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A veces es divertido portarse como un niño, pero existen momentos en los que debes demostrar que puedes actuar con madurez. Esto puede ser un indicador de tu paso de la infancia a la edad adulta. Piensa en todas las cosas que puedes hacer ahora y que no podías hacer cuando eras más joven. Considera la forma en que te has desarrollado o deseas desarrollarte en el futuro. Quizás sea necesario demostrarles a tus padres que pueden confiar en ti o demostrar que puedes asumir responsabilidades o proyectos adicionales en el trabajo. La madurez puede abarcar aspectos intelectuales, emocionales e incluso espirituales. [1] Ten en cuenta que la madurez no es un conjunto de reglas o expectativas que debes cumplir, sino una percepción. Sin embargo, existen maneras de mostrar que estás madurando cada vez más, tanto en lo personal como en tu relación con los demás.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Desarrollar la madurez personal

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  1. La madurez supone tomar decisiones en función de tus valores (que se basan en la ética y la moral), en lugar de optar por lo que sientes que es mejor en un momento determinado. Aunque puede resultar divertido tomar decisiones impulsivas, debes sopesar las consecuencias que surgirán en el largo plazo. Utiliza tus valores como guía en tu vida y mejora tu carácter para que domines tus deseos. [2]
    • Observa a las personas que admiras y examina los valores que encarnan. Si se trata de un atleta, tal vez admires lo mucho que se esfuerza, su dedicación y cómo lleva su cuerpo al límite. Si se trata de un líder espiritual, es probable que admires su compromiso con la honestidad y la compasión. Reflexionar sobre los rasgos positivos de las demás personas puede ayudarte a descubrir tus propios valores.
    • Sin importar lo que escojas, debes ceñirte a lo que decidas. Demuéstrale a la gente que estás dispuesto a vivir de acuerdo a tus valores, aún si se presentan inconvenientes menores debido a esto.
  2. La madurez supone un desarrollo emocional. [3] Por desgracia, a las personas (y en especial a los adolescentes) se les enseña que deben ignorar o devaluar sus sentimientos. Por ejemplo, al contener las lágrimas, disculparse por llorar o decir "no pasa nada, estoy bien" cuando en realidad estás destruido por dentro. Es saludable manifestar los sentimientos y vivirlos realmente. Estamos diseñados para tener sentimientos y expresarlos es un reconocimiento amoroso de la belleza y la lucha continua de la vida. [4] Debes expresar tus sentimientos para demostrar tu madurez.
    • Cuando te sientas triste, separa un momento para conectarte con tus sentimientos. Reflexiona sobre aquello que te entristece (por ejemplo, una pelea con un amigo o con tu padre, una baja calificación, una mascota que se ha escapado o estar lejos de tu familia durante el fin de semana). En lugar de ignorar la tristeza, debes vivirla plenamente y admitir que es importante reconocer todos tus sentimientos, incluso aquellos que te hacen sufrir.
    • Al expresar tus sentimientos, empieza por decir "Me siento..." y evita decir "Me haces sentir...". Nota la diferencia entre decir "Me siento triste" y "Me haces sentir triste". Cuando uno acusa a alguien, el otro automáticamente expresa su sentir. Al expresar tus sentimientos te fortaleces, pero no tomes esto como una oportunidad para hacer acusaciones. [5]
    • Una vez que hayas reconocido tus sentimientos, hazte cargo de ellos. Por ejemplo, puedes decirte: "No es divertido estar triste, pero sé que los sentimientos no duran para siempre. Pronto me sentiré mejor otra vez y encontraré la forma de comprender mejor lo que siento". Además, debes recordar que los sentimientos no son hechos. Por ejemplo, solo porque te sientes "estúpido" un día no significa que en verdad lo seas. Debes ser generoso contigo mismo mientras te ocupas de tus sentimientos.
