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Si tu hijo es un adolescente fugitivo, o crees que podría llegar a serlo, hay un problema. Antes de saltar a la conclusión de que solo es un chico malcriado, lo sermonees o te enfades, averigua qué lo impulsó realmente a esa dirección. Hay maneras de abrir una línea de comunicación con un adolescente así para mejorar la situación.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Comprender los motivos

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  1. Esto también implica que hay que examinar los problemas más profundos, no solo los superficiales, que puedan haber causado su fuga. [1]
    • Si el adolescente no quiere hablarte, busca un profesional (terapeuta, consejero de orientación escolar), figura religiosa u otro pariente para conversar con él y así puedas empezar a saber qué pasa realmente. Procura sentarte y conversar con él de manera compasiva primero.
    • En la mayoría de los casos, los adolescentes fugan debido a un problema o factor estresante específico que creen que pueden resolver yéndose de casa (por ejemplo, acoso escolar, malas calificaciones, presiones de la casa, embarazo o drogadicción). Debes averiguar si hay un problema verdadero o solo es una lucha de poder. [2]
  2. Algunos trastornos que los adolescentes pueden sufrir son la depresión, ansiedad, esquizofrenia, entre otros. Aunque tengas conocimiento de los problemas en sí (o no), quizá no sepas cómo esos problemas afectan a tu hijo. El abuso sexual también es un motivo muy común por el que los adolescentes fugan de sus casas (y debe ser reportado a las autoridades). [3]
    • Es posible que haya algo en tu estilo de crianza que provoque su deseo de rebelarse. ¿Cuándo fue la última vez que te sentaste y conversaste con tu hijo sobre sus sentimientos? Quizá te aleje, pero por dentro realmente quiera conversar. Solo que no sabe cómo.
    • Los adolescentes también pueden tener problemas en la escuela. Debes averiguar más en la escuela de tu hijo. El acoso escolar es una de las razones principales por las que los adolescentes fugan. El acoso verbal y físico, tales como los golpes, las peleas, el abuso e incluso las bromas también pueden ser una de las grandes causas de los problemas del turbado menor.
  3. ¿Qué ambiente le causa estrés al adolescente? ¿Sus círculos de amigos, la escuela o la casa? Debes hacer una evaluación clara y honesta del ambiente en el hogar. Si descubres que uno de los padres hace daño al menor o las peleas entre los padres producen un ambiente estresante en la casa, busca ayuda inmediata.
    • Ningún daño hacia el menor, física o verbal, debe ser tolerado y debe ser reportado a las autoridades. Busca también la ayuda de un terapeuta o líder religioso.
    • La violencia familiar o las peleas entre los padres también pueden ser un gran problema en la vida de un adolescente. Quizá tu matrimonio necesite mejorar en vez de eludir los problemas. Debido a la violencia familiar o las peleas, los adolescentes pueden sentirse deprimidos y abandonados. Esta sensación de impotencia puede obligarlos a fugar de casa y llevarlos al alcoholismo o la drogadicción.
  4. Podría ser mejor responder ante un adolescente fugitivo con amor en vez de ira. Decirle que lo amas incondicionalmente y que quieres ayudarlo puede ser más efectivo que crear un ambiente en casa donde se sienta juzgado. Es más probable que se abra contigo y te diga lo que pasa.
    • Algunos adolescentes fugitivos o sin hogar son LGBT y les preocupa que sus padres no los quieran aceptar. Si es LGBT y le preocupa que no lo aceptes, o si en realidad no lo aceptas, dale la tranquilidad asegurándole que estás haciendo lo posible por hacerlo.
    • Abrázalo mucho y dile que lo amas. Felicítalo y premia sus comportamientos positivos. Esta será una respuesta mucho más efectiva ante una fuga que los castigos y los gritos.
  5. No menosprecies, descartes ni invalides los sentimientos del adolescente, aunque te parezcan extraños. Las cosas que quizá te parezcan intrascendentes en realidad podrían ser lo peor que le haya pasado en la vida.
    • Si te sientes emocionalmente listo para hacerlo, dile que te gustaría reunirte con él. Invítalo a almorzar o cenar. Pregúntale cómo le va. Procura pasar un momento agradable juntos. Hazle muchas preguntas, pero recuerda que, si tomas un tono acusador, es probable que lo pongas a la defensiva y no obtengas buenas respuestas. ¿Por qué creyó que era la única manera de ser feliz? ¿Cuál era su plan para sobrevivir y ganarse la vida solo? ¿Qué lo llevo a eso? ¿Fue planeado o impulsivo?
