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Aunque a algunas personas les gusta hablar de sus dietas, es posible que tú no desees que el mundo entero se entere de que estás a dieta. Los estudios demuestran que decirles a otras personas tus objetivos puede hacer que seas menos propenso a lograrlos. La sensación de satisfacción que consigues al revelar tu intención, como bajar de peso por medio de una dieta, de hecho puede hacer que tengas una sensación prematura de complacencia. Si bien puedes recurrir a la distracción y la evasión para ocultar la dieta o enfocarte en comer inteligente y saludablemente para que esta sea sutil y sostenible, no debes ocultarla por vergüenza o culpa. [1] Si te preocupan tus hábitos de comida y ocultas la dieta debido a un trastorno alimenticio, debes hablar con un médico acerca de estos problemas.

Método 1
Método 1 de 2:

Recurrir a la distracción y la evasión

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  1. Si te encuentras en una situación en la que las dietas surjan como tema de conversación entre amigos y colegas, recurre a tácticas de distracción para cambiar de tema. Haz un comentario acerca del programa de televisión o las películas más recientes. Enfócate en el chisme de la oficina o en las novedades de amigos mutuos más recientes. Cambiar de tema para no hablar de comida o de dietas te ayudará a no hablar de tu dieta o de tus hábitos de comida.
    • Toma en cuenta que puede ser útil compartir tu dieta con amigos o familiares cercanos, pues pueden servir como una forma de apoyo y estímulo. En vez de evitar el tema al hablar con personas que son cercanas, es posible que debas considerar la posibilidad de ser abierto en cuanto a tu dieta para que puedas sentir que no estás solo o que no tienes de qué avergonzarte.
  2. Piensa en una excusa ambigua por si alguien te pregunta acerca de tu dieta, sobre todo si alguna persona lo ha hecho recientemente y has tenido que cambiar de tema de manera poco natural. Puede ser algo como “Solo estoy cuidando de lo que como” o “Estoy evitando algunos grupos alimenticios”.
    • Si bien pensar en una excusa ambigua puede ser útil, debes tratar de no mentir cuando alguien te pregunte acerca de tu peso. Por ejemplo, no sería una buena idea decir algo como “El médico me ha dicho que soy alérgico a los carbohidratos”, si no es cierto que el médico haya hecho ese diagnóstico. Usar una excusa falsa puede indicar que estás avergonzado de tus hábitos alimenticios y que tratas de ocultar que estás a dieta mintiendo a los demás. Además, puede ser contraproducente y causar problemas si alguien te ve comiendo carbohidratos.
  3. Para evitar el vaivén incómodo del camarero cuando estés en un restaurante, prepárate para comer en la calle mirando el menú de manera anticipada en el sitio web del local. De esta manera, puedes leer todo el menú y crear una comida que satisfaga tus necesidades dietéticas sin presiones, en vez de hacerlo ahí mismo y en persona.
    • Si comes en la casa de alguien, es posible que debas preguntarle a la cocinera de la casa qué es lo que planea cocinar. Entonces, quizás puedas sugerirle algunos platos que puedan adecuarse a su comida planeada y que te permitan seguir con tu dieta. Si bien la cocinera puede no aceptar hacer una comida especial para ti, al menos estarás preparado para la comida y sabrás a qué atenerte cuando te sientes a comer.
  4. Para evitar tener que cuidar tu dieta o hablar de esta, es posible que debas considerar la posibilidad de comer solo. De esta manera, no tendrás que ocultar que estás a dieta y podrás comer cómodamente sin sentir que los demás te juzgan.
    • Comer solo puede ser una experiencia solitaria y poco saludable, sobre todo si lo haces todos los días cada vez que comes. [2] Es posible que debas considerar la posibilidad de comer con personas que no cuestionen tu dieta o que no hagan preguntas personales acerca de tus hábitos de comida como una alternativa para no comer todas las comidas solo. Pueden ser amigos que también estén a dieta o personas que hayas conocido a través de un programa para bajar de peso.
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Método 2
Método 2 de 2:

Enfocarte en comer inteligente y saludablemente

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  1. El agua no solo te mantendrá saludable e hidratado, también puede actuar como un supresor del apetito. Toma mucha agua a lo largo del día para impedir que tu estómago esté completamente vacío, lo cual puede conducir a niveles altos de hambre y a las ganas de comer. Tomando mucha agua, puedes enfocarte en mantenerte hidratado y no en la dieta. [3]
    • También debes tomar un vaso de agua antes de comer para que tu estómago esté más lleno y puedas comer porciones más pequeñas durante la comida. Esta medida puede ayudarte a comer de una manera más saludable.
  2. Trata de comer inteligentemente empacando bocadillos pequeños y saludables en la mochila, los cuales puedas comer de manera discreta a lo largo del día. Esta medida te permitirá mantenerte lleno sin comer calorías vacías. También hará que otras personas sientan menos curiosidad con respecto a tu dieta, pues aparentemente comerás con frecuencia durante el día gracias a los bocadillos.
    • Los bocadillos como almendras crudas, chocolate negro y palitos de verdura con mantequilla de maní o humus pueden mantenerte lleno y darte energía entre las comidas. También puedes cortar frutas como manzanas, peras y bananas para tener bocadillos saludables que no provoquen un colapso de azúcar en el transcurso del día.
  3. . Se ha comprobado que comer distraídamente y sin planificación conduce al aumento de peso y a las dietas infructuosas. Evítalo planificando tus comidas para la semana. Sal a comprar al inicio de la semana (o el fin de semana si trabajas durante los días de semana) con el fin de que tengas todos los ingredientes necesarios para preparar comidas saludables en casa que se adecúen a tu dieta.
    • Puedes organizar las comidas según un determinado consumo calórico por día o a un objetivo de pérdida de peso. Trata de planear tus comidas en función de tu consumo diario de calorías, el cual se basa en la edad, el peso y el nivel de actividad física. Recuerda que cada persona tendrá un consumo calórico distinto y que ninguna dieta puede satisfacer las necesidades dietéticas de todas las personas.
  4. Otro componente clave para practicar hábitos alimenticios saludables es estar consciente de cómo comes, así como de qué comes. Muchas personas tienden a comer enfrente de la televisión o distraídamente y no prestar atención a cuánto comen. En vez de comer enfrente de la televisión, trata de sentarte y enfocarte en la comida a medida que comes, tomándote el tiempo para saborearla. De esta manera, podrás tragar y digerir cada bocado y controlar la cantidad que comes. [4]
    • Para practicar comer atentamente, usa un temporizador cuando te sientes a comer. Fija el temporizador en 20 minutos y trata de usar todo el tiempo disponible para comer una comida.
    • Puedes tratar de comer con la mano no dominante para que estés obligado a reducir la velocidad cuando comas y a hacer un esfuerzo para levantar y masticar cada bocado. También puedes reflexionar en lo que se necesita para producir la comida, como un carnicero para que prepare la carne o un granjero para que cultive las verduras y los granos.
  5. Aunque es posible que necesites el café matutino para empezar el día, ingerir demasiada cafeína a través de café, tés con cafeína o bebidas energéticas puede conducir a sensaciones de hambre y fatiga. Esto puede hacer que hagas trampa con la dieta o que comas una comida no planeada. Además, el alcohol puede conducir al hambre y a una alimentación poco saludable, sobre todo por la noche si has bebido durante varias horas.
    • Si tiendes a tomar mucho café o a disfrutar de algunas bebidas de vez en cuando, trata de tomar un vaso de agua entre cada taza de café o cada bebida. De esta manera, te mantendrás hidratado y limitarás las punzadas del hambre.
  6. Ocultar la dieta recurriendo a excusas exageradas, escupiendo la comida en las servilletas o no comiendo con otras personas son signos de un trastorno alimenticio como bulimia o anorexia. Estos trastornos se deben a menudo a la asociación de la alimentación con un nivel elevado de angustia y ansiedad. Esto puede suceder debido al miedo a engordar, a otros traumas que causan emociones intensas y a la necesidad de controlar las situaciones a través de la comida. Los siguientes son algunos otros síntomas de un trastorno alimenticio:
    • no comer nada en absoluto
    • cortar la comida en pedazos pequeños o dilatar el tiempo de comer
    • comer muy rápido o muy lento, y luego expulsar la comida vomitando o usando laxantes en exceso
    • comer sin cubiertos o con cubiertos que no sean apropiados para la comida
    • hacer ejercicio intensamente después de cada comida
    • contar las calorías y controlar los hábitos alimenticios obsesivamente
    • Si crees que desarrollas un trastorno alimenticio, debes hablar con amigos y familiares cercanos. También debes considerar la posibilidad de buscar ayuda profesional de un médico o de un psicoterapeuta que se especialice en trastornos alimenticios.
  7. 7
    Determina si deseas compartir tu éxito. Si la dieta ha terminado y has logrado tus objetivos, determina si deseas compartir tu éxito con amigos y familiares. Después de todo, las personas probablemente noten que has bajado de peso y deseen celebrar contigo.
    • Si deseas, puedes hacerlo de manera natural. Por ejemplo, si alguien comenta que te ves bien y saludable, puedes decir algo como "Gracias, he bajado de peso recientemente".
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