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Si te has ganado el gran honor de brindar el discurso de graduación de tu clase, esto significa que serás la voz de tus compañeros. Esta será una inmensa responsabilidad, pero también una gran suerte. Para brindar este discurso, tendrás que escribir algo que sea fácil de recordar e importante, practicar de antemano, memorizar la mayor parte del discurso pero teniendo apuntes claros, usar un lenguaje corporal atrayente, y hablar a un ritmo lento pero natural. Si escribes un discurso de graduación fantástico, pronunciarlo delante de tus compañeros, padres y profesores será una experiencia que nunca olvidarás (y que con suerte, tampoco olvidarán dichas personas).
Pasos
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Ten una “tormenta de ideas” sobre lo que tu experiencia en la escuela ha significado para ti. Ya has estado estudiando por algún tiempo. Pregúntate a ti mismo: ¿qué me ha enseñado a mí y a otros esta experiencia acerca de la vida, del éxito y de crecer en el proceso?
- Otras preguntas que podrías hacerte en la tormenta de ideas:
- ¿Cómo he cambiado desde que comencé este nivel educativo? ¿Cómo han cambiado otros compañeros de clase desde que empezaron?
- ¿Cuál es la lección más importante que he aprendido durante mi tiempo en la escuela?
- ¿Qué historias de éxito ocurrieron durante mi tiempo aquí?
- ¿Cuáles serán algunos de los desafíos que afrontaremos en la próxima etapa del viaje, y cómo nos han preparado para superarlos estos años de educación?
- Otras preguntas que podrías hacerte en la tormenta de ideas:
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Empieza a desarrollar un tema. Quieres que tu discurso de graduación tenga un tema. Tu tema puede ser muy específico o muy general, pero necesitas uno para unir el conjunto. Sin un tema, podría parecer que solo estás haciendo que el tiempo corra, diciendo cosas “sin ton ni son” o sin “moraleja”. Algunos temas comunes para discursos de graduación son:
- Adversidad . Adversidad es los desafíos que vosotros como grupo hayáis superado para llegar a donde estáis ahora. Tal vez uno de tus compañeros fue diagnosticado de cáncer, y enseñó al resto de la clase cómo luchar, no precisamente con una enfermedad, sino contra cualquier obstáculo que se presente. Esto es adversidad.
- Madurez . Un tema especialmente bueno para estudiantes de secundaria. Madurez trata sobre convertirse en adulto y aceptar responsabilidades. Tal vez puedas hablar de lo novatos y verdes que estaban al empezar y dar ejemplos de cómo han crecido ahora, haciéndose adultos, no porque necesitan serlo, sino porque quieren serlo.
- Lecciones de la vida . La escuela es un microcosmos para la vida. Esta es una forma elegante de decir que la escuela ayuda a la gente a aprender de la vida en general. La escuela te enseña que el trabajo duro produce buenos resultados, que hay algo más que aprender ecuaciones de memoria, que lo que hagas fuera de clase es tan importante como lo que hiciste dentro, y que la amistad es el pegamento que os mantiene unidos.
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Piensa en la estructura de tu discurso. La estructura es donde colocas cada una de las partes en el discurso para que lo que digas tenga sentido.
- Considera usar el método hamburguesa . El pan de arriba es tu introducción; El relleno son las ideas en forma de párrafos; y el pan de abajo es tu conclusión. Usa mucho kétchup, mayonesa y otros condimentos: aquí entran tus chistes, pero recuerda que demasiada mayonesa puede arruinar una buena hamburguesa.
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Comienza la introducción con algo cautivador. Puede ser una cita interesante, un acontecimiento, una historia o un buen chiste sobre tu escuela o tu clase. Sea lo que sea, ha de captar la atención de tu audiencia. Esto significa que ha de ser relevante y cautivador. Tal vez puedas empezar con algo como esto:
- "Recuerdo el momento en que todos nosotros llegamos a este aula hace cuatro años. Parecíamos jovencitos recién levantados de la cama. Y, aunque ahora parecemos más mayores, veo que la mayoría de nosotros parecemos tan dormidos como aquel fatídico día."
- " No quiero alarmarles, pero esta clase del dos mil… tiene un serio problema. No es un problema financiero. No es un problema intelectual. Es un problema de “actitud”. La clase del dos mil… tiene el problema de ser asombrosa y genial."
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Haz interesante el cuerpo de tu discurso y recuerda unirlo todo con tu tema. Comienza con fuerza. Pon tu mejor idea justo al principio para atrapar la atención de la gente.
- Hazlo interesante diciendo algo inesperado. Si estás hablando sobre encarar la adversidad, todo el mundo esperará que hables de exámenes, relaciones personales y manejo del tiempo. ¿Por qué no hablar de algo inesperado? Di que las notas no siempre indican cuánto han aprendido, por ejemplo, o de lo difícil que es hacer que los profesores bajen la guardia. Sorprende a tu audiencia con algo novedoso.
- Asegúrate de no salirte demasiado del tema. Pregúntate: ¿cómo conecta esta frase con el tema? Si no tiene nada que ver, pregúntate por qué está ahí.
