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El alabastro es un material delicado, una roca metamórfica lo suficientemente blanda como para ser utilizada en obras de arte como tallados pequeños, pantallas de lámparas, cajas de joyas, etc. Los mismos atributos que hacen del alabastro un material versátil para la creación de bellos trabajos en piedra también pueden dificultar su mantenimiento. A menudo se confunde el alabastro con el mármol, por su coloración translúcida y sus sutiles vetas, pero los métodos de limpieza y cuidado del mármol son muy diferentes. [1] Incluso una pequeña gota de agua puede manchar el alabastro y causar daños permanentes. [2]

Método 1
Método 1 de 2:

Eliminar el polvo y los residuos del alabastro

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  1. Las brochas suaves al tacto, como las de maquillaje o las de artistas plásticos, son ideales para limpiar el alabastro con suavidad. Asegúrate de que estas brochas estén limpias antes de utilizarlas. Incluso una uña puede rayar la superficie delicada del alabastro, por lo que encontrar una brocha suave es fundamental para el proceso de limpieza.
    • Evita utilizar productos ásperos, como cepillos de limpieza de plástico o estropajos de acero, ya que pueden rayar la superficie y dañar permanentemente el alabastro. [3]
  2. Antes de manipular el alabastro, ponte unos guantes flexibles para evitar que la humedad o los aceites naturales se transfieran de las manos a la piedra, lo que puede causar manchas. Incluso la más mínima cantidad de humedad puede ser perjudicial para una pieza de alabastro, por lo que esta medida preventiva ayudará a evitar manchas y daños innecesarios. [4]
  3. Usa la brocha suave para desempolvar cuidadosamente el alabastro. Utiliza movimientos de barrido para eliminar la suciedad. No trates de limpiar el alabastro con un paño seco, ya que esto podría hacer que la suciedad penetre más en la superficie del alabastro y dificultar su limpieza.
    • Algunas fuentes sugieren que incluso el uso de un paño suave puede causar daños, así que asegúrate de utilizar la menor presión posible para eliminar el polvo. [5]
  4. Es importante realizar un mantenimiento regular del alabastro, para mantenerlo libre de polvo y así evitar que atraiga la humedad y se produzcan manchas. Puedes desempolvar el alabastro tan a menudo como quieras, pero asegúrate de seguir las instrucciones mencionadas anteriormente para no causar daños. [6]
    • Si una limpieza en seco cuidadosa no es suficiente, pasa al siguiente método para conocer las opciones alternativas de limpieza.
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Método 2
Método 2 de 2:

Eliminar las manchas del alabastro

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  1. La trementina mineral, es un disolvente a base de petróleo usado frecuentemente para el cuidado y la conservación del alabastro. La trementina limpia la piedra sin eliminar su humedad natural y sin añadir nueva humedad. El aguarrás o trementina mineral no mancha el alabastro cuando se utiliza para limpiarlo, ni daña la superficie, preservando el color y el brillo natural del alabastro. Puedes comprarla en las ferreterías o en las tiendas de arte de tu localidad. [7]
  2. Cuando utilices la trementina, es importante trabajar en un área bien ventilada. Las emanaciones pueden ser peligrosas si se inhalan durante un largo periodo de tiempo. Asegúrate de trabajar en un área que tenga fácil acceso al aire fresco. [8]
  3. Elige un par de guantes de nailon o de látex para trabajar. Usar guantes no solo es importante para mantener las manos protegidas de los efectos resecantes de la trementina, sino también para proteger la pieza de alabastro de la humedad o el aceite que haya en las manos. [9]
  4. En raras ocasiones, el alabastro puede ser pintado. La trementina utilizada a menudo para limpiar el alabastro puede ser perjudicial para tales áreas pintadas, por lo que debes asegurarte de utilizarla solo para limpiar las áreas no pintadas. Si el alabastro tiene áreas pintadas que necesitan ser restauradas, lo mejor será consultar a un experto en restauraciones. [10]
  5. Esto lo utilizarás para limpiar las áreas más pequeñas. Aplica la trementina con golpecitos en la superficie del alabastro, especialmente en los lugares en los que se haya acumulado mucha suciedad. No frotes el hisopo a lo largo de la mancha, ya que esto puede empujar la suciedad más adentro de la superficie y hacer que sea más difícil de eliminar.
  6. Si el primer intento no elimina por completo la mancha, repite el uso de la trementina y el hisopo de algodón siguiendo lo descrito en el paso anterior.
    • Te en cuenta que las vetas sutiles de color marrón o rojo en el alabastro es lo que da a las piezas de alabastro su naturaleza única, por lo que algunas áreas que parecen manchadas en realidad pueden ser solo una parte de la belleza natural de la piedra.
  7. Rocía un paño suave con trementina y pasa el paño siguiendo la veta natural de la piedra. Asegúrate de seguir la veta natural de la piedra cuando limpies la suciedad y la mugre, para no arriesgarte a dañar el alabastro. Procura que el paño esté completamente saturado de trementina antes de utilizarlo para limpiar la pieza de alabastro, ya que cualquier zona que quede seca en el paño puede dañar la pieza.
  8. Antes de determinar si es necesaria otra pasada, espera a que el alabastro se seque del todo. Las zonas en las que se ha aplicado el disolvente pueden seguir pareciendo manchadas antes de que se sequen por completo, así que ten paciencia antes de determinar si es necesario seguir limpiando.
    • Recuerda que debes tener mucho cuidado al limpiar el alabastro. El alabastro es una piedra sensible y se daña fácilmente, así que procede con cautela al realizar cualquier mantenimiento.
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Consejos

  • Averigua la historia de tu pieza de alabastro. Algunas piezas de alabastro pueden tener un significado histórico o ser muy valiosas. En ciertos casos, la restauración profesional puede ser la mejor opción para preservar la integridad de la pieza.
  • El mantenimiento regular puede evitar que los residuos atraigan la humedad y manchen el alabastro. Desempolva y limpia con cuidado el alabastro tan a menudo como sea posible.
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Advertencias

  • No utilices agua ni limpiadores a base de agua en el alabastro. El agua puede disolver la piedra, arruinando su suave acabado y alterando su aspecto luminoso, así como mancharla de forma permanente.
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Cosas que necesitarás

  • paño de limpieza o brocha muy suave
  • aguarrás o trementina mineral
  • hisopos de algodón
  • guantes de látex o de nailon

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