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Jugar al anfitrión o anfitriona cortés puede cansarte rápido si tienes unos invitados que comienzan a abusar de la hospitalidad durante varios días seguidos. Con suerte, se trata de un desafortunado error de su parte y bastará con un recordatorio para que salgan por la puerta. No obstante, hay algunos invitados que no captan la indirecta. Saber cómo manejar a un invitado que comienza a tratar tu casa como un hotel es la habilidad más valiosa de la que puede disponer un anfitrión.

Método 1
Método 1 de 4:

Establecer límites y conservar la cordura

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  1. La prevención es la clave. Presenta una fecha u hora de inicio y término clara y obvia para su estadía, ya sea en el caso de una cena o de un invitado que pasará la noche. Al menos te ayudará a conservar la dignidad si luego tienes que mostrarle la salida.
    • Hazlo por escrito. Si se trata de un evento formal, considera hacer invitaciones impresas con una hora de finalización para que sea de su conocimiento.
    • Menciona cómo ha pasado el tiempo y qué tan cerca están de que se termine su estadía. Una frase empática como “no puedo creer que el fin de semana ya casi se termina” o “es una pena que tengas que irte mañana” es una manera disimulada para recordarle cuál es el momento en que debe irse. [1]
  2. En especial si tu invitado ha llegado de vacaciones, lo mejor es tener un itinerario intenso de las cosas que les gustaría hacer juntos y al menos una debe ser lo último que harás. Ya sea que guardes lo mejor para el final o quieras relajarte el último día, tener actividades como señalizaciones de la estadía de tu invitado es una manera conveniente de recordarle cuándo se acaba su tiempo.
    • Si eres anfitrión de una fiesta y no pudiste establecer la hora antes, una frase corta como “creo que con esto es suficiente para mí” hará que los invitados comprendan que esa actividad será la última.
  3. Sin importar qué tanto dure la estadía de tu invitado (especialmente si es larga), siempre debes separar un tiempo para relajarte a solas en tu propia casa. Hazle saber con anticipación a tu invitado cuando piensas relajarte para que no haya confusiones. Hazle saber la hora a la que por lo general vas a la cama y te despiertas, de modo que pueda evitar interrumpir tu sueño.
    • Asimismo, considera aclarar a qué partes de tu casa podrá acceder el invitado. Es incómodo e irritante encontrar a tu invitado en tu baño si no pensabas limpiarlo.
    • Si estás desesperado, considera comprarle a tu invitado entradas a un evento o a cualquier otro tipo de salida. Intenta ser honesto y sugiérele que necesitas la casa para ti mismo, incluso si solo es un momento.
  4. Como regla general, solo debes ser un mal anfitrión si tienes un mal invitado. Sin embargo, ya sea en la mañana o antes de irte a la cama, es posible que no siempre tengas ganas de jugar a ser el sirviente. Debes ser firme cuando quieras que tu invitado lo comprenda: no tienes la intención de afectar tu estándar de vida por él.
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Método 2
Método 2 de 4:

Recordarle con amabilidad

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  1. Ofrécele a tu invitado una salida al centro comercial o simplemente un paseo por el vecindario. Haz la sugerencia como si fuera "la última cosa que harán antes de que se vaya". Hacer que el invitado salga de la casa es el primer gran paso, luego puedes simplemente mostrarle su vehículo (o hacer que un taxi espere afuera) en lugar de volver a invitarlo a la casa.
    • Si eres el anfitrión de una fiesta, procura no olvidarte de nadie. La idea es que se vayan todos y evitar que se queden algunos a saquear tu casa.
    • Asegúrate de que todos tengan sus pertenencias. Si el plan es que se vayan definitivamente, no permitas que tengan alguna excusa para regresar.
  2. Aquí es cuando las tácticas comienzan a perder sutileza. Considera pasar de videojuegos a un juego de palitos chinos o pasar de hablar mientras beben a que te ayuden a bañar a tu gato. Muchos invitados preferirán irse antes que hacer algo que no les gustaría hacer.
    • Si bien esta táctica funciona mejor con los invitados fiesteros, un invitado de casa que se ha quedado un día o dos comenzará a recordar su casa o el hotel con cariño si siente que tu casa ya no lo entretiene.
    • Asegúrate de que irse de tu casa sea siempre una opción. No sugieras una alternativa con tanto entusiasmo que los invitados se sientan obligados a participar. [2]
  3. Intenta verte ocupado o agitado. Si se trata del último día de estadía del invitado en tu casa, actúa de esa manera. Junta las cosas de tu invitado y pasa la conversación de la sala a la puerta.
    • Considera arreglar la cama o volver a organizar la habitación como estaba antes de su llegada.
    • Procura no estar disponible a medida que se acerque el fin de su estadía. Puedes comenzar a trabajar o a hacer cosas en la casa. [3]
  4. La sutileza que utilices queda a tu discreción. Puede ser algo como "tengo que ir a correr" o "mi abuela está en el hospital". Solo el peor invitado podría considerar quedarse en la casa de alguien durante una emergencia familiar. Otra opción es pretender que otro invitado viene a tomar su lugar.
    • Ten cuidado de que descubran tu mentira. Si de verdad tienes un lugar al que tienes que ir, entonces mejor. Sin embargo, si dices que tu abuela está en el hospital, asegúrate de que tu abuela lo tenga en cuenta y que tu invitado no trabaje en la sala de emergencias.
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Método 3
Método 3 de 4:

Recordarle directamente

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  1. Esta es una manera no muy sutil de hacerle saber a tu invitado los límites. Considera hacerlo antes de que el invitado se quede demasiado tiempo para que sepan sus límites con anticipación. Si persiste, dile pícaramente algo como "te pareces a [mal invitado] ahora mismo" para que comprenda el punto.
  2. Si es posible, haz que un invitado amigable lleve al invitado descortés a la puerta. Invita a un buen amigo tuyo el día que se supone que debería irse el otro invitado y haz que se vayan los dos a la vez. Haz que repita tus pistas sobre la hora y como "deberían irse ya", etc. Siempre ayuda tener el ejemplo de un buen invitado para mostrarle al mal invitado lo que hace.
    • Si de verdad te preocupa que alguien se quede después de una fiesta, haz que un amigo lo lleve a casa. De esta manera, cuando el amigo sepa que es hora de irse, el otro invitado no tendrá otra opción más que irse también.
    • Ten en cuenta que tu amigo también deberá irse. No reclutes a otra persona para que lleve a un mal invitado a la puerta (a menos que sea el peor invitado que hayas tenido) y hacer que esté al lado del mal invitado, ya que por lo general será un asunto de suerte. [4]
  3. En el caso de los invitados que pasan la noche y ponen a prueba tu hospitalidad, puedes sugerirles que visiten un hotel. Si es el invitado a una fiesta e insiste en continuar con el festejo, ofrece otro lugar donde la fiesta pueda seguir. Sugiere un bar o un lugar para comer y poder finalizar la noche.
    • Ten cuidado de no hacerte responsable. Haz el papel del anfitrión que, desafortunadamente, no puede ser ya el anfitrión, pero no te disculpes por poner límites. No pagues el taxi (a menos que estés desesperado) y tampoco pagues la habitación del hotel, solo sé directo y haz que se vaya a otro lado.
  4. El acto final de un buen anfitrión es hacer que su invitado salga cómodo de su casa. Para hacerle saber a tu invitado que ese momento ha llegado, reúne sus cosas y colócalas junto a la puerta. Hazle preguntas sobre su partida durante ese día o dile cosas como "¿estás seguro que no dejas nada?" Estos son algunas señales más ambiguas para hacerle saber que su estadía ha finalizado.
    • En el caso de invitados de fiestas, ofréceles una última bebida y porción de postre. Si es un postre, sugiéreles que se lleven un poco a casa y espéralos en la puerta con la bolsa.
  5. Si un invitado de verdad ha sobrepasado el límite de su estadía, hazle saber que debe comenzar a ayudar en la casa. Haz que limpie lo que ensucia y dile que puede lavar una parte de los platos y ayudar en la limpieza. En el peor de los casos, tendrás un nuevo ayudante en la casa. No obstante, la mayoría de los invitados comenzará a pensar en irse una vez que lavar los platos sea parte del itinerario. [5]
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Método 4
Método 4 de 4:

Ser un mal anfitrión

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  1. Deja de ser sociable e ignóralo en la mayor medida posible. Este es definitivamente el último recurso, ya que se trata de enfrentar descortesía con descortesía, pero algunos invitados son demasiado despistados para darse cuenta. Cuando tu invitado comience a sentirse más como el sirviente y menos como un invitado, irse le parecerá una buena idea.
    • Sin embargo, no lo dejes feliz. Muchos invitados terribles estarán encantados de sentarse a ver la televisión en silencio. Actúa como si el televisor estuviera "fuera de servicio" y dile que estará solo para la cena. Deja de ser un anfitrión y comienza a ser un compañero de cuarto.
  2. Olvida las cosas aburridas. Si conoces lo suficiente a tu invitado, haz lo que sea que le moleste. Escucha música ruidosa, insiste en recitar poesía isabelina, mantén el canal bloqueado en C-SPAN, haz lo que sea que tengas que hacer. Los invitados que se quedan demasiado tiempo lo hacen porque prefieren quedarse donde están a tener que hacer el esfuerzo de irse. Invierte ese pensamiento en su cabeza y verás que tu invitado se irá de tu casa de inmediato. [6]
  3. Si no tienes a un buen amigo ahí para ayudarte a sacar al invitado, invita a uno. Luego, préstale atención solo a tu amigo. Hazle sentir al otro invitado como si interrumpiera una reunión íntima entre dos buenos amigos. Con suerte, esto hará que la descortesía del invitado sea más obvia y que se disculpe mientras se acerca a la puerta.
    • En el caso de invitados que se quedan muchas noches, haz como si tu amigo llegara para ocupar la habitación que el invitado usaba. Actúa como si fuera una invitación a largo plazo, de modo que el otro invitado no tenga otra opción más que encontrar un nuevo cuarto y sitio.
  4. Este es el último recurso y no hay mucho que explicar. En el caso de un invitado con el que no haya funcionado nada de lo anterior, lo único que queda por hacer es decirle directamente algo como "necesitas irte". Llegado este punto, ya no debes pedirle que se vaya, sino decírselo para que lo haga. Haz lo mismo que los bares: apaga las luces y guarda las sillas. Haz que sea impensable quedarse más tiempo. [7]
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Consejos

  • Mantén una actitud amable el mayor tiempo posible. Incluso los invitados que sobrepasan el límite de duración de estadía deberían tener un recuerdo positivo de la reunión.
  • En la medida de lo posible, debes conocer quiénes son los invitados problemáticos con anticipación.
  • Haz que sea obvio cuáles comidas o bebidas son para el invitado y cuáles son para tu casa y familia.
  • Sé atento con las necesidades de tu invitado. Luego, cuando sea hora que se marche, deja de ser atento. Dejar de lavarle las toallas y de hacerle la cama es una señal obvia.
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Advertencias

  • En el caso de fiestas, ten en cuenta que el alcohol podría afectar la capacidad de tu invitado para poder irse.
  • Debes estar preparado en caso los sentimientos de tu invitado se vean heridos al mostrarle la puerta para que se vaya.
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