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No es fácil tomar la decisión de divorciarte, por lo que, si sabes que eso es lo que quieres, debes prepararte para tener una conversación muy delicada. Expresa tus deseos de una forma honesta y directa sin echarle la culpa a nadie y ten cuidado de conversar con tu cónyuge sobre los arreglos prácticos para que así el divorcio pueda ser lo más amistoso posible. Por supuesto, si las cosas se ponen difíciles, puedes pedirle ayuda a un mediador o un abogado para tener esta conversación.

Método 1
Método 1 de 3:

Iniciar la conversación

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  1. Infórmale a tu cónyuge con tiempo que quieres hablar con él, teniendo cuidado de que sea en un momento en el que ninguno de ustedes tenga algo que hacer. Reúnanse en un lugar tranquilo en el que no vaya a haber interrupciones, como sus hijos, la televisión o las llamadas telefónicas. [1]
    • Podrías decirle "Creo que tenemos que hablar. ¿Podemos tomarnos una hora esta noche para conversar sobre algo importante?".
    • La conversación podría llevarse a cabo en un lugar público o por correo electrónico si es que tienes preocupaciones en cuanto a la seguridad.
  2. Es posible que, si empiezas la conversación diciendo "Quiero divorciarme", tu cónyuge se sorprenda y se moleste y esto conduzca a una conversación que no sea productiva. Por tanto, puedes en cambio empezar por explicarle los motivos por los cuales no estés feliz o satisfecho con el matrimonio. [2]
    • Dile directamente a tu cónyuge que quieres conversar sobre su matrimonio, diciendo algo como "Tenemos que hablar sobre el estado de nuestro matrimonio".
    • Expresa tus emociones con honestidad y sin echarle la culpa a tu cónyuge o insultarlo. Por ejemplo, puedes decirle "Hace mucho tiempo que no soy feliz" o "Empiezo a sentir resentimientos sobre nuestro matrimonio" en lugar de decir "Estoy harto de que me faltes el respeto".
    • Esta es una conversación que debe basarse en otras que ya hayan tenido sobre su relación. No debe ser la primera vez que hablen del tema.
  3. Debes hacerlo de manera directa pero con tacto . Dile a tu cónyuge, en términos concisos, que la decisión está tomada sin dejar espacio para la incertidumbre (sobre todo si estás absolutamente seguro de que quieres divorciarte). [3]
    • Podrías decirle "Me parece que nuestro matrimonio no está funcionando, así que creo que lo mejor es que nos divorciemos".
    • En caso de que no estés seguro en cuanto a la decisión de divorciarte, podrías pedirle en cambio una separación de prueba, diciendo algo como "Creo que necesito tiempo y espacio para pensar en nuestro matrimonio. No me quiero divorciar, pero creo que por ahora deberíamos separarnos".
  4. Con seguridad tendrá muchas opiniones al respecto, por lo que debes escuchar de manera activa lo que diga sin interrumpirlo para defenderte. Tan solo debes dejarlo hablar. [4]
    • Prepárate para un amplio rango de reacciones. Es posible que tu cónyuge se lo haya esperado o que lo tomes por sorpresa. Sin embargo, independientemente del caso, debes esforzarte por mantener la calma.
    • Repite lo que tu cónyuge diga como una forma de indicar que lo escuchas. Por ejemplo, podrías decirle "Entiendo que te sientas frustrado con la forma como las cosas han estado durante un tiempo".
    • Cuando tu cónyuge haya terminado de hablar, reitera tu solicitud del divorcio. Por ejemplo, podrías decirle "Sé que esta es una decisión importante, pero tengo la certeza de que es la correcta".
  5. Quizás estés desesperado por saber cómo serán las próximas semanas, pero debes posponer las conversaciones inmediatas sobre el futuro o las disposiciones legales, ya que esa primera conversación será tensa y emotiva y es poco probable que lleguen a algún acuerdo en ese momento. [5]
    • En esta primera conversación, evita prometerle nada a tu cónyuge en cuanto a las propiedades, los activos o la custodia. Podrías decirle "Me parece que no debemos hablar sobre eso por el momento".
    • Antes de volver a reunirse para conversar sobre lo que ocurrirá después, debes tomarte un tiempo para procesar tus emociones.
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Método 2
Método 2 de 3:

