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Mantenerse calmado durante una discusión es posiblemente uno de los retos más difíciles que una persona puede enfrentar. Mantener la compostura cuando te sientes entusiasmado por algo es más fácil decirlo que hacerlo. No solo querrás defender tu punto de vista, sino que también es posible que la otra persona te provoque intencionalmente, causando que respondas de forma desfavorable. Mantén la calma al poner en práctica estrategias para disipar el enojo y la tensión, abordar la conversación con una actitud adecuada y relajar tu cuerpo.

Método 1
Método 1 de 3:

Disipar la tensión

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  1. Es probable que tu oponente tenga una mala impresión de ti si demuestras un lenguaje corporal agresivo. Podrías parecer alguien loco o incluso arrogante si no eres consciente de lo que haces.
    • Cruzar tus brazos, fruncir los labios y andar encorvado podría darte una apariencia enojada, incluso si no lo estás. En lugar de eso, párate derecho, coloca tus brazos en una posición neutra y mantén tu rostro relajado. [1]
  2. Reír durante una discusión suena contradictorio, pero puede ayudarte en verdad a calmarte y estar bajo control. Además, reír libera hormonas en el cuerpo que previenen que te sientas más estresado.
    • Por ejemplo, puedes decir “Vaya, hay demasiada tensión aquí. Podría venderla por kilos”.
    • Ten en cuenta con quién estás discutiendo antes de decir algún chiste. Tu meta no es molestar más a nadie, sino calmar la situación tensa. [2]
  3. Si sientes que tu nivel de estrés aumenta y quieres que te escuche, resiste la necesidad de alzar la voz. Gritar causará que tú y la persona con quien discutes se enojen de forma innecesaria.
    • En vez de eso, piensa en cómo quisieras que la otra persona te hable. Luego, haz lo posible por comunicarte de esa manera, incluso si ella te grita. [3]
  4. Es natural sentirse atacado cuando alguien parece echarnos la culpa. El primer instinto es ponerse a la defensiva y estresarse instantáneamente. No obstante, evita que esto ocurra y mantente calmado al escoger palabras que disminuyan el sentimiento de sentirte acusado.
    • Por ejemplo, dile “Me siento ofendido por lo que dices” en vez de “Siempre me ofendes”. Utilizar enunciados en primera persona te permitirá desahogarte sin acusar directamente a alguien. [4]
  5. Pregúntate si el desacuerdo realmente vale la pena como para enojarte. Hay grandes probabilidades de que no sea así. Mantenlo en mente cuando empieces a sentir que tu temperamento aumenta. Esto puede ayudarte a prevenir que la situación se salga de control. [5]
    • Por ejemplo, si esta discusión no va a cambiar en verdad cómo te sientes con respecto a la otra persona, no dejes que ocurra. Recuerda que te importa y que solo es un malentendido.
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Método 2
Método 2 de 3:

Iniciar en buenos términos

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  1. Intenta tener una actitud adecuada si sabes que tendrás una discusión. Puedes entrenar a tu cerebro a mantener la calma en casi cualquier situación, ya sea que enfrentes a tu jefe sobre algún problema laboral o que vayas a casa donde tendrás una conversación acalorada.
    • Buscar juegos o rompecabezas en Internet que estimulen y entrenen la flexibilidad mental. Realizar estas actividades regularmente puede ayudarte a mantener la calma bajo presión. [6]
    • Por ejemplo, si tuviste una conversación acalorada con tu pareja en el almuerzo y prometieron terminarla después, puedes anticipar que habrá un desacuerdo más adelante. Usa este tiempo libre para prepararte para la conversación.
  2. Es importante conocer al destinatario antes de tener un debate. Para saber cómo presentar tu punto de vista de la forma más efectiva, piensa en quién es (tu jefe, colega, padre o amigo) y basa tu caso desde ahí.
    • Por ejemplo, es posible que quieras actuar más formal con tu jefe que con tu padre. Por otro lado, es probable que tu amigo responda ante un enfoque suave y más agradable. [7]
  3. Piensa en cómo sería la posible conversación y pregúntate cómo responderá la otra persona probablemente. Preparar tus respuestas de antemano puede ayudarte a sentirte más confiado y menos estresado.
    • Asimismo, menciona un par de enunciados basados en hechos que puedan ayudar a que la discusión termine de forma positiva. [8]
    • Por ejemplo, puedes decir “Pensamos lo mismo” o “Nos queremos, así que creo que podemos llegar a un acuerdo”.
  4. Uno de los beneficios de saber que vas a tener una discusión es tener la habilidad de pensar en cómo solucionar el problema de antemano. Sugiere formas en que podrían llegar a una posible solución si no puedes pensar en nada concreto tú mismo. [9]
    • Por ejemplo, puedes decirle “¿Por qué no nos tomamos 20 minutos para anotar algunas posibles soluciones? Podemos reunirnos después y revisar lo que tenemos. ¿Qué te parece?”.
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Método 3
Método 3 de 3:

Mantener la compostura

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  1. Junto con darte un momento para descansar, respirar profundamente ayudará a que tu cuerpo se descomprima. Respirar profundamente lleva más oxígeno a los pulmones, lo cual activa la respuesta natural de relajación del cuerpo.
    • Presta atención a tu respiración. Concéntrate en qué siente tu cuerpo con la respiración en vez de con la discusión. [10]
  2. Ignorar tus emociones a mitad de una pelea tiene como resultado tener arrebatos de los que puedes arrepentirte rápidamente. En vez de eso, reconoce lo que sientes. Luego, puedes deshacerte de las emociones intensas y pensar más razonable y claramente.
    • Por ejemplo, puedes repetir para ti mismo “Sí, estoy enojado. Sin embargo, pronto pasará y dejaré de sentirme tan molesto”. Decirlo puede ayudarte a sentirte más cómodo sabiendo que esa emoción pronto desparecerá. [11]
    • Si no puedes tener tu enojo bajo control, espera hasta más tarde para conversar.
  3. Tocar y mirar objetos durante una discusión puede ayudarte a mantenerte en calma. Darte cuenta de lo que sientes puede ayudarte a dejar de pensar en cuán enojado estás, lo cual te permitirá enfocarte en lo que ocurre en vez de tu emociones.
    • Por ejemplo, toca la mesa o silla cerca de ti, y presta atención a cómo se siente. Ve una imagen en la pared a distancia para ayudarte a sentir que tienes más espacio del que realmente tienes. Esto puede ayudarte a sentirte menos preocupado y bajo presión. [12]
  4. Esbozar una sonrisa genuina durante un desacuerdo puede ayudarles a ponerse cómodos. Tómate un momento para sonreír cuando la discusión se haya tranquilizado un poco. Esto puede relajarlos a ambos. Además, tu amabilidad puede ayudar a que la situación se resuelva. [13]
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