  3. Podría resultarte divertido sentir que tienes todas las respuestas y no necesitas la ayuda de nadie, pero la madurez supone estar abierto al conocimiento y la sabiduría de los demás. [6] Es algo muy bueno reconocer que no lo sabes todo (en realidad, todo el mundo debería reconocer esto). Es probable que las personas que te rodean tengan una sabiduría que tú no posees, por lo que sería bueno que busques el consejo de otros antes de tomar decisiones importantes. Con esto, demuestras que estás dispuesto a aprender de los demás.
    • Cuando te enfrentas a una decisión importante, debes buscar a personas de tu confianza y pedirles su opinión. Por ejemplo, un maestro, un instructor, un líder espiritual, tu padre, tu abuelo, un familiar, tu mejor amigo u otro adulto o amigo de tu confianza.
    • Recuerda que nadie puede decidir por ti. Aunque la ayuda de otros puede resultarte útil (o tal vez no), eres tú (y nadie más que tú) el que va a tomar la decisión final.
  4. Todos amamos a ese amigo que siempre nos apoya, que nunca chismea y al que sentimos que podemos contarle cualquier cosa (sin importar lo muy vergonzosa que sea). Una persona tolerante tiene una actitud de aceptación. Además, es comprensiva y auténtica. Debes aceptar a las personas en tu vida tal y como son (¡incluyéndote!). No les exijas que cambien. No te consideres moralmente superior. Mejor aún, demuestra que puedes aprender a aceptar a todos en tu vida a través de la comprensión. Nadie es superior ni inferior a ti. Aprende a retener tus juicios y a abordar a las personas con compasión.
    • El juicio es la mejor manera de crear distancias entre tú y los demás. Utiliza la empatía y "aprende a ponerte en los zapatos de los demás". Aún si la vida de alguien te parece perfecta, debes recordar que todos tienen problemas y que también sufren.
    • El chisme es la manera en que se difunde el juicio sobre una persona. Debes tener mucho cuidado con lo que dices cuando hablas de otras personas.
    • Si alguien comienza a chismear, puedes decirle lo siguiente: “Eso me suena a chisme y prefiero no herir los sentimientos de nadie. Mejor hablemos de nuestros gatos”.
  5. Cuando eras más joven, ya tenías un horario establecido para cada cosa. Por ejemplo, ibas a la escuela, a practicar deportes o a bailar. Ahora, es muy probable que tengas la capacidad de programar tus propios compromisos. Cuando dices que harás algo, debes hacerlo. Incluso si no te resulta divertido, debes demostrarle a los demás que pueden contar contigo y que eres una persona responsable. [7]
    • Una vez que aceptas la propuesta de alguien, debes honrar tu compromiso. Demuéstrale a las personas que pueden confiar en ti.
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Interactuar con otras personas con madurez

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  1. Trata a los que te rodean con respeto, tanto con tus acciones como con tus palabras. El respeto genera confianza y apoyo en una relación, ya sea con tus padres, hermanos, amigos o tu pareja. [8] Una buena manera de aprender a respetar a los demás es tratarte a ti mismo con respeto. No te sientas presionado a hacer algo solo porque todo el mundo lo hace. Si respetas tu mente, tu cuerpo y tu espiritualidad lo suficiente, podrás escuchar si tu intuición te dicta que no participes en una determinada actividad. [9] Una vez que sepas cómo se siente el respeto hacia uno mismo, asegúrate de tratar a los demás con ese mismo respeto.
    • Acostúmbrate a decir "por favor" y "gracias" más a menudo.
    • Aunque estés en medio de una discusión, debes abstenerte de empezar a insultar. Es posible estar en desacuerdo con alguien y seguir siendo respetuoso. Piensa antes de abrir la boca y no digas nada que pueda resultar hiriente. Puedes decir lo siguiente: "Aunque no comparto tu opinión, la valoro y la respeto".
    • Al tratar a otras personas de manera respetuosa demuestras la madurez que tienes en la forma en que interactúas.
  2. Es sencillo tomar represalias durante una discusión y dar rienda suelta a la ira, pero debes tratar de mantener la calma. Esto trae grandes beneficios para la salud en el largo plazo. Por ejemplo, reduce los niveles de inflamación en el cuerpo. [10] Cuando se presentan situaciones estresantes, debes permanecer tranquilo y pensar en algo positivo. Al no enojarte y optar por mantener la calma, les demuestras a los demás tu capacidad de manejar tus emociones con madurez.