Manejar las emociones difíciles

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  1. Hazte una lista de temas de discusión que puedan guiarte a lo largo de la conversación. Debes hacer esta lista en un momento en el que te sientas tranquilo y relajado. De esta forma, podrás tener el control de la conversación sin tornarte demasiado sensible. [6]
    • Escribe las razones exactas por las cuales quieras el divorcio y guíate con esto para transmitirle estas razones a tu cónyuge. Por ejemplo, podrías escribir "Siento que este matrimonio no satisface mis necesidades" o "Creo que existen determinados problemas que no podemos resolver".
    • Haz una lista de las razones por las cuales el divorcio sería algo bueno para ti. Por ejemplo, podrías escribir "Ya no tendremos que discutir sobre cosas insignificantes" o "Podremos alcanzar nuestros objetivos profesionales con más libertad". Evita asumir lo que será bueno para tu cónyuge.
  2. Podría parecerte difícil tratar de no abrumarte con la conversación, pero debes esforzarte por hablar con una voz tranquila y pareja y a un ritmo lento. No grites, chilles, insultes ni pongas los ojos en blanco durante la conversación. [7]
    • En caso de que percibas que empiezas a enojarte, ponerte a la defensiva o frustrarte, debes detenerte y respirar hondo. Si es necesario, cuenta hasta 10. Luego, una vez que estés listo, respóndele de una forma tranquila a tu cónyuge.
    • Cuando las cosas se tornen tensas durante la conversación, podrías apretar una pelota antiestrés pequeña.
    • Si es tu cónyuge quien se enoja o si temes que se torne violento, debes retirarte de la situación, diciendo algo como "Podemos continuar con la conversación en otro momento".
  3. Es posible que las afirmaciones que utilicen la segunda persona se perciban como acusatorias y hagan enojar a tu cónyuge, ocasionando que el proceso de divorcio sea más estresante de lo necesario. Por tanto, en su lugar, debes hablar en primera persona para reflejar tus propios sentimientos. [8]
    • Por ejemplo, evita decir "¡Tú me fuiste infiel!" o "Lo único que haces es trabajar" sino, en cambio, puedes decir simplemente "Siento que nos hemos distanciado y esto ya no está funcionando para mí".
  4. En caso de que tu cónyuge empiece a culparte o a descarrilar la conversación, debes ponerle fin. Debido a que ya tomaste tu decisión, discutir sobre tecnicismos solo dificultará más el proceso. [9]
    • Puedes decirle "He tomado mi decisión y no quiero discutir contigo. Podríamos seguir hablando más tarde".
  5. El divorcio puede ocasionar diversas emociones, entre ellas el alivio, la ansiedad, el dolor o el estrés. No tiene nada de malo experimentar sentimientos encontrados después de pedirle el divorcio a tu cónyuge. Recuérdate a ti mismo las razones por las cuales se lo pediste en un principio para así obtener la motivación necesaria para superarlo. [10]
    • En caso de que te sientas deprimido, abrumado o ansioso respecto al divorcio, podrías conversar sobre tus sentimientos con un profesional de la salud mental que pueda ayudarte a asimilar tu divorcio.
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Método 3
Método 3 de 3:

