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Saber mover las orejas es una habilidad bastante peculiar por la forma en que los humanos han ido desarrollándola con el paso del tiempo. No todo el mundo puede hacerlo, así que, para aprender, es importante saber primero qué implica este movimiento. Teniendo una idea más clara de lo que puedes esperar, practicar para aprender a hacerlo es solo una cuestión de calentar todos los músculos de la cara y, después, concentrarte en controlar los que intervienen en el movimiento de las orejas.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Comprender el funcionamiento de los músculos faciales

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  1. Probablemente, no te vaya la vida en aprender a mover las orejas, pero por si acaso tienes puestas demasiadas esperanzas en adquirir esta habilidad, debes mentalizarte para no llevarte una decepción. Acepta la posibilidad de que tal vez no seas físicamente capaz de hacerlo. Así que no te mortifiques si no lo consigues. Tendría más sentido culpar a tus antepasados. [1]
    • La capacidad de mover las orejas es lo que se conoce como una habilidad vestigial. Esto quiere decir que, hace mucho tiempo, nuestros ancestros podían moverlas con bastante facilidad. Sin embargo, dado que esta habilidad no tenía ninguna función útil, dejaron de ponerla en práctica y, con el paso del tiempo, los humanos perdieron la capacidad de mover las orejas con tanta facilidad.
    • Hay cierta controversia acerca de cuántas personas son capaces de hacerlo a día de hoy. Hay quienes piensan que solo un pequeño porcentaje es capaz, mientras que otros están convencidos de que en realidad hay muchas más personas de las que indican esos datos que pueden recuperar esta habilidad con práctica.
  2. Para controlar realmente el movimiento de las orejas, concéntrate no solo en uno, sino en tres músculos diferentes: el auricular anterior, el posterior y el superior. Sin embargo, no tienes que preocuparte demasiado por los nombres sofisticados. Simplemente, concéntrate en identificar lo que hace cada músculo. [2]
    • El auricular anterior eleva la oreja y la dirige hacia la cara.
    • El auricular posterior la dirige hacia la parte de atrás de la cabeza.
    • El auricular superior solo la eleva.
  3. Algunas personas han descubierto que, aprendiendo primero a controlar otros músculos faciales específicos , les resulta más sencillo aprender a mover las orejas. Así que, si hay otro truco que te resulte más sencillo, será mejor que empieces por ahí. Después, una vez que aprendas a controlar un pequeño grupo muscular, vuelve a intentar mover las orejas. Puedes intentar aprender a: [3]
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Calentar los músculos de la cara

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  1. El movimiento de cualquier músculo de la cara afectará a otros músculos cercanos, independientemente de que se trate de una contracción o una extensión. Utiliza este efecto para sentir cómo se mueven las orejas en relación a otras partes de la cara. Intenta aislar los músculos que hay en las orejas y a su alrededor mientras lo haces.
    • Levanta la mano como experimento. Cierra los dedos en un puño y apriétalos. Lo más probable es que sientas cómo se tensan los músculos del antebrazo de forma involuntaria.
  2. Probablemente, esta acción tenga el efecto más potente y directo sobre los músculos de las orejas. Para comprobarlo, mira hacia un lado sin girar la cabeza ni el cuello. Concéntrate en las orejas mientras lo haces. Lo más probable es que sientas cómo se mueven hacia atrás una o las dos orejas. [4]
    • Probablemente parezca que estás un poco loco, pero sigue con este ejercicio y deja que tu mirada se dispare a un lado y a otro. Mira en todas direcciones y haz círculos con los ojos o cualquier otra cosa que se te ocurra. Fíjate en la forma en que cada acción tira de las orejas hacia delante o las empuja hacia atrás.
  3. Si puedes levantar cada ceja por separado, hazlo. Si no, levanta las dos a la vez. Después, frunce el ceño como si estuvieras muy enfadado. Combina estos dos ejercicios y haz cambios de velocidad. Mantente concentrado en las orejas y en cómo responden sus músculos. [5]
  4. Sonríe como el Guasón, de forma amplia y alegre. Eleva las mejillas cuando lo hagas. Al igual que antes, debes concentrarte en cómo reaccionan las orejas para poder aislar los músculos que hay a su alrededor. [6]
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Concentrarte en las orejas

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  1. No te preocupes por perfeccionar movimientos concretos aún. Por ahora, simplemente comprueba si puedes mover esos músculos lo más mínimo. Una vez que hayas calentado los músculos de la cara y hayas conseguido aislar la zona en la que se agrupan los músculos de las orejas, ténsalos de cualquier forma. Intenta combinar movimientos hacia arriba, hacia atrás y hacia delante. [7]
  2. Si tienes un control inmediato de los tres músculos, estupendo. Pero si ves que tienes más control solo sobre uno o dos, concéntrate en esos por ahora. Sigue tensando y relajando cada uno de ellos para fortalecer tanto ese músculo como otros con los que esté conectado.
  3. Cuando hayas ganado suficiente control sobre el primer músculo en el que te hayas concentrado, pasa al siguiente que creas que tiene más capacidad de reacción. Practica solo con este músculo primero y, después, empieza a alternar también con el otro. Después, cuando te empiece a resultar más natural el movimiento controlado de los dos primeros músculos, pasa al último y repite el proceso.
  4. Si no estás seguro de que esté ocurriendo algo, no confíes solo en lo que sientes. Colócate frente a un espejo para poder ver tus orejas en acción. Ponte unas gafas normales o de sol para poder ver y sentir cómo se mueven a la par que tus orejas.
  5. Recuerda que mover las orejas es una habilidad bastante inútil, así que no te sorprendas si descubres que los músculos involucrados son bastante débiles, ya que nunca has tenido motivo para utilizarlos. Sigue practicando, aunque parezca que no ocurre nada cuando los tensas. Dales tiempo para fortalecerse y poder estar a la altura del reto. [8]
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