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Usa tu conclusión para sacar una moraleja. Saca tu tema y pregunta “entonces, ¿qué?”. ¿Qué podemos aprender de este tema? Esta será tu lección. Algunas lecciones pueden sonar algo así como:
- "En conclusión, la escuela secundaria nos ha enseñado que las calificaciones que obtenemos no son tan importantes como la educación que recibimos. Ganamos una calificación en un examen de historia. Conseguimos una educación al entender que la esclavitud es inmoral. Ganamos una calificación en un examen de matemáticas. Conseguimos una educación al entender que los modelos matemáticos nos pueden ayudar a volar. Ganamos una calificación por escribir un ensayo en inglés. Conseguimos una educación al entender que las palabras son poemas y los poemas son hermosos."
- "Cuando pienso en nuestra clase, no pienso en ninguna persona en particular, pienso en una comunidad de trabajadores, una familia. Una comunidad conlleva cierta responsabilidad, y por supuesto, nunca olvidaremos esta responsabilidad. Mientras caminamos por el mundo que se abre ante nosotros este día, que nunca olvidemos la responsabilidad conlleva ser miembros de esta comunidad y ser ciudadanos del mundo.
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Habla despacio. Cuando te encuentras frente a un montón de gente, con el corazón latiendo y la boca seca, podría ser tentador acelerar las cosas. Los buenos discursos, sin embargo, casi siempre se pronuncian despacio, con fuerza y sentimiento tras cada palabra. Recuerda bajar el ritmo.
- Escucha un discurso de Martin Luther King, Jr., uno de los oradores públicos más eficaces de todos los tiempos, y presta atención a cuán despacio hablaba. Los discursos lentos suenan realmente bien porque permiten a la audiencia ir procesando lo que oyen.
- Practica la pronunciación de tu discurso en una grabadora y escúchate. Notarás que incluso cuando creías que estabas hablando realmente lento, se escucha mucho más rápido de lo que imaginabas. Siempre se puede hablar más despacio.
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Pausa para enfatizar. No tengas miedo a respirar profundo un par de veces tras pronunciar una frase. Da tiempo a tu audiencia para que le encuentre el sentido a lo que estás diciendo. Haz una pausa después de decir una frase realmente motivadora para profundizar en el sentido de la frase.
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Ten el discurso casi memorizado. Tener memorizado el discurso te ayudará a no mirar tanto tus notas, y no leerlo de un pedazo de papel. Si lees el discurso sonará robótico, quitándole su ritmo natural y la fluidez del lenguaje.
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Mantén buen contacto visual con tu audiencia. Tener contacto visual te permitirá atrapar a la audiencia no solo con tus palabras, sino también con tus ojos y tu presencia. Esta habilidad es algo realmente importante para un orador público, pero se suele pasar por alto con facilidad porque es difícil de dominar.
- Escanea a tu auditorio de vez en cuando. Si estás leyendo el discurso, obviamente pasarás mucho tiempo mirando al papel. Cuando acabes una frase, sin embargo, echa un vistazo general desde el estrado a las personas que te escuchan. Esto te ayudará a recuperar el aliento.
- No tengas miedo de enfocarte en una persona por un momento. No es raro que un discursante se fije en una persona de la audiencia por dos tres o cuatro segundos. (¡Cuatro segundos es un tiempo realmente largo cuando estás en un estrado!). No lo hagas todo el tiempo, pero prueba a hacerlo de vez en cuando.
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No te preocupes por las equivocaciones. Si estropeas una frase, no te preocupes ni te disculpes. Déjala así y sigue adelante. Cuanto menos remuevas tus errores (los cuales cometerás; todo el mundo los comete), menos se notarán.
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Infunde sentimiento a tu voz. No divagues con una voz monótona por ocho minutos o dormirás a todo el mundo. Mantén el entusiasmo con tu discurso, y deja que tu entusiasmo se refleje en tu voz. Modula tu voz cambiando el tono, la velocidad y el volumen para que tu presentación sea aún mejor.
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Se confiado, no chulesco. Confía en tu habilidad para hacer reír a las personas, para hacer que te entiendan mejor, para motivarlas a ser mejores personas y darse cuenta de su auténtico potencial. Tú estás pronunciando ese discurso por una razón, ¿verdad? Confía en la gente que confió en ti y recompénsalas por su confianza.
- Si te empiezas a poner nervioso, prueba el viejo truco de imaginar a alguien desnudo entre la audiencia. No te obsesiones con él, solo imagínatelo. Te ayudará a sacar algunas mariposas del estómago y te ayudará a concentrarte en ofrecer el discurso con mayor confianza.
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Practica tu discurso con suficiente tiempo. Practicar el discurso con tiempo de antelación, tal vez delante de algunos amigos de confianza, te ayudará de dos formas:
- Te indicará qué funciona y qué no en el discurso. Todavía tendrás tiempo de cambiar ese chiste que nadie entendió, o enfocarte en esa parte que de verdad les gustó a tus amigos.
- Te ayudará a memorizar el discurso, lo cual rebajará tu nivel de nerviosismo y te dará aplomo.
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Consejos
- Siempre concede su crédito a tus maestros.
- Habla con naturalidad, Tal vez creas que debes ser formal, pero es probable que el discurso sea más significativo si luce como si las palabras vinieran de tu corazón.
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Advertencias
- No plagies un discurso del internet. Te meterías en problemas y lo pagarías.
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