Conversar sobre los arreglos del divorcio

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  1. En caso de que tu cónyuge sugiera asistir a terapia matrimonial antes de divorciarse, debes asegurarte de tener la disposición para dedicar el tiempo y el esfuerzo necesarios para que funcione. Si de por sí estás decidido a divorciarte, es posible que la terapia matrimonial no surta efecto. [11]
    • Para la terapia matrimonial, ambas partes deben estar dispuestas a trabajar en la relación sin utilizar la terapia como un espacio para desahogarse o quejarse de su pareja. Sin embargo, si ambos trabajan junto con el terapeuta para salvar su matrimonio, podría surtir efecto.
    • En caso de que tu cónyuge sugiera asistir a terapia matrimonial y tú no estés dispuesto a ello, podrías decirle "No creo que eso pueda salvar nuestro matrimonio ahora mismo".
  2. Durante un divorcio, se dividen los activos financieros, las propiedades y hasta las mascotas entre ambos, así que debes tomar en cuenta lo que sea de mayor importancia para ti. [12]
    • Decide si quieres tener custodia total o parcial de sus hijos o de sus mascotas, de ser el caso y si quieres recibir una pensión alimenticia o si quieres que tus cuentas de jubilación se mantengan intactas.
    • Explícale a tu cónyuge con tranquilidad tus razones para querer conservar determinadas cosas. Por ejemplo, podrías decirle "Necesito mi auto para poder ir y venir del trabajo, así que me parece justo que me lo quede" o "La pinturas de mi madre tienen un gran valor sentimental para mí".
    • Escoge tus batallas. Ten en cuenta que no te será posible quedarte con todo lo que quieras de tu matrimonio, por lo que debes establecer prioridades en cuanto a lo que sea más importante para ti y estar dispuesto a hacer concesiones sobre lo que no tenga tanto valor.
  3. En caso de que tengan hijos, es importante que establezcan un plan para la custodia que sea lo que mejor funcione para ellos. Debes tener cuidado de mantenerte en buenos términos con tu cónyuge por el bien de sus hijos, ya que los hijos que se llevan bien con ambos padres tienden a lidiar mejor con los divorcios. [13]
    • Quizás sea necesario determinar con quién vivirán sus hijos. En caso de que no logren llegar a un acuerdo al respecto, es posible que un juez deba tomar esta decisión por ustedes.
    • Los hijos mayores deben poder opinar sobre con quién quieren vivir. Si tu hijo decide vivir con su otro padre, debes evitar sentirte herido u ofenderte.
    • Ponte de acuerdo con tu cónyuge en cuanto al momento en el que les dirán a sus hijos sobre el divorcio. Podrías decirle a tu cónyuge "Creo que debemos esperar hasta que termine el año escolar" o "Quizás debamos hablar primero con un abogado antes de decírselo a los niños".
  4. Si ambos están de acuerdo en su mayoría sobre el divorcio, quizás no sea necesario emplear un abogado. En casos como este, podrían considerar la posibilidad de reunirse con un mediador para que los ayude a determinar la forma de dividirse las propiedades, a establecer un arreglo en cuanto a la custodia y a elegir de qué manera lidiar los asuntos singulares. [14]
    • Puedes decirle a tu cónyuge "Al parecer, estamos de acuerdo en la mayoría de los aspectos, así que quizás no sea necesario un abogado. ¿Qué te parece si simplemente nos reunimos con un mediador?".
    • La mediación puede llegar a ser menos intensa que las peleas en la sala de un tribunal, aunque ten en cuenta que es posible que la mediación solo beneficie a las personas relativamente entendidas en cuanto a sus finanzas y que puedan ponerse de acuerdo con sus cónyuges.
  5. Estos aspectos pueden abarcar la división de sus activos, la propiedad de autos y casas o la custodia de los hijos. Conversa con un abogado local de divorcios para prepararte para ello. [15]
    • Lleva contigo a la reunión el papeleo importante, como el acuerdo prenupcial o los registros de sus activos.
    • Es posible que no tengas exactamente en claro lo que debas hacer o lo que quieras obtener del divorcio. No hay problema. Esta es una reunión cuya importancia radica únicamente en echar a andar el proceso y averiguar las opciones que tengas a tu disposición.
    • Si estás en una situación en la que tu cónyuge abusaba de ti o te manipulaba, podrás enviarle los documentos mediante un abogado de forma que no tengas que ver a tu cónyuge en persona.
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