    • Cuando sientes que la ira te domina, respira profundamente un par veces y conéctate con tu cuerpo. [11] Analiza de dónde viene la ira y escucha lo que te dice. Deja que tu razón determine cómo vas a manejar esa situación.
    • Si te cuesta mucho responder con calma, discúlpate y pide un momento para estar solo. Puedes decir lo siguiente: “Este es un asunto importante y tenemos que discutirlo, pero ahora estoy muy enojado y necesito calmarme. ¿Podemos hablar de esto después? Necesito tiempo para pensar”.
  3. Cuando se caldean los ánimos, debes resistir el impulso de defender tu punto de vista. No se trata de que seas como una pared, sino de que tengas la disposición de escuchar la opinión de los demás, aún si estás radicalmente en contra. No existe otra persona en el planeta con la que estarás de acuerdo en todo. Sé respetuoso y aprende a escuchar de la misma forma en la que quieres que la otra persona te escuche a ti. [12] Escuchar la opinión de los demás y no actuar a la defensiva demuestra que eres lo suficientemente maduro como para manejar conflictos.
    • Es probable que estés en desacuerdo con tus padres respecto a muchas cosas (por ejemplo, la ropa que usas, el uso de tu celular, tu pareja o tus amigos) y no encuentren puntos en común. Si quieres que tus padres te comprendan, debes asegurarte de comprenderlos tú también.
    • Si te pones a la defensiva, no debes pelear, sino hablar de tus sentimientos. En vez de decir: "¡Me estás llamando mentiroso y yo no soy un mentiroso!", puedes decir: "Es importante que las personas sean honestas conmigo, por eso me duele que me acusen de mentir".
  4. No culpes a otras personas por los problemas en tu vida. Reconoce que tienes la opción de decidir cómo actuar y reaccionar. Todas las relaciones requieren interacción, lo que significa que tú también contribuyes tanto a lo que sientes como a lo que sucede. Es mucho más fácil culpar a los demás por lo mal que te sientes, pero debes reconocer tu participación y asumir la responsabilidad de tus actos. Reflexiona sobre las acciones que tomaste que contribuyeron al problema y asume tu responsabilidad. [13]
    • Aún si los demás tienen defectos, eso no significa que debes culparlos por tus problemas y tus sentimientos. Tampoco significa que tienes el derecho de tratarlos como si fueran inferiores a ti. [14]
    • Si le has fallado a alguien, discúlpate. En lugar de buscar excusas en cosas externas, puedes decir lo siguiente: "Lamento haber llegado tarde. Es mi culpa, ya que no he tomado el tiempo suficiente para llegar a tiempo". Promete hacer las cosas de manera diferente en el futuro: "La próxima vez, saldré diez minutos antes para poder llegar a tiempo".
    • Al reconocer tus propios errores, demuestras que eres humilde y que puedes asumir tu responsabilidad, lo cual es una acción muy madura.
  5. Cuando quieras algo, no te pongas exigente. Imagina cómo reaccionarías si alguien siempre te exigiera cosas. Lo más probable es que no te gustaría. En vez de eso, formula una petición. Expón tu caso y explica tu solicitud. Recuerda que ya no eres aquel niño caprichoso sentado sobre el carrito del supermercado gritándole a su mamá para que le compre unas papas fritas.
    • Si quieres tener un perro, no es necesario hacer un berrinche para conseguirlo. Pídele permiso a tus padres para traer un perro a la casa y demuéstrales que asumirás la responsabilidad sacándolo a pasear, alimentándolo y cuidando de él. Demuestra tu madurez formulando la petición y cumpliendo lo que prometes.
    • En lugar de decir que lo mereces o quejarte de que nunca te dan lo que quieres, puedes optar por decir lo siguiente: "Esto es algo que realmente quiero y les agradecería mucho que escucharan lo que tengo que decir".
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