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Perforar un ombligo “salido” es mucho más complicado que perforar uno “hundido”. Debido a la manera en que se desarrollan luego del nacimiento, los ombligos salidos están hechos de un tejido distinto al de los demás. Es por ello que son más propensos a sufrir de infecciones y dolor cuando hay una perforación. Sin embargo, si tomas un tiempo para determinar si tu piel puede perforarse, sigues los pasos para perforar de manera segura y cumples una rutina de cuidado adecuada, aprenderás a hacerlo de la mejor manera.

Cosas que debes saber

  • Perforar un ombligo salido puede ser complicado y peligroso, y muchos profesionales se negarán a realizar este procedimiento.
  • Debes consultar a un profesional para ver si es posible perforar tu ombligo.
  • Dependiendo de la forma de tu ombligo, un profesional puede sugerir una ubicación alternativa para solucionar cualquier posible problema.
Parte 1
Parte 1 de 3:

Limpiar el ombligo e insertar la aguja

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  1. Utiliza un jabón antibacteriano para lavarte las manos. Aplica el jabón hasta tus antebrazos. Presta atención particularmente a tus dedos y al área que rodea las uñas. Una vez que termines, ponte guantes de látex nuevos.
  2. Empapa varios hisopos con alcohol isopropílico. Utilízalos para desinfectar el interior del ombligo y la parte externa también. Asegúrate de limpiar la piel que lo rodea, incluyendo los "labios" inferior y superior. Si no lo haces correctamente, aumentará la probabilidad de sufrir una infección.
  3. Toma un marcador seguro para perforaciones y crea una marca en el punto donde harás el agujero. Recuerda que solo puedes perforar uno de estos labios, no el ombligo en sí.
  4. Desliza la pinza sobre el labio elegido y presiónalo. Esta debería quedar ceñida y segura en el lugar designado. Si no está correctamente sujetada, es posible que la perforación no salga bien.
  5. Haciendo fuerza, presiona y atraviesa el punto donde está la marca rápidamente. No dudes o trates de hacerlo lentamente, ya que esto solo complicará el proceso y lo volverá más doloroso.
    • Una vez que la aguja haya penetrado la piel, retírala rápidamente.
  6. Coloca el pendiente inmediatamente luego de quitar la aguja de la piel perforada. Mientras más esperes, mayor será la probabilidad de que esta se cierre. Una vez que el pendiente esté en su lugar, coloca el broche de seguridad para que no se salga.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Proporcionar el cuidado apropiado

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  1. Luego de hacer la perforación, tendrás que limpiar el área (y el pendiente) dos veces por día durante un mes. Puedes usar una solución salina para hacerlo. Solo debes llenar un recipiente pequeño con el líquido y colocar el recipiente contra tu estómago, cerca de la perforación. Procura sumergir la perforación en la solución. Luego, toma un hisopo empapado con la misma solución y úsalo para limpiar el área que rodea el ombligo.
    • Si no logras sumergir el área de la perforación, puedes echarle un chorro de la solución.
  2. Observa el área perforada con mucho cuidado durante un mes. Es importante hacerlo, ya que la piel podría infectarse. Si notas que permanece irritado o enrojecido por mucho tiempo, tiene secreciones amarillentas o verdosas, produce un olor desagradable, se hincha o tiene líneas rojas que van de la herida hacia afuera, será mejor que busques ayuda profesional. Estas podrían ser señales de infección o incluso de una reacción alérgica al pendiente o joya.
  3. Dado que este tipo de ombligo sobresale más de lo normal, tendrás que tomar algunas medidas para evitar que el pendiente o joya se atore en tu ropa. La manera más sencilla de hacerlo es vestir prendas sueltas y pantalones de corte bajo. Este paso es importante, ya que si se engancha, podrías dañar el tejido perforado y hasta causar una infección.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Determinar si puedes perforar tu ombligo salido

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  1. Este debe verse como una especie de anillo elevado en la piel que rodea el ombligo. Es posible que esta área solo esté presente en la parte superior e inferior. Si tienes la piel elevada, el riesgo por perforarte será mínimo.
    • Recuerda que no puedes perforar la piel del mismo ombligo.
  2. Si bien es posible que a ti te parezca que tienes suficiente piel para perforarte el ombligo, es mejor conversar con un profesional al respecto. Dado que estas personas suelen hacer perforaciones de ombligo, podrán decirte si es una opción segura para ti.
  3. Dado que el tejido de un ombligo salido es diferente al de uno hundido, es más propenso a sufrir una infección. Por ello, es mejor que consultes con el médico antes de hacerte una perforación.
    • Si tienes alguna enfermedad autoinmune que te hace más propenso a sufrir infecciones, lo más probable es que tu médico recomiende que no te hagas una perforación.
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Consejos

  • Si tienes dudas sobre qué tan seguro es perforar tu ombligo salido, consulta con tu médico.
  • Luego de hacer la perforación, evita estar en bañeras, piscinas públicas u otras fuentes de agua estacionaria que puedan tener bacterias.
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