con las guerras nucleares. Si una guerra nuclear se vuelve una preocupación real para ti, podría ser de utilidad que reflexiones sobre otras áreas de tu vida en las que sobreestimes o exageres las amenazas. Esto podría ayudarte a estar consciente de tus patrones de pensamiento irracional y corregirlos. [13]
    • Si notas que te preocupas sobre acontecimientos a gran escala que no puedes controlar, podría ser de utilidad que determines si hay otras áreas de tu vida que sientas que necesitas controlar. Reconócelo y practica el acto de olvidar lo que no puedas controlar.
    • La sensibilidad neurobiológica puede hacer que te sientas demasiado sensible y percibas el peligro con más frecuencia que los demás.
    • Volverte consciente de tus tendencias específicas es una parte importante de aprender a lidiar con tus miedos de maneras más saludables.
  7. No tienes que dejar que el miedo al futuro arruine el presente. Incluye el placer en tu rutina. Realiza actividades que consideres importantes, como un trabajo creativo o prácticas espirituales. Sal al aire libre cuando haya buen clima. Haz que tu espacio vital sea ordenado y placentero. Pasa tiempo con las personas que quieras y préstales atención.
    • Programa un “tiempo a solas” todos los días, durante el cual solo te prestes atención a ti.
    • Disfruta de tus comidas. Come alimentos que te gusten y presta atención a todo bocado.
    • Lee libros y revistas para relajarte. Si te centras en algo que capte tu atención, esto puede calmar los miedos y expandir tu mente.
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