    • Ten paciencia. Sea cual sea el problema, gritar o pasar directamente al castigo probablemente solo empeore las cosas. Dale tiempo para que se asee, coma y duerma antes de hablar del problema, ya que ambos tendrán emociones fuertes, y lo más probable es que esté cansado, con hambre y sucio. Cuando hables con él, dile lo herido y preocupado que estabas. Antes de hablar del problema, asegúrate de que sepa que quieres resolverlo juntos. Muéstrale que estás dispuesto a ceder ante sus necesidades y ayudarlo a resolver cualquier problema sin dejar de lado las reglas y los valores básicos.
    • Cuando se trata de adolescentes fugitivos, lo mejor que puedes hacer es enseñarle, mediante palabras y acciones, que hay que enfrentar los problemas y que fugarse crea más problemas de los que resuelve. Mostrar amor incondicional consiste en parte en estar presente. Si siempre estás en el trabajo o distraído, haz lo posible por hacer que tu hijo se sienta más una prioridad en tu vida.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Reducir las probabilidades de una fuga

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  1. Establece límites que tu adolescente comprenda. Si bien debes asegurarte de que las reglas sean acordes a su edad y estén claramente explicadas, la mayoría de los adolescentes realmente necesitan algunos límites razonables. El exceso de libertad también puede causar rebeldía. Es una cuestión de equilibrio.
    • Explícale por qué ser un adolescente fugitivo es riesgoso y exponle los peligros. Déjale en claro por qué no es una conducta correcta y no la aceptas. Asegúrate de que sepa que estás dispuesto a ayudarlo a resolver los problemas que tenga en la escuela, con sus compañeros o contigo para evitar que se convierta en fugitivo.
    • No cedas ante su mal comportamiento si te amenaza con fugarse otra vez. Quizá solo se valga de estas amenazas como una táctica para no seguir las reglas. Tienes que determinar si solo es una cuestión de lucha de poder o hay un problema más profundo. Ayúdalo a mejorar su capacidad de resolución de problemas.
    • Bríndale límites claramente explicados. Los padres no participativos que les dan a sus hijos adolescentes demasiada libertad pueden darles la impresión de que no les importan. Esta puede ser la receta para la rebeldía. Establece reglas básicas específicas y dile que la única solución adecuada es acudir a ti en vez de fugarse de la casa.
  2. Anímalo a practicar una actividad gratificante o solo una nueva y positiva, tales como aprender a tocar un instrumento musical, hablar otro idioma o una manualidad.
    • Puedes hacerlo participar en un grupo de apoyo juvenil, en actividades religiosas o inscribirlo a un deporte que le dé más enfoque o dirección. Primero pregúntale y asegúrate de que sea algo que concuerda con lo que le gusta.
    • Si sufre de acoso escolar por un motivo específico (sus anteojos, su peinado), ayúdalo a mejorar su higiene o estilo si quiere, pero déjale en claro que el acoso escolar nunca es aceptable.
  3. Tu instinto quizá te quiera convencer de relajar las reglas, porque tu hijo dice que son demasiado estrictas. A veces es bueno ser estricto. Puedes establecer reglas firmes aunque irriten a tu hijo, pero también es bueno repasarlas en una conversación franca con él.
    • Hay menos probabilidades de que un adolescente se rebele cuando sus padres establecen reglas razonables y las conversan con él. Tener una conversación franca sobre las reglas y por qué las estableciste puede marcar la diferencia. Asegúrate de comprender la situación claramente antes de decidir si vas a recurrir a la disciplina parental y cómo vas a hacerlo, si es necesario.
    • Analiza si tus reglas son demasiado inflexibles o ya no son apropiadas para su edad. Por ejemplo, “porque yo lo digo” puede ser una explicación suficiente para un niño pequeño, pero los adolescentes suelen necesitar más: ellos necesitan razones. Quizá sea hora de relajar un par de reglas ahora que tu hijo tiene 15 y no 8.
    • A su vez, es importante hacer valer lo correcto con firmeza. Muchos padres han encontrado que ocasionalmente enfrentan una guerra de voluntades, pero que no pueden ceder si su decisión está bien fundada o está afianzada en buenos valores. Sin embargo, si el adolescente te pide modificar su hora de regreso, escúchalo mientras te expone sus razones. Un adolescente que sabe que ha sido plenamente escuchado tiene más probabilidades de respetar y cumplir la decisión que toman los padres.
