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Por naturaleza, los seres humanos no suelen sentirse cómodos con los grandes cambios debido a que generan sensaciones de incertidumbre y miedo a lo desconocido. La “ansiedad anticipatoria” que se experimenta frente a los cambios importantes en la vida puede ser emocionalmente paralizadora. [1] Para aprender a lidiar con ellos, es importante que aceptes las cosas que no puedes controlar, y que te concentres en tu propia transición interna hacia la nueva realidad. Recuerda que el miedo al cambio no significa que el cambio en sí sea negativo. Lo que al principio podría parecer atemorizante podría terminar siendo lo mejor para ti. Una buena máxima a tener en cuenta es el antiguo dicho jipi que dice “No rechaces una opción sin haberla probado”.

Método 1
Método 1 de 3:

Aceptar el cambio

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  1. Por lo general, se presentan en intervalos regulares, ya sea que los percibas conscientemente o no. Una tienda que ha estado en la zona durante varios años podría cerrar, o una antigua edificación podría ser demolida para dar lugar a una nueva carretera o proyecto. De manera más directa, podrías sufrir alguna enfermedad grave, un divorcio o el nacimiento de un hijo. La vida no es estática, y tampoco lo son las personas. El cambio es parte de la naturaleza humana, ya sea bienvenido o no. [2]
    • En algún momento, quizás te encuentres contemplando la puesta del sol sobre el mar, a tus hijos abriendo alegremente sus presentes de Navidad o experimentando cualquier otra situación alegre, pensando “Desearía que esto dure para siempre”. Sin embargo, estas situaciones nunca hubiesen ocurrido si no se hubieran presentado cambios. Por lo tanto, éstos son inevitables y esenciales.
  2. Además de aceptar que los cambios ocurren y deben ocurrir, también es importante que comprendas que instintivamente (al menos al principio) sentirás determinada resistencia al cambio. Este instinto no está relacionado con la posibilidad de que el cambio en cuestión sea positivo o negativo, sino que es una respuesta típica de los seres humanos ante las situaciones distintas o desconocidas. [3]
    • Algunos cambios representarán un desafío. Quizás cambies de empleo o te veas obligado a mudarte lejos. Estas son situaciones desafiantes ante las cuales puedes tener éxito o fracasar. Si continúas con la actitud inicial de miedo, pronto te convertirás en un manojo de nervios. Sin embargo, si puedes superar la resistencia y aceptar el cambio como una nueva aventura, es muy probable que termines sintiéndote mejor y más feliz.
  3. Si bien no es posible separar tus emociones de la experiencia de cambio, puedes dar un paso hacia atrás para considerar la situación desde otra perspectiva. En el caso de que te resulte útil, toma un bolígrafo y un papel para escribir exactamente cuáles han sido las cosas que han cambiado y cuáles han sido sus efectos en tu vida. [4] De hecho, un diario puede ser una excelente herramienta para aclarar tus sentimientos, ya sea que estés experimentando cambios o no.
    • Al determinar exactamente cuál es el problema, podrás desarrollar estrategias de afrontamiento apropiadas para lidiar mejor con las circunstancias.
    • Por ejemplo, quizás tu vecino se vaya a otra ciudad y se muden otras personas a su apartamento. Si la relación con tu vecino ha sido cordial, quizás los recién llegados te generen cierta inquietud e incluso desconfianza. Sin embargo, al considerar la situación desde una perspectiva más racional, es muy posible que también puedas llevarte bien con los nuevos vecinos. Como Jim Reeves ha cantado alguna vez “Un extraño es un amigo que aún no conoces”.
  4. En la vida, existen cambios que están totalmente fuera de tu control, desde la muerte de un ser querido hasta una reducción corporativa, etc. Incluso en aquellas situaciones en las que tengas cierto nivel de control (como al decidir qué casa comprar en una ciudad nueva), igualmente no podrás controlar todos los cambios que ocurran en tu vida. Sin embargo, siempre tendrás la posibilidad de modificar tu reacción ante ellos. [5]
    • La clave para aceptar el cambio es tener una mentalidad abierta y aceptar los hechos tal y como se presenten. Te guste o no, los cambios sucederán, y esto no es algo que puedas controlar. Sin embargo, recuerda que tienes la capacidad de hacer que tu reacción sea más positiva.
  5. Quizás creas que la idea de aceptar el cambio tiene que ver con simplemente quedarte quieto y dejar que la vida pase. Sin embargo, ten en cuenta que existe una diferencia entre ser paciente y ser pasivo. Acepta el cambio con paciencia mientras desarrollas de manera activa estrategias para reorientarte y adaptarte (emocionalmente y en otros aspectos) a las nuevas circunstancias. [6]
    • Los cambios sucederán. Es muy probable que experimentes cierta resistencia (al menos al principio) ante los cambios. Si bien no es posible controlar los cambios ni la indecisión inicial, recuerda que puedes modificar tu reacción general ante estas modificaciones. Para ello, es necesaria una participación activa.
    • Acepta que algunos cambios serán muy inesperados. Considera que estas modificaciones representan un nuevo capítulo en tu vida, una nueva oportunidad para adquirir más conocimiento o experiencia en determinada área, o una posibilidad de descubrir personas, lugares o habilidades nuevas.
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Método 2
Método 2 de 3:

Adaptarte al cambio

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  1. Los cambios en la vida (como sufrir un accidente automovilístico o ganar la lotería) pueden “suceder de la noche a la mañana”, pero el período de adaptación tomará un tiempo. Considera que los cambios más importantes son parecidos a sumergirse en una piscina; al principio, sentirás que el agua está helada y querrás salir rápidamente. Sin embargo, después de un tiempo, te acostumbrarás al cambio y podrás disfrutar un baño placentero y relajante. [7]
    • Los grandes cambios en la vida requieren una “metamorfosis psicológica” de tu parte. Al igual que una mariposa, las transformaciones toman un tiempo. Visualiza las etapas de la metamorfosis e imagina el final del proceso, al adaptarte a las nuevas circunstancias. [8]
  2. Si bien es importante que adoptes una visión global de la situación y logres visualizarte felizmente adaptado a los grandes cambios, también es fundamental que concentres tus energías en el momento presente del proceso de adaptación. Acepta que te encuentras en medio de una transición hacia una nueva realidad que se presenta en tu vida. Observa y toma nota de tus progresos y obstáculos. [9]
    • Por ejemplo, si tu mascota adorada ha fallecido, no te obsesiones preguntándote “¿Cuándo lograré superar este dolor?”. En cambio, concéntrate en los pequeños pasos que debes dar durante el proceso de adaptación como, por ejemplo, guardar su plato de comida, su correa y sus juguetes para masticar, lograr pasar por el parque para perros sin llorar y, a la larga, sentir la necesidad de buscar un nuevo cachorro en un refugio para animales.
  3. El proceso de adaptación no siempre es unidireccional. Con frecuencia, lograrás dar dos pasos hacia adelante y un paso hacia atrás. Esto es normal y saludable. No te juzgues ni critiques duramente por experimentar deslices o recaídas. En cambio, procura mantenerte enfocado en tus progresos y en los siguientes pasos. [10]
    • Por ejemplo, si tu pareja se ha ido con otra persona y ha roto tu corazón, no te sorprendas si tus primeros intentos por volver a tener citas terminan siendo desastrosos. No seas duro contigo mismo si te encuentras llorando, aferrándote a algún objeto que te recuerde a la relación. Siempre y cuando sigas dando pasos positivos durante el proceso de transición, recuerda que lo estás haciendo bien.
  4. Existen conceptos generales a tener en cuenta a la hora de enfrentar cualquier cambio importante en la vida. También existen estrategias más específicas que puedes emplear, dependiendo de la naturaleza del cambio en cuestión. Estos son algunos ejemplos: [11]
    • Al empezar un trabajo nuevo, prioriza completar las tareas que complementen tus habilidades existentes (para sentirte mejor al hacerlas bien) y date permiso para construir una relación con tus compañeros.
    • Al enfrentar una enfermedad grave, date permiso para lamentarte por las posibles pérdidas (tu independencia, determinadas capacidades, el futuro a largo plazo, etc.) y no subestimes ni descartes el poder y la importancia de una carcajada o un hombro sobre el cual llorar.
    • Al mudarte a otra ciudad, considera la situación como una aventura indefinida. Haz una investigación relacionada con tu nueva casa, elabora un plan para la “visita” y habla con extraños para obtener consejos y recomendaciones acerca de los lugares para comer, jugar y vivir como un “local”.
  5. Buscar oportunidades para ejercer control puede ayudarte durante la adaptación al cambio. Piensa en todas las pequeñas cosas que eres capaz de controlar diariamente, como qué preparar para la cena o qué hacer durante los días libres del trabajo.
    • También puedes buscar formas de sentir un mayor control sobre los cambios que se presenten en tu vida. Por ejemplo, antes de mudarte a un lugar nuevo, busca toda la información posible acerca del vecindario o la zona. Busca pequeñas cosas como, por ejemplo, cuáles son las tiendas en el vecindario, cuáles son las actividades disponibles y otra información que te permita sentirte más cómodo con el nuevo entorno.
  6. El cambio puede ser atemorizante, pero es importante que no tomes decisiones basadas en el temor. En lugar de evitarlos, asegúrate de abordar los miedos que se presenten ante los cambios. [12]
    • Por ejemplo, si sientes miedo ante la idea de mudarte a una nueva ciudad para obtener el empleo de tus sueños, ten en cuenta que esta es una reacción absolutamente normal. Sin embargo, el miedo a lo desconocido no debe ser un obstáculo para tomar la decisión y llevar a cabo el plan.
    • Haz una lista de los miedos que experimentes ante el cambio. Luego, vuelve a leer la lista y evalúa si puedes hacer algo con relación a estos miedos. Por ejemplo, si tienes miedo a sentirte solo al mudarte a otra ciudad, busca oportunidades sociales (como grupos de interés especiales). Por ejemplo, puedes unirte a un club de atletismo si te gusta correr, a un club de tejedores si te gusta tejer, o a una iglesia si eres una persona religiosa.
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Método 3
Método 3 de 3:

Buscar apoyo

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  1. Con frecuencia, las personas sienten que los cambios han echado a perder cada aspecto de sus vidas (como la pérdida de un empleo o la ruptura de una relación a largo plazo). En estos momentos, cuando todo parece cambiar para mal, es incluso más importante hacer una pausa y hacer un balance de todas las cosas (y personas) positivas presentes en tu vida. [13]
    • Recuerda que las cosas siempre podrían ser peores. Si te embargan el auto, aún podrás pedirles prestado a tus padres su tosco auto viejo para movilizarte. Quizás tu pareja te ha engañado y abandonado, ¡pero al menos no se ha atrevido a llevarse al gato!
    • Sin embargo, no te enfoques únicamente en la idea de que “las cosas siempre podrían ser peores”. Identifica y agradece los aspectos verdaderamente positivos y útiles de tu vida, más allá de los cambios que puedan ocurrir. Tener una buena salud, un apartamento increíble y una tía que siempre te anima son cosas que vale la pena agradecer.
  2. Durante la tempestad, busca un espacio seguro que conozcas bien como, por ejemplo, lugares familiares, personas, objetos o actividades que te recuerden que no todo ha cambiado. Cuando el mundo que te rodea se vuelva cada vez menos familiar, utilízalos como tótems para forjar tu sentido de identidad. [14]
    • Visita a tu abuela para cenar juntos. Vuelve a leer tu libro favorito u hojea tu antigua colección de tarjetas de béisbol. Comparte un “día por enfermedad” con tu mejor amigo de la infancia.
  3. Todas las personas atraviesan grandes cambios en su vida, y nadie debería enfrentarlos en soledad. Escribir tus sentimientos en un diario puede ser una buena herramienta al lidiar con los cambios importantes. Sin embargo, en ocasiones puede ser más beneficioso poder verbalizar las emociones con un oído comprensivo. [15]
    • Llama o planifica un encuentro con un amigo o familiar que sepa escuchar con atención. Escoge a una persona con quien te sientas cómodo para hablar de tus asuntos personales. Por ejemplo, puedes decirle “He estado teniendo muchas dificultades desde la muerte de Coco (la mudanza, los cambios en la oficina, etc.), ¿podría desahogarme contigo durante algunos minutos?”.
    • Si bien puede ser una conversación improvisada, es mejor que reserves un tiempo con anticipación para poder hablar sin distracciones o interrupciones.
  4. Los cambios importantes en la vida pueden incrementar el nivel de estés, y algunas personas tienen más dificultades que otras a la hora de lidiar con este problema. Si bien un nivel controlable de estrés puede ser saludable y estimulante a la hora de adaptarse a los cambios exitosamente, un nivel de estrés excesivo o constante puede ser perjudicial para la salud emocional, mental y física. Para lidiar efectivamente con los cambios, es importante que aprendas a controlar el estrés que puede surgir en estas situaciones. [16]
    • Los síntomas del estrés excesivo se presentan de distintas formas, desde dificultades de concentración hasta palpitaciones cardíacas. Asimismo, existen distintos tipos de tratamientos para el estrés, desde tener una vida saludable (a través de la alimentación, el buen descanso y la actividad física) hasta la meditación y el disfrute de distracciones entretenidas. Lee el artículo sobre cómo controlar el estrés para aprender más acerca de los síntomas y los tratamientos del estrés excesivo.
  5. Si no logras lidiar con los cambios que se presentan en tu vida (o, más específicamente, con tu respuesta emocional ante ellos), ten en cuenta que no hay nada vergonzoso en buscar un asesoramiento profesional. Un especialista en salud mental te guiará para poder evaluarte, aceptarte y adaptarte a los cambios que se presenten en tu vida. [17]
    • Si te sientes abrumado y necesitas ayuda inmediata, llama a la línea de emergencia de salud mental, o a la línea de prevención al suicidio correspondiente a tu zona. También puedes llamar al 911 o al número telefónico de emergencias de tu ciudad. [18]
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