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“¡Eres tan egoísta!”. ¿Alguna vez alguien te ha dicho eso? Recibir una acusación de egoísmo puede hacer que te sientas muy mal. Puedes empezar a dudar de si eres un buen amigo o incluso de si serías capaz de reconocer tus propias acciones egoístas. Entonces, ¿cómo puedes saber si eres realmente egoísta? Empieza pensando honestamente en tus conductas y motivaciones. También es importante saber la diferencia entre la asertividad, que es un rasgo saludable, y el egoísmo.c

Método 1
Método 1 de 3:

Detectar las conductas egoístas

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    Analiza qué es lo que dicen los demás de tu conducta. Si bien es sencillo ignorar las quejas y las críticas de otras personas, podría valer la pena tomarse en serio un patrón de comentarios similares. Si muchas personas que conoces te dicen que actúas egoístamente, piensa en si hay algo de cierto. Hazte las siguientes preguntas:
    • ¿Las personas te dicen que eres egoísta?
    • Si es así, ¿cuántas personas te lo han dicho?
    • ¿Quiénes son estas personas? ¿Son amigos, familiares o colegas? ¿Son personas en cuyas opiniones confías?
    • ¿Cuál es el contexto de estos comentarios? ¿Explica la razón por la que las personas piensan que tu conducta es egoísta?
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    Analiza las expectativas que tienes de los demás. Piensa en cómo te comportas con otras personas de tu vida. ¿Esperas poder dominar la conversación o decides qué es lo que todos los demás deben hacer en una situación familiar, laboral o social? Si tienes una idea u opinión, ¿esperas que todos estén de acuerdo contigo? Esperar constantemente que los demás hagan lo que deseas o exigir que estén de acuerdo contigo en todo son conductas egoístas.
    • Por ejemplo, si tienes una noche de películas con tu familia, ¿esperas que todos vean lo que tú quieres ver o estás dispuesto a escuchar opiniones y ceder?
  3. Si piensas todo el tiempo en qué es lo que los demás pueden hacer por ti, es posible que seas egoísta. Esto es especialmente cierto si no haces ningún esfuerzo para devolver esos favores luego. Las relaciones saludables tienen un equilibro justo (o casi justo) de concesiones mutuas. [1]
    • Por ejemplo, si frecuentemente pides a las personas que te presten dinero o que cubran tus turnos en el trabajo, pero no haces esas cosas en retribución, es posible que seas egoísta.
  4. ¿Tomas seriamente tus compromisos o desistes en el último minuto si no tienes ganas de cumplirlos? Si rompes las promesas solo porque no es conveniente cumplirlas, entonces actúas egoístamente. [2]
    • Por ejemplo, si prometiste recoger a tu hermano del trabajo, sería egoísta si no lo haces para poder salir con los amigos.
  5. Las personas egoístas suelen manipular a los demás para salirse con la suya. Mentir, derramar lágrimas de cocodrilo (es decir, expresar una tristeza falsa), dar la espalda a una persona y atacar las inseguridades de alguien son solo algunos ejemplos de conductas manipuladoras. [3]
    • Por ejemplo, si haces sentir culpables a tus padres para que te compren las cosas que quieres, entonces eres un manipulador.
  6. Si las cosas no salen como quieres, ¿reaccionas enfadándote, aislándote o tratando de vengarte? Actuar de esta manera demuestra que no te importan las preferencias o las necesidades de los demás, lo cual es una señal de egoísmo.
    • Por ejemplo, no hablarle a tu pareja cuando te pide que hagas algo de manera distinta en la casa es una conducta punitiva.
  7. ¿Te interesas por los pensamientos y las vidas de los demás? ¿A los demás les cuesta decir algo cuando hablan contigo? Si la mayoría de las oraciones que dices empiezan en “primera persona”, probablemente esta sea una señal de que tienes una visión del mundo egocéntrica.
    • Pregúntate cuánto sabes de las demás personas de tu vida. Por ejemplo, si tuvieras que hacer un brindis de boda o un panegírico para tu mejor amigo, ¿qué es lo que dirías de él? Si no puedes pensar en nada, esta puede ser una señal de que no pasas suficiente tiempo tratando de conocer a los demás.
  8. Las personas egoístas suelen tener problemas para mantener cerca a amigos, parejas de cita e incluso familiares. Si tienes un historial de rupturas y si todos los amigos parecen alejarse con el tiempo, esta puede ser una señal de que no eres considerado ni generoso con los demás. [4]
    • Si más de un amigo o una pareja te han dicho que eres egoísta anteriormente, puede haber algo de cierto en la acusación.
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Método 2
Método 2 de 3:

Reflexionar en los motivos

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  1. Pregúntate que tan importante son los sentimientos y el bienestar de los demás para ti. ¿Deseas asegurarte de que los demás sean felices y que tengan lo que necesitan? Por lo contrario, ¿no te importa cómo se sienten los demás, siempre y cuando tengas lo que deseas? [5]
    • Llegar tarde constantemente, no recoger las cosas después de haberlas usado, tomar prestadas las cosas de los demás sin devolverlas y cambiar los planes sin que los demás lo sepan son algunos ejemplos de conductas desconsideradas.
    • Por ejemplo, si es una práctica común que todos lleguen tarde a una cena o a una reunión porque esperan que tú lo hagas, es posible que no tengas muy en cuenta el tiempo de los demás.
  2. ¿Realmente quieres ayudar a las personas o solo quieres quedar bien enfrente de los demás? Pregúntate cómo te sientes cuando haces una buena obra. ¿Piensas más en cómo ayudará la obra a alguien o piensas en cómo te verán los demás después? La segunda forma de pensar es un indicio claro de egoísmo. [6]
    • Otra manera de evaluarlas es pensar en si proclamas tus buenas acciones a los demás, ya sea en persona o en redes sociales. Si tienes que asegurarte de que los demás sepan que eres generoso o que tienes buen corazón, es posible que realmente no seas altruista.
    • Por ejemplo, si le dices constantemente a un amigo algo como "He liberado toda mi agenda para ti" para que se sienta culpable, puede que no tengas buenas intenciones.
  3. Si te enfocas constantemente en qué es lo que tú quieres, es posible que seas egoísta. Por otro lado, si estás sinceramente preocupado por cómo se sienten los demás y por qué es lo que necesitan, entonces es posible que seas una persona abnegada. [7]
    • Por ejemplo, si esperas que otras personas te ayuden cuando estás en un apuro, pero no quieres tomarte la molestia de hacer lo mismo por alguien más, posiblemente actúes de forma egoísta en ocasiones.
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Método 3
Método 3 de 3:

Identificar el verdadero egoísmo

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  1. Hay muchas razones por las que una persona puede acusar a otra de ser egoísta. Irónicamente, algunas veces, las personas egoístas son las primeras en decir “¡Eres egoísta!” cuando no pueden salirse con la suya. Las personas también pueden acusarte de egoísmo si están molestas porque no puedes complacerlas.
    • Por ejemplo, imagina que un familiar te diga que eres egoísta porque no puedes salir del trabajo para ir a casa por su cumpleaños. En realidad, no eres egoísta por querer conservar tu empleo. Esa persona no es razonable.
  2. Si alguien te dijo que actúas de manera egoísta, pregúntale por qué. Si no puedes preguntárselo, piensa en los motivos que tiene para decirlo, así como en cuáles son las acciones a las que se puede referir. Trata de comprender qué es lo que puede haber pensado y sentido cuando hizo la acusación. [8]
    • Por ejemplo, si un viejo amigo dice que eres egoísta, es posible que trate de ayudarte a resolver un problema que ha notado en tu conducta. Sin embargo, si una exnovia abusiva dice que eres egoísta, probablemente solo trate de manipularte.
  3. No es egoísta cuidar de tus propias necesidades. De hecho, ignorarlas o descuidarlas hará que sea más difícil para ti ayudar a los demás. No escuches a nadie que diga que debes convertirte en un mártir para no ser una persona egoísta. [9]
    • Por supuesto, si pasas todo el tiempo cuidando de ti mismo y descuidando las responsabilidades hacia los demás, es posible que debas replantearte las cosas.
    • Algunos ejemplos de autocuidado saludable y razonable incluyen dormir lo necesario, hacer tiempo para el ejercicio, pasar tiempo con las personas que quieres y asistir a servicios religiosos.
  4. No es egoísta establecer límites personales o hacer saber a los demás lo que necesitas. Tus necesidades y sentimientos son tan importantes como los de los demás. Mientras seas considerado y educado, no hay nada malo con ser asertivo. De hecho, es un rasgo positivo. [10]
    • Por ejemplo, si tienes una alergia alimentaria y tus amigos quieren salir a comer, no es egoísta preguntarles si pueden ir a un restaurante que se adapte a tu dieta.
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