  4. Hay ciertos cambios de conducta que pueden indicar su posible deseo de fugarse, aunque a veces los adolescentes fugan sin previo aviso.
    • Algunas señales de que quiere fugarse son hacer maletas y guardar dinero, alimentos y objetos de valor.
    • También podría amenazarte con fugarse, retirarse de las actividades familiares o dar la impresión de siempre estar en desacuerdo contigo. Si observas alguna de estas señales, toma medidas para acercártele y toma en cuenta la consejería familiar.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Pedir ayuda externa

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  1. A veces, las familias tienen demasiada vergüenza para compartir sus problemas con terceros. Sin embargo, si el adolescente ya se ha fugado, si observas señales de advertencia de que podría hacerlo o está deprimido o atribulado, será absolutamente oportuno buscar consejería.
    • Si tiene alguna enfermedad mental, no intentes negar que es un problema. Ayúdalo a buscar un profesional de la salud mental adecuado. Anímalo a acudir a un doctor. Algunos problemas requieren de intervención médica. Identifica los signos de depresión.
    • Si sospechas que tiene un problema con el alcohol o las drogas que lo impulsa a irse de casa, ayúdalo a pasar por un proceso de desintoxicación. Busca información y acude a un profesional de inmediato.
    • Si ha tratado de fugarse a causa de una pareja amorosa, conversa al respecto con él. Conversen sobre las decisiones que llevaron a ello. En ocasiones, los maltratadores buscan aislar a una persona de su familia. Prohibirle a un adolescente ver a determinada persona casi nunca funciona, salvo que la situación amerite interponer una orden de alejamiento contra la pareja o si es demasiado mayor. Si tienes que lidiar con un problema así, contacta a la policía.
  2. La prioridad debe ser asegurarse de que está a salvo. Es importante crear el rastro documental de inmediato. Fugarse puede ser muy peligroso para los adolescentes.
    • La policía puede determinar si el adolescente en realidad se ha fugado o si se trata de algo más peligroso aún, como un secuestro. [4] Presenta una denuncia de persona desaparecida.
    • También puedes llamar a una línea de crisis atendida por profesionales especializados en adolescentes fugitivos. [5]
    • Contacta a sus círculos de amigos y familiares. Pídeles a todos los familiares y amigos que estén atentos. Busca indicios para saber adónde fue. ¿Qué se llevó? ¿Hay indicios en sus redes sociales?
    • Cuando el adolescente fugitivo regrese a casa, pasen algún tiempo separados antes de hablar del problema. Una vez que ambos se hayan tranquilizado lo suficiente para ser objetivos, pregúntale qué lo conllevó a fugarse y escúchalo. Los sermones solo crearán resentimientos.
  3. Debes conocer quiénes son sus amigos y con quién socializa, incluidos los grupos de compañeros dentro y fuera de la escuela. Presta atención a los detalles (las películas que ven, los libros que leen, la música que escuchan).
    • Tienes que conocer quiénes son sus amigos y conocerlos en persona. Pregúntale si tiene pareja. Si es así, invítala a cenar.
    • Presta atención a lo que hace por internet y en los sitios de redes sociales. Esta es la manera en que los adolescentes se contactan con personas que pueden terminar siendo una mala influencia para ellos. También te permitirá atisbar su manera de pensar.
    • Habla con el consejero de orientación escolar. Quizá haya notado algún comportamiento o tenga una perspectiva de sus problemas que pueda serte instructiva. [6]
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Consejos

  • Puedes buscar más información sobre las leyes de tu país por internet y buscar el término “fugitivo” o cualquier término empleado en tu país para averiguar lo que dice la ley.
  • Un adolescente fugitivo es una llamada de auxilio. De alguna manera, ya no puede manejar la situación que los amenaza. Busca una manera de huir, esconderse o empezar de nuevo, porque algo los impulsa a hacerlo.
  • No te sientas culpable, porque no es productivo. No hay que ser un “mal padre o madre” para lidiar con un adolescente fugitivo. Sin embargo, lo que sí tienes que hacer es ser un padre de familia abierto que quiera darle la bienvenida al hijo fugitivo de vuelta a casa y hacer lo posible por reparar los problemas para que se quede en casa contigo.
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