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Si nadas en una piscina, quizás te preocupe protegerte la piel del cloro y otros químicos que se encuentran en el agua. El agua salada del mar también puede eliminar la humedad de la piel, lo cual hará que quede reseca e irritada. Para protegerte la piel mientras nadas, debes ducharte y aplicarte un humectante para preparar la piel. Luego, puedes tratar la piel después de nadar para que quede suave y fresca.

Método 1
Método 1 de 3:

Preparar la piel antes de nadar

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  1. Primero, enjuaga tu cuerpo con agua en la ducha. De esta forma, te asegurarás de eliminar el sudor, los aceites, los cosméticos y otras impurezas de la piel que puedan interactuar con el cloro en la piscina e irritar la piel. [1] El hecho de mojar la piel y el cabello también puede evitar que la piel absorba más de la sal o los químicos que se encuentran en el agua. [2]
    • Si nadarás en una piscina, puedes usar las duchas que suelen encontrarse cerca antes de meterte.
  2. Usa una crema humectante espesa que contenga escualeno y zinc. Estos ingredientes protegerán la piel de los químicos y las sustancias del agua.
    • Puedes comprar una crema humectante que contenga escualeno y zinc a través de Internet o en una farmacia de tu localidad.
  3. En realidad, no se conoce mucho sobre su eficacia, e incluso pueden crear residuos cancerígenos y debilitar los efectos del protector solar, por lo que quizás es mejor evitarlas en este momento. Puedes encontrar lociones para antes de nadar en Internet o en una farmacia de tu localidad. [3]
  4. Para proteger la piel del sol, aplícate un protector solar resistente al agua después de aplicarte la crema humectante, al menos 15 minutos antes de salir al aire libre. Usa un protector solar con un FPS de 30 o más que indique en la etiqueta que es de “amplio espectro” si nadarás en el exterior bajo la luz directa del sol. También es recomendable que lo uses si nadas en el mar para proteger la piel del sol.
    • Vuelve a aplicarte el protector solar cada vez que salgas del agua para asegurarte de mantener la piel protegida del sol, y al menos cada dos horas. Aplícalo abundantemente, aproximadamente una cantidad suficiente para llenar un vaso tequilero.
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Método 2
Método 2 de 3:

Tratar la piel después de nadar

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  1. Ve a la ducha en cuanto salgas del agua. Si te duchas de inmediato, podrás eliminar el cloro o la sal de la piel antes de que se seque o te provoque irritación. [4]
    • Si sueles entrar y salir del agua mientras nadas, procura ducharte cada vez que lo hagas. De esta forma, será menos el tiempo que el agua de la piscina o del mar permanecerá en tu piel. Incluso puedes usar simplemente una botella con atomizador llena de agua del grifo para enjuagarte un poco.
  2. Cuando te duches, aplícate un gel de ducha suave en la piel. Usa agua tibia o fría porque el agua caliente puede resecarte la piel. Asegúrate de lavarte el cuerpo completo, incluyendo los pies y los dedos de los pies. Frota suavemente el gel de ducha en el cuerpo con la ayuda de un paño limpio para eliminar el agua de la piscina o del mar. [5]
    • Cuando te duches, lávate también el cabello porque los químicos del agua de la piscina pueden dañarlo si permanecen en el cuero cabelludo durante mucho tiempo.
    • El agua salada también puede dañar el cabello, así que debes ducharte con un gel de ducha suave después de nadar en el mar.
  3. Aplícate una crema o una loción humectante en la piel justo después de ducharte. De esta forma, podrás retener la humedad y asegurarte de que la piel no se reseque mucho. Aplícate la loción en todo el cuerpo, incluso entre los dedos de los pies y en la parte de atrás de las orejas.
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Método 3
Método 3 de 3:

Reducir al mínimo el daño provocado a la piel

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  1. Las piscinas al aire libre permiten que los químicos del agua se escapen en el aire, por lo que quedan menos que puedan dañarte la piel. Las piscinas de agua dulce que son conocidas por tener agua limpia también son una buena opción, porque no contienen sal ni otras sustancias que puedan dañar la piel. [6]
    • Si nadas bajo techo, elige una piscina donde haya buena ventilación y que tenga poco contenido de cloro.
  2. Mientras más tiempo te quedes en el agua, más daño le harás a la piel. Con el transcurso del tiempo, la piel empezará a arrugarse y a sentirse reseca debido a los químicos de la piscina. Haz pausas fuera del agua y procura no permanecer en el agua por más de dos o tres horas seguidas. [7]
  3. Asegúrate de tomar una ducha, humectarte y aplicarte un protector solar antes de meterte a la piscina o al mar. Luego, cuando salgas del agua, dúchate de inmediato y vuelve a humectarte. Si sigues una rutina para antes y después de nadar, te asegurarás de que tu piel se mantenga protegida mientras nadas. [8]
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